Hello!
Aquí con una idea algo atrevida que tiene años dándome vueltas en la cabeza.
Este fic nace con la inspiración de una de mis películas favoritas "El Rey León", seguramente se imaginan la trama e incluso el desenlace, y aunque puede ser algo que se infiere con facilidad, esta historia tiene ciertas diferencias.
Espero les guste y puedan disfrutar de este fic así como yo disfruto al escribirlo
-Fic dedicado a todos los que escuchan la voz de su corazón y a los que les gusta El Rey León-
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-EL JEFE VIKINGO-
Por Amai do
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Capítulo 1: El reino vikingo
"Esto es Berk…"
Cómo entrenar a tu dragón. –Cressida Cowell
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Esto es Berk… una isla maravillosa en la que vikingos y dragones vivimos en armonía, una armonía que no fue sencilla conseguir, pero todas las generaciones que nos preceden consiguieron tras esfuerzo, fiereza, amor, talento y mucha voluntad, todo eso que cualquier vikingo lleva en la sangre. Aquí encontrarás personas muy raras pero que siempre te darán la mano si te llega a faltar una.
Hace frío y muchas veces la comida es insípida y debo decir que el único remedio que he encontrado hasta el momento es hallar la calidez en las personas que llevas en el corazón. La historia de esta isla está llena de errores y remordimiento, pero también de esperanza y superación que nos animan a todos a dar lo mejor que tenemos. Lo único que puedo decir es… bienvenido al reino vikingo.
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-Hijo mío… bienvenido, bienvenido a tu hogar, Hiccup. Esto es Berk…
Ese bebé que descansaba en sus brazos tenía sólo una semana de haber llegado al mundo y se había convertido en el máximo orgullo de ella. No sólo había cumplido con el deber de dar un heredero al trono, sino que también, y en realidad, había mostrado a todo el mundo el fruto del amor que ella y Stoick sentían el uno por el otro.
Secó un par de lagrimitas que salían de los ojitos verdes del bebé y acarició la espaldita, pues estaba un poco roja e hinchada debido a la marca de nacimiento que un par de horas antes le hicieron.
-Los estamos esperando. –comentó Stoick que entraba a la habitación de ese castillo tras tocar levemente la puerta.
La reina lo volteó a ver y le sonrió con amor.
-Estamos listos. Sólo me aseguraba que Hiccup no hubiese mojado el pañal. –comentó mientras el rey le besaba la frente y acariciaba al pequeño.
Stoick se detuvo unos momentos para contemplar a su primogénito.
-Oh, Val… este bebé es perfecto, será el mejor rey que Berk haya tenido.
-¿Mejor que tú?
-Mejor que cualquiera. –argumentó seguro tomándolo en brazos y sosteniéndolo con orgullo.
La reina negó divertida. –Nos esperan en el Gran Salón, no hagamos a todo el reino esperar. –comentó mientras le quitaba al bebé, pues según las costumbres, el padre no debía cargar a su hijo hasta que hubiera más testigos.
Stoick se ajustó la corona, que en realidad era un yelmo y se dispuso a caminar de la mano con su esposa, pues la presentación ante la sociedad daría inicio en cuestión de unos minutos.
La fortaleza de Berk era una de más grandes de todo el archipiélago.
Iban caminando rumbo al balcón de ese castillo cuando el mejor amigo de Stoick y consejero real se atravesó con su característico humor.
-Vaya, por fin encuentro a la familia real. –respiró aliviado. –Todo Berk los espera.
Los jefes se miraron ansiosos, en especial cuando vieron a Gothi, la chaman de la isla entrar por el pasillo que llevaba al Gran Salón. La pequeña mujer hizo una leve reverencia y pidió cargar al niño.
Con sumo cuidado la jefa colocó en brazos al pequeño castaño, la anciana colocó una marca vikinga en la frente del pequeño y entró al Gran Salón, seguida de los jefes y de Gobber.
Las personas que estaban allí guardaron silencio, por primera vez verían al heredero. Gothi se subió al pequeño balcón dentro del salón y alzó al infante, todos hicieron una leve reverencia por conocer al príncipe.
-Les presento a Hiccup Horrendous Haddock III. –anunció solemnemente la gruesa voz del jefe Stoick.
Cuando terminaron, todos los vikingos que estaban empezaron a dar vitoreos y proclamar grandes gritos que decían: "Larga vida al jefe".
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"Larga vida al jefe"
Esa frase retumbaba en la mente del jarl.
Él no debía ser un jarl, él debía ser rey, debía ser quien proclamaran su nombre y tener el control y mando de todo el oro, armadas y amo de dragones que aparecieran en cualquier parte.
Desde que su padre le dijo que por la oscuridad que la vieja Gothi vio en su corazón no podría ser el jefe de Berk, él se llenó de ira, no pudo reprimir nada, se resguardó en su amiga Valka, pero cuál fue su decepción que de un día ella le confesó que sólo lo quería como un buen hermano, que a quien en realidad amaba era nada más y nada menos que a su propio hermano, Stoick.
La ira y el odio hacia su consanguíneo fueron incrementando día a día, en especial cuando se casó con la mujer que amó desde que era un infante y ni se diga del día en que fue coronado. Esos días estaban catalogados como los peores, sin embargo ese día superaba a los demás con creces. No sólo veía la felicidad de su hermano, veía un obstáculo más para el trono.
Drago no fue a la presentación del heredero, pero ni encerrado en la habitación, bajo las gruesas mantas de piel de dragón que él mismo se había realizado logró ofuscar el vitoreo de las expresiones de todo el pueblo.
Debía empezar a hacerse de aliados, idear un plan y eliminar a cualquier obstáculo, de hecho ya había empezado y esa misma noche daría inicio.
Aun no empezaba a imaginar cosas que se harían en un futuro cuando escuchó el sonar de la puerta.
-¿Sí? –preguntó molesto.
-Soy yo, Stoick. –se escuchó la demandante voz de su hermano menor.
Lo que le faltaba.
-¿Qué quieres? –preguntó el de cabello largo grifo.
-Está la celebración del nacimiento de mi hijo, tu sobrino, tu futuro rey. –comentó la emocionada voz de Stoick.
Drago bufó, rodando los ojos y levantándose de golpe.
-¿Por qué crees que deseo ir? –preguntó.
-Tu lugar está allí. –replicó.
"Mi lugar" –pensó con burla.
-No tengo ganas de ir. –respondió.
El jefe se entristeció.
-Como digas, hermano. Pero recuerda que es importante para Valka y para mí tenerte presente.
Drago escuchó por la puerta gruesa de madera que los pasos de Stoick se alejaban. Respiró tranquilo, bajó las cortinas de las ventanas de su habitación, encendió una vela y se dispuso a sacar los planos de una construcción que tenía en mente, quizá algún día sus propósitos se harían realidad.
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En el Gran Salón de Berk la situación era total y completamente diferente al ambiente que en la habitación del jarl, en este lugar todo era fiesta y una gran emoción.
Los jefes estaban sentados en sus respectivas sillas, atendiendo a todos los ciudadanos que se acercaban para saludarlos y conocer personalmente al recién nacido.
-¡Es hermoso, Valka! –comentó Bertha, la jefa de Bog Buglar.
-No tanto como mi Astrid. –bromeó Erick, esposo de Bertha.
Stoick carcajeó demasiado. –Ambos herederos son especiales. –tranquilizó el jefe de Berk. –Además, tengo planes para estos dos. –señaló mientras veía a Bertha, quien cargaba a la pequeña Astrid de un par de meses de nacida.
-¿Planes? –preguntó Valka, agachándose para tomar entre sus brazos a su hijo, pues estaba en una pequeña cuna.
-Sí, Val. Creo que es tiempo de unir a los gobiernos de Berk y Bog Buglar, a través del compromiso de nuestros hijos, ¿qué dicen? –preguntó emocionado, apretando sus puños.
Hofferson pareció estar feliz, pero las madres de ellos abrazaron a los pequeños.
-Stoick, son sólo bebés. –recriminó Valka.
-Además… hay un acuerdo con Berserk. –recordó Bertha, quien ya les había platicado esa situación a sus amigos.
-Es verdad, qué lástima, tal vez Hiccup y Astrid formarían una linda pareja. –opinó el jefe de Berk, imaginándose ya a sus futuros nietos.
-Amigo, acaban de nacer, ya el tiempo dirá. –finalizó Erick, mientras le hacía caras a su hijita. -¿No crees Astrid?
La rubita apenas y se movió, pues estaba hipnotizada por el hacha que colgaba de la cintura de su madre.
-Parece que le gustará la guerra. –opinó Valka al ver lo interesada que la bebé se mostraba por un arma de combate.
-Ni que lo digas. Tiene un hacha en lugar de sonaja. –se fastidió Bertha al recordar que su hija de seis meses de nacida tiene más potencial de guerrero que muchos otros.
-Tal vez ella e Hiccup serán buenos amigos. –Valka opinó de nuevo, acercando a Hiccup hacia los brazos de Bertha donde reposaba la pequeña.
A penas y se miraron la princesita sonrió y estiró el brazo, propinándole un buen golpe en la cabeza de Hiccup, provocando que llorara.
Valka empezó a mecer a su bebé y Bertha hizo a un lado a su hija.
-Lo siento, así es, a Erick y amí nos vive llenando de moretones. –se disculpó la reina de Bog Buglar.
-Descuida, son niños, me preocuparía si eso continúa cuando tengan veinte años. -comentó Stoick bebiendo de su tarro.
La cena continuó un par de horas más, hasta que llegó la hora en la que oficialmente el jefe reconocía al hijo como hijo legítimo y en ese caso, heredero al trono.
los jefes se encaminaron al estrado y se prepararon, al igual que todos.
Valka le hizo una señal a Gobber y permitió que él tomara la palabra.
-A nombre de los jefes de Berk, agradecemos la presencia en este lugar. –empezó la mano derecha de Stoick con esos comentarios que ensayó tantas veces. –Jefes de otros dominios, gente de Berk, familia y también a los dragones.
Stoick se sentó en la silla justo frente a los invitados. Su esposa seguía de pie, cargando a Hiccup.
El pueblo se puso de pie a excepción del jefe, estaban por presenciar un momento histórico.
Guardaron silencio y observaron la escena.
-Yo, Stoick Haddok, el Vasto; reconozco a Hiccup Horrendous Haddock III, hijo de Valka Haddock, reina de Berk, mi esposa; como mi hijo legítimo… -en ese momento Valka lo colocó sobre las rodillas del jefe, acto de suma importancia para cualquier bebé vikingo, especialmente para el hijo del jefe. –Y hasta el momento único heredero al trono de Berk.
Todos los presentes aplaudieron, incluso los dragones que había a los alrededores de lanzaron fuertes llamaradas hacia el cielo, como clara señal del regocijo que se vivía en Berk.
Una vez que todo se calmó, Stoick colocó en brazos de Valka al infante. Hizo una seña a unos vikingos para que trajeran una caja, misma que había preparado con anterioridad.
-¿Qué es eso? –preguntó su esposa emocionada.
-Una sorpresa para nuestro hijo. –susurró en su oído.
Caminó un poco y los vikingos dejaron la caja, el jefe la abrió y salió un hermoso y bello dragoncito.
-Gracias a todos por los regalos que le han dado a mi hijo, en mi caso, mi esposa y yo, con ayuda de los jefes de Bog Burglar le entregamos a nuestro hijo esta bella dragona, una Nadder de las mágicas islas Buglars.
Todo el pueblo aplaudió de nuevo.
De repente esa pequeña dragona empezó a volar tiernamente con sus pequeñas alas.
-Es bellísima. –comentó Valka por ver a esa reptil con colores celestes y amarillos. Curiosamente la Nadder sobrevoló a como pudo, cerca de la familia Hofferson, quienes la llevaron a esa isla, concretamente con la bebé, quien levantó su manita y alcanzó a acariciar el hocico de la reptil, cabe mencionar que todo el público se enterneció por ese acto.
Valka alzó su mano y llamó a la Nadder para acercarla a su hijo.
-Ella será tu dragón, hijo mío. Cuídala. Y tú Nadder, cuida a mi hijo. –comentó Stoick finalmente para seguir con la fiesta de todo Berk.
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Estaba tranquilo en la playa más recóndita de la isla. Como si esperara a alguien, y en efecto, esperaba por toda una flota de barcos.
Sonrió malévolamente cuando vio al navío principal.
Se puso de pie sobre la arena y fue hasta el muelle para recibir a sus amigos.
-Bienvenido, Alvin. –dijo con amargura. –Llegas tarde, te pedí llegar en la ceremonia de presentación del bastardo.
Alvin, el jefe de los marginados que en algún tiempo vivió en Berk, incluso llegó a ser amigo de Valka y Stoick pero que la avaricia y la envidia lo orillaron a buscar una venganza inexistente juntoa a Drago, el hermano adoptivo del verdadero jefe. El capitán de la flota rio sarcásticamente. –Perdona mi jarl, pero no pude hacer nada contra la tormenta. –se excusó.
Drago miró hacia el cielo y vio el inmenso juego de luces provocado por los dragones de Valka.
-Ya reconoció al bastardo. –dijo con amargura. –Oficialmente hay un heredero al trono. –murmuró con odio, rencor e ironía. Se ponía que ya había un heredero, él.
Alvin empezaba a aburrirse. -¿Tu plan sigue en pie? –preguntó, rascándose la barbilla.
Drago lo miró con recelo.
-Por supuesto, quiero que mates a Stoick y al bastardo de su hijo.
El marginado empezó a sonreír. –Será un honor encajarle esta hacha por la espalda.
Ambos se dieron la mano.
-En cuanto salga el sol rociaré por todo Berk este polvo que atonta a los dragones.
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Las horas pasaron y la noche se convirtió en el amanecer. La gente se había ido a descansar después de una merecida y divertida celebración.
Pero los jefes de la isla se dieron una escapada a las alturas para que su hijo tuviera su primer vuelo en un dragón.
-Es tan agradable volver a volar. –dijo Valka sintiendo el aire en su rostro, pues desde que se enteró que estaba embarazada su esposo y algunas mujeres del reino le comentaron que era inseguro montar a los dragones.
Stoick la miraba a su lado sobre su dragón. –Te ves tan hermosa con Hiccup en brazos y más volando por el cielo. ¿Verdad Rompe cráneos? -
La castaña le guiñó el ojo para después fijar su vita sobre el horizonte.
-Mira nada más Stoick, toda la isla. –pidió Valka mientras reposaba en Cloudjumper sobre uno de los miradores más altos de Berk. –Cada persona de aquí confía en ti.
Stoick se bajó del dragón. –No todos, mi vida. Me preocupa mi hermano. –dijo angustiado.
-Descuida, ya se le pasará, quizá ocupa una novia. –bromeó Valka, haciéndolo reír.
El jefe sonrió, la abrazó por la cintura y siguió mirado Berk.
-Un día traeré a Hiccup aquí, le enseñaré lo que es el reino y todo el gobierno, en serio Valka, algo me dice que este bebé será el mejor jefe de todos los tiempos, él hará algo diferente, único e inolvidable. Él cambiará al mundo. –dijo Stoick, orgulloso.
Valka lo miró con veneración mientras le daba a Hiccup en brazos.
-Seguro lo será si tiene un padre como tú. No sé si cambiará el mundo, pero de momento ya cambió el nuestro.
Los dos se miraron enamorados, como la primera vez que volaron juntos.
Lamentablemente esa escena familiar se vio alterada cuando ambos escucharon el sonido del cuerno de alarma.
El jefe dirigió su señal hacia donde le indicaba su oído.
-¡Piratas! –gritó Gobber que volaba en su dragón Grump. –Empezaron a atacar en las playas del sur, se han llevado a a algunas mujeres y destruyeron las cabañas de pesca. –informó, acercándose a su amigo y jefe.
Stoick abrazó a su hijo, besó su frente, lo colocó en brazos de Valka y montó a su dragón.
-Val, ve hacia el bosque, ve a la guarida y no salgas hasta que envié a alguien por ti. –ordenó. –También que te acompañe Bertha, cuiden a los niños.
La castaña quería pelear junto a su esposo, pero ellos ya habían hablado desde varios meses que a partir de ese momento ya no podían pensar sólo en ellos, ahora debían pensar en su hijo, pues si algo le llegaba a pasar el jefe, Berk debía tener un heredero listo, aunque sólo tuviera siete días de nacido.
Con firmeza asintió. Arropó a su hijo y se dedicó a montar a su dragón para ir por su amiga Bertha, la bebé Astrid y ocultarse. No le gustaba la idea de huir y esconderse, pero en estas situacionesera necesario. En caso de que dieran con ella, sobrevolaría por varias partes.
-Rápido, traen polvo adormecedor para dragones y vikingos. –finalizó Gobber mientras iba a la armería.
El jefe desenvainó su hacha.
-Cuídense. –pidió Haddock antes de emprender vuelo definitivo.
Valka también observó desde ese lugar a todo Berk. Deseaba la paz más que cualquier otra cosa, pero lamentablemente en el camino para conseguirla también había muchas batallas de por medio.
-Sí Hiccup, ya te dije, esto es Berk. Un lugar de mata o muere. –comentó a su pequeño mientras miraba con rencor la destrucción que iniciaría.
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Notas de la autora:
Gracias por apoyarme en este fic, espero sea de su agrado y si no lo es, pues… no los obligaré a leer XD
Curiosidades históricas:
Debo decir que los conceptos de "jefe" y "rey" los manejaré como sinónimos.
Un jarl, que es Drago, es una especie de título nobiliario que se le daba a los dueños de alguna porción de tierra, importante al fin y al cabo pero no superior a un rey o jefe en este caso.
La presentación de los recién nacidos así eran, los padres de cualquier niño vikingo debían sentarlo en sus rodillas para que oficialmente fuera su hijo, a los siete días de nacido. A los hijos de los jefes o reyes se les pone un tatuaje que es conocido como marca de nacimiento, también.
Cuando el hijo de un jefe nacía, lo llenaban de regalos, así como en Carrera al Borde se menciona.
Decidí que Stormfly es de Hiccup, de momento…
Estoy emocionada por iniciar este proyecto, aunque creo que las actualizaciones no serán muy regulares.
Gracias por leer
Dios los bendiga
**Amai do**
-Escribe con el corazón-
Publicado: 6 de diciembre de 2015
