Prologo: Las Alas Rojas
"¿Estais preparados para un descenso hacia Mysidia?" Decia un caballero envuelto en armadura negra con ligeros tonos morados que brillaban como una estrella. Estaba montado a bordo de una nave aerea bastante poderosa de color rojo en medio de otras 4 mas que hacian la forma de una flecha. Las cinco naves empezaban a descender lentamente hacia un continente con forma de dragon en el que se podia divisar un pequeño pueblo llamado Mysidia.
"¿Esto es Mysidia, capitan? No parece ser precisamente algo que nos pueda suponer algun problema, señor..." Decia un soldado pensando en lo que iban a hacer. Seguramente el ataque a el cristal supondria muchas muertes y perdidas y el no queria eso. Eran las Alas Rojas de Baronia y no unos ladrones asesinos.
"Son magos. Y saben demasiado sobre los cristales" Contesto el caballero oscuro a el soldado. Al llegar a tierra, la nave desembarco y mas de una docena de soldados bajaron de el. Entraron a Mysidia y, rapidamente, mas de la mitad de los soldados cubrieron las esquinas y pararon a los magos. Ellos sabian nada mas ver a el caballero oscuro que no estaban ahi para nada bueno... Ni mucho menos. Se notaba que el sentia culpa por lo que iba a hacer, pero aun asi, entro en la torre, bloqueo a los magos blancos y magos negros con su espada oscura mientras que dos, los jefes de ambas bandas, entraron en una sala. El caballero les siguio hasta llegar a un lugar donde estaba el cristal.
"¿Un caballero de Baronia? Formamos un pacto para construir el camino del diablo. ¿Porque nos atacas?" Pregunto un viejo sabio con una barba rubia y una tunica purpura. Levanto su baston de madera hacia el caballero y le miro fijamente.
"... Lo siento" Respondio el, mientras los soldados entraban y empezaban a atacar a los magos.
"... ¡No! ¿Porque?..." Pregunto el sabio. El caballero salto sobre el y choco su espada contra su baston. El sabio rapidamente se rindio y los soldados le llevaron a la esquina, mientras veia como sus compañeros morian y algunos eran apresados...
El caballero cogio el cristal del agua y se marcho de alli.
Horas mas tarde, en la aeronave de las Alas Rojas...
"¡Capitan Cecil, es injusto lo que le hemos hecho a los pobres inocentes de Mysidia! ¡Ellos no iban a atacarnos y estaban indefensos y aun asi, les robamos su cristal!" Gritaba uno de los soldados, de nombre Biggs. A los pocos segundos, otro compañero, llamado Wedge, seguia con la frase.
"¡Somos el orgullo de Baronia, Las Alas Rojas! ¡No unos viles ladrones asesinos!"
"... Sabian demasiado de los cristales y las ordenes del rey no estan hechas para desobedecerlas. El sabia que se iban a revelar y por eso nos mando aqui..." Respondio Cecil, mirando fijamente a los dos. Entonces, uno de ellos grito haber avistado monstruos y los demas los vieron cerca de el lugar... Cecil se puso en la cubierta casi al filo sin caerse y desenfundo su espada. Hizo una posicion con ella y de esta salio energia oscura que hizo que la mayoria de los enemigos cayera. Luego, dio un gran salto y fue saltando de enemigo en enemigo sin olvidarse de irles clavando la espada y cortandoles en pedazos.
