Hola mortales-san kaede trae un nuevo fic aye, esta vez espero que saquen pañuelos y lloren como viles nenitas, ok exagere un poquito...

Y pues que les guste el fic y pues que más decir empecemos.

PD: Se agradece la colaboración de Noriko Ishida, quien me exigió que lo compensara después de que le le conté mi idea, y pues ay toda la tarde de ayer escribiendo espero que les guste, bueno empecemos

*Neko empieza la historia*


PRESAGIANDO EL DESASTRE.

-Y Lucy se encontraba derrotada, la tristeza emanaba de sus ojos cristalizados por las lágrimas.-

Después de ese incidente, donde todos mis sentimientos se revelaron ante mí, donde por fin por una vez en mi vida me fui sincera con mis sentimientos, y no estaba equivocada eran hacia él.

Estaba dispuesta a hacérselo saber, pero algo paso, me di cuenta que yo no era la mujer que él amaba, y en ese momento ya era demasiado tarde, ya estaba unida a el de una manera dolorosa, ya había sido suya y él había sido mío, y eso me destrozo más que nada cuando supe la verdad.

-Estas segura de lo que vas a hacer-

Quise hacérselo saber al maestro, solo a él, no quería que nadie más se enterara de porque dejaba el lugar que había sido mi hogar durante tanto tiempo.

-Si estoy segura, gracias por comprender-

Pero no era del todo cierto, no estaba segura y me dolía, incluso cuando quito la marca de mi mano derecha, era como si una espina se clavara hondo en mi corazón, no quería irme pero no tenía otra opción.

-Recuerda que siempre tendrás un lugar al cual regresar-

Esas palabras me dieron el valor que había perdido hasta el momento, el valor que casi se desploma cuando salí de aquella oficina dando mi última despedida al anciano que había sido como mi padre.

No había nadie en el gremio, no tuve que despedirme de nadie, camine directamente a mi apartamento, cada paso que daba me recordaba a cada segundo que sería la última vez que estaría ahí, no volvería a ver esa ciudad, al menos no por mucho tiempo, tome mis maletas dispuesta a marcharme para siempre.

Incluso la propietaria no pidió explicaciones cuando vio mi rostro lleno de lágrimas, recuerdo que dijo algo mirándome animosa "SUERTE", claro que la iba a necesitar.

Llegue a la estación de trenes de manera casi mecánica, pues en mis pasos ya no había aquella emoción de cuando llegue a esta ciudad, solo tenía que mirarla una vez más, solo para tener un recuerdo con el cual llorar por las noches, y fue entonces cuando la vi.

-Lucy-san, espere-

Llevaba dos maletas, se notaba que había corrido para alcanzarme, pero porque, porque estaba ella también ahí.

Juvia había llegado temprano al gremio ese día, aún no había llegado nadie, pensé en hablar un momento con el maestro, pero Juvia jamás se imaginó que iba escuchar tal conversación entre Lucy-san y el maestro.

Un bebé, Juvia simplemente no podía creer lo que la rival de amores le había confesado al maestro, no ya no era mi rival de amores, si lo que había dicho era cierto ya no era así.

Tape mi boca para evitar el grito de sorpresa que amenazaba con salir de mi garganta, las lágrimas salieron sin que me percatara de ello.

Escuche a Lucy-san despedirse, sabía que iba a salir de la oficina pero me escondí, no debía saber que Juvia había escuchado todo aquello.

Salió del gremio llorando, tapo su cara con ambas manos y eso hizo a Juvia pensar lo difícil que podía ser para ella.

-Juvia estás ahí no es cierto-

El maestro era muy perspicaz, se percató de la presencia de Juvia sin que ella lo notara. Ya no tenía caso esconderse entre a la oficina enfrente del maestro sin poder ocultar mi preocupación.

-Tu misión será cuidarla hasta que sea capaz de regresar al gremio, porque ella regresara, estoy seguro-

Juvia no iba a pensarlo dos veces, Lucy-san necesitaba de alguien que cuidara de ella, y más en su estado, salí tan rápido como pude en dirección a Fairy Hills, decir que iba de misión fue la mejor opción, y Juvia no tuvo que mentir en realidad, era cierto, no sabía cuánto tiempo llevaría, pero lo iba a cumplir.

Regresar cuando Lucy-san esté lista para hacerlo.

-Lucy-san espere…-

Grite tan duro como pude cuando la vi a lo lejos en la estación de trenes, se veía tan triste, tan solitaria, Juvia no iba a abandonarla, jamás lo haría.

Las chicas habían entrado al tren, estaban derrotadas pero seguras de lo que hacían, antes de que el tren partieran dieron un último vistazo, no sabían como pero algún día iban a regresar, el maestro lo había dicho, y ellas estaban seguras de eso.

13 AÑOS DESPUES

-Maldito mocoso me las va a pagar- dijo la rubia haciendo bolita el papel entre sus manos.

-Qué opinas deberíamos ir por el a Magnolia- la chicas tras de ella había cambiado demasiado, la manía de hablar en tercera persona se había ido hace tiempo.

Mamá, querida tía.

Lo siento pero ambas saben que soy un alma libre, así que he decidido tomar mi camino, si quieren saberlo conocí a mi padre y decidí quedarme aquí, en Fairy Tail, no se preocupen y sepan que las amo a las dos.

Con amor Eis.

La peli azul no lo aguanto más, literal, se fue de espaldas.

-Nunca creí que fuera tan estúpido-

-Pero era obvio, recuerda quien es su padre- agrego la rubia levantando a la chica en el suelo.

-¿Qué dices lo seguimos?-

-Pero eso significaría parar la búsqueda, estás segura Lucy-

Pero no había otra opción, no podían dejar al mocoso en ese lugar.

-Vamos-

El gremio había cambiado bastante, claro 13 años no habían pasado en vano.

Makarov había decidido retirarse, y Laxus era ahora el nuevo maestro.

-Ven aquí maldito hielo-

-Tú no tienes nada que decir cara de cebo-

Peleaban dos chicos de aproximadamente 13 años, Mirajane sonreía desde la barra, le hacía recordar el tiempo en que Natsu y Gray peleaban de la misma forma, claro que no era como si todavía no lo hicieran de vez en cuando.

-Ah que lindo se ve Alejandro-san el día de hoy, no te parece mamá- agrego una pequeña albina de ojos azules, con corazones en los ojos. Cuando había sido que la hija de ella y Laxus había tomado el lugar de Juvia en el gremio.

-Tú lo crees Rose- había contestado la albina con una sonrisa- A mí me parece más apuesto Eis-chan-

Eis era la sensación del momento, llego un día cualquiera y se convirtió en parte de ellos sin siquiera notarlo, se empezó a llevar muy bien con Gray incluso los dos entrenaban juntos, lo había tomado como su discípulo, claro el chico era también un alquimista de hielo.

Erza por otra parte contemplaba a su hijo suspirando, no creía que el en realidad se comportaría de esa manera, ya era mago clase S, claro siendo hijo de ella y Jellal no se podía esperar otra cosa, y aun así peleaba con Eis como un niño malcriado.

-Ya cálmense los dos- grito Titania. Después de todo algunas cosas nunca cambian.

-Rayos Alejandro, tu mamá da miedo-

-Ni que lo digas-

-Aunque pensándolo bien mi mamá da más miedo cuando se enoja- suspiro el pelinegro de ojos grises.

-Es cierto Eis, como es tu mamá- había preguntado el peli azul de ojos cafés- nunca nos has hablado de ella-

-Pues…-

En eso las puertas del gremio se abrieron de par en par, algo paso extremadamente rápido, antes de que pudieran reaccionar Eis se encontraba inmovilizado en el piso por…

-Loke, que estás haciendo aquí- había gritado con desesperación- Espera si tu estas aquí eso significa que…-

-Sí, tu mamá viene en camino- sonrio el peli naranja de manera macabra- A y tu tía también-

-No, suéltame Loke, déjame ir, me van a matar-

-Eso te pasa por escaparte de la casa sin decir nada- lo apretó aún más fuerte- ahora enfrenta las consecuencias de tus actos-

Todos los presentes se quedaron inmóviles, pero solo Erza y Mirajane sabían lo que eso significaba, por suerte Natsu, Gray y Wendy habían salido de misión esa misma mañana.

-¿Loke que estás haciendo aquí?- pregunto Titania tambaleando.

-Ah Erza, Mira cuanto tiempo- sonrio animado el espíritu celestial

-Eh Loke me estás haciendo daño- había replicado el chico bajo este.

-Y no es ni la mitad de lo que te harán ellas-

En la puerta del gremio se visualizaron dos siluetas femeninas, llevaban capucha alta por lo que la cara no se les vio a primera vista.

Una de ellas entro rápidamente quedando enfrente de Eis, saco su látigo y amarro al chico.

-Gracias Loke ya te puedes retirar-

-Buena suerte Eis- había dicho sarcásticamente el espíritu del león antes de desaparecer.

-Bien, ahora dime que significa esto estúpido, como que te vas así nada más dejando una sola carta-

-No espera, tu habías dicho que somos libres- replico el pelinegro, azul hasta los huesos por lo que la chica le iba a hacer.

-No me refería a ese tipo de edad, por dios tienes 13 años- dijo está tirándolo en el piso. –Libre, un carajo te voy a enseñar modales-

De repente la otra silueta se acercó a este.

-CANDADO DE AGUA-

Cuatro esferas de agua densa habían atrapado al muchacho por sus extremidades, dejándolo a merced de esos dos monstros.

-Ahora si es hora de tu castigo- dijo la chica propinando fuertes latigazos justo en la retaguardia del joven.

-Ya mamá, tía lo siento mucho-

-Bien espero hallas aprendido algo- añadió la peli azul soltando en el acto al pobre chico. Cuando por fin se percataron de algo.

Todos habían permanecido quietos, pero cuando las dos chicas liberaron a Eis, Erza se acercó a una de ellas comprobando sus sospechas.

-Tú eres…- bajo la capucha de la primera que entro, sus mechones rubios cayeron por sus hombros delatándola por completo –LUCY-

Había gritado la Scarlet con sorpresa mirando la otra chica quien bajo su capucha dejando ver su largo cabello azul.

-Hace mucho que no nos veíamos e… Erza- menciono la rubia con una enorme sonrisa en sus labios.

La peli roja no soporto más y abrazo a la Heartfilia, Mirajane estaba que no cabía en la sorpresa, comenzó a derramar lágrimas de felicidad.

-No creímos que volverían- había aprisionado la albina a Juvia en un abrazo.

Erza se separó de Lucy, aun con lágrimas en los ojos –Ahora si no les será tan fácil escapar-

-No lo aremos Erza- había dicho la rubia.

-Ahora regresamos para no volvernos a ir- añadió Juvia soltando pequeñas lágrimas.

Alejandro por otra parte se acercó al chico en el suelo que sobaba su parte posterior, por la reciente paliza que había recibido.

-Oye Eis, que está pasando quienes son ellas, y porque conocen a todos-

-Ellas, pues son mi mamá y mi tía, hace tiempo pertenecieron al gremio-

-¿Y los demás?- pregunto curiosa la maga de espíritus celestiales.

-Pues…-

Titania no pudo continuar, pues la llegada de 4 siluetas en la puerta del gremio se lo impidió y dos excede que entraron.

Al voltear la expresión de los recién llegados provoco cierta tensión en los presentes.

Natsu, Gray, Wendy y también una pequeña niña de unos 13 años, de pelo rosa y ojos jade.

Lucy sintió una enorme felicidad al ver de nuevo a aquella persona, no había duda aun después de 13 años lo seguía amando con la misma intensidad del primer día, pero al ver a la niña algo en su corazón pareció haberse roto.

Aun así tenía que ser sincera, no iba a poder olvidarlo tan fácilmente, sobre todo por aquel tesoro que había perdido hace ya 13 años, -Natsu- había susurrado para ella misma mientras seguían intercambiando miradas, el silencio y la culpa se habían apoderado del lugar.

-¿Papá, quienes son ellas?- susurro la peli rosa al ver a su padre en estado de shock.

-Regresaron…- fue lo último que alcanzo a decir.


Que hacen aquí mortales hoy es día 4x1 así que pasen a leer el otro capítulo ahora... xD