N/A: Dedicado Sorak
"La culpa es de Adán al no comerse la manzana; impidiéndole al hombre a distinguir el bien del mal."
Los labios descendieron gentiles hasta el cuello, donde se abrieron como fauces hambrientas sobre la fruta prohibida. Mascaron un buen trozo, ahogándolo en su jugo rojo, manchando la piel blanca bajo la cual las venas corrían.
Bebió insaciable como si se tratase de un elixir que le salvaría la vida, que calmaría su sed y curaría su temperamento. Después de todo esto empezó como un simple ataque de rabia.
Las manos débiles se amarraron sobre el cuello, clavando sus uñas sobre la nuca por cada estocada en el cuerpo: Tres en el cerebro por cada una dentro de él. Y mientras sentía la sangre hervirle, con miedo de que su pecho pronto haría implosión, Izaya Orihara se quebró por dentro {algo más que huesos y filamentos} Se sintió decaído… cansado -Me esta ganando, esto… ¡me esta ganando! ¡Por favor que alguien me de un tumor cerebral!- gemía en voz baja contra su voluntad, pese a que Shizuo extrañamente se había vuelto más gentil media hora atrás -Estoy perdiendo la compostura- lagrimas calientes se escondían en la almohada mientras lo apretaban más contra la cama, se sofocaba entre las sabanas y el cuerpo caliente del rubio sobre él.
Su cuerpo magullado, gastado de tener los huesos rotos no tenia de donde sostenerse. Y así con un simple grito, como si se tratase de una orden el rubio se detuvo ensimismado: "mátame"
El pecho se agito lleno de aire y vapor, el sudor llovía de su cabello como rocío dorado y tras varios de un incomodo silencio lo volteo teniéndolo frente suyo.
"Mátame" repitió.
Estaba llorando.
Las muñecas de Izaya se encadenaron al cuello de Shizuo como esposas, atrayendo todo su peso hacía él. Queriendo sofocarse con su cuerpo.
"Mátame, mátame, mátame, mátame-"
"Iza-ya"
"Mátame. Es lo que quieres ¿no? ¡Ahora te lo estoy pidiendo, Shizu-chan por favor!"
Su cuerpo actuaba más rápido que su mente, como si fuese un ente aparte.
Rogaba con besos, caricias y lagrimas que acabaran con su vida, y es que el pequeño y diminuto corazón del informante rebosaba en veneno que había dejado acumular con el paso de los años. Ignorando las ordenes de lo que realmente quería su amo proclamaba estar cansado de amarlos a todos incondicionalmente aunque no fuese así. Cansado de amarlos a cada uno de ellos {incluyendo a Shizuo, que decía odiarlo: Lo odiaba de día y de noche, en la cama y fuera de esta; en un callejón o tras la puerta de un baño. Decía odiarlo cuando lo besaba de una manera dulce y ambigua, mientras se dejaba marcar por la delgada navaja} Cansado de amar a la humanidad y que esta no lo amara de vuelta… después de todo lo que había hecho ella.
Ni una sola persona.
"Por favor mátame."
