Rurouni Kenshin ni sus personajes me pertenecen (buaaaaaaaa), además, no me alcanza el dinero para comprarlo y encima, pienso casarme este año asi que debo ahorrar para mi casa. Por eso, seguirá siendo de Nobuhiro Watsuki.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

En tu corazón.

Acto uno.

Así comienza.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

Abrió los ojos lentamente al percibir la luz de la mañana inundando su habitación. Sonrió y estiró su delgado cuerpo bajo las cálidas frazadas de su cama.

Se acomodó de costado para seguir durmiendo y se hizo un ovillo cuando sintió que llamaban a su celular, que se encontraba sobre el velador. Y aunque trató de ignorar el sonido y hacer de cuenta que no pasaba nada, al cabo de unos minutos Kaoru Kamiya hizo una mueca de disgusto a la par que contestaba el insistente aparato.

-Hola, Kaoru… - la saludó una familiar voz femenina.

-Hola, Megumi… - respondió la aludida sin ánimo de disimular que estaba molesta.- … espero que tengas una buena excusa para llamarme a esta hora.

-Kaoru, son las ocho de la mañana. Es una hora apropiada para saludar a una amiga y avisarle que le haré una visita a las diez.-

-¿Acaso bromeas?- dijo Kaoru muy seria. – Acabo de llegar a mi casa… anoche estuve acarreando muebles y ordenando hasta muy tarde. Megumi, necesito dormir por lo menos unas veinte horas más.-

-Lo siento, Kaoru, pero eres la única persona en quien puedo confiar ahora. Por eso iré a verte.-

Kaoru dejó escapar algunos quejidos de insatisfacción.

-Megumi, por fis… ven a las doce si quieres, déjame dormir un poco más, no seas mala. Estoy agotada.-

-Voy saliendo para tu casa. Pensándolo bien, necesitaré más tiempo para tratar el tema que he de hablar contigo.-

-No te atrevas… -

-Espérame con una taza de café… -

-¡Pero si sabes que no tengo café porque no puedo tomarlo!-

Megumi no escuchó la última frase de Kaoru, pues había cortado. La joven mujer de 24 años, de mala gana se tapó la cabeza, tratando de imaginar que todo lo recién pasado era una pesadilla de la que despertaría.

Pero media hora después comenzó a sonar el timbre de la casa. Kaoru suspiró y se levantó fastidiada, calzándose unas pantuflas que tenían forma de vaca con sus colores blanco y negro, y se dirigió a abrir la puerta.

-Espero que tengas una buena excusa para este crimen. Sabes que detesto levantarme temprano.-

-Kaoru, si te levantaras más temprano, tu organismo funcionaría mejor y… -

-Si, si ya sé… la luz de la mañana me hace bien, y me organizaría mejor… etc, etc. Mejor será que me digas por qué vienes a verme a esta hora poniendo en riesgo nuestra amistad.

Megumi pasó por el recibidor y dejó su bolso sobre uno de los sillones. Luego llegó a la cocina y puso a hervir agua.

-Realmente eres un monstruo en ayunas. ¿Dónde guardas la leche?-

Kaoru le indicó con la cabeza una parte de la alacena donde tenía un tarro de leche en polvo. Megumi la mandó al baño a lavarse mientras estaba el desayuno. Kaoru se arrastró hasta allí y después de mojarse la cara y despertar bien, su alicaído ánimo empezó a subir. Al rato salió peinada, fresca y hasta sonriente, al sentir el olor de unas tostadas.

Después de todo, Megumi no era tan mala. Había puesto la mesa… todo estaba listo para que Kaoru iniciara su día con algo delicioso, quisiera o no.

Cuando Kaoru estaba terminando su taza de leche y las tostadas eran sólo un recuerdo, Megumi decidió que ya era el momento de hablar con ella.

-Necesito pedirte un gran favor.

-¿De qué se trata?- preguntó la joven dueña de casa con un bigote blanco sobre su labio superior que retiró con la punta de la lengua. A Megumi se le ocurrió que era imposible pensar que esa joven tuviera 24 años si representaba unos 17 cuando mucho por su forma de ser.

-Bien…- dijo Megumi juntando las manos sobre la mesa, poniéndose muy seria.- Es algo delicado y por eso no podía perder más tiempo.-

-¿Y…?-

-Pues, verás… lo que pasa es que quiero cambiar de empleo. No me siento cómoda en mi lugar de trabajo y he visto un anuncio en el periódico. Envié una solicitud a la empresa en cuestión y tengo una cita el lunes, o sea mañana, a las tres de la tarde.-

-Me alegro mucho por ti, Megumi.- dijo Kaoru con sinceridad.- Estoy segura que podrás conseguir el puesto. Sé que eres la mejor secretaria del mundo.-

-Hum… es que tengo un problema… a pesar de que no me gusta mucho mi empleo actual, acabo de empezar a trabajar allí la semana pasada y no quiero tener que faltar un día, porque se vería mal. Sabes que estoy estudiando en la noche y necesito tener empleo, no puedo arriesgarme a perderlo por si el otro no resulta.–

-¿Y cómo lo harás? Tienes que ir a tu entrevista si quieres el puesto de tus sueños.- preguntó Kaoru, con la cara apoyada en las manos, mirando a su amiga de la infancia.

-Aquí es donde entras tú, Kaoru. –

-¿Qué?.-

Megumi miró a Kaoru fijamente a los ojos.

-Necesito que vayas tú a mi entrevista de trabajo.-

Kaoru se quedó inmóvil y parpadeó un par de veces. Luego sonrió.

-Es una broma.- dijo entre dientes.

-No lo es.- dijo Megumi, sin dejar de mirarla. –Tienes que ir en mi lugar.-

-No puedes estar diciendo eso.- dijo Kaoru poniéndose de pie.- Es decir… yo no sé nada de secretarias, ni de esas cosas que tú manejas. No sé que me van a preguntar en la entrevista y sobre todo, no soy tú… esto está mal, no puedo suplantarte.-

-Por favor, Kaoru, necesito que lo hagas.-

-¿Pero por qué yo? Tienes a muchas otras amigas.-

-Tú eres la única que se puede hacer pasar por mí porque tenemos la misma estatura, contextura física muy similar, tienes el cabello largo y negro. Nos parecemos un poco.-

Kaoru no creía que la seria de Megumi le hiciera tal propuesta.

-Pero si enviaste una solicitud a ese puesto, quizá mandaste una foto tuya o algo así.-

-No te preocupes, puedo enseñarte a maquillarte para que quedes muy parecida. La foto que envié era pequeña, no se darán cuenta.-

-¿Y las preguntas?... ¿La entrevista?-

-Si aceptas ayudarme en esto, yo te instruiré lo suficiente para que puedas manejarte mañana. Sabrás qué responder en cualquier situación, incluso si te hacen un test psicológico. Puedo indicarte lo que debes decir que ves en las manchitas que te mostrarán. Por eso vine tan temprano. Para tener tiempo de prepararte si aceptabas ir en mi lugar.

Kaoru pasó saliva. No estaba convencida.

-Kaoru, no pasará nada malo, lo prometo. Sólo necesito que seas yo por unos momentos. Tú mañana estás libre todo el día… por favor, ayúdame en esto. Necesito ese empleo porque queda cerca del lugar donde estudio y porque sé que allí puedo hacer carrera. Es una empresa prestigiosa. Te enseñaré a firmar como yo… irás muy preparada. Y yo te estaré eternamente agradecida. Haré lo que me pidas.-

Megumi también se había levantado de la mesa y Kaoru la observó.

La joven secretaria era dos años menor que ella, pero tenía un carácter dominante y era bastante madura. Sabía lo que quería y sabía qué hacer para conseguirlo. Además, era muy leal.

-Sólo deseo regresar a mi cama, Megumi.-

-Es decir… ¿no me ayudarás?-

-Claro que te ayudaré… pero antes dormiré hasta las dos. Después de eso puedes enseñarme lo que quieras.-

-Kaoru… te enseñaré todo ahora mismo. Así tendrás toda la tarde para descansar.-

-Oh… no.-

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

"Megumi piensa que no tengo nada que hacer en todo el día." Pensó Kaoru mientras corría hacia la consulta de su médico para hacerse un chequeo.

No se había querido poner todavía la ropa y los zapatos que le había dejado Megumi, junto con el impecable abrigo negro a juego. Toda esa ropa tan formal le resultaba un poco deprimente y ella quería evitar cualquier cosa que le bajara el ánimo, por lo que decidió poner esas cosas en una bolsa grande y vestir sus jeans, su chaleco de lana holgada y sus cómodas zapatillas. Al notar el frío otoñal, Kaoru se puso una bufanda tejida por ella misma y para finalizar, se puso su gorro favorito. Era un gorro que ella encontraba divertido porque tenía rayas horizontales en diferentes tonos de anaranjado y terminaba en una larga punta, al final de la cual había un pompón de lana. Su prima Misao siempre le decía que ese parecía un gorro de duende.

Pero en ese momento, mientras Kaoru corría, no pensaba en lo de los duendes ni en pompones, sino en llegar a tiempo para su cita con el doctor, para así cumplir después la promesa a Megumi de ir a suplantarla.

Ya con el médico, Kaoru respondió algunas preguntas sobre cómo había estado. El doctor revisó los exámenes recientes que ella se había hecho y sugirió mantener la medicación porque al parecer, le estaba haciendo bien. El doctor Genzai era una buena persona, un sujeto muy simpático y amable, que hacía que Kaoru se sintiera en confianza con él. La joven salió de la consulta muy contenta, pensando en que por fin las cosas empezaban a ir bien y ya iba a varios metros del centro médico cuando recordó que había salido de la consulta sin algo primordial para ella.

La ropa de Megumi.

De inmediato sintió la voz de su amiga retumbar en su cerebro.

-"Debes verte profesional, seria… por eso te traje mi ropa, porque si vas con la tuya, te echarán antes de preguntarte nada. Por cierto, aunque haga mucho frío, te prohíbo llevar ese gorro de duende que tienes"-

-Fiuuu… soy una tonta.- dijo la joven, dándose un golpecito en la frente al detener su marcha. Se dio la media vuelta para volver al centro médico cuando quedó frente a frente con la persona que venía caminando detrás y que paró para no chocar con ella.

Kaoru abrió los ojos con sorpresa al notar el casi accidente que su imprudencia al caminar pudo haber causado.

-Disculpe.- dijo al pelirrojo que se encontraba delante de ella, mientras sostenía con las dos manos la correa negra del bolso cruzado que llevaba encima, de un fuerte color verde.

El pelirrojo no dijo nada. Sólo se movió hacia un lado al tiempo que Kaoru… hacía lo mismo. Al verse acorralado, la miró con extrañeza un segundo y se movió nuevamente, siendo seguido por Kaoru otra vez que le bloqueó el paso.

La joven se estaba poniendo nerviosa a causa de su torpeza.

-¿Me dejará pasar?.- preguntó el hombre de terno oscuro, camisa azul y corbata a juego.

-Ehh… sí, claro.- dijo Kaoru, bloqueándole una vez más, sin querer, la pasada al pelirrojo que comenzaba a sonreír por la situación.

-Espere.- dijo el hombre, tomándola por los hombros y dejándola quieta en un sitio. Luego él pasó al otro lado de ella, haciéndola girar, y después la soltó.-Creo que así está mejor.-

-Ehm… pues si, tiene usted razón… las cosas vuelven a su orden lógico.- soltó ella con su habitual sentido del humor, sacando una nueva sonrisa en su interlocutor por lo raro de la frase. Por lo demás, Kaoru seguía con las manos aferradas a la correa sobre su pecho. Luego recordó lo de la ropa y la entrevista de trabajo por lo que se dio la media vuelta y salió corriendo aunque se lo pensó mejor y retrocedió sobre sus pasos, llegando al pelirrojo que no se había movido se su sitio y que la miraba con curiosidad.- Y… jeje, que tenga un buen día y no vuelva a tropezar con alguien tan despistado como yo. Adiós.-

Kaoru entró al centro médico una vez más para pedir las cosas que de inmediato le devolvieron y solicitó permiso para entrar al baño. Allí se cambió de ropa, lo que ella consideró la parte fácil. Luego venía lo del peinado y finalmente el maquillaje. Y esa era la parte difícil.

Estuvo media hora lidiando con su cara, con el flequillo, el gel para el pelo y hasta unos aretes. Luego se puso unas gafas que Megumi usaba para trabajar, pero se mareó con ellas y prefirió usarlas durante la entrevista. No antes.

Salió del baño completamente transformada. Su ropa quedó dentro de la bolsa que antes ocuparan el traje de dos piezas negro y la blusa blanca que llevaba debajo. La falda le quedaba un poco por encima de la rodilla y tenía que usar zapatos de taco alto clásicos, a juego con la tenida. Para evitar el frío, se puso el abrigo negro encima. También venía un bolso que complementaba, porque sin duda el suyo no venía ni pegaba a la imagen profesional que intentaba dar.

Entró al edificio en que la entrevistarían calmada y relajada luego de ver el reloj de pulsera (también de Megumi) y comprobar que estaba con tiempo de sobra. Se acercó a los ascensores y volvió a mirar el reloj. Entonces notó que algo no andaba.

El segundero estaba detenido. Kaoru movió la muñeca para ver si así el reloj reaccionaba pero nada pasó. Disimuladamente miró el reloj de la persona que estaba al lado de ella y notó que tenía que llegar al piso 13 en tres minutos. Tenía tiempo de sobra con los ascensores asi que recuperó la calma, se subió a esa cosa, apretó el botón indicado y vio las puertas cerrarse frente a ella.

Desde luego no contaba con que a medio andar, el ascensor se quedaría atascado.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

-¿Y, qué te han parecido hasta ahora?-

-En lo personal, pienso que les falta bastante como para suplir a Tsubaki. Necesitas una secretaria muy capacitada.

Aoshi suspiró. Su secretaria estaba embarazada y pronto iniciaría el periodo de prenatal, por lo que lo abandonaría por lo menos unos cuantos meses y necesitaba una suplente. Había llamado a su amigo, Kenshin Himura, para que le ayudara a elegir a la mejor, puesto que él tenía un buen instinto para juzgar a las personas. Y era un hombre directo.

-Queda una más por entrevistar… se llama… Takani Megumi. Es muy joven, tiene sólo veintidós años.- dijo Aoshi, leyendo el nombre de una carpeta. –Debe estar por llegar pero no puedo esperarla. Tengo un asunto urgente que atender.- agregó levantándose de su asiento tras el escritorio. Kenshin también se levantó, para estrecharle la mano.

-No te preocupes. Ve con calma, yo me encargaré de entrevistar a la señorita.-

Aoshi Shinomori, de terno gris, camisa blanca y corbata de seda en tono grisáceo, contrastaba de modo interesante con su amigo, Kenshin Himura. El primero era muy alto, delgado, de cabello negro, ojos azules y bien parecido. Kenshin por su parte era más bajo, tenía el cabello de un fuerte color rojizo que mantenía corto y unos inusuales ojos color violeta. Era un sujeto atractivo a pesar de una marca en el lado izquierdo de su cara.

Una cicatriz en forma de cruz.

-Gracias por quedarte, Kenshin.- dijo Aoshi Shinomori sacando un portafolio y un abrigo.- No puedo creer que recién esté comenzando el otoño y ya haga tanto frío.- Estaba saliendo cuando de pronto se volvió y agregó.- Nos vemos más tarde. Adiós.-

Aoshi desapareció tras la puerta de su oficina y Kenshin se acomodó tras el escritorio, sonriendo. El gesto de Aoshi de salir, regresar y despedirse, le recordó a cierta chica duendecillo con la que tropezó camino de ver a su amigo.

A pesar de ser un encuentro irrelevante quizá, la niña le había parecido de lo más especial. No solo por su magnifica sonrisa, sino por el trato que le dio. Para Kenshin era común que las mujeres lo miraran con cierta decepción y hasta temor al ver la cicatriz de la cara y estaba acostumbrado a eso así que no le importaba, pero ella pareció ignorarla o no darle importancia y en cierta forma, le había alegrado el día.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

-No te rías, no digas nada chistoso. Debes verte seria y profesional.- se decía Kaoru, manteniendo esa interesante conversación con ella misma dentro del ascensor para mantener la calma. Llevaba siete minutos atrapada en él y ya se había quitado los zapatos porque los pies le dolían. Por suerte estaba sola y el lugar era espacioso, asi que no le preocupaba todavía lo de la falta de aire.

Dejó su bolsa con ropa en el suelo y se acercó otra vez al intercomunicador. Lo apretó sin obtener respuesta. Poco tiempo después alguien le contestó.

-Señor, estoy atrapada entre el piso diez y once. Llevo como diez minutos aquí, necesito que me saquen. Me está faltando el aire.- mintió, para que tomaran en cuenta que su petición era urgente. Tenía un trabajo que conseguir para la amiga que había prometido no llamarla nunca más antes del mediodía.

Cuando la liberaron, Kaoru salió al piso once. Tenía que subir dos más, asi que sin ponerse aún los zapatos, comenzó a correr por las escaleras de servicio. A un ascensor no se volvía a subir ni amarrada. Llegó al piso trece y ya iba a entrar a la oficina donde la esperaban, cuando se acordó de los zapatos que aún traía en la mano y se los puso. Tomó aire y notó que una joven la miraba con curiosidad, desde su estación de secretaria, sonriendo.

"Es el efecto que causo en las personas." Pensó Kaoru al tiempo que le sonreía también a la joven embarazada.

-¿Tiene usted alguna cita?- le preguntó Tsubaki a la recién llegada.

-Sí, señorita. A nombre de Ka… Takani Megumi.- respondió Kaoru.

"Tienes que verte seria y profesional. La gente seria no se ríe."- se repitió una y otra vez mientras Tsubaki confirmaba la cita.

-Pase, señorita Takani. El señor Himura la está esperando.-

-Gracias.-

Kaoru iba a girar el pomo de la puerta cuando ésta se abrió desde adentro.

Y cuando vio al tal señor Himura, se quedó sin aire.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

Kenshin observó atentamente a la señorita Takani. El cabello lo tenía recogido en un moño muy formal, aunque algunos mechones de cabello se escapaban del peinado. Bajo el abrigo abierto se notaban unas curvas interesantes y en general, la joven se veía muy atractiva. Aunque se veía bastante fatigada, como si le faltara el aire.

Kaoru recordó lo de los lentes y de inmediato se los puso cuando Kenshin la invitó a tomar asiento. Se supone que ella tenía que verse seria pero si ese pelirrojo la relacionaba con la chica bufón que había visto en la calle, lo de la imagen profesional se iría al traste.

-Lamento llegar tarde, señor Himura. Me he quedado atrapada en el ascensor y he debido correr por las escaleras.- dijo ella tratando de controlar las ganas de compartir una sonrisa con el pelirrojo simpático.

-Vaya, eso explica su falta de aliento al entrar. Y le creo, porque me ha pasado lo mismo un par de veces. En fin… pasemos al tema que nos ocupa. Hábleme de su experiencia.-

Al parecer no la había reconocido, asi que Kaoru recordó tranquila todo lo que había repasado con Megumi. Le habló de los programas computacionales que supuestamente sabía usar, de los lugares en los que había trabajado antes y hasta le mostró las recomendaciones que traía. Y aunque estaba muy nerviosa, pudo contestar todas las preguntas que le hicieron sin tartamudear ni equivocarse. Kaoru empezó a preguntarse si lo suyo no sería la actuación.

-Usted actualmente está estudiando de noche.-

-Si, señor Himura. Me interesa mucho el área administrativa y deseo desarrollarme en esa área. Por otra parte, creo que trabajar aquí me aportará buenas experiencias, además de permitirme solventar los gastos de mis estudios. Termino el próximo año.-

Kenshin evaluó a Megumi. Además de atractiva parecía muy capaz y sin duda tenía sus aspiraciones muy claras. Independiente de si le gustaba o no como mujer, estaba seguro de que era ella la persona indicada para Aoshi.

Minutos después, ambos se pusieron de pie y se dieron la mano. Kaoru se puso un poco nerviosa con el gesto a pesar de que el apretón fue bastante impersonal y que una mesa se interponía entre ellos.

Pero al moverse, su visión, que no se había acostumbrado del todo a las proporciones que veía con los lentes de su amiga, le jugó una mala pasada y chocó con el asiento, golpeándose en la rodilla. De inmediato lanzó un gemido de dolor. Kenshin rodeó el escritorio para ver si estaba bien.

-No se preocupe, ha sido culpa mía.- dijo Kaoru, quitándose los lentes que la tenían muy mareada. Tomó su bolso del suelo, su cartera, y caminó hasta la puerta con Kenshin siguiéndola. Giró para hacer una reverencia a modo de despedida pero se encontró con que él estaba muy cerca de ella, pues su giro no se lo esperaba.

Sin embargo, Kenshin no se movió de su sitio.

-La llamaré si es elegida.- dijo.

-Muy bien. Esperaré su llamado.- contestó ella, olvidando lo que le dijo Megumi y sonriendo para él. Era bueno ser amistosa de vez en cuando y no creía que una sonrisa afectara su imagen profesional.

Algo hizo "clic" en la cabeza de Kenshin cuando vio esa sonrisa, pero no tuvo tiempo de preguntar nada, porque Kaoru ya le había dicho adiós y se había escabullido por la puerta entreabierta.

Kenshin la siguió con la vista, un poco extrañado, cuando Kaoru se detuvo junto a Tsubaki, para decirle algo. Entonces Kenshin notó algo en el bolso grande que portaba ella.

De uno de sus bolsillos sobresalía un llamativo pompón de lana anaranajado.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

-¡¡Kaoru, eres la mejor!!- exclamó Megumi cuando la joven abrió la puerta. –Gracias a ti obtuve el empleo… empiezo el lunes. –

-No cumpliste tu promesa.- observó Kaoru restregándose los ojos al mirar a Megumi que la abrazaba. Eran las siete y media de la mañana del día miércoles.

-Este es un caso especial. Me avisaron ayer y salí muy tarde de clases como para venir. Traté de llamarte al teléfono pero estaba apagado… y me sólo me quedaba hoy antes de ir a trabajar y renunciar para verte y darte las gracias.-

-Que consuelo.- dijo Kaoru, suspirando.- De todos modos, me alegro de que hayas conseguido el trabajo. –

-Tú lo conseguiste, amiga. Muchas gracias.-

A Kaoru no le quedaba otra que sonreír. Después de todo, realmente estaba contenta por haber podido ayudar a Megumi.

Pero después que ésta se fue, la joven se olvidó de todo, se tiró a la cama y durmió como un angelito, soñando con que entraba a trabajar para un hombre pelirrojo que tenía unos maravillosos ojos violeta.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

Kenshin llegó el día martes a ver a Aoshi. O eso decía. Realmente había quedado encantado con Takani y tenía ganas de volver a verla para saber cómo iban las cosas. Su voz le había parecido un poco fría cuando habló con ella por teléfono para anunciarle lo del empleo, pero quizá era algo normal. Al llegar a la estación de trabajo, se encontró con Tsubaki que tenía los ojos puestos en el computador.

-Buenas tardes, Tsubaki. ¿Cómo has estado?-

-Muy bien, señor Himura. Gracias.-

-¿Y qué tal la joven que seleccioné?-

-Muy bien, señor Himura. Ella es muy inteligente y capaz. Pensé que necesitaría más tiempo para instruirla pero al parecer, quedará lista mucho antes para ocupar mi lugar. Usted tiene muy buen ojo para esto.-

Kenshin rió quedo. Tsubaki lo miró con cierta curiosidad, porque en general, el siempre estaba serio y preocupado. De hecho, rara vez le dirigía la palabra, aunque iba seguido a ver a Aoshi.

En ese momento, Megumi, de impecable traje azul marino, salió del ascensor con una carpeta en las manos y se acercó a Tsubaki.

-Esto es lo de contabilidad. Ahora mismo compararé las cifras.-

Kenshin la miraba sin perderse detalle, pero a decir verdad, se sentía estafado. Megumi había pasado por su lado sin siquiera mirarlo.

De pronto, la joven levantó la vista y se fijó en él. Megumi recordó que Kaoru le había comentado que quien la entrevistó era un hombre de cabello rojo y muy simpático que se llamaba "señor Himura". Megumi pensó que debió comentarle que además tenía una cicatriz en la cara que le daba cierto aire de psicópata.

Pero disimuló esa impresión y se levantó para saludarlo, dándole la mano para corresponder a la que él extendió.

Kenshin la estudió detenidamente. Los mismos aretes, peinado, anteojos… color de labios, estatura y perfume. Algo andaba mal ahí y no sabía que era, porque la sensación que le producía Takani ahora era muy diferente.

A pesar de ello, mantuvo una corta conversación con ella para saber cómo iban las cosas y Takani le comentó que se sentía muy a gusto y que era el trabajo que quería tener. Kenshin acortó su visita más de lo que tenía planeado y salió a la calle. Le vendría bien caminar hasta su edificio. Sentía que lo necesitaba.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

-El otoño es una buena época para sembrar esta flores.- dijo Kaoru a la señora que le estaba vendiendo unas semillas. La señora asintió.

-También es ideal para plantar ésta.- dijo el marido de la señora, que le mostraba a Kaoru una interesante planta de hojas grandes.- Estará bien donde la ponga. Y se verá así dentro de un par de años. – agregó, mostrándole una foto.

-Oh… es muy linda. Se verá bien en mi jardín… déme también un par de guantes y una regadera.-

Kaoru había decidido que ese día era perfecto para arreglar su deplorable jardín. Había estado tanto tiempo fuera de casa, que su jardín se había secado. Y verlo asi de feo la desanimaba.

-Por eso lo arreglaré y se verá perfecto con estas flores. Me hará bastante más feliz.- dijo para sí mientras salía de la tienda cargada con una mochila llena de herramientas y una planta entre los brazos.

Alcanzó a detenerse para no chocar con alguien que pasaba distraído por su lado. Notó el cabello rojizo y llegando al borde del cuello de la chaqueta negra que usaba el señor Himura y se emocionó bastante al verlo. Y por lo visto algo le había pasado a él porque a poco andar, se detuvo y se volvió a mirarla.

Kaoru se sobresaltó con ese gesto y pasó saliva. Ella no se había movido de su sitio y él se comenzaba a acercar.

"La chica duende" pensó Kenshin al reparar en la gorra con el pompón que veía a un costado de la cabeza de la chica, haciendo contraste con su cabello negro, que llevaba suelto, notando que era bastante largo y que incluso tapaba un poco la mochila que traía. Ella esta vez llevaba un chaleco verde y jeans. A la chica duende al parecer le encantaban los colores.

Kaoru se puso nerviosa con tanta mirada que le echaba el señor Himura, asi que optó por saludarlo.

-Hem… Hola!!! –

Kenshin entrecerró los ojos. Esa sonrisa…

-Hola.- respondió serio. El silencio se hizo entre ambos mientras la gente alrededor seguía pasando.

Kaoru pestañeó un par de veces. La situación era un poco rara porque no se movían pero tampoco hablaban.

-Bien… que tenga un lindo día.- dijo ella al cabo de un rato, obligando a sus pies a caminar y pasando por el lado de él. Kenshin notó que caminaba en su misma dirección y le dio alcance.

-Le ayudo con su planta. Se ve muy pesada para usted.- dijo. Luego reparó en la mochila. – O bien, con su bolso.-

-Jeje… gracias, pero… mi mochila trae cosas livianas, aunque grandes. Y la planta no me molesta.-

Caminaron por lo menos durante quince minutos más sin decir palabra hasta que Kenshin divisó su edificio.

-Señorita.- la llamó. Kaoru se detuvo.

-¿Sí?-

-Que tenga un lindo día usted también.- dijo a modo de despedida.

-Gracias.- respondió ella, ruborizándose un poco. Luego echó a andar y él la siguió mirando por un rato.

Y de pronto, se sintió muy solo.

Tanto así, que al pensar en su departamento vacío, no quiso volver a él todavía y optó por seguir a la chica.

O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O-- --o-- --O

Fin acto uno.

"Así comienza"

Abril 29, 2007.

Notas de autora.

Hola!!!

Hum… una historia nueva… realmente no pude resistir la tentación de escribirla cuando se me ocurrió.

La verdad, esta historia es… algo… digamos que no tiene grandes pretensiones. Simplemente entretener un poco y tratar de contar una historia simple (aunque con Kenshin, yo creo que las historias no pueden ser tan sencillas).

Quería escribir algo ligero mientras y la idea es que sea un apoyo para mí cuando Entre mis Brazos me ahogue un poco. (Prisionera también es algo densa, por eso no la usé en este caso) De todos modos, se supone que esta historia será actualizada entre el domingo y el lunes, mientras la otra lo será entre los jueves y viernes. De todos modos Entre mis Brazos tiene prioridad y si me falta tiempo, "En tu corazón" es la que no será actualizada.

Como pueden ver, el estilo es un poco a esas novelas con corazón que por lo visto les gustan tanto (y a mí también, si me he leído un montón). De todos modos aclaro que esta es una historia original mía, que no está basada en ninguna otra. Pensándolo bien es tonto hacer esa aclaración, ya que como siempre, se usa de base a Kenshin y Kaoru, para tratar de hacer una cierta adaptación de ellos. No sé cómo quedará esto, ni qué final le daré todavía.

Les dejo un beso como siempre. Espero que todo salga bien.

Blankiss.