El tiempo lo dirá.
Por: Lizzig
Capitulo 1
Nostalgia
La época navideña había llegado una vez mas, las calles adornadas por luces multicolores le daban al ambiente un olor dulzón.
A pesar de la nieve acumulada en las calles, la gente entraba y salía de las tiendas con las manos llenas de paquetes.
Una joven mujer que trataba de pasar desapercibida entre la multitud, ocultaba su apatía por la temporada bajo la bufanda que le cubría casi todo el rostro, sería una navidad más con el corazón vacío.
Seguramente recibiría la invitación acostumbrada de los últimos tres años a la mansión Andley. Definitivamente no iría, bastante difícil era contar un año más desde aquella ruptura amorosa, en la que había perdido todo interés por entregar el corazón nuevamente, como para encima tener que convivir y disimular su antipatía frente a los Legan y la tía abuela.
Indudablemente Albert se decepcionaría cuando declinara la invitación, pero no se dejaría chantajear una vez más por ese hombre, que siempre había sabido llegar a su corazón.
Sería mejor estar en su departamento, comería algunos dulces, leería algunas revistas y se metería en cama a dormir y soñar.
Soñar nuevamente con todos esos castillos que construyo con ilusión, cuando la vida aun no le arrebataba el último rastro de esperanza.
A paso ligero caminaba con las manos metidas en los bolsillos del abrigo, con curiosidad se asomó a un escaparate iluminado por decenas de brillantes focos que le daban marco a las múltiples posibilidades para alegrar un árbol navideño repleto de regalos.
Candy sonrió irónica imaginando, que ese sweater gris con cuello alto sería una buena elección para aquel chico ingles que siempre le había cortado el aliento.
Con furia dio una patada en el suelo y continúo su camino hasta su departamento. Como cada día la soledad era la única que aguardaba por ella. Apenas abrió la puerta de su desolado apartamento, sintió el frio y el vacío que la recibieron, trago saliva y se negó a caer en la misma escena de llanto y desesperación.
Con apatía colgó su abrigo y su bolso, para ir hasta la cocina y comprobar que su refrigerador estaba carente de cualquier alimento en buen estado. Simplemente tomo la tetera y la lleno de agua del grifo, mientras su mente divagaba una vez más en las ilusiones en las que había vivido antes que la desgracia aplastara su vida.
Una punzada de ardor cruzo su pecho, inundando su cuerpo de frustración y dolor, "maldita Susana" dijo con los dientes apretados y la cabeza baja, sin darse cuenta había dejado caer la tetera y entre sus manos apretaba fuertemente un trapo de cocina. La amargura viajaba por todo su cuerpo, envenenando su sangre.
Había querido evitarlo, luchar contra ella misma, pero las lágrimas que había ocultado fervientemente, habían salido a la superficie y ya se resbalaban por sus mejillas. El cantico de un grupo de jóvenes llego desde su ventaba, nunca había despreciado tanto la navidad como en esos momentos.
No tenía nada que celebrar, esa risa cantarina y la ilusión de las fiestas, se habían quedado atrapadas en un hospital de Nueva york.
Derrotada y con el alma sangrante se dejó caer al suelo de la cocina. Sintió un frio colarse por alguna rendija, pero no le importo. El frio de su alma era aún más congelante y desbastadora que el clima de las calles de Chicago.
El suave toquido de su puerta llego en el momento más inoportuno, quería dejarse ir en su tristeza y perderse en el des fortunio de su soledad.
Con poco ánimo se puso de pie y limpio el vestigio de su frustración, para ir hasta la puerta y recibir a quien osaba interrumpir tan íntimo momento.
La larga y negra melena de Annie, fue lo primero que vio, recordando al instante que había quedado cenar con ella.
-Annie!
-estaba tan preocupada por ti, nunca llegaste al restaurante y pensé que te habría sucedido algo.
-lo siento tanto Annie, no sé cómo pude olvidarlo -Candy trato de sonreír, pero el agobio le ganó la partida.
-no te preocupes, lo importante es que estas bien...- Annie conocía demasiado bien a la que llamaba su hermana, como para no darse cuenta que había estado llorando, el velo de tristeza que cubría sus ojos se asomaba nuevamente.
-me deje llevar por los escaparates de las tiendas y cuando menos cuenta me di, ya estaba aquí... de verdad lo siento mucho -dijo apenada. - ...te invitaría a cenar algo aquí, pero no tengo nada más que te.
-no te preocupes será suficiente para calentarme, hace un frio atroz
Annie comenzó a moverse con más desenvoltura por el departamento, llegando hasta la cocina. Con disimulo recogió la tetera del suelo y cerro la ventana, por donde entraba una congelante ráfaga de aire.
-recibí carta de Patty, volvió a Inglaterra.- hablaba Annie con normalidad, rompiendo el ambiente enrarecido en el departamento de su amiga, bien sabía que no era una época fácil para ella y más aún porque no hablaba de ello y emulaba tener la mejor actitud.
-pero es seguro? - Candy se relajaba ante la presencia familiar de esa chica, de quien había recibido tantos sinsabores y aun así era, lo más cercano a una familia. Con más calma buscaba él te en su alacena y algunas galletas.
-la guerra termino y en todo caso Inglaterra no se vio afectada directamente por los ataques de las batallas.
-me pregunto cuando volveremos a verla?
-espero que pronto Candy, no me gustaría que la distancia hiciera una barrera tan grande que no pudiéramos escalarla, sería muy triste perder una amistad tan importante.
-si tienes razón, después de todo Patty fue la novia de Stear y eso jamás lo olvidaremos.
-así es, para mí es como si fuéramos una sola familia.
-bueno eso lo dices porque tu terminaras casándote con Archie.
-Candy... - el sonrojo de la morena, hizo sonreír a Candy. Siempre le había parecido divertida la timidez de su amiga.
-no deberías de sentirte apenada, por el contrario debería de alegrarte el hecho de saberte la futura señora Cornwell... -la tetera comenzó a silbar, arrancando a las dos chicas de su conversación.
Con destreza Annie sirvió las dos tasas con agua y les coloco los sobres de te, Candy llevo hasta la mesa los terrones de azúcar y las galletas. Ambas chicas se sentaron y rodearon la tasa del líquido, para calentar sus manos, el departamento de la rubia se sentía un poco frio a pesar de la leña que no dejaba de arder en la chimenea.
-y dime Annie ya ha habido alguna platica entre tú y Archie?
La mirada de Annie se clavó en el líquido de su tasa, que comenzaba a tomar un color amarillento.
Al igual que su amiga de la infancia, ella también había aprendido a disimular aquello de lo que adolecía, sabía que en esos momentos no podía perturbar a Candy con sus problemas.
-sucede algo malo Annie?
-no... - contesto secamente, tragando saliva y conteniendo algunas lágrimas que finalmente no le obedecieron y brotaron rebeldes de su azul mirar.-.. Lo siento.
-Annie, que pasa? - Candy ya había abandonado su asiento para correr hasta la morena que luchaba por contener las lágrimas que salían sin control – dime, que he dicho para ponerte así.
-no... No has sido tú, es solo que me deje llevar... - respiro profundo y contuvo las lágrimas que caprichosas, le obedecieron finalmente.
-anda dime, que sucede.
-nada, no quiero entristecerte con mis cosas.
-no lo harás, dime... - los ojos suplicantes de Candy, convencieron a la chica de hablar.
-la señora Elroy se ha opuesto a mi noviazgo con Archie, le ha prohibido que siga viéndome y ...- las lágrimas fluyeron nuevamente, provocando que se atragantara con las palabras – le ha presentado a una chica que aprueba para que sea su novia y más adelante su prometida.
-pero por que no me habías dicho nada ?, que dice Archie y Albert no ha hecho nada? ... y yo.. Yo porque no sabía nada... Annie!
-no había querido mortificarte con mis cosas, sé que esta esposa del año te pone nostálgica y por ningún motivo quería empeorar tu sensibilidad.
-no seas tonta Annie, para mí no hay nada más importante que verlos a ustedes mis amigos bien, especialmente a ti, su tui eres como mi hermana – la abrazo fuertemente, sintiendo la fragilidad de su amiga. - hablare con Albert, no podemos permitir esto, pensé que tras el fracaso que sufrieron al quererme casar con Neil, jamás intentarían volver a meterse en la vida de nadie.
-no te preocupes Archie ya hablo con su tía y le advirtió que no hará su voluntad, pero... Simone no deja a Archie ni a sol ni a sombra.
-quien es Sim...onee..?
-Si Simone Watson es la hija de uno de los inversionistas más importantes de las cuentas que maneja Archie y por supuesto amiga de Elisa Legan.
-Por qué no me extraña que esa bruja este metida en esto.
-ella se ha encargado de meterle a Archie a esa mujer hasta por los ojos, la semana pasada fueron a una fiesta a la que yo no fui invitada y a la que Archie acudió... No sé si con ella o se encontraron ahí.
-pero...ese Archie...me va a escuchar...
-no Candy, no quiero que le digas nada, él debe decidir qué es lo que quiere, una vez ya lo obligue a estar a mi lado y no lo hare otra vez... aunque eso me desgarre el alma.
Se abrazaron con fuerza sintiendo la misma soledad y abandono que habían sufrido siendo unas chiquillas en el hogar de Pony, una vez más la vida les arrebataba el amor y el calor de un posible hogar.
Nueva York
-desea que lo envolvamos para regalo? - la sonrisa de la dependiente del almacén le resultaba como una bofetada, bastante irónico le parecía tener que estar comprando ese regalo navideño para alguien más que no fuera su chica de coletas traviesas.
-si... Por favor – su gesto adusto mostraba francamente su estado de ánimo.
No había vuelto a sonreír tras abrir sus brazos y dejar ir a quien el sabia sería la única ilusión de su vida, esa rubia de ojos juguetones se había llevado su alegría, su entusiasmo por vivir y cualquier plan de vida, ya nada importaba más que rescatar las pocas horas de satisfacción que el teatro le brindaba.
-aquí tiene, hay algo más en lo que podamos servirle? - los ojos chispeantes de la dependienta, le demostraban que no tan solo lo había reconocido, si no que dejaba al descubierto sus claros pensamientos insanos, en un tiempo muy remoto, se habría sentido alagado y hasta hubiera aprovechado la situación, pero ahora se sentía incómodo y hasta molesto.
-eso es todo, le agradezco – tras tomar sus paquetes salió del almacén a paso veloz.
Tomo las calles coloridas e iluminadas, con disgusto noto que comenzaba a caer la nieve, eso hacia aún más dramático sus recuerdos, como si fuera poco el tener que pasar por las festividades decembrinas también tenía que lidiar con esos recuerdos. Un aniversario más se celebraba, si es que de verdad pudiera celebrar el haber perdido la única razón de su existir.
-como estarás Candy?, mi pecosa! - Su murmullo apenas si había sido escuchado por el mismo, se había prometido no repetir esas palabras nunca más, su mundo no era merecedor de escuchar el nombre de quien tan importante había sido en otras épocas y menos aún con un regalo en las manos para aquella quien se había interpuesto en esa felicidad.
A pesar de estarle agradecido, a veces sentía que la odiaba tanto, le era tan difícil esas horas a su lado, no tenían comparación con las horas que pasaba con Candy en el colegio San Pablo, donde cada minuto se le hacía nada al lado de esa pecosa entrometida, como él le llamaba.
Aun recordaba la última vez que la había visto, como siempre anteponiéndose a la adversidad, había sido despedida del hospital y trabajaba en ese dispensario del parque y sin embargo se veía feliz como siempre, seguramente ella ya se habría levantado del tropiezo que significo el conocerlo a él, Albert le había contado lo fuerte que era esa chica, incluso la había puesto como ejemplo para darle valor de dejar el alcohol y la desesperanza.
Feliz nunca seria, pero era mejor deshacerse del recuerdo de ese amor imposible y definitivamente ya terminado, con rabia recorriendo su cuerpo se forzó a aceptar que tal vez también debería de apartar a Susana de su vida, esa chica jamás sería feliz, ni con él ni sin él, para que torturarse entonces.
No sabía a ciencia cierta lo que quería hacer de su vida, pero el destino lo llamaba a seguir un nuevo camino. Con anterioridad había escuchado ese mismo llamado y salió corriendo del colegio San Pablo para comenzar su vida en la actuación, ahora escuchaba ese mismo llamado, solo que no sabía a donde dirigirse.
Continuara...
Hola chicas, aquie llego con esta propuesta, que espero sea de su agrado y logre enlazarlas un ratito.
En estos dias el mundo se ha obstinado en martirizarme con situaciones de las que he huido por tantos años, que no me dejo mas opcion que sumergirme en la lectura y la escritura, de ahi salio esta nueva historia, que les prometo no es de terror, ni de melodrama.
Encontraran situaciones mas reales, de amor, amistad, traicion, decisiones y errores...pero nada de cortarse las venas.
Como siempre les agradezco su compañia, les pido su opinion y por supuesto las dejo en libertad de hacerlo o no, valorando de igual forma su tiempo y presencia para esta historia.
Cuidense mucho y difruten las bendiciones de cada dia... feliz fin de semana.
Liz
