Prólogo

"Atrapados en una Utopía"

¡Enserio que amo los días como estos!

Ash Ketchum, un joven entrenador Pokemon que deseaba convertirse en el más grande entrenador Pokemon de la historia miró hacia el hermoso cielo azul, ninguna nube se atrevía a opacar ni un poco esa hermosa vista.

"Ah esto me dice que será un día mucho mejor de lo normal, ¿no lo crees Pikachu?" Ash giro su cabeza a su hombro derecho, donde su queridísimo compañero estaba, sonriéndole. El pequeño Pokemon asintió con la cabeza, la conexión entre ellos dos era tan fuerte que aunque Pikachu no hubiese asentido, Ash hubiera captado perfectamente el mismo con solo mirarlo a los ojos.

El joven ya tenía 20 años, así que 10 largos años ya habían transcurrido desde que el comenzó su viaje. A pesar de que había tenido poco éxito para el tiempo que llevaba, él se sentía completamente feliz y satisfecho. Sin importar que difícil era la situación, el jamás se rendiría.

¿Cómo es posible que alguien pudiera mantener esa actitud por tantos años? La respuesta era muy simple, bueno por lo menos de acuerdo a Ash: El tenía muchos buenos amigos. Si, naturalmente tener amigos y gente con quien pasar el rato hacia que incluso los momentos más horridos se vieran menos terroríficos. Además cada uno de ellos tenía una personalidad completamente única y eso los hacia aún más especiales para él.

Ash recordó esos viejos tiempos con Misty y Brock, las memorias más felices que tenía con May y Max, su viaje por la región Sinnoh con Dawn, sus travesías con Iris y Cilan y también el tiempo que paso con Clemont, Bonnie y Serena como también todos sus rivales (y los rivales de sus amigos). Sin embargo el no pudo evitar pensar en algo a lo que no le había prestado demasiada atención, debido a la gran cantidad de tiempo que pasaba entrenando todos los días).

"¿Será por algo que hice?" Quizás nadie lo había notado, ya que Ash era bastante ingenuo para cualquier cosa que no tuviera que ver con los Pokemon pero ciertamente estaba consciente de que algo, que le causaba escalofríos, estaba ocurriendo. Sus amigos habían estado algo…"serios" con el ultimadamente, no solamente los que llevaba ya tiempo de no ver, incluso por un segundo le pareció que a veces el mundo entero lo menospreciaba un poco. ¿O solo era su imaginación jugándole una mala pasada? No era fácil saberlo, sus buenos amigos habían cambiado tanto, de tal forma que Ash sentía que ya no los conocía.

Intentó recordar cualquier cosa que él pudo haber hecho para hacerlos sentir mal, pero ni una pequeña pista se asomó en su cabeza. Estaba seguro que era un muy buen amigo con todos y que no tenían ninguna razón válida para estar enojados con él. Con eso ya resuelto, se olvidó de esos pensamientos profundos y se concentró en la agenda del día.

Ash tried very hard to remember anything he could've done to his friends, but of course not even a small hint appeared in his head, he was sure he was a very good friend to them and they had no reason to be mad at him. With that cleared, he completely forgot about those deep thoughts and focused on today's agenda.

"Bueno debo entrenar para mi siguiente batalla de gimnasio, así que lo primero que hay que hacer… ¡Es encontrar un buen lugar donde podamos repasar nuestros movimientos de batalla!" Ash y Pikachu corrieron a toda velocidad, buscando el lugar idóneo para poder entrenar. Iban tan rápido que ninguno de los dos notó un enorme campo de fresias que bailaban con la gentil brisa.

En el Hanakotoba, el lenguaje de las flores, la fresia tiene un significado muy único: Inocencia. Que quedaba como anillo a dedo al joven entrenador, que era aún un niño en el alma y que no terminaba de entender muchas cosas acerca del mundo y de las personas. Inconscientemente creía que la Tierra giraba alrededor suyo. Y aunque muchos eventos dignos de legendas épicas le habían ocurrido y criaturas que solo eran consideras mitos se le habían aparecido e incluso le ayudaban en varias ocasiones como si fuera el elegido eso no significaba que el mundo se detendría si algo malo le ocurría

Lo mismo iba para sus amigos, vivían lo mejor que podían, pero al contrario de Ash, las cosas que les habían ocurrido con el pasar del tiempo los habían cambiado, algunas veces para bien, haciéndolos más maduros y sabios pero en algunos otros casos estos sucesos solamente les causaron gran resentimiento.

No muy lejos de ahí, cerca de un pequeño restaurante, una jovencita de quizás unos 16 o 17 años de edad estaba impacientemente esperando a que algo ocurriera. Movía rápidamente sus piernas, claramente molesta mientras miraba su reloj por decimoquinta vez. "No puedo creerlo, ¿¡de nuevo tarde!? Esto es increíble…solo a él se le ocurre."

Su nombre era Serena y ella fue la última chica en viajar con Ash. A diferencia del resto de sus amigos, ella hacia todo lo posible para seguir en contacto con él, a pesar de que lentamente se distanciaban. Él era un entrenador Pokemon y no existían cadenas que pudieran evitar que viajara por todo el mundo. Serena era una preformar y ya que era extremadamente famosa en muchísimas regiones, estaba siempre muy ocupada, pero siempre estaba dispuesta a abrir pequeños espacios en su agenda para tener pequeñas citas con su "amigo". Claro que esto era porque estaba profundamente enamorada de Ash y eso era algo que nadie podía negar, sin embargo, con 20 años de edad, Ash NO estaba interesado en ningún tipo de relación romántica (y jamás había tenido una).

"¿Por qué siempre me sale con sus tonterías? ¡Claramente sabe que no tengo mucho tiempo libre entre manos y aun así insiste en llegar tarde!" El enojo de Serena solo incrementó mas al oír el sonido de su celular avisándole que tenía una llamada. Oh había tanto que hacer… entrevistas, sesiones de fotos, performances…la lista era interminable. Ella amaba su carrera pero era muy demandante y muchas veces sufría por las enormes cargas de estrés.

Miro a su teléfono con desdén, ¿enserio todo esto valía la pena? O mejor dicho… ¿Ash valía la pena? La trataba como no más que una amiga y eso la endiablaba. Estaba segura que Ash la amaba en realidad pero que era demasiado tonto como para darse cuenta. Ella entendía el amor, finalmente es algo demasiado lineal casi como un pay de limón, dulce pero agrío a la vez y eso era lo único que era necesario entender. "Es imposible que Ash aún no sea mi novio…. ¡Yo sé todo acerca del amor!"

Y entonces un escalofrío recorrió su cuerpo. Había mucha gente alrededor pero nadie parecía notar que algo raro estaba ocurriendo. Serena estaba aterrada, estaba segura que algo horrible estaba a punto de pasar pero no sabía a ciencia cierta que iba a suceder. Era como si una poderosa entidad estuviera ahí y con su sola presencia tuviera la capacidad de alterar todo el entorno.

Unos segundos después las palabras de una mujer resonaban con gran fuerza en la cabeza de Serena, era una voz muy intrusiva, que buscaba mezclarse con los pensamientos de la chica, muy probablemente para confundirla y hacerla sentir fuera de sí. "No sabes nada" repetía la voz incontables veces. Serena caminó unos metros hacia adelante, claramente fuera de sí mientras aquella voz continuaba atormentándola por una razón que ella aun no comprendía. "Pagaras por tu insolencia hija de humano…nadie me desafía y vive para contarlo…eso te lo puedo asegurar" Ese mensaje se repetía también sin cesar, al mismo tiempo que el otro por lo que llegó un momento que Serena no tenía ni la menor idea de que le estaba tratando de decir…pero lo peor aún no comenzaba.

Miró a las personas que aun disfrutaban de su día, nadie parecía notar nada fuera de lo ordinario, incluso cuando se volvió más que obvio que las cosas estaban tomando un giro horrendo. Todo, a excepción de la joven Performer, fue envuelto en una especia de neblina azul. Ningún humano, Pokemon planta o edificio se salvó de esta fuerza que lo cubría todo. Y Serena solo podía ver con un profundo miedo como lento pero seguro el tiempo se detenía. La gente comenzaba a hablar en cámara lenta y poco a poco se iban deteniendo hasta quedar totalmente inmóviles. Los Pokemon voladores que surcaban los cielos quedaron congelados en medio vuelo y las gotas de agua que se deslizaban de las hojas de los arboles permanecieron estáticas, sin poder caer al suelo. En cuestión de minutos cualquier tipo de movimiento dejo de existir, incluso Serena, que no fue afectada por la neblina, del puro terror quedo completamente paralizada.

Pasaron unos segundos y tan violento como una tormenta, un torbellino de pétalos rojos, apareció en el área girando con una fuerza tal que si el tiempo no se hubiera congelado, con toda certeza este se hubiera ido engullendo toda materia que se encontrara en su camino. Serena sintió la necesidad de huir pero sus piernas no le respondían, estaba demasiado aterrada como para quitarse del camino del ahora tornado de pétalos. Su mente estaba en blanco, pero al decir esto es necesario precisar que Serena por sí sola no pensaba en nada, solamente la voz amenazadora continuaba en la cabeza de Serena, hostigándola sin piedad alguna.

El tornado entonces atrapó a Serena y con una fuerza brutal la sacudió violentamente en todas direcciones, ella sentía que el aire (y la vida) se le escapaban rápidamente, en este momento ella era incapaz de recuperarlos.

Mientras tanto Ash había estado entrenando arduamente, pasar tiempo con sus amados Pokemon lo hacía sentir infinitamente feliz y el tiempo corre mucho más rápido de lo normal cuando uno se está divirtiendo. Nada más importaba en pesos segundos llenos de alegría y emoción.

Pero no pudo evitar sentirse algo incómodo, ¿Se estaba olvidando de algo acaso?

"A ver veamos….compre la comida Pokemon ayer, hoy me he dedicado a mi entrenamiento… ¿Qué más se me pudo haber olvidado?" Ash tuvo que detener su preciado entrenamiento en lo que se trataba de acordar, era muy fácil comprobar entonces que solo tenía cabeza para sus Pokemon, vivía para ellos y todo en comparación era casi insignificante.

Y no era que el fuera un monstruo sin corazón, oh claro que no. Había otra explicación que era igual de lógica: Ash era un niño en el alma, en toda la extensión de la frase. No importaba que ocurriera, no importaba con qué clase de persona se llegara a encontrar y no interesaban cuantas palabras hirientes como cuchillos afilados listos para destrozarlo le arrojaran, era una persona noble y bastante inocente. Tampoco es que sea algo malo ser así, sin embargo en un mundo tan oscuro como este, ciertamente no es algo totalmente bueno.

La inocencia es algo que escasea en el mundo, ya que se pierde con muchísima facilidad. Es obvio que el concepto de la palabra en si involucra muchas cosas. Pero se puede decir que ser aplastado contra la realidad es la forma más efectiva de destruir la inocencia de una persona. Es triste pero cierto. Normalmente se pierde entre más se viva y entre más se aprenda acerca de cómo funcionan las cosas. Otros la pierden de un momento a otro, cuando les ocurren terribles desgracias en momentos clave de sus vidas, y por ende la hermosa visión del mundo que la inocencia da, deja de existir.

Ash se quedó en shock. ¿Cómo era posible que lo hubiese olvidado? Estaba en problemas, en serios problemas. "¡SERENA! ¡Se suponía que saldría con ella! Oh no… Pikachu, ¿crees que este muy enojada?" preguntó el azabache genuinamente consternado, su fiel amigo asintió lentamente con la cabeza, fue entonces que el chico salió corriendo a toda velocidad para poder llegar al lugar de la cita lo más pronto posible, sin saber obviamente lo que en ese momento ocurría con su vieja amiga.