Capítulo 1:

Introducción a los Orígenes

"Empezaré presentándome; mi alias es Rocket Laramie; Laramie para abreviar. Soy el miembro número 006823 del Team Rocket, mi nombre real es desconocido en esta organización y de cara a quienes sólo me ven como una delincuente, o a quienes sólo me conocen por mis andanzas en el Team Rocket. Pero el hecho de ser desde hace años parte de esta organización mafiosa es más complicado que el hecho de pensar que soy sólo una ambiciosa ladrona con malicia y ganas de conseguir pokémon raros, muy lejos está de eso..."

"A pesar de que llevo mucho tiempo por estas regiones, las más conocidas en el mundo de los entrenadores pokémon, la aventura en sí comenzó cuando yo tenia 14 años... (ahora cuento con 19) y me encontraba en Kanto, un lugar perfecto para los que tienen como mayor afición el entrenamiento pokémon..."

Había conseguido por fin dejar de pensar en la bronca que me había caído aquella mañana , y relajarme un poco más, pero por más que lo intentaba no llegaba a concentrarme del todo.

Sensei: ¡¡¡¡¡SILVIA, ¿¿¿¿Qué se supone que estás haciendo? .

(ahora ya sabéis mi verdadero nombre XD)

Silvia: ¿Pues qué voy a estar haciendo? ¿No lo ves? Intento concentrarme con Abra para ver si consigo comunicación telepática, ¿no me dijiste que hic...?

Sensei: ¡¡¡COMUNICACIÓN TELEPÁTICA, hablas como si supieras lo que estás diciendo¬¬, ¿se puede saber con quién estás practicando tu "comunicación telepática"? ¿Ahora tu Abra se ha vuelto invisible o qué? ¡Mirad chicos! Su Abra a aprendido un nuevo ataque; ¡Invisibilidad! ¬¬

Nos encontrábamos en una sala poco iluminada y sin ningún mueble, a excepción de algunas velitas que libraban a la sala de la oscuridad total, y los pequeños cojines que usábamos para no cargar los músculos de estar tanto tiempo sentados con las piernas cruzadas en el suelo, en la misma posición durante muchísimo rato.

Los demás aprendices que estaban conmigo en la sala, ya habían salido rápidamente de su estado de concentración tras los primeros gritos del Sensei, y después de su última frase me los encontré a todos mirándome o a mí, o al Sensei; unos atónitos, otros molestos por la interrupción, y otros moviendo la cabeza de un lado a otro, como desaprobando.

Silvia: ¡AH, ¡Abra! ¡Maldito, otra vez no! .

Salí corriendo ruidosamente de la sala como un rayo, y al cruzar la puerta choque contra el primero de una fila de entrenadores que se disponía a entrar a la sala, haciendo que se fueran cayendo uno detrás de otro por el efecto dominó, con lo cual si el panorama ya era ridículo de por sí, esto aumentó el escándalo y se sumaron al jaleo los gritos de sorpresa de los que iban cayendo, el ruido de la caída de los que ya estaban en el suelo... yo me quedé paralizada con la mano en la boca y los ojos como platos, mi reacción habitual de cuando la armo XD, enseguida salió el Sensei de la sala con una cara de espanto que era como para hacerle una foto, y se encontró con el siguiente panorama; un montón de entrenadores en el suelo, tumbados o sentados, con cara de pocos amigos y a mí en una esquina, medio escondida detrás de un muro, todavía con la mano en la boca pero está vez para que no se me escapara una carcajada:

Sensei: ¿Pero que demonios está pasando aquí? O.O (enseguida me hecha la vista encima) ¡¡¡¡Silvia! ¡¡¡¡Seguro que tú has sido la causante de todo esto! .

Silvia: Es que yo justo estaba saliendo y... pfffffff jijiji... XDD

Sensei: ¡¡¡Y ENCIMA TE HACE GRACIA! .

Silvia: No, no, no, es que...

Sensei: ¡¡¡FUERA DE MI VISTA! . ¡¡Ve a buscar a tu Abra y cuando vuelvas prepárate!

Silvia: vale... +... glup

Salí precipitadamente de aquél panorama dejando atrás unas miradas por parte de todos; entrenadores y Sensei, que prefiero no describir y me dirigí al exterior, al exterior del gimnasio que como habréis podido imaginar, en un gimnasio pokémon es donde me encontraba.

¡¡Que rabia me daba, ¡¡¡Mi Abra nunca me hacía ni caso! Cada vez que hacíamos un ejercicio que requiriese concentración (la mayoría en ese gimnasio) aprovechaba para hacer teletransporte y largarse sin que me diera cuenta, y siempre me tenía que enterar por segundas personas, y por supuesto recibir la bronca correspondiente. Vale, reconozco que soy algo despistada y muy movida, pero por esa razón o por un conjunto de cosas, el Sensei me había cogido manía y no hacía más que recibir broncas suyas, con lo cual me ponía yo más nerviosa y las liaba más gordas, como lo que acababa de pasar (aunque tengo que reconocer que aún me río al recordarlo, y creo que siempre lo haré XDD), sólo faltaba que me hubiese tocado un Abra igual de movido o peor, y que me hiciera de esas ¬¬. "Los pokémon, sobre todo los psíquicos pueden ser influenciados por el carácter de su entrenador, si tu pokémon es así y no hay forma de moldearlo, plantéate porqué será", esto me dijo una vez mi Sensei a lo que le contesté; "Si, pero eso no vale en mi caso, porque tiene muy poco nivel y ha sido muy poco entrenado por mí como para ser influenciado por mi carácter o adquirirlo, pues para llegar a eso hay que tener muy buen nivel" respondí triunfal XD (A lo que él, después de decirme que como se le ocurre a una aprendiz principiante contradecir al maestro me hecho de la sala, por supuesto).

Alguien me saco de mis pensamientos.

Ayumi: ¡Hola Silvia!

Silvia: ¡Ah! ¡Hola Ayumi! ññ

Ayumi: Venga, que te ayudo a buscar a tu Abra XD

Silvia: Vale Gracias , jeje.

Se solía escapar tan frecuentemente, que en mis búsquedas le conocí a Ayumi, una entrenadora de mi edad que vivía no muy lejos del gimnasio donde residía de aprendiz, fue por casualidad, uno de mis primeros días que no estaba habituada a las escapadas de mi nuevo Abra y decidí pedir ayuda para buscarle, a la primera persona que me inspirase algo de confianza que viera por la zona, y resultó ser Ayumi, desde eso, somos amigas, cada vez que me veía por los alrededores de mi gimnasio sabía la razón y se ofrecía a ayudarme en mi búsqueda.

Silvia: Por lo menos gracias a que tiene poco nivel nunca se teletransporta muy lejos...

Ayumi: Jajaja, mira, eso es una ventaja.

La alegría y amabilidad que inspiraba Ayumi siempre me hacía animarme , finalmente encontramos a Abra detrás de un arbusto escondido, el muy pillo ¬¬, y tuve que despedirme enseguida de Ayumi, pues el entrenamiento en aquel gimnasio es siempre duro y continuo, además el Sensei esperaba ansioso mi regreso, me iba a caer una... glup. Bueno, lo que no sé es como aún no estaba acostumbrada.

Regresé al imponente gimnasio del que había salido unos momentos; el Gimnasio de Ciudad Azafrán, el "Gimnasio de la Gran Sabrina", como le llaman los Senseis de dicho gimnasio. La verdad es que yo destacaba bastante en aquel ambiente; la mayoría de aprendices de todos niveles me superaban en edad, pero no era solamente por eso, ese gimnasio inspira seriedad y dedicación, al igual que la gente que entrena ahí, y yo, con mi chándal deportivo negro con rayas blancas, mis playeras también deportivas por supuesto, mis guantes negros sin dedos, y sobre todo mi llamativa gorra destacaba muchísimo en aquél ambiente tan firme. Quizá mi aspecto desenfadado y poco serio influía algo en el trato del Sensei hacia mí, con lo estricto y firme que era, y supongo que seguirá siendo...

Cuando llegue el gimnasio volvía a estar con ese místico silencio que le caracterizaba, y los aprendices y maestros de todas las salas concentrados en relajación, telepatía o telequinesia... excepto mi Sensei, que me miraba fijamente clavando sus frías pupilas en las mías, con una expresión que parecía decir; "esta vez si que vas a tener tu merecido".

Me acerque humildemente a él, esperando que de pronto alzara desmesuradamente su voz haciendo que los entrenadores saliesen de su estado de concentración de forma brusca y desagradable como hacía siempre que me reprendía. No parecía tener control sobre su genio, y se supone que entrena pokémon psíquicos... (aunque tengo que reconocer que era bastante bueno entrenándolos, sabía bastante y se esforzaba muchísimo).

Pero esta vez comenzó a hablar en un tono tranquilo y pausado (aunque melancólico) que me sorprendió...

Sensei: Silvia... La gran Sabrina quiere hablar contigo

Silvia: ¿Qué?... ¿Sí, ¿De verdad:O, ¡Ah!... ¡Vale!

Sensei: Acompáñame...

Estaba muy sorprendida... ¿para que querría verme Sabrina? Sospechaba que para nada bueno, pues no había hecho ningún mérito desde que llegué... pero iba a ser la primera vez que veía a Sabrina cara a cara, aunque parezca mentira. Yo me había ilusionado cuando me cogieron en el gimnasio de Sabrina, pensé; "¡Bua! ¡que bien! ¡Voy a ser aprendiz de Sabrina!", pero al entrar me enteré de que Sabrina solo instruye a los que tienen ya cierta experiencia y buen nivel con los psíquicos, a los aprendices novatos nos instruían los Sensei del gimnasio (aprendices avanzados de Sabrina) y ella en cuestión ni siquiera hacía acto de presencia en las salas de nivel principiante, sólo teníamos noticia de ella porque los Sensei la mencionaban con frecuencia.

Entramos a la sala donde se hallaba Sabrina, la sala más grande de todas, la más imponente, con tan sólo unos pocos aprendices completamente en silencio y con los ojos cerrados, al igual que sus pokémon, que por cierto, estaban todos en su fase más alta de evolución.

Sensei: (haciendo una reverencia) Gran Sabrina, ella es la entrenadora de la que te hablé

Sensei: (susurrando para sí) Si se puede llamar entrenadora...¬¬

Sabrina: Así que tú eres esa aprendiz tan problemática... me han llegado muchos comentarios sobre ti, y no precisamente muy buenos. Este gimnasio es para entrenadores que consideran al tipo psíquico como el más fuerte y quieren entrenar con dureza y dedicación, no para niñatos que no conocen el significado de "entrenamiento duro" y sólo piensan en jugar...

Silvia: ¡Pero yo te prometo que siempre intento...!

Sensei: ¡NO INTERRUMPAS A LA GRAN SABRINA! .

Sabrina: Gracias, por ese motivo, y sintiéndolo mucho, me veo obligada a pedirte que abandones mi gimnasio

Silvia: ¿Qué:O

Sabrina: Dejarás que el entrenador o entrenadora que no pudo entrar en mi gimnasio como aprendiz por que tú ocupabas su lugar pueda hacerlo y aproveche su oportunidad de entrenar aquí, cosa que tú al parecer no has hecho, además, la sala de nivel principiante volverá a su tranquilidad habitual.

Sensei: Estoy completamente de cuerdo contigo gran Sabrina ¡Tú siempre sabes lo que hacer!

Silvia: ¬¬

Mi Sensei era bastante pelota, bueno, en general todos los del gimnasio la idolatraban. ¡Que bien! Por una vez que estoy en presencia de Sabrina y es para echarme de su gimnasio. Pues si que empezaba bien mi aventura...

Con aspecto hundido y apagado, recogí mis cosas y me dispuse a salir por la puerta ante las miradas de los entrenadores que se hallaban en esa zona, que humillación... mi Sensei me acompañó hasta la puerta y me dijo; " Siento mucho que esto haya acabado así, espero que al menos hayas aprendido algo en tu estancia aquí." A pesar de que al haber dicho Sabrina que abandonase el gimnasio el había respondido triunfal, aquello me lo dijo con notable sinceridad. "Bueno, yo siento haber causado tantas molestias.." dije yo, y luego me dirigí al exterior sin rumbo ni destino concreto...

Fin del primer capítulo.