Disclaimer: La novela, el manga,el anime de Candy Candy y sus personajes no son de mi autoría sino de Misuki Kyoko, Igarashi, Yumiko , TOE Imagination.
Esto está escrito sin fines de lucro y solo con el ánimo de entretener y expandir la mente.
La historia está dedicada a una amiga muy querida en el día de su cumpleaños junto a su personaje preferido. Adriana ¡disfrútalo!
AMOR
...Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.
-Pablo Neruda-
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CONFESIONES
¡ZASSS!
De la nada apareció esa mañana en el aire un sobre de color rojo con olor a rosas frente a los ojos de la brujita Gina.
No estaba muy segura si debía cogerlo o no, sin embargo entre dudas e indecisiones, Gina se armó de valor para leer de qué se trataba la misiva.
Sus ojos ensancharon como fondo de botella al notar para quien se hallaba dirigido y más que nada de quien era la letra.
A nuestra brujis casi le da el soponcio dado que la hora era muy avanzada y no quería ningún reclamo de parte del remitente.
Con las mismas y apenas, agarró su varita y sin ponerse a pensar que se encontraba en su uniforme de enfermera es que comenzó a alborotar al aquelarre que se hallaba silencioso y adormilado.
-¡Permiso! ¡Permisoooo!- comenzó a decir en voz alta un poco preocupada chocando con una y otra chica que se cruzaba en su camino. Pero por más que corría en dirección al sur, sentía que sus piernas no le ayudaban a llegar en el intento.
-¡Híjoles , Gina!- comenzó a protestar la jechu Soraya.- Me vas a matar de un infarto si vienes corriendo de esa manera.
-¿Se puede saber por qué el alboroto chiquilla?- escuchó Gina que le hablaba otra voz. Era nada menos que la jechu Suno.
-Etto… Pues… - Gina comenzó a sudar frío. – Uhmm ¡Gomen nasai! – dijo haciendo una venia.
Y con las mismas se fue sin dar explicaciones. Ya de seguro se inventaría una explanación luego. Si Suno-chan se enteraba de que poseía una carta y que en especial no fuese para ella, seguro iba a armar berrinche.
Las jechus se miraron con sospecha… algo raro se estaba cocinando en el ambiente… Cuando de pronto, Suno abrió los ojos sorprendida.
Ese sobre, le traía recuerdos pasados… Y el olor era inconfundible.
- ¡No! - pensó sin poder creerlo.-¡Ginaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- gritó alarmada Suno.
- ¡Calmate, carambas!- dijo Soraya tapándose los oídos.- Origami, casi me dejas sorda.
- Es que… etto… Ese sobre era de mi Tony.- dijo Sunito sonrojándose.- Y yo… pos yoo... etto
-¿Tú qué mija? ¡Desembucha!
- ¡Pos estoy celosa senpai! – Habló con las manos entrelazadas en el regazo.- Tony, prometió escribirme desde que se fue de viaje a no sé dónde y… no lo ha hecho…
-Uhmm…seguro que Gina tiene una explicación para esto origami de mi corazón.- comenzó a decir Soraya, tratando de tomar las cosas con calma. – Vamos a buscarla y estoy segura que nos lo dirá todo. Sin saber que…
Por otra zona del bosque, Gina rápidamente cogía una escoba lista para hacer su retirada, y 1… y 2… y 1,2, 3…. ¡splash! …..
¡Nada!
-¿Qué? - gritó zarandeando la escoba con vigor - ¡Pero si esta Nimbus debía arrancar a la primera!
-¡Shhist!... ¿Podrías bajar el volumen de tu voz? –Apareció Marchena Andrew frotándose la frente.- Estoy con una migraña muy fuerte y no puedo relajarme así.
- Lo siento- dijo Gina.- Es que debo entregar este sobre y si no lo hago a tiempo, recibiré una llamada de atención.
-¿Así? ¿Y se puede saber por qué es tan importante Gina?- preguntó curiosa Marchena.
-Lo siento mi brujis.- sonrió con indulgencia Gina.- Pero es información confindencial.- Una vez que lo entregue os lo diré.
Y con las mismas Gina, se fue en busca de Lizvet, quien de seguro, le ayudaba a buscar una salida.
Al ver que se había quedado sola nuevamente bajo la sombra del sauce, Marchena cerró los ojos y suspiró pesadamente tratando de relajarse. Una sombra a su costado, le alertó de pronto, iba a usar un conjuro, pero para su alivio notó con rapidez, que el intruso era nada menos que…
-¡Señor Jhonnsoon!- gritó casi sin aliento.
- Puedes decirme, George, Marchena.- habló con esa voz tranquila que le caracterizaba, pero que a Marchena, le hacía sentir miles de sensaciones. Uffff ese hombre le derretía con solo la mirada.
Pasaron varios segundos en lo que reaccionaba, por lo que Marchena no pudo evitar disimular su turbación y terminó sonrojándose.
Aquello le pareció de lo más lindo al pelinegro que desde hace días estaba feliz que el grupo de admiradoras hubiese aumentado en la cabaña.
Mientras tanto…..
-¡Lizvet!- dijo respirando forzosamente Gina inclinada en semicuclillas, con las manos en las rodillas tratando de recuperar el aliento. Ni en las guardias del hospital, corría tanto como ese día.- ¡Liz!
- Uhm… -dijo Lizvet, que quitaba la vista de la pantalla de su ordernador.- ¿Qué es lo que pasa amigui? ¿Por qué estás tan agitada?
- Necesito tu ayuda…- respondió buscando un vaso con agua. ¡Se le había secado la garganta!- Debo entregar éste sobre sin que Suno lo vea primero.-continuó aún alborotada.
-¿Y se puede saber de quién y para quién es?- inquirió la bruja Liz.
- Oh, pues es del sobrino Tony para Adriana.
Lizvet abrió los ojos entendiendo la prisa, ella más que nadie sabía lo importante que era Tony para Adriana, pero también para Suno-chan. Frotándose la cabeza, Lizvet extendió la mano y le pidió el sobre a Gina, quien dudosa no sabía si dársela o no, pero quien finalmente después de unos segundos accedió a dar tan preciado tesoro.
Leyendo el contenido rápidamente, Lizvet cerró el sobre, miró el reloj y se dispuso a buscar el conjuro express para enviar la invitación a la "sobri" Andriana. No había de otra, después de todo era una orden del mismo Anthony Brown Ardley y no podía ignorarse una petición como esa.
-Reúne al cuartel Gina, hoy nos ponemos de manteles largos. Deja yo me encargo que el sobre llegue seguro. – indicó guiñándole un ojo.
-¿Pe- pe..pero y Suno?- preguntó preocupada. La jefa de la GF y relaciones exteriores, podía ser muy brava de vez en cuando y más cuando se trataba de Tony.
- No te preocupes.- le dijo Lizvet.- Sunito, anda tan ocupada en el área de Recursos Humanos que apenas se asoma por aquí. Eso nos da tiempo y de sobra. Más bien, como la encargada de los cumpleaños, haz los arreglos, porque esta noche sí o sí tenemos pachanga con los Andrew.
Kuala, Lumpur, Malasia.
Muy apurada y a las carreras dentro de su apartamento, se encontraba Adriana lista para ir a trabajar.
¡Tssskkkk!
Ese día era su cumpleaños, pero muy a su pesar debía ganarse el sustento. Maquillándose ligeramente estaba cuando el sonido de un sobre debajo de su habitación, le llamó rápidamente la atención.
¡Era de color rojo y olía a rosas!
Sabiendo lo que significaba, presurosa abrió el sobre y en su interior una invitación en forma de rosa, decía claramente:
"Si crees que he olvidado que día es hoy, te equivocas. Ya hice los arreglos en tu trabajo.
Soy todo tuyo hoy. Pasaré por ti a las 8.00 am. Tengo una sorpresa para ti.
Con amor,
Anthony"
-¡Kyaa!- gritó emocionada Adriana.
Revisó el reloj y vio que le quedaba menos de 15 minutos para terminar de arreglarse, pero era tanta la emoción que le temblaban las manos y no podía dejar de pensar en esos ojos azules que tanto había extrañado.
Cambió su atuendo, y eligió algo más acorde a la ocasión. Con la respiración agitada, fue en busca del par de zapatos que le combinasen y se añadió un poco de brillo gloss a los labios dándole el toque final.
¡Listo! A tan solo un minuto de las ocho, Adriana se alisó el vestido y decidió tomar un poco de agua, no quería quedarse con la garganta seca y menos sin excusa para saludar.
¡Ding! ¡Dong!
Una corriente por la espina dorsal estremeció el grácil cuerpo de nuestra cumpleañera quien unos segundos no ataba ni desataba ante la ansiedad y anticipación de lo que su alma había soñado hace un buen tiempo.
El sonido inquietante del timbre sonó nuevamente alertando a Adriana que había llegado la hora y si no quería que él partiese sin verla debía darse prisa y abrir la puerta.
Inhalando con fuerza y susurrando palabras de ánimo a sí misma, ella fue abriendo muy despacio la puerta con la mirada hacia el pecho de él, lo cual no ayudaba mucho, ya que la fina camiseta que portaba, delineaba su bien formado cuerpo. Definitivamente era él. Aunque no se decidía a mirarlo a los ojos, sabía que su esencia y ese olor inconfundible a rosas no era de nadie más. Ahora debía tomar mucho valor en mirar hacia arriba porque sabía que su sonrojo sería notado. Sin embargo, era lo que siempre había esperado así que cuando levantó su rostro y lo vio, la dejó sin aliento.
Frente a ella se encontraba el hombre más hermoso que había visto en su vida, sí, ese era Anthony. No era un niño, ni un adolescente. ¡No! Anthony ahora era mucho más que un hombre. Y como era de esperarse, sus ojos conectaron ni bien se miraron.
Las sensaciones internas que sentía Adriana no le hacía fácil la situación, siempre le pasaba lo mismo cada vez que lo veía. Le flaqueaban las rodillas, sentía un nudo en el estómago y se sonrojaba como una adolescente ante esa sonrisa tan encantadora.
La mano de él delineó con fineza la mejilla de ella y el golpeteo de su corazón se intensificó cuando se dio cuenta que Anthony la iba a ¡besar!
Un roce delicado al principio como una caricia, un susurro, sintió en sus labios. Aquello le había cogido por sorpresa, ¡Anthony jamás había hecho algo como eso! Y sin embargo, se negó a pensar más porque los labios de Anthony se tornaron más demandantes profundizando el beso, haciendo que ella olvidara hasta su nombre.
Chispas eléctricas saltaron por todo su cuerpo y Adriana se vio perdida en un mar de emociones, saltando sus manos automáticamente hacia el cuello de Anthony , quien no dejaba de besarla y derretirla internamente con sus caricias sensuales en su dorso, mientras la apretaba con delicadeza contra sí.
La necesidad de respirar se hizo evidente y ambos separaron apenas sus rostros sonrosados por la euforia tan solo unos instantes, cuando con toda la galantería del mundo, Anthony susurró:
-Feliz cumpleaños, hermosa.
Adriana se sintió un poco decepcionada, ella no era de las que dilucidaba erróneamente las cosas, pero al parecer el beso solo había sido una muestra de cariño por su cumpleaños y no más. Frunció el ceño sin poder evitarlo, cuando escuchó una leve sonrisa de Anthony.
-No, cariño.-dijo él como si le hubiese leído el pensamiento- No interpretes mal las cosas, por favor.
-¿Eh?- atinó a decir confusa.
-He deseado besarte desde siempre Adriana.- confesó él con una voz rasposa y llena de ternura.
-¿Sí? – apenas pudo preguntar medio dudosa. Sus ojos comenzaron a brillar con la esperanza de oír lo que por mucho tiempo su corazón a gritos había pedido.
-Sí, amor.- le dijo con adoración el rubio abrazándola con devoción.- Porque para mí no hay nadie más importante que tú. Y ahora sé que mi lugar es contigo, aquí en Lumpur.
-¡Anthony!-A Adriana aun le costaba creer. Era una ¿confesión de amor?
Besando la frente de su adorada, Anthony, continuó explicando:
-No me ha sido difícil, venir por ti Adriana. Pero ahora mismo me siento un niño y tengo miedo que me rechaces.
-¿Qué yo te rechace?-Adriana no estaba muy segura de lo que estaba oyendo. Él tenía miedo de ser rechazado ¿cómo era posible? No era de esperarse ¿o sí?
- Tengo miedo que me rechaces, cuando te pida ser mi novia.- afirmó con un leve sonrojo no tan propio de él.
-Ohhhhhh.- fue lo único que pudo decir Adriana entendiendo finalmente su sentir.
¡Claro! Ella se había sentido así por años, muchas veces en su imaginación se había visto decidida a confesarle su amor, diciéndole que el solo sentir su presencia la volvía loca, que lo necesitaba desesperadamente en su vivir, que él era como la energía que revitalizaba su ser, su mente, su alma. Pero el mismo temor y el hecho
de que él, en realidad no la amase de la misma manera que ella sí, le había hecho conformarse a estar en la "zona" de amigos. Al menos así no lo perdería y seguiría en contacto con él. Lágrimas de emoción y un sollozo entrecortado interrumpió el momento.
Anthony se sintió preocupado.
-¿Te hice daño Adriana? ¿No debí decirte nada?
- ¡Tonto!-respondió Adriana con una sonrisa- ¿Por qué demoraste tanto?
Visiblemente aliviado, Anthony no esperó más y buscó los labios de su amada.
Habían pasado muchos años, desde su primer encuentro, pero por cosas del destino, Anthony jamás había podido confesar y luchar por quién amaba. Sin embargo su resolución pudo más y había logrado contra viento y marea, llegar hasta allí. Y ese día tan especial ahora para ambos, marcaría el inicio de una vida junto a ella, la
única que había ocupado su mente desde ese casual encuentro en la plaza escocesa.
La noche llegó, y entre palabras suaves y la luna en su esplendor, nuestros tórtolos disfrutaban plenamente de su amor. Una ráfaga morada apareció sin anunciarse sobresaltando a la pareja. Era Lizvet.
-Lo siento.- se disculpó ella.- Se ha producido una situación y debemos partir cuanto antes.
-¿Cómo?- dijeron los rubios sorprendidos infraganti.
-¡Ah, qué bien!- dijo Lizvet- Ya están agarrados de la mano, eso hará más fáciles las cosas.
-¿Qué cosas…?- comenzó a decir Adriana pero no pudo terminar su pregunta porque…
¡SPLASH!
Los tres se vieron inmersos en un tremendo hoyo sin fin. Lizvet los estaba trasladando por un portal.
-¡Ya llegamos, chicos!-djo Lizvet.
Adriana y Anthony no habían cerrado los ojos, así que sintieron el impacto del viaje, por lo que estaban aturdidos, cuando unas voces, los sacaron de su entumecimiento:
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ADRIANAAAA! YUJUUUUU!
Una sonrisa brotó del rostro de Adriana, al notar como la cabaña había sido adornada en honor a su onomástico.
Todas las brujitas acudieron a su encuentro a felicitarla, pero Anthony jamás se despegó de Adriana. Tenía un leve presentimiento, que si la soltaba, no sería muy fácil volver a estar con ella y lo decía por ciertas miradas que los veían con recriminación.
Suno, Carolina y Bowerslittlegirl, no podían dar créditos a sus ojos, por que aunque estaba felices por Adri, sintieron su corazón sangrar. Ver a Anthony dándole sus atenciones a otra que no fueran ellas, les partía el alma.
La jechu Soraya les dio una mirada de advertencia haciéndoles recordar que dejasen disfrutar a la festejada. Por lo que mentalmente se juraron dejarlo pasar solo por esa noche, después de todo eran las reglas del cuartel.
El clásico cumpleaños feliz, retumbó alegremente y la fiesta comenzó por todo lo alto…. Cabe mencionar que después del cortar el pastel y que tanto los Andrew como las brujitas festejasen hasta las últimas consecuencias, la autora de esta crónica, ya no pudo anotar más detalles, porque unas manos fuertes y agiles, la jalaron hacia uno de los lugares recónditos del bosque…
Otro día comenzaba y la cabaña seguía adelante, guardando con mucho cariño los recuerdos formados del día a día, Adriana y Anthony agradecidos por la celebración, retornaron por el mismo medio a Malasia y se dedicaron a disfrutar de su amor a los cuatro vientos.
FIN
Como veréis, este one shot ha sido escrito a modo de regalo por el cumpleaños de una acérrima fan del Candymundo, especialmente de nuestro querido Anthony. Dado que este es el mes del príncipe de las rosas, es que os lo traigo a manera de celebración conjunta. Nunca antes he escrito sobre él y menos en un mundo alterno, así que espero que haya cumplido con sus expectativas. Gracias por leer.
Un abrazo en la distancia,
Lizvet
