Ginebra Weasley
Y la Cámara Secreta
I. La mañana decisiva
Ginebra Weasley no era una muchacha común, y no sólo por el hecho de ser una bruja. Donde ella vivía esa cualidad era más bien normal. Ginny, como la llamaban todos en la madriguera era la primera mujer nacida de una larga descendencia de hombres, y por cierto muy numerosos.
Esa mañana cuando Ginny bajo a tomar el desayuno se llevo una sorpresa que cambiaría su vida.
Había estado soñando con una lechuza gigante de un ulular ensordecedor, tenía en la pata un pergamino que rezaba "reprobada" en letras escarlata. Entonces los gemelos la encerraban en un témpano de hielo, nadie venía a ayudarla, y nada podía hacer ella, su magia se había ido. De pronto todo se volvió negro y Ginny se vio en una cocina que no conocía, no había movimiento alguno, se dio cuenta entonces que el lugar no era para nada anormal, era una cocina muggle, que es como los magos llaman a las personas que no tienen sangre mágica, entonces lo comprendió, era ella quien ya no tenía magia.
Despertó toda sudada. Ya no podría dormir más. Ese sueño se había repetido cada vez con más frecuencia conforme se acercaba el fin del verano y atormentaba a Ginny cada vez más.
La mañana anterior cuando se puso su bata para bajar a tomar el desayuno con sus hermanos tuvo una angustiánte idea, el sueño significaba que no iría al colegio, que estaría presa en la madriguera hasta convertirse en squib, una bruja incapaz de hacer magia.
Se sentó en la cama. Aun había cosas que no comprendía del sueño ¿Por qué cada vez que despertaba tenía la sensación de estar presa?
Sintió deseos de escribirle a Bill, el mayor de sus hermanos, que sabía mucho de interpretar sueños. A pesar de que Charlie siempre había sido su confidente, sentía pena en decirle que estaba urgiéndole un sueño, se burlará, pensó, diría que no esperaba tal niñería de mí y que debería estar feliz de no ir a la escuela y quedarme todo el año con mamá. Pero Ginny no pensaba así, ella quería ir a la escuela, para poder hacer algo interesante y que le gustara, como Bill que vivía en Egipto deshaciendo maldiciones de las pirámides para el banco Gringotts o Charlie que cuidaba dragones en Rumania. Además quería conocer nuevas personas, no es que estar con su madre fuera aburrido, en la madriguera siempre había algo nuevo que aprender, es que era mejor cuando no estaba ella sola.
Despues de que los gemelos se habían ido al colegio ya cuatro años atrás, ella y Ron se acercaron bastante, pero ahora él tenía amigos en el colegio, cuando volvió a casa de su primer año escolar solo hablo de sus amigos y de que habían salvado una pierda y que por eso habían ganado la copa de la casa y un montón de cosas emocionantes, pero Ginny ya estaba cansada de oírlo hablar de él. Si por lo menos hubiera dicho Que tal tu verano, o Ginny te extrañe, pero no. Solo le escribió dos cartas del colegio, la primera para contarle que había conocido a Harry Potter, y que era su mejor amigo, como si a ella le importaba la tonta vida de una celebridad, bueno era divertido hablar de los famosos pero no tanto. La segunda para desearle feliz cumpleaños.
Esa Navidad sus padres fueron a ver a Bill y ella estuvo en casa del hermano de su padre y no pudo ver a sus hermanos, el tío Vincent vivía en una villa de magos cerca de Amsterdam con sus nueve hijos, su mujer, la tía Fluvia había muerto hace años, ni Ron ni ella alcanzaron a conocerla, los gemelos eran muy pequeños y Perci decía que era un tema vedado cada vez que le preguntaban como había pasado, Ginny pensaba que no se acordaba y lo decía para hacerse el interesante, lo cierto es que ninguno de los Weasley, ni siquiera Bill que es muy relajado, hablaban de la muerte de tía Fluvia, estaba como prohibido, Ginny trato de averiguar algo, pero no logro mucho, lo bueno fue que como todos en Casa de su tío son hombres y, a diferencia que en la madriguera donde eran las mujeres las que atendían a los hombres que ni con magia cocían un huevo, en casa de su tío ella era una princesa, el elfo domestico hacia los quehaceres y sus primos la halagaban todo el día, fue el único momento en que no se sintió sola durante todo el año.
No, definitivamente no podía quedarse un año más completo en casa. Se levanto para comer algo, aunque no tenía mucha hambre pero al llegar a la cocina se sorprendió de lo temprano que era.
Su padre no se había ido aún al trabajo y su madre estaba aún en bata.
-Ginny, querida, ¿Qué haces despierta a esta hora? -dijo su madre desde el fregadero al otro lado de la pequeña cocina.
Era una mujer rechoncha y menuda con el pelo tan anaranjado como las zanahorias que estaban pelándose en el lavavajillas. Como la extrañaría.
-Ven Ginny, siéntate a mi lado y ve lo que acaba de llegar para ti. -le dijo su padre cariñosamente.
Ginny se sentó junto a él, era tan alto que incluso estando él sentado y ella de pie a su lado la sobrepasaba por una cabeza, su pelo, tan rojo como el de Ginny, se estaba cayendo desde que esta lo recordaba.
Errol estaba todavía tumbado sobre la mesa del desayuno, tenía una carta atada en la pata. Al apartar los ojos de las patas de Errol, Ginny vio que el plato de avena de su padre estaba cubierto de plumas grisáceas. Se levantó y recogió el plato, tiró la avena con plumas por la ventana para que los gnomos lo comieran y lo dejó en el fregadero, luego tomó otro plato del estante y sirvió más avena.
-¿No la vas a abrir?
-¿Qué? Oh, la carta. Sí, claro - Pero la verdad es que no quería. Tenía tanto miedo de haber sido rechazada… El escudo del colegio Hogwarts de magia y hechicería brillaba entre las patas de Errol.
En esa carta estaba la respuesta que había estado esperando todo el verano.
Sabia que ningún Weasley había sido rechazado del colegio, y eso la angustiaba aún más. Su sueño la había dejado tan nerviosa que a esa altura la ansiedad ya era insoportable. ¿Y si ella era la primera de la familia en ser rechazada, y terminaba sin magia como en su sueño? Después de todo ella era la más parecida a los gemelos, seguramente Dumbledore, el director del colegio, que lo sabía casi todo, no querría otro Weasley revoltoso en su escuela.
-Ginny, corazón, tu carta cariño, no la vas a leer
-escuchó la voz de su madre– vamos linda, la has estado esperando tanto.
Despertó de su letargo, miró a Errol con expresión de desafío, lo tomó en sus brazos.
- ¿Me disculpan? quisiera hacerlo estando sola.
-¡¿Pero por qué?!
-Vamos Molly ella necesita su privacidad.
Su padre se levantó de la mesa en dirección hacia su mujer para sacarla de la cocina. Pero Ginny ya subía la escalera con Errol en los brazos.
Iba subiendo las escaleras, sujetando a Errol con una mano y con la otra tratando de desatar el sobre de la pata. Era realmente complicado, las manos le sudaban, Errol pataleaba de vez en cuando, lo hacía todo más difícil. Ya no aguantó más y se sentó a los pies de la escalera del segundo rellano, dejó a Errol apoyado en sus rodillas, se secó las manos en la bata y con cuidado desató el pequeño nudo que sostenía su carta. La tomó entre sus dos manos. Errol empezó a aletear e intentó voltearse golpeándole la cara.
-¡Ay Errol! ¡No sale! -Lo empujó al suelo y la carta se calló.
Se levantó para recogerla. Errol hacía ruidos extraños mientras se retorcía en el suelo tratando de ponerse de pie. En el suelo, coronando el sobre, el escudo de Hogwarts se veía imponente. Lo miró, desde arriba se veía tan pequeño. "Es sólo un pedazo de papel", pensó. Y en esa posición leyó:
Ginebra Weasley
La Madriguera
Ottery Saint Catchpolt
Se agachó despacio, pero segura. Ya no sentía miedo, era tiempo.
La tomó; estaba medio arrugada y era bastante gruesa. La tocó; tenía algo duro dentro y entonces se dio cuenta que había una segunda carta detrás de la suya.
Percybald Weasley
La Madriguera
Ottery Saint Catchpolt
Ginny sonrió, la habitación de Percy estaba justo al frente de sus ojos. La puerta era de madera, muy bien lustrada. Todavía parece nueva, pensó. Tomó la manilla y abrió sin hacer ruido. Estaba acostado, parecía dormir.
La cara de Ginny se iluminó de repente, abrió la puerta de golpe, saltó sobre Percy y comenzó a hacerle cosquillas.
-¡Despierta, despierta!
-¡Que haces, lárgate!
Ginny dejó de hacerle cosquillas a Percy y quedó sentada sobre sus rodillas. Lo miró con expresión ofendida.
-¡No me mires así, vete que quiero dormir! Gritó Percy.
-No lo puedo creer -Dijo Ginny ofendida al bajase de la cama-. Bien, me voy -. Caminó hacia la puerta y cuando llegó al umbral dijo en tono burlón.
–Pero me llevo esto que podría interesante.
-¿Qué? -Percy se levantó de la cama de un brinco. Ginny le hacía burla desde la puerta. Se encaminó tambaleante, todavía un poco dormido. Le arrebató la carta de un tirón.
Ginny recordó cuando el año anterior Percy había recibido su insignia de Prefecto.
Estaba inmóvil con la carta en las manos, rajó el sobre, para luego extraer una insignia reluciente con el escudo de su casa, Griffyndor.
La cara de Percy cambió completamente. Comenzó a saltar por la habitación. Reía y tenía una brillante expresión de satisfacción. De pronto, tomó a Ginny en los brazos, primero ella se asustó un poco porque Percy es muy compuesto y Ginny no estaba acostumbrada a verle así, pero luego se rió con él.
-¿Sabes qué significa esto Ginny? -Le preguntó mostrándole la insignia con la "P" color rojo que era sostenida por un león dorado-. Esto quiere decir que he sido nombrado prefecto de mi casa, Ginny, y no sólo eso, es la prueba de que Dumbledore me considera, eso es bueno, quizá pueda entrar al ministerio, después de ser premio anual claro... -Percy siguió hablando pero Ginny ya no escuchaba nada.
-¡Por que no te calmas! -Le gritó- ¡Todos sabíamos ya que llegarías a ser un maldito prefecto! Percy la miró atónito.
Estaba completamente sulfurada, sentía como la sangre le subía a la cabeza.
–¡Has hablado de ello todo el maldito verano!
-¿¡Pero qué demonios te pasa!? -Dijo Percy de pronto.
Ginny sentía su cara muy roja. De pronto se dio cuenta que estaba parada en el marco de la puerta de Percy completamente inmóvil. La expresión de Percy al abrir esta carta no fue como la del año anterior, cuando supo que sería prefecto, ahora su cara era como la de cualquier día.
-Bueno es lo que esperaba -dijo.
-Ginny, Ginebra, despierta. ¿Qué demonios te pasa?
Ginny volvió al presente de pronto. Ya no podía aguantar más. Rajó el sobre de un tirón y sacó del un pergamino amarillento doblado en cuatro por la horizontal. Bajó la vista despacio.
Estaba escrito con una letra rococo en tinta negra. Firmaba Minerva McGonagall, subdirectora...
Estimada señorita Weasley :
Es para mí un placer informarle que ha sido aceptada en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Me gustaría comunicarle que el tren que la llevará al colegio, sale a las 11 horas en punto del anden 9 y ¾ de la estación King's Cross en Londres, el día primero de septiembre, como es costumbre.
El Director de Hogwarts Albus Dumbledore ha solicitado expresamente que usted sea informada de esta noticia lo antes posible, por lo que he decidido enviar esta carta de antemano. Espero que su lechuza logre llegar a tiempo.
La esperamos al inicio del período académico.
Atentamente,
Minerva McGonagall
Subdirectora.
El corazón de Ginny dio un vuelco, la expresión en su cara cambio de tal forma, que Percy dijo:
-Ves, no tenías de qué preocuparte -Le dio un beso en la mejilla y volviendo a su frialdad habitual le exigió que se fuera para poder vestirse.
Ginny miró el cuarto de Percy, estaba muy ordenado y limpio, tampoco quería permanecer ahí.
