Disclaimer: Me parece que Himaruya podría hacer algunos fanart bonitos sobre esto.
La Guerra Cimbria
La primera vez que Italia estaba en peligro porque los sajones casi capturan al cónsul en la batalla de Noreya, Germania pudo capturarle... ¿Sabes? El fragor de la batalla es difícil, podrían haberse visto, pero es un punto pasajero, se encuentran las miradas un segundo, Roma hace un gesto de burla obsceno en plan "vamos a ganar nosotros" Germania frunce el ceño y ambos se giran a matar a alguien más en algún lado.
Pero luego, cae la tarde y al retirar las tropas un grupo captura al cónsul. Roma lo nota y se abalanza al rescate... tras un tira y afloja acaba siendo él el capturado, pero al menos el cónsul escapa y es en la tienda de los prisioneros donde Germania vuelve a verle, haciendo seguramente el censo de bajas y de capturas del día.
Cubierta de barro, polvo, suciedad y sangre... sobre todo sangre, la cabeza morena de pelo rizado se apoya contra el mástil de madera de más de veinte dedos de diámetro (está seguro) clavado en el suelo. Está encadenado a él y si no estuviera tan cansado estaría intentando romperlo, pero la madera es joven y fibrosa, aun con todas sus energías y las herramientas adecuadas llevaría un rato.
Esos putos bárbaros cimbrios le habían capturado después de todo y ahora pretendían quien sabe si matarle de sed... o de frío, más que nada de frío. Recoge las piernas por el suelo de tierra en el que está sentado bajo la tela de la falda medio rota y sucia intentando mantener el calor corporal. Por lo menos no le tenían a la intemperie, si no en una tienda, una tienda que definitivamente había visto tiempos mejores. Hay más mástiles con cadenas, los hijos de puta planeaban hacer más prisioneros... casi capturan al cónsul de no haber sido por su intervención, pero por lo visto todavía no hay más de sus hombres o los muy salvajes los han decapitado a todos al amanecer...
Se pone nervioso con ese pensamiento, pero la madera sigue pareciendo tan sólida como hace cinco segundos y los eslabones de las cadenas igual de bien engarzados, otra cosa quizás no pero los muy traicioneros sabían trabajar el puto metal. Igualmente da un par de tirones de nuevo, por si acaso.
Repentinamente hay mucho movimiento a su alrededor y barullo general, entra un soldado y le mete un buen golpe en la cara que debe dejarlo medio inconsciente.
Roma mira alrededor, recogiéndose más y hace esfuerzos por seguir consciente, apretando los ojos para resistirse al mareo, pero llevan varios días de marcha, batallas, comer mal, dormir poco y moverse demasiado.
Una mano fuerte y tosca le toma de la mandíbula y le endereza la cabeza, alguien le echa un poco de agua en la cara y unos ojos azules intenso le miran fijamente. Abre los ojos ámbar de golpe y boquea un poco para tomar aire. Sacude la cabeza intentando quitarse el agua de los ojos y con la respiración acelerada trata de descubrir su situación ahora.
—¿Quién eres? Eres diferente al resto —preguntan más o menos agresivo, en sajón y una mano pesada y firme le vuelve a meter un golpe en el abdomen. Hay unos gritos en riña con molestia. Más pisadas alrededor, un par de órdenes, y unas manos le levantan con muy poca delicadeza hasta sentarlo en una silla. Las manos están aún amarradas a su espalda, y una herida desagradable en la ceja le sangra lo bastante como para que le escuezan los ojos y tenga la vista bastante nublada por ello.
Cuando le mueven de esa forma se nota también una costilla rota y varias magulladuras, el golpe le deja sin aire. Su coraza está rota, su casco perdido y su gladius seguramente sustraído. Frunce el ceño mirando al dueño de la voz con agresividad, aun furioso con la situación y tiene que dominarse a sí mismo para no responder de forma rebelde, cerrando el ojo de la herida que acaban de abrirle.
Germania le mira de arriba a abajo, valorándole... sabe que es alguien más importante que el resto, lo ha visto en batalla y hay algo más, una señal de los dioses quizás, que le asegura que este hombre no es solo uno de los capitanes que ha hecho un acto heroico al impedir la captura del estúpido "cónsul" como había oído que le llamaban al hombre. Esta especie de... corazonada es lo que ha hecho que pidiera que se lo trajeran a su tienda. Inclina la cabeza.
Roma le sostiene la mirada y trata de humedecerse los labios, aunque tiene la boca seca y pastosa, sosteniéndole la mirada. Entiende bastante el sajón, lo aprendió cuando empezaron a tener problemas con ellos y él cree que más o menos sabe hablarlo. Es mentira, lo que sabe es hacerse entender a base de gritar, gesticular y hablar lento.
—¿Quién eres? —pregunta acercándosele un poco, pero no lo bastante como para estar en lo absoluto a su alcance. Debe vérsele cansado igual por la batalla, pero se ha limpiado después de esta, se ha lavado las manos, se ha puesto unas pieles en los hombros, Trae una lanza nueva, ya que la suya se ha roto en batalla.
Roma igualmente entiende que este hombre le nota diferente, su supervivencia puede depender de que NO sepa quién es realmente en estas circunstancias. Se identifica como decurión de la tropa concreta en la que estaba peleando, en latín, pero no da su nombre, solo el de la legión.
Germania niega con la cabeza impacientemente, levanta la lanza y le pone la punta de metal en la base del cuello. Frunce el ceño.
—Te he visto pelear, no eres un soldado cualquiera. Y me entiendes. ¿Quién eres?
—Tú también entiendes el latín, ¿eres tú diferente? —responde en latín tragando saliva y sosteniéndole la mirada. Germania le mira sin entenderle.
—Trae a la chica —pide a uno de sus hombres haciendo un gesto con la mano. El romano frunce el ceño porque no le ha contestado.
El hombre asiente y sale de ahí, Germania le da la espalda al romano acercándose a otro de los hombres y a la mesa, murmurando cosas en lo que miran algo sobre ella. Germania calla al hombre con un gesto después de hablar un poco con él.
Roma les mira con curiosidad intentando entender algo y revuelve las cadenas de nuevo. El germano le mira de reojo, frunciendo el ceño algo impaciente. Murmura un poco más con el hombre mayor a su lado.
Hay cierto revuelo y entra a la tienda una mujer bajita y morena, un poco pálida a pesar de su color de piel, con ojos verdes y grandes. Germania frunce el ceño y se acerca a ella que da un paso atrás asustada. La detienen de igual manera sin que pueda ir muy lejos.
Roma da un salto automáticamente poniéndose de pie al verla tratando de ir hacia ella al reconocerla como de las tierras del sur, quizás de las suyas. Las cadenas tiran de él y cae de nuevo a la silla con un gesto de dolor.
—Habla y di lo que quiero que digas. Sabes el castigo si no lo haces —ordena Germania acercándose a ella, que abre los ojos como platos y tiembla. Suplicando en sajón, como respuesta, que no haga nada, que dirá lo que quiera.
—¿Quién eres? ¿Eres romana? ¿Estás bien? —pregunta Roma a la chica. Ella mira a roma con TERROR, temblando más.
—¿Qué está diciendo? —pregunta Germania empezando a impacientarse bastante más de la cuenta.
—Sucio bastardo cabrón como le pongas una sola mano encima te juro que te... —vuelve a revolverse tirando de las cadenas intentando soltarse sin poder evitar ahora salirle la ira.
—E-Esta preguntando que... —balbucea ella y se calla cuando escucha al romano.
—Was? Está preguntando qué? —protesta Germania frunciendo el ceño más y dando otro paso hacia ella, agresivo, señalando al romano.
—E-E... l. Él está... el preguntar… sobre... quien soy, preguntar, luego decir que.. —vacila.
Roma frunce el ceño medio levantado, con las piernas un poco abiertas y actitud agresiva.
—¿Qué es lo que ha dicho? Ha dicho "cabrón", eso sí sé qué es —frunce el ceño y mira al Romano y luego a ella—. ¡DIME!
Roma aprieta los dientes porque SABE que esta no es una buena estrategia.
—Relájate y responde sus preguntas, no queremos que te mate, parpadea una vez para asentir y te llevaré conmigo cuando escape —pide Roma.
—¿Qué ha dicho? —insiste Germania frunciendo el ceño y gritándole a la chica en la cara, antes de volteársela de un golpe con el dorso de la mano
A lo que el romano vuelve a tensarse dando un salto y tirando de sus cadenas, pero ella parece llevar ahí tiempo, quizás ha entendido algo que han dicho, quizás pueda contarle algo, además de alguna forma si les es útil no la matarán, no puede revelar aunque sí sabe hablar sajón.
—Te está insultando, haberte llamado sucio cabrón... ha dicho que no quiere que me mates... —susurra ella en pánico—. N-No lo hagas, bitte... bitte, bitte!
Germania se aprieta el puente de la nariz y se acerca al romano con cansancio, tomando su lanza que había recargado e la pared.
—Puedo matarla... a ella y a ti si se me da la gana, así que deja de hacerte el idiota —le mira con los ojos entrecerrados —. ¿Quién eres?
Roma le encara con el ojo pegajosisimo por la sangre, se lo frota un poco contra el hombro.
—Dile que soy un Decurión de la compañía que les ha atacado. ¿Hace mucho que estás aquí?
Germania mira a la chica entendiendo la palabra decurión.
—Dice que es un decurión... de los soldados que te atacaron —vacila un instante con miedo.
—No es esa la respuesta que quiero, y como no me diga exactamente lo que quiero voy a hacer lo que sabes que voy a hacer —se separa de Roma y le apunta con la lanza —. ¿Quién eres?
Frunce más el ceño y sonríe un poquito de lado sosteniéndole la mirada.
—Mátame ahora y nunca lo sabrás —le reta y se humedece los labios como puede con la boca pastosa y la lengua de esparadrapo.
—Nein... nein, nein... —suplica ella al germano con miedo, acercándose a él y echándosele al suelo, latinosdramáticos.
—¡Dime qué es lo que dice! —protesta Germania de mal humor.
Roma aprieta los ojos porque ella no está contestándole y piensa que quizás sería mejor mostrar que no es necesaria, pero sigue con miedo de que entonces sí la maten
—Repite lo que has dicho... —solloza un poco ella hacia el romano, porque entre tanto drama no le ha oído.
—Que si me mata nunca sabrá quién soy. Yo sé hablar también pero temo que te maten si les digo, así que ayúdame, ¿sabes quiénes son ellos?
—Va a matar a mi hijo... —solloza y Germania oooooootra vez está histérico porque no les entiende y están hablando entre sí. La toma a ella del suelo y la levanta mirándole fijamente
—Cálmate, cálmate, no le hagas enfadar, no llores. ¿Tú hijo está aquí? Lo sacaremos de aquí —suplica Roma intentando ir hacia ella otra vez.
—Cállense, los dos... NO hables con él, habla conmigo —Germania la sacude y seguro la golpea o le da un rodillazo o cualquier clase de bestialidad por el estilo
—¡No la golpees, hijo de puta! —chilla Roma de nuevo intentando soltarse
Golpes a todos, yay! Le da uno bueno en la cabeza con la lanza a Roma pero él lo esquiva como puede, logrando que sea menor el impacto, aunque se cae al suelo de rodillas.
—Dime dónde os tienen a ti y a tu hijo —pide desde el suelo.
—¿Qué está diciendo? —pregunta Germania encolerizado.
—Tú calmar, yo hablar a tú —pide Roma en sajón—. Tú soltar mujer y niño y yo hablar
Germania parpadea.
¿Alguien preguntaba por la nueva historia de los miércoles? Un poco más de Roma/Germania :D
