¡Hey, hey!

Uf, este año estoy ardiendo con los one-shots y fics. Por favor, recen porque la inspiración no me abandone. En fin, esta vez vengo al fandom que me ha consumido en el último mes: Boku no Hero Academia. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que con un AU de mi pareja hetero favorita?
También habrá TodoDeku de fondo porque nunca podré tener suficiente de esos dos.

Planeo hacer esta serie de one-shots corta, porque tengo dos proyectos activos en el momento y me volveré loca.

Disclaimer: Boku no Hero Academia no me pertenece, todos los créditos van hacia Kōhei Horikoshi.


Primer acto: Mala broma.


«Dicen que cuando duermes y escuchas la voz de alguien que no conoces es porque esa persona será tu alma gemela.
Muchos nunca encuentran a esa persona, pero quienes logran hacerlo dicen experimentar un inexplicable sentimiento de felicidad. Que al oír la voz de su alma gemela podrían llorar, incluso.

Sin embargo, nunca se podrá saber con certeza dónde estará el alma gemela de cada quién. Después de todo el mundo es un lugar enorme y quienes pueden vivir felices con sus almas gemelas son realmente pocos. Si por alguna casualidad del destino logras encontrar a tu alma gemela eres una de las personas más afortunadas del planeta».

Uraraka cerró el libro, mirando éste con una ceja alzada. En verdad… ¿Se podía ser una persona infeliz si no se llegara a encontrar a su alma gemela? No lo creía de ese modo, siendo que la felicidad venía de tantas formas diferentes al amor.
Suspiró, sintiéndose cansada de repente. Todas estas historias sobre almas gemelas le eran tan repetitivas. Sí, ella escuchaba la voz de un chico que no conocía en sus sueños, pero no por eso se pasaría toda su vida buscando a esta persona. Siempre podía enamorarse de cualquier otro chico –incluso chica– sin llegar a sentir ninguna clase de remordimiento.

Es decir, encontrar a la persona que la vida te había destinado no era lo más importante del mundo, ¿cierto?

— ¡Uraraka-san, la clase va a empezar! —La mencionada alzó la mirada, notando que quien la llamaba era su amigo Midoriya Izuku. Le sonrió, respondiendo con un simple "ya voy" mientras se levantaba del banquillo. Empacó el libro en su mochila, encaminándose con velocidad hacia donde estaba su amigo—.

Uraraka Ochako estaba en su primer año de secundaria cuando se informó completamente de todo este tema de las "almas gemelas". Y aunque en su tiempo siendo una niña sí que añoró con encontrar a la persona con la voz que escuchaba en sus sueños, mientras crecía se fue dando cuenta de que aquello en realidad no era tan importante para su vida. Y ahora, con veintitrés años, el tema ya la tenía sin ningún cuidado. Si llegaba a encontrarse con su alma gemela no mentiría en decir que no estaría un poco emocionada, pero ahora no le era algo de tanta importancia. No se desviviría por descubrir quién era ese chico que oía cuando dormía.

No podía decir lo mismo de Midoriya, sin embargo. Su mejor amigo siempre mencionaba la voz del chico que escuchaba al dormir, mencionando que juraría haberla escuchado alguna vez en la universidad. La conversación sobre el tema normalmente moría ahí, pero a pesar de no ser una partidaria del tema en realidad deseaba que su amigo lograra encontrar a ese chico con el cual tanto ha soñado.
Para ella había dejado de tener importancia hace mucho.


La cafetería estaba tan llena como siempre. Uraraka dejó salir un bufido, esperando en la fila mientras oía los cuchicheos de unas chicas que estaban delante de ella sobre el nuevo empleado del lugar. Parece ser que ese rubio con cabello desordenado les había llamado la atención, pero en verdad no entendía por qué tanto escándalo sólo por un chico nuevo. Siempre hacían escándalo por los empleados, de igual manera; más de una vez había escuchado a varias chicas susurrando entre ellas sobre lo guapo que era el cajero con cabello bicolor. ¿Todoroki era su nombre? No lo recordaba muy bien, pero sí recordaba haberlo visto varias veces en la universidad. Parecía ser un estudiante mayor que ella, pero le parecía sorprendente que incluso tuviera un trabajo de medio tiempo.

Pero quitando eso de en medio, ¿por qué demonios la fila no avanzaba?

Revisó su celular, leyendo el mensaje que Midoriya le envió preguntándole por qué tardaba tanto. No tardó en responderle, un tanto molesta, explicando que la fila no avanzaba y que las chicas frente a ella estaban babeando por el empleado nuevo. Izuku pareció entender, pues le dijo que no se preocupara y tomara el tiempo que necesitara.

¡Ah, la fila al fin estaba moviéndose!

Cuando llegó su turno no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, notando que el rubio la iba a atender. Si lo veía de cerca sí que tenía su encanto, pero eso no era lo importante.

—Un macchiato de caramelo y un té matcha para llevar, por favor.

El empleado se le había quedado con ojos abiertos como platos, extrañándola –e incomodándola– un poco. Estuvo tentada a repetir su orden para ver si el chico no la había oído, pero éste carraspeó saliendo de su trance.

—Uhm, sí, ¿a nombre de quién?

Uraraka no podía creer lo que oía.
¿Acaso…?
¿Era una broma?

Podía jurar que esa es la voz que oía en sus sueños.

Debía ser una broma, ¿no?

—… Ochako.


El resto del día sólo le pudo pasar pensando en eso. No podía creerlo, ¿había encontrado a su alma gemela?
Más importante aún, ¿él vivía en Japón? ¡Eso era una coincidencia demasiado rara! Con Midoriya ya creía que la suerte era muy grande para ese chico de cabello verde, pero ahora que ella parecía repetir la historia era como si los planetas se hubieran alineado sólo para joderla.

Dejó salir un gruñido, intentando enfocarse en su tarea y no en un chico con el cual sólo intercambió dos malditas frases. Lo más probable era que no lo volviera a encontrar en su maldita vida, así que no había sentido en que se siguiera rompiendo la cabeza pensando en ello.

… Mejor volvía a su tarea. La clase empezaría dentro de poco.

O ese era su plan.
El caso es que tenía la intención de hacerlo.

— ¡Uraraka-san, mire! Me encontré con un viejo amigo de la infancia. Él es Kacchan. Kacchan, ella es Uraraka-san.

Cuando alzó la mirada sólo pudo pensar que el futuro le estaba jugando una muy mala broma. Frente a ella, junto a su mejor amigo, estaba ese empleado nuevo de la cafetería que le había atendido apenas ayer y que convenientemente era su alma gemela.

—Ah… Sí. Mi nombre es Bakugō Katsuki. No le hagas caso al ridículo apodo de Deku.

—Yo soy Uraraka Ochako, un gusto.

La situación estaba demasiado tensa, tanto que Midoriya no entendía nada.

Uraraka estaba gritando internamente, esto no podía ser cierto. Ahora que le había oído decir una frase más larga no le cabía la menor duda de que ese chico era el que siempre oía cuando dormía.
Tenía unas extrañas ganas de salir corriendo de ahí.

—Bueno… Yo me debo ir a mi clase. Si llego tarde será tu jodida culpa, Deku.

— ¡Qué te vaya bien, Kacchan!

— ¡Deja de decir ese ridículo apodo en público!

Mientras Uraraka veía a Bakugō alejarse de ellos dos sólo podía pensar una cosa.

«El mundo me debe estar jugando una mala broma».