Disclaimer: Los personajes son de su respectivo dueño, Hidekaz Himaruya.


Realidad difusa


I

Una noche común y corriente en el exterior, puede ser una agitada y probablemente muy mala.

En casa de los esposos angloparlantes Estados Unidos e Inglaterra está transcurriendo una pelea.

Comenzó como una simple discusión, de esas que terminan en puro romance, pero no, esta no era de esas. Inglaterra estaba sentado en la cama matrimonial, usaba una camisa simple a botones con unos pantalones para dormir color crema. Estados Unidos estaba de pie frente a él.

Ambos sentían cólera, enojo, frustración, y en el fondo, cierto dolor. A diestra y siniestra soltaban alaridos llenos de insultos, verdaderos, falsos, exagerados o simplemente tontos. Ninguno daba tregua, parecía que ellos vivían de la pelea en ese momento.

—Ahora yo soy el testarudo —decía Estados Unidos, haciendo ademanes y demás— Mira quien lo dice.

—Al menos yo lo admito —responde Inglaterra, cruzado de brazos— No como quien se hace el idiota como tú, eres patético.

— ¿Patético yo? Yo no soy quien parece un niño mimado a más de mil años de edad.

—Al menos le soy un poco honesto a las personas y no ando ocultando todo y provocando problemas a todos.

— ¡¿Y quién fue el que me crió?! ¡Tú no eres ningún santo!

— ¡Duraste si acaso veinte años conmigo! ¡Tú eres el que más problemas causa al mundo!

— ¡Y les he salvado el trasero a más de la mitad de todos ustedes en menos de doscientos años!

—Por favor, ¿Quién se mete en cuanto problema se entere? Muchas veces provocas más problemas de los que arreglas.

—Lo dice quien no deja de pelear por la cosa más tonta con un tipo que conoce desde que nació.

—Al menos no meto a más gente de la necesaria en mis pleitos.

Y entonces Estados Unidos optó por burlarse, el tema cambió pero la pelea no cesaba: —Ay sí, soy un caballero, el hombre más civilizado, soy perfecto y hago de todo pero no sé cocinar.

—Mírenme, soy el número uno en más crímenes, soy el número uno en contaminación, ¡Siempre soy en número uno y un héroe!

—Me criticas por ser un inmaduro y mira cómo te pones.

— ¿Y eso qué? Eres un maldito idiota.

— ¡Oh! Maldito idiota, estúpido ¿No tienes un insulto mejor, Inglaterra?

Bloody hell! Estoy cansado de lo mismo —decía el mayor mientras se pasaba las manos sobre el rostro y cabello, desesperado y cansado.

— ¿Y crees que yo no? —respondió Estados Unidos, pasando su mano por el cabello y ajustado sus lentes— ¿Por qué discutimos?

— ¿Cómo quieres que lo sepa si siempre empiezas?

— ¿Yo? No te puedo decir nada nunca.

—Tú eres al que no se le puede decir nada nunca.

—Mientes, todo lo tomas a mal siempre —Inglaterra lo señaló, acusador, y luego desvió la mirada, ya no tenía ni ganas de responder.

—Sí, claro, para ti todo es un insulto, todo es un desafío; a veces siento que esto es un error.

Y sí, dijo eso sin pensar. Inglaterra le miró con los ojos bien abiertos, ofendido. Sintió decepción de los dos. Así que con voz apagada preguntó, aún mirándole: — ¿Así que para ti soy un error, todo esto es un error?

Entonces Estados Unidos se dio cuenta de lo que dijo, sintió un nudo en su pecho, no lo decía con esa intención por lo que trató de remediarlo:

—N-No, no me refería a eso, yo sólo…

— ¡¿Entonces por qué putas sigues conmigo?! ¡¿A qué te referías, a casarnos verdad?! —sus ojos verdes se empañaban, querían mantenerse fuerte pero le resultaba casi imposible.

—No, no es eso…

— ¡Entonces dime qué es un error para ti!

Y estalló, la presión y la falta de estabilidad le hizo perder el control de lo que decía: — ¡Todo! ¿Contento? El que seamos pareja es un error, ¡Somos muy diferentes y peleamos todos los días! ¡Eso no es normal! ¡A veces me siento atascado contigo, a veces ni siquiera siento amor por ti!

Un milisegundo después se arrepintió de haber dicho eso, pero ¿Podemos retroceder el tiempo y lo que hemos dicho? No, nunca podremos.

Inglaterra sintió como si algo atravesara su pecho. Simplemente se dio la vuelta, susurró: "Pero yo si te amo" Luego se hizo un ovillo en la cama, llorando en silencio. Estados Unidos se maldijo por dentro, el peso que le cayó en sus hombros y el dolor por la culpa no dejó cabida para más.

El menor decidió que no diría otra cosa, no quería empeorar las cosas por lo que salió de la casa que compartía con la persona que más amaba. Se sentía tan dolido por haberle dicho esas cosas tan horribles. Sus ojos no paraban de dejar caer lágrimas y lágrimas sobre su rostro.

Lleno de dolor, caminaba a la deriva sin si quiera mirar hacia dónde se dirigía. Cuando de pronto escucha el sonido de un vehículo aproximarse. Sólo miró cómo la luz se intensificaba ante sus ojos, y luego, sólo había oscuridad.

.


¿Qué les parece?