Los otros dos ya han sido llevados a su calabozo, junto con los demás. Se escuchan los gritos de la chica, siendo torturada por su tía. El lo ve, y se siente mal, triste. Y tiene miedo. Sus ojos comienzan a arder un poco y a volverse cristalinos. Siente que va a llorar, pero no quiere, ni puede.
Su madre le ve y le pregunta:
— ¿Qué sucede, hijo?
Bosteza para ocultar sus lágrimas.
— ¿Falta de sueño, quizá? —Esa fue su excusa.
FIN
