Sumario: Todos tenemos una debilidad… lástima que Edward no puede entenderla. Soy un horror para los sumarios, lo sé… x3 Pero bueno.

Descripción: oo; Sinceramente, no sé qué me estaba imaginando. En uno de mis delirios (o cosas que sueño mientras estoy despierta y aburrida, díganle como quieran) me imaginé a Envy y a Ed, Envy abriendo y cerrando la mano diciendo "Tuc tuc, tuc tuc" oo;; Y acá está el resultado. Tiene sólo 396 palabras, así que es sólo un drabble… pero no pertenecía a mi serie de Drabbles, por eso esta acá, como una historia aparte.
Personajes/Parejas: Envy y Edward, pero no en pareja…
Rating: K.
Género: …la verdad que no sé oo Es general, quizás un poco angustiante pero… no mucho.
Disclaimer: No soy dueña de FMA, pero si soy dueña de ese fic, lamentablemente…

Notas de la Autora: Flames calientan la estufita. Especialmente en estos días en los que, en Buenos Aires, está haciendo un frío de locos. Reviews y críticas constructivas que me ayuden a escribir mejor, bienvenidos sean. Ah, y otra cosa… no sé que le pasa a pero por alguna razón, cada vez que subo un fic, se traga un par de acentos, signos de puntuación, etc. Yo soy algo histérica con el tema de la ortografía, así que si por alguna razón ven algún error… no fue mi culpa --…

Referencias: Todo lo que empieza o termina con – es un diálogo. "…" son pensamientos. El resto creo que se entiende.

Cuore

–¿Sabes cuál es tu debilidad?

Las esferas de amatista hicieron contacto visual con el oro que había en sus ojos, el cual ardía con pasión… odio.

–No– respondió el rubio con determinación. Después de todo, nadie podría jamás convencer a su orgulloso espíritu que existía una posibilidad de que fuera débil a algo. No, no a Edward.

–¿De veras? – se burló su enemigo, una mueca de placer asomándose en su rostro, sutil como el alba que reverbera en las montañas. No cabe dudar, Envy no se sentía para nada culpable. Algún día, quizás en el mundo de ultratumba si existe tal cosa, Ed envidiaría lo que alguna vez el pecado le quitó: su propia vida.

–Ah, te niegas a hablarme– el homúnculo habló de nuevo. Sí, Edward se negaba a verlo a los ojos, a hablarle, porque no quería entender que éste era aquel destino que se le había impuesto.

–No… tengo… debilidades…– alcanzó a decir el alquimista, con un hilo de voz, por poco gastando el escaso aire que le quedaba.

–Es algo que ni tú ni ningún humano jamás pudo ver– explicó Envy. Cerró su puño, y lo subió lentamente hasta que estaba en frente de los ojos del Elric, quien los cerró con rapidez, aunque sin admitir que estaba asustado con la idea que Envy le pegara.

–Tu debilidad… – suspiró, absorbiendo los momentos de soberbia en los que era la fuente del miedo del joven alquimista. –Es algo adentro de tu pecho…– señaló, llevando la otra mano para apretar suavemente, con un dedo, el lugar donde el corazón de Ed latía con frenética rapidez –…que te diferencia de mí.

"Mi corazón." comprendió Edward. Iba a hablar, pero algo lo inmutó en un triste y frío silencio. Debe de haber sido la mirada en los ojos de Envy.

–Ese algo, hace esto: – pausó para apretar su puño, abrir su mano parcialmente, apretar su puño, abrir su mano parcialmente… así tantas veces como fueran necesarias, a la vez que musitaba, en forma de onomatopeya, "Tuc tuc, tuc tuc"…

–Mi corazón– los pensamientos de Ed, esta vez, salieron al exterior. Envy sonrió abiertamente.

Antes de que Envy pudiera si quiera dañarlo, lo despertó un destello de luz que se asomó por la ventana, indicándole a Edward que, aunque sea por esta vez, todo eso había sido un sueño, y se le permitía vivir un día más.