Bueno, traigo esta historia sustituyendo a una que no tuvo buena aceptación, espero y les guste.


Disclaimer: Pokémon y sus personajes no son míos, son de sus respectivos dueños.


Eco, un chico de la región de jhoto, de pueblo Primavera, con la meta de recolectar las 8 medallas de los líderes de gimnasio y participar en la liga, con el sueño de tal vez convertirse en el sucesor del actual campeón: Lance; si bien, él se sentía preparado para enfrentarse a Morty en ciudad Iris, lamentablemente su equipo no, que constaba de Quilava, Hoothoot, Heracross, Poliwag, Flaffy y un recién nacido Iglibuff de un color poco común, pues después de una dura paliza repetidas veces, propinada por Withney, no se sentían tan seguros -¡Vaya que su Miltank era fuerte!- incluso desobedeciendo las órdenes del joven entrenador, aun así estarían con él pero ya no de la misma manera, solo Igglybuff le tenía toda la confianza, ya que últimamente lo estaba entrenando para estar al mismo nivel que sus compañeros.

Se encontraba en el Parque nacional, rondando para encontrar nuevos oponentes, es donde él se mete a la hierba alta, cerca de la gran fuente. Varios entrenadores como un estudiante, un hombre de mediana edad y una señora lo retaron, esto no fue problema, inclusive la seguridad de los Pokémon estaba volviendo de lo fácil que eran. Es aquí cuando su viaje daría una vuelta de 360°, una chica castaña de pelo corto de su misma edad, con un vestido gris que le llegaba a la mitad del muslo con un pequeño moño naranja, se le acercó muy tímidamente pero gritando a la vez.

– ¡Oye! ¿Qué estás mirando? –dijo la chica Karina, lista para la batalla.

– ¿Huh? –se volteó confundido Eco, entendiendo que estaba siendo retado.

La batalla comenzó, ella sacó a un Cubone de nivel 15 y él a Igglybuff, lanzando un pequeño resplandor al salir de su pokébola. Karina se mofó de su pokémon al verlo salir.

– ¡Ja! ¿Con eso piensas ganarme? Al parecer todavía te falta bastante experiencia –Eco por su parte solo arqueó una ceja a la arrogancia de la chica.

La batalla continúo y Eco ordenó usar golpe mareo, el pequeño Igglybuff dio un gran salto listo para golpear a Cubone, golpeándolo con su pequeño brazo, Cubone de pronto comenzó a sentirse confundido. Karina ordenó usar Hueso palo, sin embargo su ataque falló golpeándose así mismo.

– ¡¿Qué?! Eso no puede pasar. No importa, aun así te ganaré.

–Claro –soltó una pequeña risa nerviosa.

– ¿Acaso me tiras de loca? –vocifero la castaña.

–No, no, no es eso –tragó saliva–. Eso solo que…

– ¿Que qué? –se cruzó de brazos.

–Solo continuemos. –dijo rascándose su mejilla.

–Como quieras. –apartó su mirada indignada–. Ahora, ¡Hueso Palo, de nuevo!

De nueva cuenta el pokémon intento realizar su movimiento, para otra vez golpearse de nuevo y caer debilitado, sintiendo pena ajena tanto Igglybuff y Eco. En cambio la chica parecía explotar de rabia, cerró sus manos hasta convertirlas en puño, infló sus mejillas y dio un zapatazo al suelo. Gritó lo más que pudo.

– ¡No puede ser!

Por parte del entrenador azabache, este se acercó y levantó a Igglybuff.

– ¡Ganamos! ¡Cada vez te estás volviendo más fuerte! –dio una risa y giraba con él, el pequeño en verdad lo disfrutaba, repitiendo su nombre una y otra vez alegre.

Al verlos, su rabia comenzaba a desaparecer, sintiendo una felicidad nada normal.

–"Sería un buen padre… ¿pero qué estoy diciendo? No significa que me gustaría que fuera el padre de mis hijos, otra vez diciendo estupideces, sino que lo fuera… ah, como sea, eso no me incumbe." –esto causó un gran sonrojo en la chica y se volteó.

Sacó de su bolsillo unos cuantos billetes por su derrota.

–Ten –interrumpió la fraternal escena, haciendo entrega del dinero.

– ¿Huh?

– ¡Que tomes! –agarró su mano, sintiendo una extraña sensación en su estómago al contacto, la abrió y deposito lo que debía.

–Ah, sí, no me acordaba –soltó una carcajada guardando su dinero en su mochila–. ¡Regresa, Igglybuff!

– ¡Pensaba que me mirabas porque estaba bonita! Perdón –de pronto se dio cuenta de sus palabras y se quedó impactada–. "¡¿Qué?! ¿Qué mierda acabó de decir? "

–Lo eres… -contesto a secas con una sonrisa ladina, esto, dejo más impactada a la castaña, al punto de casi irse de espaldas–. ¿Estás bien?

Cuando estaba a punto de caer al suelo, Eco no dudo y la sostuvo entre sus brazos. Karina se dio cuenta de esto y lo alejó abruptamente muy roja.

– ¡Aléjate! Y sí, si estoy bien, es solo que, que, que… nada, no te importa –guardo a Cubone y se volteó cortante.

–Bueno, adiós –dijo sonriente, marchándose del lugar.

La castaña se volteó de nuevo, observando al chico detenidamente. Uno de sus sueños fue siempre viajar más allá de su ciudad natal, Trigal, para conocer todo Jhoto y si era posible hasta Kanto, sin embargo su sueño se veía mermado a su gran timidez y falta de experiencia en el mundo exterior. Esta era su gran oportunidad y no la desaprovecharía.

– ¡O-oye! –llamó al entrenador, nerviosa.

– ¿Yo? –se volteó a ver quién era el que lo llamaba.

– ¡S-sí, tú, e-el de la chaqueta roja!

Este se regresó curioso.

–Am… ¿Qué pasa?

– ¿P-puedo pre-preguntarte algo? –no levantaba su mirada, esto causó un gran desconcierte en el chico.

–"¿Será acaso que se me quiere declarar? Si apenas nos conocimos, será mejor aclarar que no tengo intensiones de estar con alguien en estos momentos" –pensaba iluso–. Lo siento, pero no tengo tiempo, apenas estoy comenzando y no quiero perder tiempo.

– ¡¿Qué?! ¿Cómo lo supiste? –dijo sorprendida y confusa.

–Estás nerviosa y eso da muchas pistas.

–Pero, no te iba a dar ningún tipo de problemas, solo quiero ver los alrededores y nada más y… también ser más fuerte en el camino. –explicaba para justificarse.

– ¿Qué no querías pedirme que saliéramos?

– ¿S-Salir contigo? ¡Pero qué clase de estupidez estás diciendo! N-no t-tengo intensiones de s-salir con alguien y-y menos alguien como tú. –esta tuvo un arranque de nerviosismo y furia, haciendo que lo golpeara con todas sus fuerzas.

La proporcionó una bofetada que lo mandó al piso, gritando de dolor yaciendo ya en el suelo. Karina se dio cuenta de esto y fue a ver cómo estaba.

–Perdóname, no fue mi atención, es solo que me alteré. –dijo arrodillada y con las manos en su boca, cerca de él.

–Sí, claro. –alcanzó a decir adolorido–. Pero entonces, ¿Qué querías preguntarme?

–Ah, sí, esto… Bueno, quería saber sí ¿Podría acompañarte en tu viaje?

Eco se levantó de golpe y poso de forma pensante mientras la miraba fijamente. La igual que él, ella también lo observaba con una mirada expectante, parecía llorar si le decía que no, es ahí donde tuvo un dilema el chico. Después de analizar y pensarlo bien tomaba la palabra.

–El exterior es peligroso, pero a pesar de que tengas a tu Cubone puede que les pase algo ¿Aun así, sabiendo de los peligros, quieres venir? –le ofreció la mano para levantarse, para después rechazarla.

Se levantó y comenzó a explicarle. Puso un semblante serio Karina.

–Sí, no me importa, es por eso que te lo pido a ti, pareces ser fuerte. Además no tengo amigos con quien hacer dicho viaje, mis padres me han presionado mucho en la escuela de entrenadores, haciendo a un lado todo lo que tenga que ver con socializar. –la chica se volteó para no mostrar tristeza, pues aseguraba que mostrar sentimientos era para débiles–. Entonces sé bueno y acéptame como tu compañera de viaje.

Eco bufó.

– ¿No habrá problema? Lo digo por tus padres…

–Eso es algo que también quiero platicar contigo… Pero, entonces ¿Sí?

–Si aceptan tus padres.

– ¿En serio? ¡Ay gracias! –por simple reacción abrazó al entrenador.

–Sí, de nada –rió nervioso, dándole una pequeña palmada.

De nuevo cayó en lo que estaba haciendo y empujó a Eco, otra vez.

– ¡Aléjate!

– ¡No era necesario eso! –masculló, llamando la atención de ella.

– ¡P-pues t-tú que te dejas! –alzó la voz Karina.

La pequeña discusión hizo que la gente se volteara a ver curiosa. Ambos no se dieron cuenta y siguieron en su pelea.

– ¡Y tú para que me abrazas!

– ¡S-solo fu-fue un reflejo, a-así que no te ilusiones!

– ¡Por qué me ilusionaría de una chica tan cambiante!

– ¡Cállate!

Eco volvió ser abofeteado con tal fuerza, dejándolo en el piso otra vez.

Luego de un rato, después de haber recuperado la conciencia, Eco y Karina fueron a Trigal en cuestión de tan solo unos minutos. El muchacho se encontraba un poco disgustado por la actitud de ella, sin embargo algo le decía que le dejara acompañar, que sería algo bueno para los dos. Un viaje reconfortante. Mientras tanto Karina, solo observaba el paisaje que le ofrecía la metrópolis, pero con la diferencia de tener una extraña coloración en sus mejillas ¿acaso estaba sonrojada? A decir verdad nunca dio trato con un chico y él era el primero en acercársele, ya que todo chico que se le acercaba lo ignoraba. Solo fue impulso cuando lo reto. Fue extraño para ella.

Ambos habían llegado al edificio dónde ella vivía, en el tercer piso para ser exactos. En verdad que el edificio era alto y muy espacioso para una familia para cada departamento, de color amarillo era, también moderno. Sin embargo una ventana rota y cubierta con maderas en el quinto piso le quitaba presentación, Eco lo notó y no le dio importancia, habrá sido un pequeño incidente con niño con su pelota, pensó. Se adentraron para encontrarse con el portero de la recepción, un hombre de mediana edad y con bigote muy abundante. Saludó a la chica y esta se lo regresó cortésmente, imitando, también devolvió el saludo Eco. Arribaron por la escalera del lado izquierdo, ya que el ascensor estaba fuera de servicio. Subieron los dos pisos hasta encontrarse con la puerta de su departamento. Entraron y ella exclamó un saludo de bienvenida a lo que aludido por su padre especialmente.

– ¡Hija, mi querida hija! ¡Qué gusto verte otra vez! –dijo acercándose con los brazos abiertos, dispuestos a abrazar a la chica.

– No exageres tanto las cosas, si tan solo fue una media hora –atinó a decir con el fuerte abrazo de su padre.

–No me importa, mientras estés segura, nada me importara que solo tú.

De pronto fijó su mirada en Eco quien se encontraba en la puerta, cambiando su actitud alegre por una seria.

– Y… ¿quién es este debilucho?

– ¡Papá!

– ¡B-buenas tardes señor! –este esbozó una sonrisa nerviosa.

La soltó para acercarse al joven. El padre de Karina era de cuerpo robusto y atlético pues su polo a rayas dejaba ver sus bien formados brazos, midiendo alrededor de 1.90 metros, con un peinado muy formal al igual que su bigote castaño, con pocas canas. Se aproximó a Eco de manera intimidatoria, en cambio el azabache se mostró algo asustadizo.

– ¿Qué es lo quieres?

–S-solo vi-vine a… acompañar a su hija.

– ¡Qué bien! Ahora te puedes largar… -con su enorme mano, que cubría toda la cara de Eco, lo empujó hacia afuera para cerrarle la puerta después.

– ¡NO! –grito alterada–. ¡Papá, no lo saques! Tiene algo importante que contarles a ti y a mamá

– Y ¿Qué es eso tan importante que tienes que contarnos? –su mirada era fría algo que nunca había mostrado frente a ella.

–P-pues deja que pasé.

Su padre abrió la puerta encontrándose con él enfrente del departamento, lo agarró de su chaqueta, lo metió de nuevo y lo sentó en una silla. El hombre llamó a su esposa quien se encontraba en su cuarto leyendo un libro. Acató su llamado y fue al comedor.

– ¿Qué pasó, cariño? –la joven mujer se acercó a su esposo, rodeándolo por sus espaldas. Al ver al joven se mostró sorprendida y soltó un grito de emoción–. ¡Hasta que te haces de un novio! pensé que te ibas a quedar sola, aunque sé que te presionado para tus estudios y no hacer que hagas amigos, pero esto me llena de emoción.

– ¡¿Qué?! –gritaron los más jóvenes.

– ¡E-él n-no es mi novio, mamá! –sus ojos achocolatados parecía salirse, al tenerlos tan abiertos por la repentina reacción de su madre.

–Es cierto, señora…

–Ay, no me llames así, solo dime Martha. –extendió su brazo para saludar al muchacho.

–Sí, claro, Martha… –respondió al saludo de la mujer–. Y, no soy el novio de su hija, solo que me trajo aquí para preguntarles algo importante.

–Bueno y, dime ¿De dónde vienes? –preguntó curiosa.

–Bueno antes que nada me llamo Eco Gold, de pueblo primavera, hace 4 meses recibí a mi pokémon inicial por parte del profesor Elm y he ganado tres medallas de gimnasio ya que mi sueño es convertirme en el siguiente campeón de la región…

–Oh vaya, pues sí pareces ser fuerte, ¿No es así, Karina?

– ¡¿Y-y eso a que viene, madre?!

– ¡Ya basta de charlas! Es momento de que hables. –interrumpió irritado el padre de la chica.

–B-bueno, es-es que quería obtener su-su permiso para irme de viaje… -la chica cerró sus ojos en espera a una respuesta.

– ¡De ninguna mane…! –le arrebató la palabra su esposa.

– ¡Claro!

De pronto los tres bufaron sorprendidos.

– Claro, puedes ir de viaje y supongo que con este apuesto chico irás ¿No? –dijo picará, haciendo que un salvaje tono rojo se apoderara de las mejillas de Karina.

– ¡¿Pero qué dices, Martha?! No podemos dejar en manos de un debilucho a una de mis dos hijas…

–Ay, Martin, como eres, ¿No crees que ya tiene edad suficiente para ir de viaje? Ya tiene 15 años.

Se levantaron de la mesa y una discusión comenzó por parte de los mayores, haciéndolos a un lado. Eco se acercó a Karina, sigiloso.

– ¡Hey! –dijo cerca de su oído, asustando a esta.

– ¿Qué es lo qué pasa? –contesto irritada.

–No me habías dicho que tenías hermanas…

–Pues no, sí apenas nos conocimos, además nunca preguntaste. –sentenció.

–Oh bueno…

El ruido era más en la habitación, hasta que fue detenido por el chillido de una niña pequeña que estaba saliendo de su cuarto, con un muñeco de Lopunny en mano y con lágrimas en sus grandes ojos azules.

– ¿Po qué hacen tanto duido? –pregunto la pequeña sollozando.

– ¡Ya ves lo que haces, ya despertaste a la niña! –dijo Martha regañando al hombre, este solo le recorrió un enorme gota de sudor por su cabeza–. Ven mi niña ¿acaso te despertó el feo de tu padre?

La niña solo asintió y se le limpiaba de su carita sus lágrimas.

– ¡Vaya que tu hermana es linda! –dijo al aire Eco.

–Solo tiene 5 años, maldito enfermo. –cerró su mano y lo arremetió contra el piso.

–Decía… que es… tierna, nada más.

–Pues di eso, haces que se malentiendan las cosas.

Luego de aquel golpe, Martin se acercó a Eco, sujetándolo de la chaqueta y viéndolo detenidamente.

–Como mi esposa quiere que vaya y yo no estoy de acuerdo, te tengo una propuesta, sí dices ser tan fuerte te reto a una batalla y no me importa que le hayas ganado a tres líderes de gimnasio. Sí yo gano, te alejarás y vas hacer que nunca nos conociste y sí ganas, te daré el permiso para que te lleves a mi hija, pero si me entero de que le hiciste alguna perversidad, juro que te las veras conmigo, ¿Entendido?

Un terror enorme se apoderó del cuerpo de Eco y asintió levemente, cuando observo esto, Martin lo soltó.

A la ruta 35 se dirigieron, ellos y la familia, ya ahí, abrieron paso para hacer un campo de batalla de improviso cerca del lago. Actuando como referí, Martha dijo las reglas aún con su niña en brazos y Karina a lado de ella.

– "Espero y ganes, Eco." –juntaba sus manos preocupada, esto lo notó su madre, pero prefirió no decir nada.

–El duelo será de tres contra tres. El retado tendrá la posibilidad de elegir su primer Pokémon. –alzó su brazo para hacer el comienzo del duelo–. Suerte a ambos, ¿Listos? ¡Ya!

Eco dudaba en sacar a Igglybuff, no sabía que Pokémon usaría Martin así que se decidió por Heracross. Salió de su pokeball y dio su típico grito en forma de guerra.

–Vaya que sí sabes de buenos Pokémon. –elogiaba al azabache–. Pero… ¡no se compara con el poder de los míos!

A Martha y Karina les apareció una gota en la cabeza.

–Ya empezó a alardear. –dijo resignada Martha.

–Creo que va a perder. Cada vez que lo hace, pierde.

– ¡Sí! ¡Papá pedera! –imitó la más pequeña.

– ¿He? Las escuché, pero no importa yo sé que puedo… -intentaba tomar confianza en sí, tomó una de sus pokéball y la lanzó hacia el campo–. ¡Ve, Poliwrath!

Al salir el pokémon, Martin ordenó que usara golpe cuerpo. Poliwrath corrió a una velocidad impresionante, tacleando con gran fuerza a Heracross, este por la fuerza del golpe fue enviado a un árbol cercano. Eco fue a ver cómo se encontraba.

– ¿Estás bien? –el pokémon asintió y se levantó–. Entonces, ¡usa cornada!

Aleteo hasta el campo, de igual manera se acercó a Poliwrath asestándole el golpe con su gran cuerno. Poliwrath solo se quejó.

– ¡Sostenlo y usa Movimiento sísmico! –Poliwrath agarró con ambos brazos el cuerno del Pokémon bicho, arrojándolo hacia arriba y dando un gran salto.

– ¡Otra vez, cornada! –mientras caía Heracross reaccionó y se dirigía en picada contra Poliwrath.

Antes de estar cerca de él, Poliwrath había sido impactado por el cuerno de Heracross, cayendo contra el suelo y esparciendo una gran nube de polvo. Eco se mostraba serio pues aquel Poliwrath denotaba gran resistencia, en cambio el hombre estaba asombrado por la forma en que devolvió el ataque.

Las chicas se cubrían con el antebrazo a la hora del impacto, tosiendo por el polvo. Martha y Karina mostraron sorpresa al ver los dos Pokémon aún en pie después de aquel ataque.

–Pensé que había caído debilitado –dijo Karina.

–Yo tambiéd pedse eso –decía con asombro la más pequeña.

–Sé que no ha ganado últimamente pero, son buenos sus Pokémon, no hay que ser tan malas con él, ¿No creen? –decía Martha observando la batalla.

Sus hijas afirmaron de forma dulce.

– ¿Ves? Te lo dije, su poder es demasiado como para caer debilitado con tan solo 2 golpes… -alardeo confiado–. Ahora ¡usa Sumisión!

– ¡Usa Aguante!

El renacuajo arremetió contra el escarabajo, llevándolo al piso y suprimiéndolo, haciéndose daño y Heracross sobreviviendo con un punto de vida, según la Pokédex de Eco. Al ver el nivel de Poliwrath y los puntos de salud de este, quedó impactado. Su nivel era 26 y, apenas le había bajado la mitad de la barra de salud.

– "Necesito hacer algo, en verdad que es fuerte y resistente, Heracross está débil y él es mi pokémon más fuerte, ¿pero qué?" –de pronto una idea vino a él–. Heracross, regresa, ¡ve, Flaffy!

– ¡Qué bonito! –dijeron la hermanas enternecidas por el adorable Pokémon rosa.

–Espera, eso es injusto. –reclamó Martin.

–Siento decepcionarte, cariño, pero nunca se dijo nada sobre eso. –interrumpía Martha.

Martin solo bufó de brazos cruzados.

– ¡Ahora, usa, Impactrueno!

–Intenta esquivarlo y usa, Golpe cuerpo.

Antes de que se moviera Poliwrath, fue electrocutado por Flaffy que se movió primero, gracias al objeto Garra rápida. Al ser su debilidad, Poliwrath fue debilitado de un golpe crítico, ganando la primera batalla.

– Poliwrath ya no puede continuar, gana Flaffy. –señaló Martha.

– ¡Ganamos, Flaffy! –abrazó al pokémon eléctrico siendo correspondido mientras berreaba alegre, el pokémon.

–Eres fuerte muchacho, pero te falta experiencia, ¡Ve, Hitmonchan! –lanzó al campo su pokéball, saliendo el imponente pokémon luchador golpeando sus guantes entre sí –. ¡Usa, Gancho alto!

– ¡Flaffy, usa…!

El Hitmonchan se movió de una manera vertiginosa golpeándolo en su vientre a Flaffy, esto lo dejó fuera de combate.

–Mi Hitmonchan no solo es fuerte también es bastante rápido, ni siquiera con su objeto que le equipaste lo hubiera alcanzado.

El combate avanzó, Eco sacó a Hoothoot y guardó a Flaffy, Martin ordenó el mismo ataque, Hoothoot lo esquivó con gran facilidad por su tamaño, este contraatacó con Hipnosis. Hitmonchan cayó en el sueño. Eco aprovechó esto y ordenó que utilizara Picotazo diversas veces, esto desespero a su entrenador. Karina y su madre lo observaban de forma divertida, conteniéndose las ganas de reír. Hitmonchan antes de haber despertado había caído ante los ataques de Hoothoot, este ululó motivado. Hitmonchan fue retirado, para después ser sustituido por Machamp, Martin ordenó usar Avalancha contra Hoothoot, el ataque falló. El azabache intento usar Hipnosis, sin embargo al igual que Machamp no pudo atinarle. Era el turno del hombre, para la sorpresa de los demás le cedió el turno a Eco, le ordenó a Hoothoot usar de nuevo Picotazo, el pico de Hoothoot comenzó a brillar y ensanchar, corrió hasta donde estaba Machamp. Sin que se lo esperara Eco, Martin dio la orden de usa avalancha sobre Hoothoot. Hiriéndole un ala y, siendo un ataque muy efectivo, fue derrotado por Machamp. Eco quedó paralizado.

–Esto fue en venganza por Hitmonchan. –dijo altanero–. Vamos, saca a Heracross o… ¿Acaso tienes miedo de perder con él?

Rió de forma descarada.

Al ver que no reaccionaba, Karina fue despabilarlo.

– ¡Despierta, vamos despierta o haz algo! –le dio una cachetada.

– ¡No tenías que hacerlo! –dijo mientras se acariciaba su mejilla.

– ¡Tenía que hacerlo! No quiero que pierdas. –otra vez sus palabras habían salido sin más–. "¡¿He?!"

–Es por eso que no reaccionaba, sí no ganaba, perderías la oportunidad de viajar y fue una promesa para mí hacer eso posible, pero… en estos momentos lo ceo poco probable.

– ¡No digas eso! –una pequeña lágrima salió de sus hermosos ojos.

Su padre dejó aquella actitud sobreprotectora y celosa y comprendió que la felicidad de ella era más importante que su mismo egoísmo en que se hundió.

– ¿En verdad quieres hacer el viaje?

–Sí, papá, quiero ir –dijo sollozando.

– ¿Tan importante es para ti?

–Siempre he querido ir más allá de esta ciudad, ver todos los pokémon posible y la naturaleza que los rodea, siempre fue un sueño para mí.

–Eco… –el chico lo observó–. ¿Prometes cuidarla y estar siempre con ella, aunque la situación sea difícil?

–Lo prometo señor, seguro que no lo decepcionaré. –dijo con un pulgar arriba.

–Está bien, te doy permiso de viajar con este muchacho que, demostró ser fuerte y digno der ser tu protector…

Al escuchar las palabras del padre de la chica, Eco se mostró avergonzado y, Karina igual, pero eso no fue impedimento para ir abrazarlo.

– ¡Gracias, papá!

–No te preocupes, todo sea por verte feliz, hija. –dijo correspondiendo su abrazo.

Mientras tanto con Martha, el sentimentalismo había hecho reacción derramando una que otra lágrima.

– ¿Mami, po qué llodas? –preguntaba la pequeña niña preocupada.

–No te preocupes, Hina, no es nada, el solo verlos así me lleno de nostalgia.

– ¡OH~! Ya veo.

La mañana pasaba y la tarde no se hizo esperar, después de que la batalla haya sido terminada de manera forzada, la familia y el entrenador se encontraba en la entrada del edificio donde, vivían esperando a que bajara Karina con su equipaje con lo necesario para su viaje. La chica bajó con varias maletas llena de ropa, perfumes, accesorios, cremas y demás cosas que según ella le sería útil, la familia no evitó mostrar des concertación y a Eco que le rodará una gota en su cabeza ya que él sufriría, sí la chica se lleva todo ese paquete.

– ¿En verdad es necesario todo eso? –pregunto Eco.

–Claro, nunca podría sobrevivir sin esto.

–Pero, no necesitas tanto, mírame a mí, yo no llevo tantas cosas, solo las necesarias.

–Sí, hija, debes llevar nada más lo necesario. –rió divertido.

– Mami, ¿po qué Kadina lleva esas cosas?

–Porque pues se va a viajar lejos.

– ¿En sedio? ¡Wow!

–"Vaya que esto será divertido, espero y hacernos fuertes, no quiero tener a alguien que me acompañe que no sepa defenderse, pero mientras tanto yo te protegeré, como se lo prometí a tu padre"

Y así es como el viaje de Eco y Karina comienza, ¿Qué es lo que deparará? ¿Qué obstáculos tendrán? ¿El amor se interpondrá? Esto apenas es el comienzo.