Resumen: Después de la partida de Goku con Ubb y del torneo, todos vuelven a sus vidas y a la normalidad, dentro de lo que cabe. Los Briefs tienen una vida cómoda en la corporación, pero algo perturba esa paz: Bulma. Llevaba varios días enfadada porque no todo sale como ella quiere en la empresa y una de las razones es porque algunas empresas de la competencia no quieren negociar con una mujer, ya que a ella sola la ven como un simple objeto para pasar el rato y no ven la gran inteligencia y astucia de ella, y eso incomoda a todos, incluido al príncipe de los saiyans. Descubrid que harán la pareja más explosiva de Dragon Ball Z y cómo Vegeta ayudará a su mujer a resolver esta situación.
1. Todos son iguales
- Otra vez igual, maldita sea – decía para sí misma Bulma, en su despacho y enfadada porque no había salido adelante un gran acuerdo comercial que podía ser muy beneficioso para la corporación. Todo iba según lo había planeado ella: reunión impecable, presentación excelente, llega la firma del contrato y el cliente le dice que sólo firmaría si iba a cenar con él y pasaban la noche juntos, por supuesto, Bulma no cedió ni cederá jamás ni por todo el oro del mundo, le molestaba ese tipo de actitudes ya que llevaba muchos años en la empresa pero siempre era su padre quien cerraba los acuerdos comerciales, ahora que él estaba retirado le había llegado el turno a ella pero nunca pensó que fuera tan complicado. Desearía que su marido estuviera más implicado en las cuestiones de la empresa, pero tampoco podía darse por vencida tan fácilmente solo porque un par de clientes sin escrúpulos se intentarán aprovechar de la situación, lo seguiría intentando, demostraría que es la presidenta de la mayor corporación del planeta y que nadie podía pasarse ni un pelo con ella.
En la mansión, Vegeta estaba con Trunks y Bra en el salón familiar, la cámara de gravedad se había estropeado y como Bulma estaba en la empresa no podía hacer nada, salvo esperar a que se dignara a repararla, pero sabía que no estaba pasando el tiempo, que trabajaba para mantenerlos a todos por eso no era muy exigente en ese aspecto con ella.
- Mira papá, que dibujo más bonito hice – dijo Bra con un brillo de satisfacción en los ojos por el dibujo que había esbozado para su padre.
- Sí, muy bonito – dijo el patriarca sin mucho interés ya que no sabía cómo tratar ese tipo de cosas con niños pequeños. Trunks, en cambiom estaba jugando con la consola y a Vegeta le estaba crispando los nervios.
- Trunks ¿no tienes que estudiar? – preguntó Vegeta intentando no perder los nervios por los ruidos
- Sí, pero tengo tiempo no te preocupes
- No me preocupo, pero como traigas algún suspenso te quedas un mes aislado del mundo y de todo, ¿me has entendido? – él sabía que, por lo general, su hijo funcionaba a base de "amenazas" porque desde que empezó a salir algunas noches e incluso tener citas con chicas era difícil de controlar.
- Ahora que me acuerdo, tengo que terminar un trabajo para el instituto, voy a mi cuarto.
- Hmp… más te vale, sino te quedas sin paga durante 6 meses, tu verás. – dijo Vegeta sabiendo que a su hijo no le gustaba que le tocaran ciertos privilegios, el dinero es una de ellas.
Al cabo de 10 minutos, Bulma estaba cruzando la puerta de su casa, estaba cansada y enfadada, esperaba que nadie se atreviera a decirle nada porque sino cometería una tontería.
- Ya estoy en casa – dijo la matriarca, sin ánimo y sin fuerzas
- Mami, mami – dijo Bra corriendo a los brazos de su madre
- Hola mi niña, ¿qué tal hoy? ¿Te has portado bien?
- Sí, muy bien, hice muchos dibujos
- ¡Qué bien! ¿y papá y Trunks? ¿Dónde están?
- Papá y yo estamos en el salón, Trunks en su cuarto
- ¿Tu padre ha estado contigo? ¡Qué raro! – Fue directa al salón a ver su marido, extrañada, porque normalmente, siempre estaba entrenando – Hola Vegeta, ¿por qué no estás entrenando?
- Porque la cámara está estropeada desde hace tres días
- ¡Oh! Es verdad, lo siento, te dije que la iba a reparar, con el lío que tuve ni me acordaba
- Ya… no te lo dije antes porque siempre estás histérica y no quiero aguantar tus gritos – Aunque pasarán mil años a Vegeta siempre le perdía una cosa: el orgullo. Siempre disfrazaba sus frases para no verse descubierto.
- ¿Cómo que histérica? Encima de que trabajo sin parar para mantener nuestra familia, pues tú mismo, no pienso arreglar "tu santuario" hasta que seas más considerado – dicho eso, ella se fue a su cuarto directamente sin decir nada más. Vegeta estaba sorprendido por la reacción de su mujer, no esperaba que se enfadara de esa manera, debía arreglarlo de la manera que fuera porque sino no obtendría lo que quería, además de que, en el fondo, no quería que ella lo pasara mal, la amaba y quería lo mejor para ella, incluido que estuviera de buen humor sin pegar gritos.
- Bra quédate en el salón dibujando, vengo en un rato – dijo él en dirección a su habitación
- Está bien papi – y se puso a dibujar más.
Vegeta subió hasta el segundo piso de la mansión, que eran donde estaban las habitaciones de todos, lógicamente distanciadas unas de otras, entró en el dormitorio donde una Bulma enfadada estaba cambiándose de ropa y quitándose el maquillaje para estar más cómoda, como no sabía por dónde iba a salir, Vegeta prefirió posicionarse detrás de ella, cogerla por la cintura y darle besos en el cuello para calmarla.
- Vegeta para, no me apetece
- No es lo que tu cuerpo me dice – siguió con su labor y a continuación, pasó sus manos de su cintura a sus pechos para acariciarlos con sensualidad y someterla a sus deseos. – Ves como no puedes negarte a mí, a tu marido.
- Tienes razón, no puedo negarte nada – dijo ella girando sobre sí misma besando locamente a su marido, lo que no le quedaba claro era si eso lo hacía para tranquilizarla, quitarle el cabreo, animarla o todo a la vez. Ahora mismo le daba igual, lo que quería era entregarse a su marido como siempre hacía y hará. – Hazme tuya Vegeta – pidió entre gemidos la científica
- Ahora mismo, eres mía y siempre lo serás – dijo él besando a su mujer una y otra vez.
La noche siguió en la misma tónica ya que no salieron del dormitorio conyugal, menos mal que Trunks sabía hacer algo rápido para que cenaran él y su hermana, porque cuando escuchó los ruidos que hacían sus padres decidió no molestarles por si acaso podía acabar mal.
A la mañana siguiente, la pareja todavía estaba en cama, durmiendo, después de una noche de placer desenfrenado, como siempre se demostraban. Vegeta fue el primero en despertarse, siempre le gustaba ver el rostro tranquilo de su mujer.
- Es hermosa y siempre lo será – pensaba Vegeta con una leve sonrisa. Bulma no tardó en despertarse.
- Buenos días Vegeta
- Buenos días, ahora que estamos solos y calmados, ¿me explicas que te está pasando? Últimamente estás insoportable.
- No quiero hablar del tema, quiero empezar bien el día
- Dímelo Bulma porque si no me desentienderé completamente
- Está bien. Es por la empresa, llevo una temporada que los clientes, casi todos hombres, sólo firman acuerdos comerciales si pasó una noche con ellos o voy a cenar, me toman como si fuera una cualquiera – dijo ella sin darse cuenta de que las venas de su marido estaban a punto de reventar por el comentario de ella
- ¿Y tú has cedido ante eso? – preguntó él aguantando las ganas de romperle la cara a alguien
- Claro que no, ¿acaso me ves capaz de hacer algo así? – le recriminó ella enfadada con él por sólo tener el pensamiento de que ella podía llegar a hacer algo tan sucio.
- No, no te veo capaz de hacer eso, aunque después de todas las aventuras que viviste de joven, no sé qué pensar… - dijo él pensando que ese comentario no iba a afectarle a ella, pero se equivocó
- Ah muy bonito, mi marido piensa eso de mí, genial Vegeta, ¡gracias eh! – dijo ella saliendo de cama en dirección a la ducha, completamente enfadada, por el comentario de su cónyuge
- Ya estamos, a ver cómo lo arreglo – dijo Vegeta echado en cama con las manos de la cabeza pensando que se había equivocado con el comentario, ya que nunca pensó eso de su mujer, ni ahora ni nunca.
Continuara…
