Espero que tengan, o hayan tenido, Buen Día.
Para las personas que son nuevas en esta historia, quiero agradecerles que le den una oportunidad. Estos dos capítulos que leerán a continuación serán una reedicion de los primeros capítulos ya escritos y publicados, pero, con una forma de lectura más adecuada (los antiguos no se podían leer de plano jejeje)
Disfruten la lectura y con esto damos comienzo a la semana final de esta historia; a la semana mágica de Hechizo...
Hechizo: Recuerdos del corazón.
Con cada encuentro es inevitable que haya una despedida.
Lo único que iluminaba mi camino de regreso a casa eran las tenues luces amarillas de las farolas; en la calle no se percibía ningún ruido; estaba completamente silenciosa; ni siquiera había gente alrededor; parecía que estaba completamente sola en la obscuridad de la noche.
Mi cabeza daba vueltas y vueltas mientras más caminaba; al parecer el alcohol comenzaba a hacer su efecto en mí. No podía enfocar bien el camino frente a mí; es por eso que tenía que hacer un esfuerzo para poder apreciar bien el asfalto húmedo por la lluvia y las múltiples luces de la calle.
Harta de no poder ver bien, levanté la mirada y lancé un profundo suspiro. Mis ojos se posicionaron en la gran y hermosa luna plateada que se cernía en el cielo nocturno; esa noche estaba increíblemente hermosa, se veía tan grande que parecía casi irreal.
De pronto, algo en la lejanía llamo mi atención, era una silueta que se dibujaba en contraste con la luz de la luna y pasaba entre las nubes que se acumulaban alrededor de ella. Parecía que se movía velozmente. Entrecerré los ojos e hice un esfuerzo por ver a la sombra que volaba frente a la gran luna llena, era extraño, esa pequeña mancha en la luna no parecía a algo que hubiera visto antes, pero por alguna razón me llamo la atención. Se veía tan lúcida frente a mí que al instante descarte la idea de estar soñando, no era un avión, eso estaba claro para mí, era algo más pequeño. Sorprendida vi la mancha negra en el cielo; la cual parecía volar más rápido. No podía ser, no podía ser que esa cosa fuera una persona, pero por alguna razón en mi cabeza lo parecía así.
Comencé a caminar frente a mí sin despegar la mirada de lo que sea que fuera eso. Paso a paso traba de ver mejor a aquella mancha, hasta que por fin me detuve en seco al ver frente a mí como un rayo color dorado golpeaba a la sombra en el cielo provocando un estrepitoso sonido parecido al de un trueno. Entonces, un brillo carmesí ilumino por un momento la obscuridad de la noche y, a lado de la silueta, apareció otra criatura junto a la primera; esta parecía tener alas y sujetaba a la sombra con todas sus fuerzas. Estuve pendiente todo el tiempo al ver como aquella criatura agitaba desesperada sus alas y lentamente caía con la sombra a cuesta hacia el bosque que estaba frente a mí.
No podía describir lo que acababa de ver. Mis piernas comenzaron a temblar, pero no era de frío, sino de incertidumbre. Mi corazón latía muy rápido dentro de mi pecho mientras que un sentimiento de curiosidad colmó mis pensamientos. Sin quererlo realmente, comencé a caminar lentamente frete a mí; hacia a aquel bosque obscuro. Por alguna razón dentro de mí surgió una necesidad de saber si lo que vi antes era real, o si solo eran imaginaciones mías creadas por las copas de alcohol que llevaba encima.
Al llegar al obscuro bosque, titubeé un poco de seguir de frente para alimentar mi curiosidad o si debía de ser sensata y volver a mi apartamento y olvidar todo lo que vi antes. Pero, aunque quisiera, mis piernas temblaban impacientes por seguir caminando y un cosquilleo interno me impedía retroceder sobre mis pasos; la única forma de calmar mi ansiedad era hacer caso a mis presentimientos y adentrarme a ese obscuro y sinuoso bosque.
En mi bolso llevaba una pequeña linterna como llavero, solo para emergencias. La tenue luz amarillenta de la linterna ilumino mi camino entre toda la oscuridad que rodeaba a los arboles; los sonidos lúgubres del interior me hacían sentir insegura, las piernas me temblaban y en más de una ocasión quise salir corriendo, pero seguí adentrándome hasta ver un claro donde los rayos de luna pasaban iluminando entre los árboles.
Entre el crujir de mis pasos contra la tierra húmeda pude escuchar de pronto un suave gemido. Asustada deje caer la linterna y lleve mis manos a mi boca; tratando de silenciar un grito que desesperado quería salir. Mis ojos se abrieron con sorpresa al ver lo que estaba frente a mí. «Definitivamente tenía que ser un sueño», repetía constantemente dentro de mi cabeza.
En el claro de luna había una chica, postrada sobre una gran roca y cubierta por lo que parecía ser lodo; o al menos es lo que a mí, a la distancia, me parecía. A su lado, y acercándose lentamente al cuerpo de la chica, había un gato de un color bastante extraño —podía jurar que su pelaje era de un tono rosado—; en una de sus orejas llevaba un adorno con forma de estrella. Por último, y tomando la mano de la chica postrada a sus pies, estaba una chica pelirroja que llevaba puesto un vestido viejo de color purpura y, al igual que sus botas negras, del mismo color llevaba una raída capa que le cubría la espalda.
No podía apartar la mirada de la chica que estaba acostada sobre aquella roca, y menos cuando lo que más me llamaba la atención era su largo cabello de un inusual tono purpura, el cual parecía desprender una extraña luz brillante. Poco a poco, desde las puntas, su cabello comenzaba a perder esa luz.
Entre desesperadas respiraciones de angustia, levante asustada la cabeza. Ojala nunca lo hubiera hecho ya que fue tal mi sorpresa al volverme a encontrar con el cabello escarlata de aquella chica que pensé que mi corazón se detenía momentáneamente; y es que de su cabeza sobresalían un par de alas tiesas y negras, parecidas a las de un murciélago. Pero lo que más me sorprendió paso después, cuando una luz rosa ilumino el claro y repentinamente, frente a mí, apareció otra chica. Me frote desesperada los ojos después de que la luminiscencia rosada perdió su brillo. Definitivamente estaba soñando, definitivamente era algo irreal lo que estaba pasando frente a mí; y es que no podía hallar explicación a la extraña transformación que había sufrido aquel gato el cual había adoptado la apariencia humana de una joven niña. Ella vestía similar a la chica pelirroja: llevaba un viejo vestido rojo de una pieza que le cubría hasta las rodillas, unos zapatos negros con correa y una capa igual de desgastada; pero lo que más destacaba era el par de orejas de gato que sobresalían de su largo cabello negro.
Mi corazón empezó a latir desesperado. No sabía lo que estaba sucediendo frente a mí. Tenía que huir de ahí, pero, por más que lo intentaba, mis piernas tiritaban por el miedo y parecía que estaba pegada a la tierra.
—¿Va a estar bien? —Entre mis respiraciones logré escuchar la voz de la chica con orejas de gato; era aguda y nasal. Comencé a temblar más. Entre mi desesperación trate de moverme y esconderme detrás de un árbol que convenientemente estaba a un lado mío; procurando hacer el menor ruido posible. No sabía que me pasaría si alguna de esa chicas me descubría; ni siquiera quería pensarlo.
—N-No lo sé, esa idiota le dio un impacto directo… —La chica pelirroja se acercó más a la peli-púrpura—, está muy débil, está perdiendo su magia… —La voz de aquella chica era más dulce y suave, sin embargo logro hacer que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo al escuchar de lo que hablaba.
—¡Maldición! —Bramo la chica de cabello negro mientras se acercaba a la roca en la que estaba aquella chica inconsciente—. ¡Esa niña mimada nos venció! —Con impotencia golpeo la roca frente a ella; su ceño se frunció en furia y desesperación—. Esto no se quedara así, te juro que si algo le pasa a ella, si algo le pasa…, te juro que la asesinare…
—Este no es el momento para que te pongas así. Tenemos que encontrar medicinas; algo para hacer una poción, sino…, no quiero ni pensar en lo que pasara si no nos damos prisa.
La chica de la roca parecía realmente herida; pero yo no pensaba en la sangre que se derramaba por sus costados, o en aquel brillo extraño que irradiaba su cabello, lo único que quería era salir huyendo de ahí; tenía tanto miedo que no podía pensar en otra cosa.
Aterrada, comencé a retroceder lentamente; cerciorándome de ser lo más silenciosa posible. Extrañas respiraciones salían de mi boca. Mi mirada permanecía siempre atenta a cada movimiento de las dos chicas que se acercaban más y más a la peli-purpura. Pero, justo cuando di un paso hacia atrás, el crujir de una rama de árbol resonó e hizo eco en todo el lugar.
Mi mirada se ensancho al ver como las dos chicas volteaban lentamente hacia donde yo estaba. Al verlas, al ver los ojos purpuras de la chica con extrañas alas de murciélago, y al ver los ojos carmesís de la chica con orejas de gato, no pude hacer otra cosa que salir corriendo con todas mis fuerzas. Ambas tenían una mirada fría la cual daba escalofríos; me congelaba el corazón y me aceleraba el pulso. Debido a la desesperación que sentía en ese momento, comencé a trastabillar tropezando con todo lo que estaba en mi camino, entonces, en un instante, la chica pelirroja apareció repentinamente frente a mí, haciéndome caer al suelo. Trataba desesperada de alejarme de ella restregándome contra la fría tierra, pero, al ver detrás de mí, me di cuenta de que no tenía escapatoria: la chica de orejas de gato se acercaba a paso lento y con una sonrisa juiciosa.
—¿Un humano? ¿Qué demonios hace una humana aquí? Por si no fuera poco con los problemas que ya tenemos.
La chica pelirroja se puso a mi altura y me sujeto bruscamente del rostro. Tenía una fuerza increíble; me levanto con una sola mano y me apretó del cuello dejándome sin aliento. Comencé a patalear con toda la fuerza que tenía, la cual se iba debilitando a medida que me aprisionaba más fuerte con sus manos.
—¿Que estás haciendo? No es momento de ponerte a jugar con una humana.
Caí al suelo bruscamente después de que la chica me soltó. Estaba muy aturdida, me faltaba la respiración y apenas si podía apreciar lo que había a mi alrededor. Un constante sonido zumbaba en mis oídos y me dejaba completamente sorda; lo único que podía ver era como las dos chicas discutían y señalaban hacia la chica inconsciente detrás de nosotras. Eso al menos hasta que pude apreciar mejor los sonidos a mí alrededor, y con ello de nuevo pude escuchar claramente las voces de ambas criaturas.
—Mientras tú te diviertes con la humana, ella aún necesita nuestra ayuda —La pelinegra señaló a la chica inconsciente—. Te puedes poner a pensar un poco en que pasara si no nos apurarnos en ayudarla.
—Y dime tú si recuerdas, Nico-chan, que ella nos dijo que si encontrábamos a un humano lo elimináramos inmediatamente; no debemos dejar que ellos nos descubran —Hablo con molestia la chica pelirroja mientras enrollaba un mechón de cabello en su dedo índice.
—¿Y tú crees que es el momento para eso? Si ella se muere todo lo que nos dijo se ira al carajo. Así que apresúrate e ignora a esa humana —con molestia, la chica se alejó lentamente, no sin antes agacharse y recoger algo del suelo: era una rama que parecía ser un rustica escoba de madera, la cual fue la causante de que me descubrieran antes—. Vaya, así que aquí estaba.
—¿Qué hacemos con ella entonces? —La pelinegra volvió a encarar a la chica frente a mí.
—Déjala, creerá que fue un sueño cuando despierte por la mañana.
Luchando contra mis piernas temblorosas, me trate de poner de pie. Un brutal mareo recorrió cada parte de mi cuerpo y me hizo trastabillar; me dolía la cabeza, era un dolor indescriptible que no podía soportar. Con voz trémula y temerosa, y tratando lo mejor posible de parecer firme, me dirigí a las dos chicas que aprecian ignorarme:
—¿Qué… qué son ustedes? —Dije con dificultad ya que comencé a toser debido al dolor en mi garganta.
—No es buena idea dejarla con vida Nico-chan —La pelirroja se acercó de nuevo hacia mí, amenazadoramente; pude ver como sus ojos amatista brillaban con rabia.
—Déjala —Dijo la pelinegra desinteresada mientras estrujaba la escoba de madera entre sus manos—. Dejémosla aquí, no creo que sobreviva si un depredador viene y termina el trabajo por nosotras —Los ojos de la chica se iluminaron de un intenso color carmesí.
Por más que trataba hablar las palabras no venía a mi cabeza. Lo único que hacía era temblar, temblar al ver como los ojos de la chica o criatura frente a mi resplandecían cada vez más, con un sentimiento de malicia reflejado en ellos.
—N-No pueden hacerme esto… —Apenas si mi voz salió en un susurro, tenía tanto miedo que mis ideas se confundían en mi cabeza; chocando unas con otras.
Desesperada, levanté la cabeza y busque una forma de huir de ese lugar. De un momento a otro, entre mi angustia, mi mirada se dirigió de nuevo al claro luna; al lugar donde estaba aquella chica inconsciente. Me sorprendí al ver que su cabello estaba completamente opaco, sin ningún brillo. Al verlo, mi corazón comenzó a latir con fuerza y mis pies se movieron por si solos; haciendo que involuntariamente caminara hacia el frente.
—¡Que es lo que haces! —Gritó la pelirroja a mis espaldas—. No pienses ni siquiera en acercarte a ella. Esto no está bien Nico, ¿no crees que esta humana puede ser una espía de la tonta bruja que hizo esto? —Me detuve en seco al escuchar sus palabras—. ¡Deberíamos de acabar con ella ya!
—¿B-Bruja? ¿Ella…? —Volteé asombrada a ver a la pelirroja, la cual me veía con furia—. ¡No sé de lo que hablan! Solo vi como algo impacto en el cielo y después me encontré con ustedes. Realmente no me importa si me creen o no, yo no tengo nada que ver con ustedes, solo déjenme ir… —Dije ansiosa y desesperada.
—¿Y quieres que te creamos ahora? —La chica pelinegra se acercó mí; una sonrisa se dibujaba en todo su rostro y de su boca salían débiles risas—. Y pensar que hace un momento estabas temblando. Pero ahora me queda todo más claro; debes de ser una espía de la estúpida bruja mimada —la chica estaba muy cerca de mí. Su sonrisa daba verdaderos escalofríos, y más al ver como se hacía más grande y burlona—. Está bien Maki-chan, puedes divertirte con ella, yo iré a buscar algo para curar las heridas de ella —Me dio la espalda y comenzó a caminar hacia donde estaba la chica inconsciente. Tenía que apurarme en decir algo o sino… Percatándome de las últimas palabras de la chica pelinegra, mire a ambas chicas con perspicacia.
—¿Q-Quieren medicinas cierto? —Mi cuerpo entero temblaba, no tenía la certeza de que lo que decía fuera a funcionar y convencerlas—. Tengo medicinas en mi apartamento, déjenme ayudarlas. —La pelinegra rió y se acercó de nuevo a mí.
—¿Realmente quieres vivir, cierto? Pero, ¿cómo sabemos que no eres una enviada de esa idiota bruja? ¿O me vas a decir que simplemente nos encontraste por casualidad? —Apreté los puños con fuerza. No parecía que lo que dijera fuera a funcionar, pero tenía que intentarlo; era frustrante pero no tenia de otra que someterme ante ellas.
—Juro que no tengo idea de lo que me hablan… Pero si hay alguna cosa que yo pueda hacer, entonces déjenme ayudarlas —Ante mi frustración, tuve que ponerme de rodillas en el suelo y suplicarle a ambas; nunca pensé que me tendría que rebajar tanto para rogar por mi vida—. ¡Por favor, estoy diciendo la verdad! Déjenme ayudarles.
Presione mis puños contra la fría tierra debajo de mí. Apreté los dientes esperando a que mis palabras funcionaran de algo. Ya no tenía tanto miedo como al principio, ahora lo único que sentía era enojo por haberme humillado frente a esas dos chicas.
—¿Así que tienes medicina, cierto? ¿Nico-chan, que hacemos? Realmente no estaría mal obtener todos los benéficos posible de esta humana —La chica de pelo negro titubeo un poco antes de decir algo; parecía pensativa. Al menos mis palabras habían servido de algo. Sin esperarlo, la chica llamada Nico libero un gran suspiro y me tendió la mano para ayudar a levantarme.
—Que te humilles de esa forma… supongo que es prueba suficiente —La chica volvió a reír, aumentando más mi irritación— De acuerdo, te dejare que nos ayudes —Me vio directo a los ojos; no podía apartar mi mirada de sus brillantes ojos carmesí—. Pero a cambio de tu vida quiero una recompensa a cambio —Dijo con una voz siniestra.
—¿R-Recompensa? Pero… pero no tengo nada que darles además de la medicina…
—Si lo tienes… —La chica pelinegra se acercó a mi rostro y la sonrisa en su rostro me dejo ver como un par de colmillos sobresalían de sus labios—. Quiero tus recuerdos de esta noche a cambio de tu vida. Sé que no es mucho, pero servirá como pago y una garantía de que todo lo que viste quede solo en el olvido —Me extendió su pequeña mano—. ¿Estás de acuerdo? O puedes quedarte aquí y morir lentamente por el hambre y el cansancio, y será más rápido y sin dolor si te ponemos un hechizo el cual haga que no encuentres la salida de este lugar hasta tu último aliento.
Ni siquiera me puse a pensar en las opciones que tenía, ambas requerían que perdiera algo, y prefería perder un día de mi vida a morir en soledad absoluta. Le di mi mano a la chica y cerramos el trato.
—¿Cuál es tu nombre…? —Me pregunto la chica con altanería—. Necesito saberlo para cerrar este trato.
—Eli, Ayase Eli —Dije en un susurro lo suficientemente fuerte para que ambas me escucharan.
—Pues bien, Eli —Al decir mi nombre, lo dijo con una voz burlona—. Trae contigo la escoba y muéstranos el camino hasta tu hogar —mientras tomaba la escoba, la chica me sostuvo bruscamente de la muñeca y me vio a los ojos con un aire amenazador—. Y más te vale no hacerte la lista con nosotras, porque no tendremos piedad contigo —sus ojos comenzaron a brillar con una luz de color carmesí. Sentí pánico al ver cómo me miraba; con ese sentimiento intimidante y estremecedor.
Comencé a caminar de frente hasta la salida del bosque. Iluminaba el camino con mi pequeña linterna mientras que las chicas me seguían de cerca. Entonces, volteé a ver a la chica pelirroja, a Maki, la cual llevaba el cuerpo de la chica inconsciente a cuestas. Me detuve un poco para quedar a su altura y mirar el estado de esa chica. Su cabello, que antes brillaba con los rayos plateados de la luna, había perdido todo color. Sus respiraciones eran irregulares y agitadas, y empeoraban a medida de que caminábamos. Antes no me había dado cuenta, pero, al tenerla tan cerca, pude ver que estaba vestida como las otras dos chicas: con un vestido purpura más brillante que el de Maki; con unas botas negras y unas medias del mismo color, agujereadas y que le llegaban hasta los muslos; pero sin duda, lo que más destacaba entre su cabellera purpura era el sombrero puntiagudo de color negro. La chica tenía una tez muy blanca; de un blanco plateado al igual que la luna que estaba en el cielo en ese instante. Me acerque un poco y roce su piel con mis dedos, era realmente suave al tacto. Su rostro era muy lindo, parecía una chica madura pero, por sus mejillas infladas y regordetas, y sus labios anchos, tenía un aire más infantil e inocente; era realmente hermosa. Nico se aclaró la voz para llamar mi atención, haciendo que saliera por completo de mis pensamientos. Comencé a caminar más rápido frente a ellas hasta salir del denso bosque.
Gotas de lluvia nos recibieron al salir del bosque, y después de eso, rayos y truenos resonaron estruendosamente e iluminaron centelleantes el cielo nocturno. Nico y Maki me seguían de cerca. No faltaba mucho para llegar a mi departamento. Las piernas aun me temblaban un poco a causa del miedo y de las frías gotas de lluvia que caían en mi piel, sin embargo, a las otras dos chicas no parecía importarles, solo continuaban caminando detrás de mí sin decir nada.
Espero que les haya gustado, se que no hay un cambio muy, muy significativo, pero considero que al menos esta un poco mas legible, simplemente quería redactarlo un poco mejor sin cambiar la esencia del primer capitulo.
Sin Más, Muchas Gracias Por leer y espero que les haya gustado el capitulo nuevo.
