Hay ciertos lugares de las señoritas que, en ciertos momentos están a flor de piel y una mordedura provoca un excitante pero tosco dolor.

-¡Marceline ahí no!

-Solo estoy mordiendo un poquito no es la gran cosa…

-Espera ¿escuchaste?

Se arreglaron rápidamente, Marceline estaba en una habitación rosada, ubicada en el tercer piso de un edificio para gente de clase acomodada. Y en el pasillo se escuchaban los pasos del Papá de Bonnibel, las dos chicas se apuraron para que no las descubrieran.

-Por la ventana Marceline…

-¿otra vez? ¿Porque no me escondo debajo de la cama?

-Ahora mi papá revisa ahí….solo esta vez…

Pero antes que Marceline se pudiera agarrar de algo afuera de la ventana, el papá de Bonnibel entra y solo se escuchó un gran golpe.

No debo hacer esto, no es sano y es muy doloroso ¡por Glob cuando el metro a estado tan legos!

Aunque Marceline cojeaba lentamente al metro y se estaba castigando mentalmente. No había cambiado mucha la situación durante un año más o menos. Las dos se conocen desde niñas, Marceline un año mayor, ya estaba cerca de cumplir 18 años, mientras que la princesa Bonnibel con solo 16 años la alcanzaba en la clase avanzada. El plan era graduarse e ir a universidades cercanas. Pero los planes no siempre funcionan, o por lo menos ahora Marceline lo descubriría. Y con tres simples pasos lo descubrió.

Primero no debió sentarse en una banca después de salir del metro, la oscuridad repentina no estaba a su favor ese día. Segundo no debió abrir el celular para leer un mensaje de Bonnibel disculpándose, ya que así hubiera escuchado los pasos de los hombres de negro que se le acercaban. Y tres, no debió responder a uno de los hombres que le pregunto. ¿Usted es la señorita Abadeer?

Le colocaron una bolsa en la cabeza llevándosela. En una habitación le interrogaron por su padre. Pero esta no hablo mucho.

-Asique no dirás nada, bien tendremos que probar la nueva droga en ti—Marceline solo escucho unos pasos y la preparación de algo. Aunque estaba vendada podía afirmar que en la habitación habían tres personas, hombres. Quizás los mismos que se la llevaron. Y tenía razón casi como si esas habilidades las hubiera heredado. Le quitaron la venda pudiendo ver las figuras y más aún vio las caras de los tipos, lo que uno llevaba en la mano era una jeringa que contenía un líquido verde brillante. Se la aplicaron en el cuello, la sensación de quemadura comenzó desde el cuello pero continúo por todo el cuerpo.

-Ahora te preguntare una vez más, que es lo que sabes de la operación bomba 1-

Le costó mucho hablar, fue como si la gravedad hubiera aumentado y la boca la tenía completamente seca—no…sé…de lo que me hablan.

-colócale otra dosis.

Esta vez después de colocarla Marceline soporto mejor la presión pero sabía que su cuerpo no duraría mucho. Y sin que le preguntaran habló.

-no sé nada de las cosas de mi padre.

-mientes.

Pero fue lo último que escucho porque recibió un gran golpe directamente al cuello. Lo siguiente que sabe que está en un hospital y lo primero que ve es a su amiga Keila.

-Por fin despertaste, te asaltaron—cuando Marceline iba a corregirle Keila levanta su celular donde estaba escrito.

deben estar escuchando nuestra conversación la policía, tu papá ya está arreglando las cosas

-si, bueno estaba afuera muy tarde, y con el celular… ¿mis cosas?

-bueno te robaron casi todo después de pegarte.

las tiene tu papá, o eso creo…

-¿cuento tiempo llevo fuera?

-bueno eso paso el viernes… y hoy estamos a lunes, así que…pero no te desanimes todos nosotros estamos pagándote el hospital.

-¿Quiénes?...oye ¿Bonnibel sabe que estoy aquí? ¿Cuándo podre irme?—aunque Keila mientras respondía verbalmente escribía enfáticamente las respuestas reales estaba colapsando un poco.

-bueno nosotros pos Marceline, los de la banda…y…si esa peliteñida si sabe que estas acá pero ni un saludo te ha dejado…aunque eso no me sorprende y…

tu papá nos dio plata a todos para que pagáramos y que nos quedáramos callados, como siempre, pero nos ordenó que trabajáramos a parte para que no levantemos sospechas

-la enfermera me dijo que cuando despertaras te iban a decir, aunque los policías te quieren interrogar antes de irte.

debes decirle que estabas en la banca te golpearon por atrás y después no sabes lo que ocurrió y que despertaste aquí

Marceline lo recordó todo, instintivamente, a pesar que todo el cuerpo le dolía, ya poseía múltiples moretones, se acercó la mano al cuello, tenía un parche, pero le pidió a Keila un espejo, tenía un mal presentimiento.

- aquí tienes—Marceline al quietarse el parche aparecieron las dos cicatrices que les había dejado al inyectarla—woo…sabes parece que alguien te mordió, ahora si pareces una vampira—se detuvo al ver la cara triste de Marceline—o vamos anímate, ahora eres "Marceline la vampira" o "la vampira Marceline" suena bien...

-si…ya me acostumbrare…como todas las cosas que me pasan desde niña…

aunque después hablaremos, ¿me puedes contar lo que paso?

Marceline miro afuera brevemente antes de escribir su respuesta.

unos tipos quería saber de un plan de papá, sea lo que sea, se viene algo grande después te contare mejor

-bueno creo que ya debo irme…tu solo descansa ya estará todo bien

O quizás no…