Shadows of the Past

Vivir diecisiete años de tu vida, es un orfanato, no es algo grato, ir de familia en familia, sin terminar de ser aceptada por problemas "adolescentes" como solían llamarle, no es exactamente algo a lo que yo le llamaría "vida" pero eso era lo que de momento tenía, es peor vivir en la calle, la última vez que intenté tener vida de indigente, lo pasé bajo tormentas y sin conseguir comida, me encontraron justo cuando la tormenta había parado debajo de un techo cubierta por un manta que había en un cesto de basura. Llegué al hogar adoptivo, tenía amigas y amigos, pero quería algo más…quería tener una vida llena de acción, buscaba un golpe de adrenalina, como esos que muestran en la tv, pero al parecer estaba ligada a aquel manicomio que decía llamarse hogar. Entré a la habitación, metiendo un fuerte portazo que oyera la encargada del lugar y así viniera a llamarme la atención, al menos tendría con quien descargar mi furia, solía hacerle la vida imposible, de cualquier forma no podría sacarme, estaría violando las leyes de un orfanato.

-Alannah- dijo la mujer con voz cansina –te adoptó una buena familia al norte de nuestra ciudad- era algo que ya había dicho varias veces…había oído demasiadas veces esas palabras, la encargada quería simular la mueca de desagrado con una sonrisa poco convincente para ambas –por favor, agarra tus cosas, te estaré esperando en el vestíbulo- simplemente asentí, no por estar de acuerdo, sino por cortesía ¿buena familia? ¿Cómo las dos últimas? Unos rockeros insoportables y los otros trabajadores compulsivos que nunca estaban en la casa… ¿eso era buena familia? Inspiré profundamente intentando calmar mis nervios, quizás esta vez sí eran personas decentes, no tenía por qué amargarme antes de tiempo. Cogí el bolso donde guardaba las cosas importantes y bajé al vestíbulo donde la mujer ya estaba enroscada en el tapado beige que llevaba siempre, me echó un vistazo y sonrió, como siempre, guardaba esperanzas de algún día no verme más, aunque eso parecía lejano a estas alturas.

Primero y principal, la gente hablaba del extraño color de mi cabello, teniendo en cuenta que era medio platinado, casi blanco diría, decían que algo no estaba bien conmigo, que era rara. Segundo, las puntas del cabello, las tenía teñidas de un color borgoña, eso le daba un aspecto un tanto más raro y según las últimas personas con las que estuve era "poco presentable para la sociedad en la que ellos vivían"
Dejando de lado las cosas extrañas que sucedían cuando en verdad estaba enojada, como el parpadeo constante de luces, estallidos de vidrios, cuadros volando por todos lados, el agua enfureciéndose, corto circuitos sin razón alguna y demás cosas que han sucedido estando yo en un estado de alteración elevado. Por nada no era que me devolvían al orfanato, aunque bien esas cosas no las provocaba yo. Creo.

El camino en coche era largo, por lo que era un buen momento para tomar una siesta, ya al despertar, vería que reacción tendrían las personas que me hayan querido tener como hija.