Hay Dios yo no salgo de una para meterme en otra menos mal que son vacaciones y al menos puedo darme estos lujos de los cuales sé que luego me arrepentiré, but ¡tenía que escribir este fanfic! Estoy tan jodidamente aburrida (en este momento que ando escribiendo esto son las 10:41 p.m no tengo sueño no quiero estudiar y olvide abrir la novela que estoy leyendo e_e) so se me ocurrió este fic… que no va a durar mas de 3 capítulos así que no pregunten o pidan mas, que a veces me pasa eso y simplemente no me gusta porque exprimir a mi musa no es algo bueno, créanme que no lo es.
Por otro lado ¡como me encanta esta pareja! Asdf, son tan lindos, ella tan loca y el tan tierno, me superan en serio los adoro, oh well… los dejo con el fic, sean felices y si no comentan no subo mas (?).
Disclaimer: Ni Hetalia ni Nyotalia son míos, son de Hima-papa que nos los presta para hacer estas cosas.
Capitulo I: Lo que hice y lo que dije
La nieve cubría gran parte del espacio que ocupaba el campo visual de la pequeña, sus manos enguantadas se frotaban la una a la otra mientras de sus labios salía un simple y frío vaho cada vez que respiraba, estaba un tanto asustada y muy estresada después de todo sus padres se le habían perdido ¡y todo era su culpa! Después de todo fue ella quién soltó la segura mano de su madre quién la sujetaba con fuerza solo para ver los peluches que estaban en una vidriera.
Pero ella era una niña fuerte, las niñas fuertes no lloraban, aunque a duras penas podía contener las lagrimas.
Una de ellas cayo hasta la bufanda que cubría su cuello, se sentía muy tonta por llorar pero es que no podía verlos, y con razón… toda esa gente de allí era tan diferente a sus padres; blancos, altos y rubios… en cierta forma daban miedo, sus padres eran pequeños al lado de esas personas y era difícil ver debido a la cantidad de andantes, sin contar que la neblina tampoco ayudaba con su visión, sin contar que no entendía su idioma y el frío era intolerable, ella era una chica de calor después de todo, sentía como si sus piernitas se congelaran ¿Dónde estaba mami y su sonrisa gentil?
- Mǔqīn…* - susurró un tanto angustiada, quería verla y quería verla ya mismo, no sabía si quiera porque habían escogido ese lugar para vacacionar, era hermoso sin duda y a ella le había gustado todo lo que habían visto pero era tan frío… y ahora se sentía muy sola - … -miró hacia los lados ¿y si pedía ayuda? Pero dudaba que alguno de ellos entendiera cantonés, aunque era capaz de hablar inglés ¿alguno de ellos sabría inglés? Quizás si preguntaba, después de todo nunca había sido una niña penosa, y con 6 años ya se sentía hecha toda una señorita.
Pero solo ver aquellos altos cuerpos la intimidaba.
Suspiró, debía hacer algo pronto porque ya estaba muy oscuro, al menos era verano y aunque tampoco era muy claro que se diga por lo menos, y por lo que había entendido de su padre, al menos en esa época podía verse mejor y en algunas horas incluso salía el sol. Sin duda era muy diferente a su hogar, eran dos polos completamente opuestos.
La castaña acomodó la flor que reposaba en su corto cabello mientras con valor repasaba mentalmente como podía pedir ayuda, estaba a punto de acercarse a una joven bastante alta cuando una manita toco la suya, la mencionada dio un giro para encontrarse con los ojos mas lindos que hubiera visto a su corta edad… eran violetas ¡violetas! Como las flores ¿en verdad eran reales unos ojos así? Su dueño era mas alto que ella y sin duda de mas edad, quizás un par de años mayor, era blanco como todos los demás y sus mejillas estaban cubiertas de un intenso rojo, tenía una expresión sería pero gentil en su rostro y vestía con un gran abrigo marrón.
A ella le pareció tierno, como un osito de felpa.
- þú ert allt í lag?** –preguntó en islandés, mientras ella negaba con la cabeza ¿Qué le habría dicho? Entonces él suspiró, no sabía como comunicarse con ella, era evidentemente de otro lugar – English?
- I understand – ella sonrió feliz, así si podrían hablar, él al verla se sonrojó mas, desviando la mirada posándola en ella de nuevo
- Entonces ¿estás bien? –volvió a preguntar, ella negó con la cabeza, a pesar de ser pequeña tenía una inminente aura de elegancia, sin contar que sus gestos eran suaves como los de una muñeca
- Perdí a mis padres no sé donde están… y tengo miedo –miraba al suelo mientras hablaba, no quería admitirlo pero estaba asustada, él asintió viéndola mientras tomaba con suavidad su manita
- Madre me dijo que me daba permiso de ayudarte, te veías muy triste –ella alzó la mirada y dejo que tomara su mano, no sabía si era porque también era un niño o porque simplemente se veía muy tierno, pero aquél chico no le causaba miedo alguno –s-si quieres podemos buscarlos juntos
- ¿De verdad? –la sonrisa volvió a su rostro mientras él asentía casi mecánicamente -¡Muchas gracias! De verdad –hizo una reverencia sin soltar su mano, él sonrió un poquito viéndola, era muy bonita
- ¿Cómo son ellos? –preguntó caminando mientras la llevaba de la mano, ella simplemente se dejo hacer
- Mamá tiene el cabello en dos moñitos y el de papá es corto… se parecen mucho a mi –su aclaración se oyo como un susurro –y no son muy altos tampoco
- Tu sígueme, busquemos juntos
Caminaron tomados de la mano por las calles aledañas, la pequeña ya no tenía ganas de llorar… todas las lagrimas se habían esfumado de sus ojos, quizás porque las manos de él eran cálidas o porque ya no se sentía sola, probablemente era una mezcla de ambas cosas. Al llegar cerca de una cafetería observaron a dos adultos en la puerta con bolsas a sus pies, tenían rasgos asiáticos y sus rostros se mostraban preocupados.
- ¡Jun! ¡Jun! –gritaban a todo pulmón mientras la gente los observaba, la pequeña sonrió casi con brillos en sus rostro
- ¡Son mamá y papá! - Grito señalando a las dos personas, entonces su acompañante entendió
- ¿Jun? ¿es ese tu nombre?
- Así es, ¿por qué?
- Nada… es lindo – nunca había oído nada parecido, pero aun así no pensaba que era extraño o malo
- ¿Cómo es el tuyo? –cuestionó suavemente mientras cruzaban la calle para llegar a ellos
- Yo soy Einar, Jun –ella asintió, luego soltó su mano para correr a los brazos de su madre quien la tomo en brazos llenándola de besos
Entonces el albino supuso que su trabajo había acabado, dio media vuelta para regresar de donde había venido cuando una manita lo detuvo.
- Muchas gracias Einar – exclamó con una sonrisa la pequeña asiática antes de hincarse en cuclillas y dejar un besito en la mejilla del nórdico quién de inmediato se sonrojó por su gesto, luego dejo en su mano una pequeña piedrita redondeada con un dibujo inscrito, era el ying y el yang –te debo una
- Esto es tuyo… lo t-tenías en tu collar – se la extendió de nuevo mientras ella negaba con la cabeza –no puedo aceptarlo
- Tienes que, es mi agradecimiento – escuchó como su madre la llamaba, así que se dio media vuelta – nos volveremos a ver algún día así que consérvala ¡adiós!
- E-Espera ¡Jun! –pero era muy tarde, ella ya iba de nuevo en los brazos de su madre mientras se alejaba despidiéndose con una manita, él hizo lo mismo
Vio la piedra por unos segundos, era muy bonita… la guardo en su bolsillo, al menos la conservaría como un recuerdo de aquél día.
*Cantonés: Madre
**Islandés: ¿Estas bien?
