Buenasssss! Aqui Uchiha Naya les da la bienvenida! Mi primer fic Sasusaku y mi primera interacción con esta pagina :D ! Bueno, tras leer el manga me siento tan feliz de que Sasuke este con la linda Sakura! 3 Es por eso que no pude resistirme y termine escribiendo esta historia. Ojala les guste :D

Es mi primer fic y espero me tengan paciencia !

Advertencias: Lemon, posible OOC (que espero no sea demasiado)

"Naruto" no me pertenece, es obra del genio Kishimoto.


Prologo

Arrastro sus pies hasta la entrada de la aldea, como muchas veces se obligo a hacer. No se trataba de un sentimiento de molestia, o algo semejante. Era… doloroso. Aun con el paso de los años sentía que su pecho se oprimía y las heridas que tiempo atrás lo llevaron a la locura, resurgían reviviendo sus peores pesadillas. No era sencillo para el enfrentarse al lugar que lo vio crecer, del que tuvo que despedirse a tan temprana edad, y que posteriormente quiso destruir.

Konoha por si misma le recordaba todo su sufrimiento.

Es por eso que lejos de establecerse prefería viajar, conocer el mundo, buscando el sentido de su vida. En el ir y venir en medio de su camino de redención, sus errores no podían ser remediados. El tiempo no podía volver atrás, por supuesto. Las atrocidades que hizo no podían simplemente desaparecer, y tampoco esperaba que así fuera. Necesitaba de ellas para vivir. Como un recordatorio de que no podía volver a lo mismo. Su vida entera estuvo sumida en medio de la venganza y el odio, que sin ellos le era difícil, inclusive extraño, continuar viviendo.

Para alguien como Sasuke Uchiha, existir sin un propósito que no fuera asesinar y hundirse en medio del rencor absoluto, parecía casi lejano. Imposible.

Y sin embargo es lo que ahora estaba haciendo.

Se detuvo justo en la puerta principal, al tiempo que una presencia lo alerto. Sus sentidos se suavizaron y cerró los ojos, tentado a sonreír.

– Llegas tarde, Sasuke.

Respiro hondo, girando su cabeza hacia la voz que registro a su izquierda. A su lado estaba aquel rubio que tantos dolores de cabeza le dio cuando niños, luciendo aquella blanca capucha que lo identificaba como la autoridad máxima de toda Konoha.

El Septimo Hokage; Naruto Uzumaki.

–Hm. Tiempo sin verte, dobe – susurro, a modo de saludo.

Naruto amplió su sonrisa, enseñándole el puño de su mano que ahora yacía vendada, gracias a la perdida de años atrás. Un gesto de amistad que ya se había convertido casi en tradición para ellos. Chocó los nudillos con los propios, ladeando su labio en algo que parecía una mueca torcida. Era increíble que aquel hombre fuera el que años atrás era un simple mocoso molesto que solía hacer tantas tonterías con tal de llamar la atención.

Había cumplido su sueño. Una esposa y un hijo en camino.

El rubio lo asió del cuello soltando una risita molesta, continuando con su camino. Las puertas se abrieron permitiéndoles ingresar, acto que hicieron de inmediato. Una vez adentro miro de reojo a su antiguo compañero de equipo, preguntándose qué demonios hacia allí en este horario. Según lo que sabía, en su posición no debería tener el tiempo para andar correteando por ahí, aun cuando las guerras ya parecían un recuerdo distante.

Se lo quito de encima, con el ceño fruncido.

–Oi, dobe. Vete a trabajar.

Naruto lo imito, señalándolo con el dedo.

–¡Teme, encima que vengo a recibirte y así es como me pagas! – refunfuño para luego cruzarse de brazos.

Sasuke gruño sin poder remediarlo. Aun cuando ya no quedaba nada de los rasgos de niño en aquel rubio, las rabietas infantiles parecían no querer dejarlo ir.

Estúpido dobe.

–Nadie te lo pidió – Aclaro ante la mirada acusadora, para continuar con su camino en dirección a casa.

Demonios, a pesar de que se había acostumbrado a viajar, ahora mismo se le antojaba demasiado un buen baño, comida casera, una cama, y la suave piel de su mujer. Siendo precisamente lo último lo que más parecía necesitar. Quizás ya había terminado su turno en el hospital. Casi podía imaginarse la cara de Sakura al verlo llegar de improvisto. Las mejillas sonrosadas, el verde brillando, la sonrisa expandirse en un gesto de dulzura que siempre y cada vez parecía guardar solo para él.

Algo que realmente no merecía.

–No cambias, teme –mascullo el portador del Kyubi, aun cruzado de brazos. Por alguna razón lo estaba siguiendo, y ahora caminaba a su lado– Aun no entiendo como Sakura- chan fue capaz de casarse con alguien tan frio.

Simplemente se encogió de hombros, zanjando el tema. A pesar de que ni el mismo comprendía el razonamiento de su mujer, no se lo haría saber a ese idiota. Porque… ¿Cómo era posible que siguiera amándole después de todo lo que había hecho? Inclusive intento acabar con su vida…. Nadie podía continuar sintiendo aprecio por alguien como él.

Naruto soltó un suspiro, dejando el tema en el aire. Se rasco la nuca, y luego de unos segundos pareció sospesar una buena idea ya que su boca se curvo en una sonrisa demasiado efusiva para el gusto del moreno, al tiempo que su estomago rugió por comida.

Ah, no.

–¡Ramen! – Exclamo – Vamos por un buen tazón, Sasuke. Llevo tiempo sin poder probarlo… – se lamento – Hinata no me permite comer tan seguido, dice que no es saludable… – esto último lo dijo con tanto pensar, que no pudo evitar soltar una sonrisa burlesca al descubrir que su amigo era en verdad dominado por la Hyuga.

Y eso que todo el mundo pensaba que era al revés.

Bah, a él no le importaba. Simplemente quería llegar a casa y alejarse de las quejas de la vida matrimonial del Uzumaki, que nada tenían que ver con él. Rogaba porque descubrieran que el Hokage estaba escaqueando su trabajando, obligándolo a volver a aquella oficina. Y parecía que la suerte estaba de su lado. De pronto, frente a ellos se mostro la figura de Shikamaru, encogido de hombros sin quitar esa postura de cabreo que siempre lo acompañaba. Levanto los ojos deteniéndose un instante en él.

–Sasuke – fue su saludo.

El asintió, sin soltar palabra. No es que hubiese algo más que decir entre ellos. Luego el pelinegro se centro en Naruto, frunciendo esta vez el ceño.

–Es una verdadera molestia tener que ser su niñera, Hokage-sama – murmuro, metiéndose las manos dentro del pantalón negro –Aun quedan muchos temas que revisar, así que regrese. Lo estamos esperando.

El actual Hokage suspiro pesadamente, frotándose el estomago. Realmente estaba antojado de una ración de ramen, pero tendría que postergarlo para otra ocasión. Sus labores como líder de la aldea de la Hoja eran en verdad un peso importante de responsabilidad. Cuando niño creía que ser Hokage era un tanto más simple que esto, pero sinceramente no podía sentirse más a gusto.

Había cumplido su mayor sueño.

Se giro hacia su viejo amigo, gruñendo cuando lo descubrió sonriendo torcidamente en una expresión de clara diversión. A costa de él.

– Esfuérzate, dobe –soltó con malicia.

Y continuó con su camino tan fresco como una lechuga, ignorando las protestas e insultos del rubio, que estaba siendo controlado por su consejero. Acomodo su bolso, y dio un salto posándose sobre los tejados de las casas, divisando rápidamente la propia. Acelero el paso, descendiendo y cayendo justo frente a la puerta tallada en mármol.

La casa Uchiha consistía en una vivienda un tanto sencilla, cuidadosamente decorada al gusto de su esposa. Destacando unos pequeños maceteros de flores de las que desconocía su utilidad. Seguramente para algún fin medico, o simple decoración.

Qué demonios, solo quería entrar rápido.

Abrió la puerta, adentrándose en completo silencio. Anunciar su llegada era un gesto que resultaba imposible para él, a pesar de ser tradición para la peli rosa. Fue demasiado pequeño cuando ocurrió la tragedia de su clan, debito a esto aun le resultaba extraño tener a alguien que esperaba por su llegada. Que lo recibía a brazos abiertos, como solía hacer su madre años atrás.

Es por eso que su pecho sintió calor cuando vio aparecer el delgado cuerpo femenino, luciendo un ceñido vestido rojo y sobre este un delantal que delataba estar haciendo labores hogareñas. El cabello largo ahora llegándole hasta las caderas siempre de ese particular color, lacio. La mujer de ojos verdoso abrió la boca mirándolo fijamente. Muy atrás se habían quedados los rasgos infantiles, dejando lucir a una bella fémina de atributos suaves y refinados. Mierda, se estaba tentando a desordenar su lista de cosas y subir con ella a su habitación, antes de todo lo demás. Pero se contuvo, en cambio se dedico a observarla sin soltar palabra.

Sakura salió de su ensoñación, sonriendo ampliamente.

–Bienvenido a casa, Sasuke-kun.

El simplemente asintió, dejándose envolver por los brazos femeninos.

O – o

Soltó un suspiro de satisfacción cuando el agua entro en contacto con su piel, relajando sus músculos. Echo hacia atrás su cabeza apoyándose en el quicio de la bañera, fundiéndose con los aromas del jabón. A lo lejos podía escuchar a su esposa deambular de allá para acá, terminando de preparar la cena para ambos. Inclusive le había preparado el baño y busco ropas limpias para él. Eso no cambiaba ni con los años. Sakura tenía la maldita manía de intentar complacerlo siempre, y parecía poner sangre y sudor en ello.

Era una verdadera molestia.

De pronto aquellas pisadas cambiaron de dirección, esta vez entrando al baño que ya estaba cubierto de vapor. Observo de reojo como la puerta era abierta, dejando entrever el rostro de su esposa un tanto preocupado.

–Sasuke-kun… ¿está bien el agua? –pregunto, sujetándose del filo.

–Hm.

–¿Necesitas algo más?

–No.

–Ah – ella recordó algo, llevándose un dedo hacia el mentón – Toallas – menciono, poniéndose rápidamente de pie – Voy a traerlas. ¡Ahora vuelvo!

Entonces giro sobre sus pies rápidamente para buscar lo que había olvidado. El considero que no era necesario, pues podía hacerlo el mismo. Pero tras pensar, llego a la conclusión de que no sería realmente buena idea salir desnudo, goteando y terminar por mojar el suelo que Sakura con tanto esmero limpió. Sin mencionar que la chica todavía no se acostumbraba a la idea de verlo sin ninguna prenda encima, siendo que para él era todo lo contrario. Sasuke prefería admirar las suaves curvas, la pálida piel, los suspiros, disfrutando del roce intimo que le proporcionaban la fisonomía de su antigua compañera.

Aunque claro esto se lo guardaba para sí mismo.

Volvió en si cuando la chica regreso con una sonrisa y un par de toallas en sus manos. Dio unos pasos entrando, mientras él la siguió con la mirada hasta el momento en que deposito la prenda sobre una sillita, dispuesta justo a su lado. Pensó que luego de esto ella se iría a continuar con sus labores culinarias, pero para su sorpresa eso no ocurrió. Contrario a esto la joven mujer se arrodillo, con las mejillas sonrosadas mirándolo de tanto en tanto. Quiso preguntar qué pasaba pero se abstuvo cuando vio la sonrisa sobre los labios femeninos. Sincera. Radiante.

Con su particular mutismo la miro a la cara, serio, impávido. Fue entonces que reparo en el vapor, que comenzaba a hacer su parte en la piel femenina, que dejaba entrever aquel vestido.

Sin llegar a ser cursi, para el Sakura era atractiva. Siendo ella misma en su naturaleza. Su cabello, sin importar su largura, la mirada jade, su actitud dulce pero valiente, inclusive esa fuerza salvaje que había adquirido con el paso de los años. La pequeña nariz, su sonrisa amable, los suaves labios, su actitud impulsiva, la clavícula, la naciente de sus pechos…

Oh, mierda.

No pudo contenerse. Demasiado tiempo fuera. La sujeto de la nuca empujándola contra su boca, uniéndolas rápidamente. En un gesto brusco, pero no le dio importancia. La miro a los ojos mientras la besaba y ella parecía estar demasiado perdida como para seguirlo. Soltó un gruñido empujando su lengua, obligándola a entreabrir su cavidad. Ella como pudo obedeció, cerrando sus ojos al tiempo que el rubor manchaba sus mejillas. Suspiro contra su boca y eso solo provoco un estremecimiento en su cuerpo. Demonios.

–Sa-sasuke…-kun – musito, mientras el arremetía con otra oleada de besos – La… cena.

Al cuerno todo.

–Después – articulo, más entretenido en perfilar su boca.

Sin dejar de besarla logro apañárselas para levantarse de la tina, sintiendo una exclamación contra su labio. Ignoro esto, y la sujeto de las caderas alzándola, mientras ella por inercia le rodeo con ambas piernas. En un gesto que rozo demasiado, sonsacándole un gruñido ronco de satisfacción. El vapor del lugar le daba ese aspecto terriblemente sensual, excitándolo sobremanera. Busco a tientas un mueble en donde Sakura solía dejar el shampo y otras cosas para el baño. Ni se molesto en retirarlas cuidadosamente. De un manotazo lanzo todo, y rápidamente la sentó sobre este mientras con su boca avanzaba hasta su oído. La escucho gemir, y temblar. Sonrió torcidamente, sin dejar de acariciarla. Ella se aferro a él, enterrándole las uñas sobre la espalda mientras el placer comenzaba a tomar posesión de su cuerpo.

La sujeto del mentón enterrando su lengua nuevamente, sus dedos bajaron hasta el vestido abriéndolo sin contemplaciones. Se lo arranco, dejándola rápidamente sin nada más que aquel conjunto de encaje que era su ropa interior. Bajó su boca hasta sus pechos, mordiendo sobre la tela que los cubría. Ella se estremeció aferrándose a él, mientras pronunciaba su nombre. Ni siquiera pareció molestarse al notar que estaba desnudo. El calor de la piel femenina lo enloquecía, sin poder evitar abrazarla sintiendo su piel rozar la propia.

La sujeto de las nalgas, empujándola contra la naciente erección que ella pareció recibir gustosa soltando un sensual gemido. Oh, su columna vertebral sufrió el estremecimiento de otro escalofrió.

–Sakura.

La llamo en un tono ronco, profundo, y suplicante. Sus ojos brillaban seguramente de excitación. La necesitaba. Si, mierda. Fundirse en ella, y llenarle de un perlado sudor. Ella pestañeo, con los ojos entrecerrados aun presa del momento pasional, abierta de piernas, y lista para recibirlo. Con una suave sonrisa le apremio a que continuara. Y él no se hizo rogar. Bajo la última prenda lanzándola al demonio, y sin admiraciones se hundió dentro de ella. Apoyando el rostro en su hombro, mientras la joven se mordía el labio reteniendo los sonidos que escapaban de su boca. El mueble bajo ella crujió en cada embestida, mientras se acercaba más y más al límite. Los pechos se apegaban rozándose, y siendo cubiertos por su amplio torso. Sakura se había vuelto tan pequeña, tan manejable, lograba hacerse liquida entre sus brazos y eso sencillamente le encantaba.

Las uñas se clavaban brutalmente, y sus ruidos en pleno oído lo obligaron a empujar con más fuerza. Maldiciendo a esa condenada mujer por volverlo loco.

Estar en su interior sencillamente le sabía a gloria. Lejos de la primera vez, cada vez aprendía algo nuevo de su cuerpo, una forma distinta de acariciarla, de hacerla gemir. Mierda, y ella y no se quedaba atrás.

–Sasuke-kun! – grito ella llegando a la cumbre de placer. Y el la acompaño.

Se mordió el labio sujetando su cabeza y rodeando con su otro brazo su cintura, casi a punto de romperla. Respiro agitado, escondiendo el rostro en el pequeño espacio entre el cuello y hombro de su mujer, mientras intentaba calmarse. Su esposa lo abrazo mientras su pecho ascendía y descendía acusando la actividad anterior. Transcurrieron un par de segundos en ese mismo lugar hasta que logro estabilizar su respiración. Se aparto de ella, en busca de la toalla y cubriéndose con la misma su cintura.

Volvió a mirar a la chica. Continuaba en la misma posición que momentos antes la había dejado, con la mirada perdida y cansada. Soltó un suspiro, echándose el cabello hacia atrás. Siempre que tenían relaciones, su mujer terminaba quejándose del dolor de caderas y tenía que ser él quien la atendía.

Esta vez no sería la excepción.

La sujeto cargándola entre sus brazos con cuidado. No fue muy difícil cuando tu chica no llega ni a los 50 kg. Con su mano le aparto un mecho rebelde que se coló en su mejilla, una forma de disculpa por lo bruto de aquel retoce. Quiso taparla con algo o hacer que se vista, pero sus intenciones rápidamente fueron truncadas. De soslayo vio como la prenda rojiza había pasado a mejor vida, por lo que decidió cubrirla con una bata de baño que encontró prolijamente colgada para él. Cubrió su torso y camino con claras intenciones de llevarla a la habitación. Recostarla y dejarla descansar. Llevaría una bandeja para ambos y cenarían en la cama.

No era un mal plan.

–Sasuke-kun –Sakura, que hasta ahora se había mantenido en silencio, levanto su mano para acariciar su mejilla, demasiado amorosa.

–¿Hm?

–Te amo.

Y como era lógico el calló. Sus ojos buscaban un punto muerto, mientras sus dientes se apretaban dentro de su boca.

Odiaba esta parte porque se sentía como el vengador que era, incapaz de merecer amor. Su cabeza aun buscaba la lógica en la acciones de la pelirosa y eso lo llevaba a comprender que realmente ni su matrimonio lograba estabilizarlo en un mismo lugar mucho tiempo. Pero eso no era culpa de su mujer, por su puesto. Era culpa suya. Demasiada sangre derramada por sus manos, demasiadas cargas, demasiadas culpas. Se había equivocado demasiado, y lo aterrorizaba hasta la muerte terminar arrastrando a Sakura a ese mundo oscuro.

¿La seguiría haciendo sufrir por el resto de su vida?

No dejaba de cuestionarse si realmente era justo que ella lo amara.

O – o

Se removió entre las sabanas, buscando inconscientemente el calor contrario, sin encontrarlo. A tientas y en medio del adormecimiento no lograba dar con su esposa. Se sentó sobre la cama, mientras murmuraba algo inconexo, y se frotaba el cabello con pereza. Aun era de noche, pero tras dar una rápida mirada al reloj sobre el velador pudo notar que ya era madrugada. Repaso con sus ojos el lugar, preguntándose donde estaba la mujer que el mismo había recostado.

De pronto sus oídos captaron un sonido que al Uchiha le pareció un tanto extraño. Intento localizar de donde provenían, descubriendo que eran desde el baño. Iba a recostarse nuevamente con intenciones de continuar durmiendo cuando aquel sonido se intensifico en algo que parecía ser más un vomito que otra cosa.

–Tsk.

Rápidamente se levanto, corriendo en dirección al lugar. Abrió la puerta, sin siquiera preguntar si podía o no, pero no se arrepintió.

–¿Sakura?

La aludida se encontraba de rodillas junto a la tapa del váter, con los cabellos resbalando por su hombro, mientras su boca retenía las arcadas que subían hasta su garganta. Tenía un aspecto bastante deplorable. Se acerco hasta ella con claras intenciones de ayudarla, aun sin saber cómo.

Ella era la ninja medico, el no tenía idea que hacer en esas situaciones.

Le aparto el cabello sujetándoselo para evitar que lo ensuciara.

Ella limpio su boca con el dorso de su mano, en silencio. Eso lo perturbo todavía más. ¿Era algo grave…? La sujeto del mentón para que lo mirase, quizás de esta forma podría descubrir qué demonios era lo que tenía. O si podía ayudar de alguna forma. Cuando quiso llamarla, un estilizado dedo se poso sobre sus labios silenciándolo. Pestañeo, frunciendo los labios tras su piel. La mujer se llevo las manos hasta el plano abdomen acariciándolo con demasiada insistencia. De pronto se sintió demasiado desnudo aun con toda esa ropa.

No.

¿Acaso…?

–Seremos padres.

–…. ¿Qué?

–Seremos padres – Volvió a repetir, como para sí misma. Como una afirmación a sus dudas internas. De pronto el rostro de su esposa se ilumino, y la sonrisa tan jodidamente dulce fue una estocada que termino por hundirlo.

–…

–Sasuke-kun – sujeto sus manos, tan radiante, con el rostro sonrosado, y el cuerpo temblando de emoción. El por su parte sintió que su estomago se revolvía y el suelo donde estaba pisando se había abierto lanzándolo a un abismo.

Las siguientes palabras parecieron más una condena que otra cosa.

–Estoy embarazada.

Continuara…


¿Que les parecio? Reviews constructivos plss!

Los capítulos serán levemente cortitos! Espero que les haya gustado y sigan apoyándome en esta cruzada por el SASUSAKU 3 skdjsd

Saludos!