TAN ROSA por

YANELIZACUARIO

Conociendo a Tom Ryan.

Sentía una sensación de autosatisfacción mientras apilaba en la bañera los restos de lo que, alguna vez fue, una hermosa mujer.

Pero para nuestro querido personaje no importaba si era una mujer o un hombre hermoso, lo único que importaba, el único requisito que los candidatos debían llenar era:

Ser pelirrojos y tener ojos azules.

En medio de su locura aún podía apreciar la belleza del color rojo y la profundidad que podía transmitir el hermoso color azul.

Tenía una muy variada colección de las diferentes tonalidades que podía manifestar el color azul al estar impregnado en los ojos de una persona, además de su muy cuidada y variada colección del color rojo que podía adquirir el cabello.

Ya había perdido la cuenta de las veces que se había visto reflejado en un par de hermosas pupilas azules, y había perdido la cuenta de la de veces en que había acariciado el cabello rojizo de una cabeza ya separada del cuerpo, no tenía importancia el número lo único que le importaba era sentirse satisfecho.

Tenía reglas básicas para la preparación de una pieza:

Hacía sentir a la víctimas lo más confiadas posibles para no arruinar con el pánico el azul en sus ojos, una vez que conseguía hacerlos sentir perfectamente bien en su compañía, procedía a drogarlos para evitar los movimientos bruscos durante el proceso que llevaba a cabo después. Nunca tocaba el cuerpo de la victima después de separar la cabeza de él, solo los conservaba en un lugar adecuado para alimentarse de ellos, ese era el único uso que tenía después de que el atractivo era separado.

Separaba cuidadosamente la cabeza del cuerpo, cuidando que el cabello no fuera manchado en el proceso, y finalmente con el mayor cuidado posible extraía los ojos para poder agregarlos a su colección que a la fecha ya ascendía a más de 50 pares.

Pero en su retorcido pensamiento, él no tenia culpa alguna en aquella locura, era culpa de la gente que lo había abandonado, su madre, su padre, su hermanos, todos le habían dado la espalda al descubrir la naturaleza de su condición. El ser homosexual para él, había sido el inicio de la vida que ahora llevaba, esa vida llena de horribles atrocidades.

Se sentía tan bien al arrancar los ojos y el cabello de una cabeza sin vida, sentía que eso le devolvía las ganas de vivir, le devolvía el sentido a su existencia, todo giraba en torno a su hermosa colección y aún esperaba por ese par de ojos y ese cabello especial que le faltaba. No sabía quien sería el afortunado último trofeo, pero estaba seguro que pronto lo encontraría. Así que mientras tanto haría su colección más grande, porque cuando la acabara también acabaría la triste existencia a la que se había aferrado por tantos años.

Termino de colocar el resto, inservible a su pensar, del cuerpo previamente trabajado en una enorme nevera. Tarareaba una canción al tiempo que salía del baño y dejaba su ropa de trabajo junto a una enorme mesa de la que aún escurría sangre, mucha sangre. Echó un último vistazo a su adorado taller y con una sonrisa de satisfacción plasmada en su rostro ascendió las escaleras que lo llevaban a la parte lúcida de su retorcido entorno.

Miró la hora en su reloj de muñeca y maldijo para sus adentros, había tardado demasiado en terminar con el cuerpo ahora llegaría tarde a su importante reunión, se metió al baño apresuradamente, tomó una rápida ducha, cuidando quitar cualquier vestigio de sangre de su cuerpo, no quería levantar sospechas de absolutamente nadie, estaba muy bien colocado en el mundo de los negocios como para que de un momento a otro esto se viniera abajo.

Salió de la ducha y posó sus ojos sobre el espejo, parecía un hombre común y corriente, muy apuesto, de unos 25 años con el cabello rubio, una figura bien formada, con la piel blanca, pero el mayor orgullo de nuestro personaje eran sus ojos, azules como el mar profundo. La adoración que causaban esos ojos era una de las tantas razones por las que pasaba una gran parte de su tiempo escogiendo victimas con esta característica, cada vez que contemplaba sus pupilas recordaba a su adorada madre, la que lo había convertido en lo que era ahora. Rió desquiciado al recordar como su madre había pagado aquella horrible vida que le había dado, él le había dado el gran honor de convertirse en la primera adquisición de su preciosa colección.

Termino su arreglo personal, dio un último vistazo a su reflejo en el espejo y salió con una sonrisa, que parecía muy normal, rumbo a un día más de trabajo abierto a miles de posibles víctimas que podían ser parte de su hermosa colección.

Subió a su automóvil aun canturreando una pegajosa canción que había escuchado en la radio el otro día, encendió el motor y se puso en marcha.

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-Tenemos que estar a tiempo para la importante reunión con el señor Tom Ryan, es nuestro nuevo patrocinador y quiere conocerlos a todos antes de dar su completo apoyo al grupo así que los quiero bien portaditos mientras estamos en las oficinas del señor, ¿entendido?- K apuntaba su arma directamente sobre la cabeza de Shuichi.

-¿Y se podría saber porque sólo a mi me lo dices, K-san?- Shuichi se hundía cada vez más en el sillón en el que se encontraba sentado.

-Porque siempre eres tú, mi querido cantante, el que arruina las importantes reuniones a las que vamos y con el apoyo del señor Ryan el grupo empezará a actuar en los sitios más exclusivos de todo Japón-

Shuichi asintió animadamente mientras K guardaba su querida arma y alentaba a todos para que se pusieran en marcha hacía el edifico donde tendrían la reunión.

Una vez dentro del edificio y en el piso adecuado, una hermosa recepcionista los recibió.

-Buenos días, el señor Ryan aún no ha llegado, seguramente tuvo algún inconveniente así que si gustan los acompañaré a la sala de reuniones para que lo esperen ahí-

-Claro, esperaremos al señor Ryan con mucho gusto- K siguió a la guapa recepcionista y los otros lo imitaron esperando pacientemente la llegada del importante personaje.

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Estacionó su automóvil en el lugar exclusivo que tenía reservado, y bajó lentamente para luego dirigirse a ese hermoso edifico que se alzaba frente a su vista, uno de los más grandes orgullos de nuestro personaje, el esfuerzo por el que había luchado durante los últimos 8 años se veía reflejado en los ventanales que adornaban todo el edificio.

Admiraba tranquilamente la obra que había logrado construir en tan poco tiempo, porque a pesar de su estado sicótico había que admitir que nuestro extraño personaje era uno de los hombres más inteligentes de su época.

Ingreso al edificio siendo saludado por todos, era querido y admirado por tantas personas, subió al ascensor con una sonrisa de autosuficiencia y presionó el botón del piso 11.

-Buenas días señor- una guapa mujer de unos 24 años con el cabello negro, la piel morena y unas hermosas pupilas verdes salió al encuentro de su jefe cuando este apenas salía del elevador

.-Buenos días, ¿alguna noticia de Maria?-

-No señor, no la hemos visto desde el lunes pasado, he intentado comunicarme con ella pero su teléfono no conecta-

-Entiendo, le daré hasta el próximo lunes para que se aparezca, si no lo hace busca un reemplazo- dijo esto sabiendo a ciencia cierta que la chica no se iba a aparecer, ya que se encontraba descansando en la nevera del sótano de su casa, esperando para ser devorada por él.

-Como guste señor, ahora tiene una reunión en estos instantes, las personas lo esperan en la sala de reuniones-

-¡Demonios, lo había olvidado!, bien, ahora iré con ellos solo tengo que recoger algo en mi oficina diles que me esperen un momento más-

-Claro- la pelinegra se perdió por el pasillo mientras él se dirigía a su oficina con paso apresurado.

Se adentró al lujoso recinto y empezó a rebuscar algo en los cajones de su escritorio, una vez que encontró lo que buscaba salió de ahí con pasó decidido a la sala de reuniones.

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-Permiso- la misma muchacha que los había recibido entró nuevamente en la sala-El señor Ryan ya está aquí, en un momento vendrá-

-Gracias, lo esperamos- la chica echó un último vistazo a los integrantes de Bad Luck y salió con una sonrisa, después de todo era una gran fan del grupo.

-Tarda mucho, ya llevamos más de media hora esperando a que se aparezca, debería ser un poco más responsable- Shuichi jugaba dando vueltas en la silla.

-Claro, así como lo eres tú, ¿cierto?-

-Bueno, yo estoy aquí a tiempo, así que no veo porque me dices eso Hiro-

-Claro estas aquí a tiempo porque K te hubiese acribillado si no lo hacías- ambos integrantes del grupo empezaron a reír cuando de pronto se escucharon como la puerta se abría para dar paso a un apuesto rubio.

-Buenos días, disculpen la tardanza, he tenido un contratiempo cuando venía de camino-

-Lo importante es que se encuentra aquí- K observó inquisidoramente al apuesto hombre, parecía una persona común y corriente.

-Si, bueno ahora díganme, ¿en que los puedo ayudar?-

-Pues usted debería decírnoslo señor Ryan, nos ha pedido que viniéramos el día de hoy a presentarnos.-

-Oh lo siento mucho, me tendrá que recordar quienes son-

-Somos Bad Luck, mi nombre es Fujisaki Suguru y soy el tecladista- Ryan pasó su inquisidora mirada por toda la anatomía del muchacho sin encontrar nada de su interés en él.

-Un gusto- dijo por pura cortesía.

-Yo soy Mr. K, el manager del grupo- algo en aquel rubio no le agradó a Ryan y solo hizo un asentimiento de cabeza.

-Yo soy Nakano Hiroshi y soy el guitarrista, es un gusto conocerlo señor Ryan- al fin algo de su interés, observo el hermoso cabello rojo que poseía el guitarrista y se dijo a sÍ mismo que debía formar parte de su colección, una nueva víctima para su retorcida imaginación.

-Llámame Tom, Nakano-san-

-Seguro Tom, usted puede llamarme solo Hiro-

-Gracias Hiro- sonrió débilmente y dirigió su mirada al integrante de Bad Luck que faltaba por presentarse y ahí fue cuando sus barreras de indiferencia cayeron al instante y vio ante sus ojos lo más hermoso que hubiese visto hasta el momento. La tonalidad del cabello del cantante era simplemente hermosa y en ese momento se dio cuenta que ese cabello era lo que le faltaba a su colección, la última pieza que merecía estar junto a todas sus demás adquisiciones, lo que faltaba para terminar de una vez por todas lo que había comenzado hacía ya 10 años, el paso que lo llevaría a la gloria máxima y al final de su intolerable vida.

-Hola me llamó Shindo Shuichi, soy el vocalista y autor de las canciones- el pelirosa estaba muy cerca de Ryan quien al fijarse más detenidamente en sus ojos sintió que subía al paraíso, esas orbes violetas lo cautivaron tanto, que por un momento dejo salir un poco de la locura que habitaba en su interior e hizo un gesto, casi imperceptible para todos menos para K que por un momento se sintió algo incomodo, sonrió maquiavélicamente al joven cantante de cabellos rosas.

-Mucho gusto Shindo-san, es un gusto conocerlo al fin- y extendió la mano al pequeño que la tomó alegremente.

-Bien, señor Ryan ¿algo más que quisiera saber antes de dar su patrocinio al grupo?-

-No, todo está muy bien, tienen mi completo apoyo. Solo quisiera invitarlos a mi fiesta anual de bienvenida que se celebrara este sábado en el edificio. Todos los años le doy la bienvenida a mi época favorita, el invierno así que espero poder verlos a todos aquí, pueden traer a quien quieran.- dicho esto le extendió una invitación a Shuichi, quien la recibió emocionado.

-Aquí estaremos no se preocupe- dijo K al tiempo que recibió una invitación idéntica a la que Ryan había repartido a cada uno de los integrantes del grupo.

-Bien señores, creo que eso ha sido todo, muchas gracias por asistir a la reunión y espero verlos pronto, ahora me retiro ya que tengo cosas muy importantes que hacer-

-Claro señor, nos vemos en la fiesta- Ryan hizo gesto de cortesía y se retiro del lugar aún con la sensación del toque de Shuichi en su mano y por supuesto con la clara idea de quién sería la su próxima y última víctima.

-Parece un buen tipo- Shuichi caminaba alegremente por el pasillo que lo conduciría a la salida del edificio.

-Me pareció que tu le agradaste mucho Shu- Hiro iba a su lado leyendo la invitación.

-Dice que puedes llevar a quien quieras, ¿a quién llevaras?- Shuichi miró inquisidoramente al guitarrista al tiempo que pasaban la puerta de cristal que los enviaba a la salida.

-No lo sé, tan solo vendré yo, además no tengo a nadie con quien venir-

-Yo te apuesto que si le dices a Suguru que venga como tu acompañante el aceptaría gustoso- el tecladista del grupo se había quedado bastante atrás por lo que no escucho el último comentario.

-Deja de insinuar cosas Shindo porque ya verás cómo te va- Hiro estaba muy rojo, cosa que no pasó inadvertida por el pelirosa.

-Jejejejejejejejejejeje, ¿como crees? si yo solo decía para que no te sintieras tan solito- Hiro le dio un gran golpe en la cabeza y salió un tanto enfadado y ruborizado rumbo a su motocicleta.

-Me voy, ¿quieres que te lleve?-

-No gracias, estoy cerca de casa, creo que mejor camino-

-Como quieras, nos vemos mañana-

-Si, adiós Hiro- y así nuestro querido cantante emprendió su camino rumbo a su apartamento, donde seguramente estaría su amado escritor descansando.

Últimamente había tenido tanto tiempo libre después de haber terminado su más reciente novela, que para Shu era toda una alegría llegar a casa y encontrar al escritor viendo televisión o tan solo descansando en el sofá.

Apresuró su paso y de pronto choco con alguien en el camino.

-Pe-perdón no lo vi- dicho esto ayudo al hombre a ponerse de pie ya que por el impacto ambos habían caído al suelo.

-No te preocupes Shindo-san, no fue nada- al escuchar su nombre en labios del otro lo miró detenidamente

-Señor Ryan pero… ¿que hace usted aquí, no tenía una tarde muy ocupada?-

-Oh pues mi último cliente canceló la cita y decidí salir a almorzar. Dime Shindo ¿ya has almorzado?- el pequeño negó con la cabeza.

-En ese caso porque no me dejas invitarte, conozco un bonito lugar que está muy cerca de aquí ¿Qué dices si vamos?- Shu lo miró algo desconfiado, debía admitir que el hombre transmitía un aura que le hacía sentirse un poco desconfiado, cosa que no había notado antes.

-Agradezco su invitación señor, pero lamentablemente mi novio me espera en casa y no quiero llegar tarde, será en otra ocasión-

-Oh, entiendo, pero debes prometerme que la próxima vez si vas a aceptar la invitación que te estoy ofreciendo-

-Claro señor, será todo un placer almorzar con usted un día de estos-

-Bien, en ese caso creo que te veré en la fiesta de este sábado, ¿Por qué iras no es así?-

-¡Por supuesto!, no me la perderé- Ryan le lanzó una mirada que Shuichi no alcanzo a entender completamente, parecía llena de deseo y con un poco de demencia, esto lo asustó mucho.

-Entonces nos vemos el sábado, hasta entonces Shindo-san- tomó la mano del pequeño y le dio un pequeño beso al tiempo que emprendía de nuevo su camino.

Shu tan solo miró su mano y un escalofrío recorrió su cuerpo.

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Ryan caminaba tranquilamente por las atestadas calles de Tokio, pensaba una y otra vez en el hermoso color del cabello del cantante, se encontraba en una especia de trance, mientras se prometía tener ese cabello entre sus manos dentro de poco.

Sabia a la perfección que no debía apresurar las cosas, lo mejor era ser bastante precavido, no quería que nadie sospechara aún, sobre los estados de su mente y sobre todo que admiraran su preciosa colección antes de lo debido.

Decidió que por ese día no regresaría a la oficina, tenía cosas importantes que hacer, debía planear cuidadosamente el trato hacia Shuichi y ganarse la confianza necesaria para llevar a cabo su maquiavélico trabajo.

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-¡Estoy en casa Yuki!- el ruidoso cantante ya había llegado a su departamento, y se encontraba dando vueltas por toda la casa esperando encontrarse con su adorado escritor para contarle como había estado su día y escuchar al menos unas cuantas palabras acerca de cómo la había pasado él.

-En ese caso podrías dejar de hacer ruido, intento dormir ¿sabes?- el rubio salía de la habitación con cara de pocos amigos.

-Lo siento, es solo que te he extrañado tanto que ya no me aguantaba las ganas de verte el día de hoy- y dicho esto se abalanzo sobre él para llenarlo de besos.

-Solo me has dejado de ver por unas cuantas horas, no exageres-

-No lo hago- y siguió con la tarea de comerse a besos a Yuki, cuando de pronto por alguna razón sin explicación recordó al señor Ryan y se tensó al instante.

-¿Y a tí que te pasa baka?- Shu de pronto había dejado de besarlo para pasar a verlo muy fijamente y con una expresión indescifrable en su rostro.

-Nada, es solo que he recordado algo desagradable- y dicho esto dejo de abrazar al escritor para luego acurrucarse en el sofá.

-¿Y qué puede ser esa cosa desagradable de la que te has acordado?- el escritor se sentó junto a su bola rosa y lo atrajo hacia él para consolarlo, Shuichi se veía asustado.

-Esta mañana fuimos a conocer a nuestro nuevo patrocinador, el señor Tom Ryan. A primera vista me pareció un tipo común y corriente, nos presentamos y cuando le mencioné mi nombre y estiré mi mano para estrecharla con la suya algo me dijo que ese hombre era malo. En sus ojos vi dibujada una extraña expresión, a la que no le tomé mucha importancia en el momento. Salí del edificio y lo encontré cuando venía camino a casa-

Yuki se tensó un poco al escuchar esto, miles de cosas empezaron a divagar en su mente cuando Shuichi llegó a este punto de su relato.

-Me invitó a almorzar pero algo dentro de mí me dijo que no sería buena idea, así que rechace su oferta. Y cuando me disponía a emprender mi camino nuevamente vi como en su mirada se volvía a reflejar esa horrible expresión. Yuki, ese hombre me asusta demasiado- Shuichi se abrazó fuertemente a su amante mientras temblaba ligeramente.

-No tienes porque preocuparte Shu, apuesto que no es un hombre malo solo es un poco excéntrico.-

-Voy a confiar en ti Yuki, pero sigo pensando que hay algo malo en el- Yuki solo se limitó a abrazar fuertemente a su querido baka. Pasaron algunos minutos hasta que el estomago del pelirosa los hizo separarse.

-Tengo hambre Yuki- dijo el chico al tiempo que se levantaba del sillón para tomar el control de la televisión.

-¿Quieres que pida algo?- el cantante asintió efusivamente y tomó el teléfono de su lugar para entregárselo a Yuki mientras él se sentaba a su lado, acurrucadito, y encendía el televisor.

Al instante que las imágenes de la pantalla se pudieron distinguir, apareció una noticia que le puso los pelos de punta a nuestro pequeño.

"Las autoridades aun intentan ubicar al terrible asesino, nunca habíamos vista semejante atrocidad. El cuerpo de la joven ha sido identificado como el de Lucia Dejavour.

El cuerpo descabezado fue encontrado por un grupo de turistas que paseaban por el lugar, por lo visto no hay rastro alguno de la cabeza.

Investigaciones recientes nos dicen que la hermana de la víctima, María Dejavour, también se encuentra desaparecida.

Las hermanas habían viajado desde Francia para trabajar en la famosas empresas Ryan, debido al deplorable estado en que se encontró el cuerpo no fue posible determinar la causa principal de la muerte, los forenses aún hacen investigaciones, pero se especula que la chica estaba muerta antes de la decapitación.

El señor Tom Ryan ha dado declaraciones diciendo que no sabía de Lucia desde hacía unas semanas y que Maria había desaparecido poco después…"

-Tom Ryan- dijo Shuichi tembloroso al tiempo que pasaban imágenes de la escena del crimen, donde solo se distinguía un cuerpo cubierto por una ensangrentada manta blanca. Yuki terminó de hacer el pedido y observo a su pequeño algo tembloroso muy atento a la televisión.

"Según algunas empleadas de la empresa vieron a Lucia ir a casa del apuesto dueño, dos días antes de que esta despareciera. Pero ningún cargo ha podido levantarse contra Tom Ryan al intervenir uno de los vecinos que afirmó ver salir a la chica del apartamento la noche del martes. Mientras tanto se seguirán las investigaciones necesarias para encontrar al causante de esta terrible tragedia."

-Estuvo involucrado, dice que la muchacha estuvo con el unas noches antes de desaparecer- Shuichi empezó a temblar más fuerte y se tapo la cara con las manos mientras se acurrucaba más a su escritor.

-Apuesto que son solo suposiciones de la policía, sabes que cuando una persona es importante siempre intentan hacerla quedar mal ante los demás-

-Pero yo se que ese hombre sería capaz de hacer esas cosas horribles Yuki, no sé porque, pero algo me lo dice-

-No te pongas así Shu, yo te juro que ese hombre nunca te va a hacer nada malo mientras estés conmigo, nunca se lo permitiría- tomó la barbilla de Shu y le dio un tierno beso en los labios.

-Gracias Yuki, te amo- y así se abrazo cómodamente a su escritor y se quedo dormido en sus brazos minutos después.

-No te preocupes mi amor, si alguien se atreve a ponerte un dedo encima, te juro que lo lamentará- le dio un beso a los cabellos rosados y lo cargó en sus brazos para luego dirigirse a su habitación para dejarlo dormir un rato.

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-ESO ESTUVO CERCA- Ryan miraba las últimas noticias de esa noche, hacía tan solo unos minutos que había regresado de la estación de policía, después de haber dado su declaración un millar de veces.-Si vuelvo a cometer un error como ese me podría costar todo el esfuerzo que he puesto en esto.

-Debo resistir un poco más, al menos hasta obtener esos cabellos rosas- al pensar en Shuichi empezó a reír desquiciado. Se recostó en la amplia cama y atrajo hacía si una melena rojiza que estaba ahí.

-Después de todo esta inútil de María pareció servir de algo- olió los cabellos con lascivia.

-Si tan solo hubiese sido mejor en la cama, tal vez no habría terminado en mi taller esta mañana- se levantó abruptamente al escuchar el sonido del teléfono.

-Señor Ryan, soy yo, Agatha.-

-Buenas noches querida, dime ¿a qué debo este placer?-

-Pues, siento molestarlo pero mi automóvil ha dejado de funcionar a medio del camino y me he fijado que estoy cerca de su casa así que me preguntaba si podría…-

-No tienes porque preguntar querida, puedes venir, es más dime donde estas y yo te recojo-

-Muchas gracias señor, estoy en el Km 27-

-Muy bien, quédate ahí ahora voy- Ryan sonrió para sus adentros, el había planeado lo del bendito accidente para atraer a la guapa secretaria de uno de sus socios. Pero esto había salido mejor de lo esperado, no cabía en sí de la alegría al saber que la chica había quedado tan cerca de su casa.

Se arregló rápidamente y guardo en uno de las gavetas el mechón de cabello que estaba oliendo tan solo unos momentos atrás.

Tardó tan solo unos cuantos minutos en llegar al lugar donde se encontraba la linda pelirroja.

-Gracias al cielo que ha llegado, empezaba a inquietarme estar aquí sola en medio de la oscuridad-

-No te preocupes querida, sube a mi auto y mañana mandaré una grúa para que venga a recoger el tuyo- la chica asintió encantada y subió animada al lujoso auto del dueño de las empresas Ryan.

-¡Pero que auto tan hermoso tiene usted señor Ryan!-

-Dejemos las formalidades a un lado y solo llámame Tom-

-Que hermoso auto tiene Tom- dijo la chica seductora al tiempo que se subía al auto y Ryan emprendía la marcha de regreso a la mansión.

-¿Esta es su casa?, wa pero si es enorme, dígame ¿Qué hace un hombre tan solo en un lugar tan grande como este?- la chica lo miraba con deseo mientras jugaba con la copa de vino que previamente le había sido ofrecida por nuestro trastornado personaje.

-Pues no mucho, tan solo me gustan los lugares espaciosos y la soledad-

-Debería buscarse una novia, no es buena tanta soledad-

-Tal vez tenga razón, y dígame usted Agatha, ¿esta sola?-

-Pues no precisamente, solo que mi novio es un imbécil que está tan ocupado que no tiene tiempo para mí- la chica se acercó más a Ryan y puso un dedo sobre el pecho del hombre.

-Así que por el momento me siento muy sola- de pronto los efectos de la droga, previamente añadida en la copa de la joven, tomaron efecto y ella cayó en los brazos del terrible asesino.

-Yo te prometo que nunca más te sentirás sola- dicho esto la cargó en sus brazos rumbo a la planta baja de su casa. Dejo a la chica en la mesa y le empezó a desnudar, una vez que la tuvo sin ropa, dejo toda la vestimenta en un lado donde ya tenía gran variedad de ellas.

Se puso su ropa de trabajo y amarró el cabello de la chica en una coleta para luego envolverlo todo en una especie de protector de plástico. Tomó un hacha que se veía muy afilada y de un solo movimiento la cabeza quedó separada del cuerpo de la joven.

El temible hombre sonrió satisfecho y siguió todo el resto de la noche sacando cuidadosamente el cabello y ojos de su más reciente víctima, mientras tarareaba una de las canciones de Bad Luck alegremente.

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Shuichi se levantó empapado en sudor y tratando de averiguar dónde se encontraba. Se incorporó en la cama y vio a todos lados, suspirando al comprobar que se trataba de la habitación que compartía con el rubio escritor.

-Solo ha sido un sueño- se dijo aliviado y se recostó nuevamente en la cama.

-¿Sucede algo?- el escritor había abierto los ojos de pronto al sentir el inquieto movimiento del cantante.

-No, solo he tenido una pesadilla, es todo- Shuichi se acomodó al lado de Yuki pero no se durmió aún tenía grabada la terrible imagen del señor Ryan cortando en pedazos a una hermosa señorita pelirroja.