"Regalo navideño para Neko Delkho"
Espero de verdad que este pequeño drabble te guste, que sepas que tu idea funcionó como carbón para mi pequeña máquina mental. Gracias por recordar a esta bella pareja.
Drabble de 500 palabras participando en la Décima convocatoria de Gundam Wing Yaoi (página de Facebook)
(Navidad)
Los años que habían pasado no le hacían justicia, se veía hermoso, atractivo, se veía feliz. El verlo acabó por romper toda esperanza, esa que alimentó año tras año, imaginando ese mismo momento, soñando con distintas formas en las que le confesaría todo. Habían estado mucho tiempo juntos, jamás fue lo suficientemente valiente para decirle lo que sentía, lo que él le producía. Los minutos pasaban tan lentos que podía ver la arena en el reloj caer en cámara lenta. A su alrededor el mundo continuaba, la gente reía, lo saludaba, hasta su amigo, el joven de la trenza fue a su encuentro. Amaba la curvatura de sus labios al sonreír, el sonido de las carcajadas…. Jamás lo había visto reír de esa forma, todo era tan diferente.
¿Cuánto tiempo paso desde la última vez que se vieron?
¿Porque de pronto el dolor en el pecho parecía ahogarle?
—Quatre, ven, mira al bebe. —Debió tomar las fuerzas que surgían de la nada, para sonreír y avanzar, obligar a su cuerpo a dar un paso tras otro, en esa dirección, obligarse a parecer natural. Obligarse. ¿En qué momento el salón había aumentado de tamaño? Con cada paso, un recuerdo aparecía en su mente, ese hombre le había enseñado tanto, había perdonado su vida cuando tuvo ese horrible descontrol y le creyó muerto. Recordó las caricias cuando sufría de pesadillas, de la voz suave que lo acunaba, las tardes enteras en donde la música solía hablar por ellos, un lazo que las notas arrancadas de su violín se mezclaban con las respuestas que esa flauta le daba. ¿Por qué no dijo nada antes?
Otro paso más a su encuentro. Había aprendido mucho de Trowa, la fortaleza, el poder llevar a cabo una misión hasta el final, sin olvidar quien era. Sí, aprendió mucho. El cuerpo le pesaba tanto, que era una guerra interna la de seguir avanzando. Y el mundo en su entorno continuaba celebrando esa hermosa navidad. Las luces, los adornos, los árboles decorados, la comida, todo en ese mismo momento ya no valía nada. Lo había perdido para siempre.
Sus miradas se encontraron, aquella cubierta por esos mechones de cabellos, parecían ocultar algo que ellos sospechaban, era momento de olvidarlo, era el momento de decir adiós. —Hola… —El cinismo que no supo de donde había salido. —Qué hermoso, Trowa, se parece a ti. —Mintió, y el dolor cubrió cada nervio de su cuerpo. Había aprendido mucho de ese piloto, del soldado y del amigo, aprendió a amarlo por cómo era, a respetarlo y siempre apoyarlo, y ahora estaba aprendiendo algo muy difícil, estaba aprendiendo a dejarlo ir.
La charla, los roces, las miradas, en cada una de ellas parecían decir todo, explicaciones que ya no servían, había sido cobarde y en esa navidad era el momento perfecto para decirle. "Te amaré por siempre, pero te dejo ir." –Feliz Navidad, Trowa.—Y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando las luces se apagaron para que todos cantaran villancicos.
