Notas de la traductora: Esta historia en lo personal me parece excelente. Un 'travel-fic' (historias de viajes en el tiempo) como pocos; cuenta con 38 episodios y el autor actualizaba, sin falta, cada martes y viernes. Espero poder subir los episodios a esa misma velocidad, así no tardamos tanto en terminarla xD en fin, espero disfruten tanto de esta historia tanto como yo disfruté el leerla y traducirla. Es del mismo autor que escribió 'Querido Kunsel' así que puedo asegurarles, vale muchísimo la pena. Gracias por sus comentarios y lecturas.
.-.-.-.-.-.
Disclaimer: FFVII y sus personajes no me pertenecen. Esta historia fue escrita solo por diversión.
Advertencia: Contiene violencia y ocasional lenguaje altisonante.
Notas del autor: Los fanfics de viajes en el tiempo de FFVII son casi tan difundidos como los fanfics de viajes en el tiempo de Harry Potter – un subgénero para sí mismos. ¡Y apruebo esto! Las historias de viajes a través del tiempo son un placer culpable en mí. Así que era solo cuestión de tiempo, en serio, antes de que cediera e intentara escribir uno propio. Reconozco que este es un terreno trillado, pero espero que encuentren algo único en esta historia para disfrutar. La categoría es 'general' (así que desde luego no puedo quitar la vista de encima de nadie), así que por favor no me pidan que 'haga esta pareja o aquella pareja'. Amo las parejas tanto como cualquier otra persona, pero no son relevantes para esta historia.
También, solo por cortesía – Amo recibir reviews, pero si solo van a decir 'por favor actualiza', ni siquiera den clic al botón. Dudo que la gente que lo haga lea las notas de autor, pero para todos los demás - las actualizaciones serán aproximadamente dos veces a la semana, posiblemente un poco más rápido más avanzada la historia. Probablemente serán 38 capítulos.
Espero que lo disfruten.
El Quinto Acto
Capítulo 1
Por Sinnatious
Fue una casualidad. Un accidente. Un evento improbable que condujo a otro.
Fenrir frenó en seco, el ronroneo del motor disminuyendo hasta convertirse en silencio.
Cloud estudió al zolom con una mezcla de incredulidad y precaución.
No era solo inusual – era sospechoso. Se suponía que los zoloms de Midgar se quedaran en los pantanos, no aventurarse en las secas y rocosas planicies que rodean Midgar.
Los ojos azules, brillantes con mako, observaron al monstruo especulativamente. No estaba deforme al menos, pero su comportamiento era extraño – merodeando y siendo furtivo, aunque por supuesto un zolom no podía ser furtivo cuando se encontraba tan lejos de su elemento. No estaba protegiendo su territorio, se dio cuenta rápidamente. Estaba cazando.
Eso lo explicaba. El ecosistema que rodeaba Midgar aún se encontraba en un estado cambiante, aún cuatro años después de Meteoro – los pantanos obviamente también habían sido afectados. Estaba hambriento – evidentemente hambriento como para aventurarse afuera de su hábitat normal en busca de una presa.
Fue entonces cuando se percató de lo silencioso que se había vuelto. Y cómo el zolom parecía dirigirse hacia él.
Cloud maldijo por lo bajo. Qué mala suerte ser la única cosa que pareciera una presa a la vista.
Su mano se detuvo sobre la palanca de encendido por unos momentos, y entonces, en lugar de eso, presionó la abertura del compartimento de sus espadas. Se abrió con un fuerte golpe y ensambló a First Tsurugi en una rápida serie de movimientos practicados.
Probablemente pudo haber escapado del zolom en Fenrir, pero si éste había llegado tan lejos del pantano por su cuenta, podría fácilmente haber llegado a Edge, Kalm o a uno de esos campamentos satélite en el área. Tifa tendría que lidiar con él llegando más tarde de lo que había dicho. Las ranuras de materia en su espada estaban ya ocupadas, y revisó su bolsillo para revisar que sus materias Tiempo y Restauración estuvieran ahí, preparado para utilizarlas si las cosas se complicaban.
El zolom estaba cerca, deslizándose hacia él, haciendo un fuerte ruido cuando sus escamas raspaban contra el terreno rocoso. Cloud se dirigió rápidamente hacia el oeste – no deseaba que su medio de transporte primario fuera destruido durante la batalla. La monstruosidad cambió de curso, su cuerpo retorciéndose por el terreno con un propósito e intención ahora inconfundibles. El rubio preparó a First Tsurugi mientras la distancia entre ellos se acortaba, se preparó a sí mismo y saltó.
Los siguientes dos minutos fueron un kaleidoscopio de metal y dientes y magia y escamas y sangre. El zolom era grande, tan grande como Bahamut, y su cuerpo giraba y se movía en maneras impredecibles que habrían dejado aplastado a cualquiera sin reflejos de SOLDADO. Cloud lo evadió, golpeó con su espada y saltó lejos para poner más distancia entre él y la cola lacerante. Sus ojos azules se ensancharon – la cola giró en el aire – el monstruo lanzó un gruñido y él apenas tuvo tiempo de hacer girar a First Tsurugi para protegerse a sí mismo.
El impacto hizo vibrar sus dientes y el impulso lo mandó a volar libremente por el aire. El instinto fue todo lo que lo mantuvo orientado, sus rodillas se plegaron automáticamente para recibir el choque mientras aterrizaba, dejando una estela de polvo flotando mientras él se detenía. El zolom, con sus reptiles ojos salvajes y hambrientos, avanzó hacia él, abriendo sus mandíbulas anticipando la comida. Una oportunidad. First Tsurugi ascendió en el aire, preparándose para ese ataque en menos de un segundo que decidiría el destino del monstruo.
Ese fue el momento en el que todo cambió.
Sin que Cloud se percatara, el último ataque había hecho que una de las materias de su bolsillo saliera volando. Giró en el aire, flotó por un momento y entonces comenzó a caer... directamente en el trayecto de First Tsurugi.
Cloud ya se estaba moviendo – era demasiado tarde para cambiar el ángulo del ataque. Sus ojos se ampliaron a la par que la materia se rompía en pedazos bajo el golpe de la espada. El aire pareció congelarse y el sonido se volvió silencio, salgo por un extraño pitido en sus oídos y el delicado campaneo que hacía la pequeña orbe al explotar en miles de fragmentos cristalinos.
Un accidente, un error, una equivocación... y eso debería haber sido todo. Excepto Que Algo Estaba Mal.
Cloud retrocedió, olvidando al zolom, mientras el polvo de la materia comenzó a girar en el aire, brillando como los fuegos artificiales conforme los capturaba el brillo del sol del atardecer.
Acercándose. Buscándolo a él.
El Listón en su brazo comenzó a calentarse. En el reflejo de First Tsurugi, pudo ver sus ojos brillando, más intensamente de lo que habían hecho en meses.
Algo estaba rompiéndose, cayendo, distorsionándose, girando. Entonces, solo hubo oscuridad.
En algún momento, Cloud se percató de que se encontraba en algún lugar donde no se suponía que debía estar. No estaba en la comodidad de su cama en Kalm, ni tampoco se sentía como si estuviera descansando en un catre, en la iglesia. Sus brazos se sentían duros. Estaba durmiendo a la intemperie entonces, pero el beso de la luz del sol calentaba su rostro y ¿por qué no había colocado una bolsa de dormir en lugar de caer rendido en el suelo rocoso? ¿Acaso tenía una contusión?
Su conciencia era tan resbaladiza como una anguila, pero la sensación de que algo estaba mal, como el llamado de una sirena, lo mantenía despierto. ¿Peligro? Pero él no podía escuchar nada más que la gentil brisa sobre un páramo rocoso.
¿No se suponía que había un monstruo?
Cloud abrió sus ojos y se sentó en un movimiento suave, aunque el mundo giró a su alrededor haciéndolo marearse, de un modo que no había experimentado desde la maldición del Geostigma. Casi vomitaba – otra sensación que no había experimentado en un largo tiempo – y sus músculos dolían como... bueno, como si los hubiera aplastado un zolom.
La desorientación fue, agradecidamente, corta. Pero cuando finalmente disipó la última niebla de su cerebro, el rubio se perturbó al darse cuenta de que no tenía idea de dónde se encontraba.
El zolom se había ido. Fenrir se había ido. El paraje parecía familiar, pero no coincidía del todo bien con su recuerdo del área. Intentando ubicar su posición basándose en los puntos de referencia conocidos, debería encontrarse un poco al oeste de donde había luchado contra el monstruo, aunque el cómo había viajado esa distancia corta sin percatarse...
Levantó su brazo para proteger sus ojos del brillo del sol. ¿El amanecer? Pero el sol se había estado ocultando en el horizonte cuando él se había encontrado con el monstruo. No había manera de que hubiera pasado ahí toda la noche. La esencia de mako podía mantener a los depredadores menores alejados de él, pero había un montón de vida silvestre en el área más que feliz para tomar una mordida de cualquier humano lo suficientemente tonto como para dormir a la intemperie. Al parecer eso incluía a los zoloms de Midgar en estos días.
Abruptamente, sacó su PHS. Ninguna llamada – eso era raro. ¿Tal vez El Séptimo Cielo había estado tan ocupado que Tifa no había tenido tiempo para preocuparse por él? Lo observó por un largo rato, sus dedos pasando por sobre los botones y después lo guardó de vuelta en su bolsillo.
El dolor de su cuerpo se mantuvo, pero considerando el dolor que había soportado en el pasado, lo bloqueó y tomó su tiempo para ponerse de pie y estirarse. Se dirigió hacia donde recordaba haber dejado a Fenrir, pero el horizonte lucía desierto. Tampoco había ninguna señal de la pelea.
Le tomó solo unos minutos de recopilación en silencio para hacerse a la idea de qué había ocurrido. Había roto una materia de Tiempo nivel Maestro con First Tsurugi, y algo había salido mal.
Personalmente, Cloud jamás había roto una materia antes – uno normalmente nunca lo intentaba, la materia era muy preciosa – pero Barret y Yuffie habían tenido accidentes antes. Tal vez no con una materia de Tiempo de nivel Maestro específicamente, pero la materia que habían roto solo se había vuelto inservible – una esfera de vidrio que eventualmente se rompería en fragmentos de mako cristalizado. Definitivamente ninguno de ellos había sido engullido por un baño de polvo brillante.
¿Quizá fue que los fragmentos de materia reaccionaron al mako en su sangre? Aerith quizá habría sido capaz de explicarlo, o quizá incluso alguno de los científicos de Reeve en la WRO, pero lo más que podía hacer era una mera conjetura. Tal vez incluso First Tsurugi tuvo que ver – la espada había sido construida de los restos de las Armas del Planeta, después de todo.
El entrenamiento y experiencia se involucraron. ¿Cuáles eran sus recursos? Listón aún se mantenía fuertemente amarrada en su brazo – lo protegería de cualquier efecto de las materias de Estado. La acarició distraídamente, recordando cómo se había apretado y le había quemado su brazo cuando la materia del Tiempo se rompió. Tal vez Listón también tenía algo que ver con todo eso.
Aún tenía algo de Gil en su bolsillo, lo suficiente para una habitación por unas cuantas noches y comida en una posada. First Tsurugi se encontraba en su arnés. Tenía algunos hiper, ultra-pociones y éteres en una bolsa a la altura de su muslo, junto con varios frascos de agua del lago de la Iglesia, en caso de que se encontrara con alguien aún sufriendo por el Geostigma. También traía consigo otras ocho materias – Todo, Neo Bahamut, Barrera, Fuego, Trueno, Cometa, además una Restauración y Atrae Chocobo en su bolsillo. Todas ellas en nivel Maestro, convirtiéndolo en algo así como un arsenal andante. No las habría necesitado para una simple entrega, pero luego de que el grupo de Kadaj le había robado la mayoría de ellas, tomó por costumbre mantenerlas siempre equipadas en caso de que algo llegase a ocurrir. Algo como esto.
Fenrir podría estar perdida, pero él podía atraer a algún chocobo salvaje para que lo llevara de vuelta a la civilización. Había pasado tiempo desde que montara a mano limpia – o en algo menos que un Chocobo negro, para ser sinceros – pero sería más rápido que caminar. Giró la materia Atrae Chocobo entre sus dedos, concentrando sus pensamientos hasta que ésta se volvió cálida en su palma, después la guardó en otro bolsillo – en uno con zipper, esta vez. Ya hecho eso, comenzó a caminar nuevamente. Atrae Chocobo solo funcionaba si había algún chocobo cerca para ser atraído – no tenía caso quedarse esperando por quien le llevara si era posible que nadie viniera.
Aunque las planicies de Midgar eran miserables para un viaje a pie. Mientras que la extensión abierta y vacía le permitía ir a toda velocidad en Fenrir, ir a pie era un poco mejor que estar rastreando el desierto de Corel. No había sombras, muy poco que mirar y demasiados recuerdos desagradables que le hacían compañía.
Desesperado por conseguir una distracción – algunos monstruos serían bienvenidos en este punto – Cloud tomó su PHS mientras caminaba y lo examinó, aún desconcertado de la ausencia de llamadas. Estaba seguro que le había dicho a Tifa que volvería para el anochecer. Y también se había hecho bueno en cumplir sus promesas últimamente. Claro, en el pasado se había ausentado por días y días sin palabra alguna, pero...
Quizá ella finalmente se había rendido para con él. Gruñó suavemente ante el pensamiento y decididamente regresó el PHS a su bolsillo. Zack solía tomarle el pelo por su testarudez, pero Tifa le había golpeado por una milla. Era un alivio que no se estuviera preocupando. Particularmente no se sentía con ánimo como para llamar a Cid o Reeve para organizar un transporte de regreso desde el medio de la nada, el cual Tifa sin duda le haría hacer si supiera que estaba vagando penosamente por las planicies solo. Como si hubiera algo ahí que pudiera amenazarle gravemente.
Además de los zoloms de Midgar, aparentemente. Pero armado hasta los dientes con materia, nunca había algún peligro de perder esa batalla. A menos de que lo hubiera hecho. Era dificil de decir, ya que no podía recordar el final de ella.
Su ceño se frunció, meditando, Cloud casi pasaba por alto el sonido de las garras chocando contra las rocas. Se detuvo, levantó su cabeza y alcanzó a escuchar, guiado por el viento, un débil '¿Wark?'
Finalmente. Se dio la vuelta y el chocobo amarillo estiró sus patas y ladeó su cabeza. '¡Wark!' Las plumas de color del sol se inflaron a la par que el ave se acercaba más. Audaz, pero solo parecía curioso.
Tan pronto como lo tuvo al alcance, Cloud le dio a su cuello una suave palmada. Las plumas eran suaves y lisas, carentes de la precisión de un chocobo salvaje. Otro minuto de cuidadosa inspección reveló un collar alrededor de su garra. Domesticado. Un fugitivo, ¿o había tirado a su jinete?
"No tengo ninguna verdura," murmuró. "¿Pero me llevarías con tu dueño? ¿Hogar? ¿Granja?" Edge, Kalm, la Granja de Chocobos – cualquiera de esos serviría.
Por lo general los Chocobos eran criaturas inteligentes, pero todos enseñaban a las aves distintos comandos – él estaba haciendo un intento, esperando que entendiera al menos una palabra clave. Él hizo un sonido alegre, como quiera, y una vez que Cloud se encontró en su espalda, el chocobo comenzó a trotar a un paso decente. Cloud suspiró y se acomodó para el viaje. Claramente las palabras habían significado algo para él.
Debió haber caminado más lejos de lo que pensaba, porque en lo que pareció nada de tiempo, se encontraban haciendo su camino a través de campos de cultivo, y solo momentos después, se encontró a sí mismo en medio de un pequeño conjunto de casas – muy pocas como para ser calificadas como una villa.
Algo desconcertado, desmontó del chocobo, dando palmadas en su pico ausentemente. Algo le parecía familiar, pero Cloud estaba relativamente seguro de que jamás había puesto un pie en este lugar antes – lo cual le sorprendió, considerando qué tan lejos y amplio era su servicio de entregas, supuso que se encontraría a unas cuantas horas de viaje a Edge.
Su llegada no pasó desapercibida. Una mujer de mirar cansado le observaba a través de su ventana, después de un momento la puerta se abrió y se apresuró a caminar por la calle hacia él, casi tropezando con su falda debido a la prisa. Para cuando llegó a su lado su rostro estaba colorado y su cabello se había desatado de su peinado, una mezcla de gris y café enmarcaba sus rasgos faciales.
"¡Sunshine! Oh, ¡gracias Odin!"
Cloud retrocedió antes de recordar al ave que estaba a su lado. El chocobo en cuestión se enderezó. "¿Es suyo?"
Ella acarició al ave con fervor y ésta se entregó a la atención, sus ojos medio cerrándose en dicha. "Es de mi marido. Dejé la puerta del establo abierta por solo un minuto esta mañana pero- bueno, no importa, estoy feliz de que haya regresado sin ningún daño. Han habido tantos monstruos por aquí, estaba comentando a temer lo peor- ¿cómo lo encontró?"
Tardíamente, Cloud canceló el Atrae Chocobo que seguía activo en su bolsilllo. "Estaba en la planicie. Le pedí que me llevara con su dueño." Hizo una pausa, preguntándose si era apropiado decir nada más – había una alta posibilidad de que su Atrae Chocobo fuera la causa de que el ave escapara del establo, para empezar – antes de agregar, "Es un ave inteligente."
"Está muy bien entrenado. Mi esposo – bueno, ya sabes, no me gusta presumir, pero él solía estar entre los mejores de las carreras. Ama sus chocobos, le compró éste a Billy cuando solo era un polluelo y lo crió por su propia cuenta. No puedo agradecerle lo suficiente por haberlo traído de vuelta, Señor-" Finalmente ella le prestó atención.
"Strife," murmuró Cloud.
Su actitud amigable se desvaneció en un instante, y se alejó con miedo. "SOLDADO..." Las palabras fueron susurradas como si se tratase de una maldición.
Había pasado ya tiempo desde la última vez que había obtenido esa reacción. "No lo soy. Tampoco trabajo para Shinra." Las palabras fueron pocas y cortantes.
Ella no le creyó – nadie jamás le creía en su primer encuentro. "Pero tus ojos-"
"No me gusta hablar de eso." Y el asunto estaba cerrado. Todo el mundo siempre quería una explicación, pero era personal, y él difícilmente le diría a un completo extraño que había pasado cuatro años de su vida siendo un experimento de laboratorio, no importaba qué tan culpable se sintiera por el descontrol de un chocobo.
"Claro. Lo siento. Discúlpame." Ella se retractó, generosa ante el regreso de su chocobo extraviado.
Un extraño silencio flotó en el aire, y Cloud se sintió mal por arruinar su estado de ánimo, pero no era nada nuevo – él arruinaba el ánimo de la gente a donde quiera que fuera. Solo averiguaría lo que necesitaba saber y continuaría su camino. "¿Sabe qué tan lejos está Edge de aquí?" Ante el rostro inexpresivo de la mujer, explicó sin entusiasmo, "Pensé que sabía dónde estaba, pero debo haberme equivocado. No recuerdo que hubiera una villa aquí."
El malestar de ella no había disminuido, pero se apegó a la pregunta rápidamente, sin duda deseosa de apresurar su progreso y escapar de su presencia. "¿Edge? Edge... no estoy segura. ¡Oh! Pero mi esposo tiene un mapa – también le gusta la cartografía, ¿sabe?" Comenzó a caminar de vuelta a su casa antes de recordar al chocobo y vaciló por un minuto. Evidentemente decidiéndolo lo suficientemente confiable, le preguntó, "¿Le importaría llevar a Sunshine de vuelta al establo? Está justo detrás de la casa, solo métalo y asegúrese de que la puerta está bien y correctamente cerrada así no pueda volver a escapar. Ordenaré los mapas rápidamente, Señor Strife."
Era extremadamente extraño ser llamado 'Señor' por alguien mayor que él, pero hacía tiempo que se había resignado a recibir de la gente respeto que no merecía. Cloud solo asintió, sin palabras, y llegó a 'Sunshine' hacia el establo tras la casa mientras la mujer sin nombre - ¿Se suponía que debía preguntar su nombre en respuesta o ella no se había presentado a propósito? – levantó su falda y se apresuró a entrar a la cabaña.
Por fortuna el establo fue fácil de encontrar tal y como ella había dicho y con su amplia experiencia en la cría de chocobos, pastorear al ave dentro era una tarea sencilla. Por acto reflejo rellenó con agua el abrevadero y esparció algunas verduras en el piso, incluso se tomó un minuto con un cepillo para darle al ave un rápido cepillado. Su razonamiento le dijo que solo eran modales, ya que había montado en el ave hasta el lugar, pero una vez que terminó de atenderla, se obligó a aceptar que solo estaba perdiendo el tiempo. Revisar el cierre del establo por tercera vez no lo haría más seguro.
Con Sunshine devuelto a su correcto lugar, Cloud se encontró a sí mismo al frente de la casa nuevamente, inconfortablemente consciente de los ojos espiando a través otras ventanas al otro lado del camino y no muy seguro de qué hacer. ¿Tenía permitido entrar? Tifa le había dado más de solo unos cuantos regaños por entrar a las casas de la gente, sin haber sido invitado cuando tenía negocios, y la mujer no se había mostrado cómoda con él. Pero tampoco quería permanecer afuera, bajo la mirada de los otros aldeanos. Hacía que su piel se tensara y le traía recuerdos de un pueblo en llamas.
Con la decisión tomada, tocó una vez y entró. Agradeció que, además de una nerviosa mirada en su dirección – tardíamente se dio cuenta de que aún cargaba con First Tsurugi – la mujer no pareciera ofendida. Sus brazos estaban llenos de libros y pergaminos laminados, los cuales dejó caer en el suelo. "No tomará mucho tiempo, Sr. Strife. Solo debo encontrar cuál de todos estos despreciables – ah, aquí está. Mi esposo es malo en cuanto al orden, como verá, juro que una vez pasó la mitad del día buscando sus lentes siendo que estos estuvieron encima de su cabeza todo el tiempo, no podría encontrar ni una sola cosa si yo no estuviera aquí para ordenar las cosas." Cloud asintió, carente de alguna otra respuesta. Ella abrió el mapa en el suelo. "Así que, ¿dónde debería empezar a buscar? No estoy familiarizada con 'Edge'."
Él comenzó a moverse un poco más cerca para mirar por sí mismo, pero al ver cómo ella se encogía, lo pensó mejor y en su lugar preguntó, "¿Qué tan viejo es el mapa?"
"Unos... ¿tres, o cuatro años, quizá?"
"Entonces, Midgar."
"¿Midgar? Bueno, ¿por qué no lo dijiste antes? No estás lejos en lo absoluto, es un viaje de solo unas horas en un buen y rápido chocobo, mi esposo-"
Cloud ya no estaba escuchando. Sus ojos habían caído en el periódico enrollado sobre la mesa. 'SHINRA DECLARA LA GUERRA' decía a través de la primera plana en letras en negrita. Una vieja reseña del inicio de la guerra contra Wutai. Otro de esos asquerosos recordatorios de los horrores del pasado.
"Sr. Strife. ¡Sr. Strife!"
Saliendo de su trance, regresó su atención hacia la mujer. "Lo lamento. Solo estaba-"
Ella siguió la línea de su visión y después suspiró. "Ah sí. Esos son malos negocios. ShinRa creando peleas, creo." Su mirada se volvió sospechosa nuevamente. "¿Está seguro que no tiene nada que ver con ShinRa? Mi esposo no ha hecho nada malo, ¿sabe? Está retirado, solo ayuda en la granja de Billy y juega con sus mapas. Nunca trabajó para ellos, no importa lo que nadie más diga."
Cansado de sus sospechas, gruñó, "Una vez tuve mucho que ver con ShinRa, pero nada bueno salió de eso."
Eso pareció finalmente calmarla y una tentativa sonrisa apareció en su rostro. "Claro, claro. ShinRa está lleno de buenas promesas, pero aquí importan muy poco." Había significados ocultos en sus palabras, pero, aparentemente ahora que ella había establecido a la asociación como negativa, parecía más dispuesta a confiar en él. Movió el mapa para que él pudiera verlo. "Así que, aquí estamos, Sr. Strife y puede simplemente seguir este camino de aquí todo derecho, hasta llegar a Midgar."
Cloud parpadeó, lentamente reconociendo el nombre que señalaba la mujer con su dedo. "... ¿Esto es Kalm?"
Ella pareció sorprendida, luego se rió. "¡Por supuesto! ¿No viste el letrero? Está un poco borroso, es verdad, yo sigo insistiéndole al Alcalde-"
Con un repentino sentimiento de terror, Cloud tomó el periódico. "¿Qué tan viejo es este periódico?"
Ahora la mujer pareció confundirse. "La fecha está justo ahí, ¿lo ves? No tiene ni una semana de viejo – vino durante la última entrega."
Abruptamente, Cloud giró sobre sus talones y salió apresuradamente de la casa, con el periódico fuertemente sujeto en su mano.
Afuera, observó a su alrededor con ojos más cuidadosos, su mirada azul brillante calculadora. Ahora sabía por qué sentía tan familiar el sitio. Esto era Kalm, antes de que Meteoro hubiera sacado a la gente de Midgar y convirtiera el pequeño pueblo minero en una ciudad activa. Todo estaba ahí. La posada donde había relatado su falso pasado. El círculo de modestas casas. El camino sin pavimentar, tal y como lo recordaba de su primera visita. El amanecer distante, se veía de un sangriento rojizo, producto de la contaminación. Y ahí estaba el camino que llevaba a las minas de mitril.
Imposible.
Muy lentamente, Cloud sacó su PHS nuevamente y marcó a Tifa. Después de un agónico y largo momento de silencio, una voz femenina y robótica respondió. "Esta llamada no puede ser conectada. Por favor verifique el número; si continúa teniendo problemas, lleve su PHS a nuestro Centro de Comunicación de ShinRa más cercano para recibir asistencia."
SinRa aún era dueño y administraba la red de comunicaciones. El número de Tifa no existía.
Después marcó a Barret, luego a Yuffie, después a Reno. El de Reno fue contestado por una joven mujer cuya voz no reconoció, así que colgó inmediatamente. Casi marcó a Reeve, pero al último minuto lo pensó mejor. Había una pequeña oportunidad de que el número de Reeve no hubiera cambiado.
"¡Sr. Strife! Sr. Strife, ¿hay algún problema?" La mujer había salido corriendo tras él.
No contestó a su pregunta. "Gracias por su ayuda. Debo marcharme."
"No fue ningún problema, no luego de que trajera a Sunshine de vuelta. Y si llega a tener algún problema con ShinRa-"
Cloud ya no estaba escuchando – ya se dirigía al este.
Necesitaba dar una visita rápida a la Granja de Chocobos.
Después de un presuroso viaje en Chocobo, tres horas después, ahí tenía la prueba. Midgar.
Cloud dejó que las riendas se deslizaran entre sus dedos, impactado e inmovilizado ante la vista de una completa, sin ruinas, antes-de-Meteoro Midgar.
Era verdad.
Había viajado atrás en el tiempo.
Lentamente, extendió su brazo hacia atrás y corrió uno de sus dedos por el filo de First Tsurugi. La sangre salió rápidamente de la punta de su dedo, antes de que la regeneración de Mako se encargara y la curara ante sus ojos, dejando atrás solo una leve sensación de escozor. No era un sueño loco, entonces y era muy detallado para ser una alucinación.
El conocimiento no lo golpeó tan fuerte como, realísticamente, debió haber sido. Tal vez se estaba acostumbrando a sorpresas desagradables. Descubrir que él, de alguna manera, había viajado al pasado era, por lo mucho, menos desafiantemente emocional que el aceptar que había estado viviendo, sin darse cuenta, una mentira, o que Sephiroth simplemente no tenía la gracia de quedarse muerto.
No fue sino hasta que pensó ese último enunciado, que sintió que podría vomitar.
Sephiroth estaba vivo.
Y no solo Sephiroth. Zack. Aerith. Su madre.
Hojo. Jenova.
Cayó sobre sus rodillas, con la vista nublada.
¡Oh, Gaia!
Negó energéticamente, sobrecogido e incapaz de quitar su vista de la intacta, aterradora y completa visión de la metrópolis que había sido el inicio y el final de todo. El chocobo rentado lanzó un quejido, frotándose contra su brazo, pero las riendas permanecieron danzando en el aire así como los peores momentos de su vida se repetían nuevamente ante sus ojos. Eventos que ahora yacían ante él.
ShinRa, Armas, Meteoro, Avalancha, Zack, Aerith, Kadaj, DeepGround, Reunión, Nibelheim.
Todo eso. ¿Cuántos años eran? Cuatro desde Meteoro. Seis desde el laboratorio. Diez desde Nibelheim. ¡Diez años de errores, fallos y luchas!
No supo cuánto tiempo estuvo hincado ahí, con sus dedos removiendo la tierra al mismo tiempo que respiraba pesadamente, en medio de quejidos. Tomó una hora, quizá dos, a juzgar por la posición del sol que comenzaba a ponerse, para que sus emociones comenzaran a asentarse lo suficiente para permitirle pensar coherentemente de nuevo. En algún punto, el chocobo se había aburrido y se había alejado un poco para tomar una siesta bajo una gran roca que le ofrecía sombra. Sus manos y rodillas estaban sucias de tanto estar hincado en el piso. Y más importante aún, para todas las razones prácticas, Cloud seguía atrapado en el pasado.
¿Qué se suponía que hiciera? ¿Qué podía hacer?
Fue entonces cuando un nuevo pensamiento cruzó su mente, uno que alejó el aturdimiento y le llenó de esperanza.
La posibilidad de cambiar.
Sabía sobre Jenova. Sabía sobre las amenazas para el Planeta, las Armas, todo lo que podría pasar. La guerra en Wutai apenas y había dado inicio. Tal vez podía cambiar eso también.
No era una pregunta de cómo, o de si era posible. Seguía existiendo la oportunidad de que todo estuviera en su cabeza, después de todo – tal vez la materia del Tiempo rota lo había llevado de vuelta a un estado de delirio e inconsciencia por envenenamiento de Mako. No importaba. Tenía que hacerlo. No solo porque era lo correcto, ni siquiera por las posibilidades que eso representaba – era simplemente porque no podría sobrevivir observando cómo todo ocurría nuevamente, real o no. Lo destrozaría por completo.
Además, ¿Durante cuántas noches había yacido acostado, sin poder dormir, repitiendo todo una y otra vez en su cabeza? Había pasado años repitiendo en su cabeza los 'si hubiera' y las recriminaciones. Si no hubiera entregado la Materia Negra. Si hubiera sido lo suficientemente fuerte para salvar a Aerith. Si hubiera sido lo suficientemente rápido para detener la caida de la placa del sector 7. Si hubiera despertado a tiempo para salvar a Zack. Si hubiera actuado antes e impedido que Nibelheim se incendiara. Si no hubiera sido un fracaso, una y otra y otra y otra vez.
La gente de Edge lo trataba como a un héroe, pero tan solo era un fracaso que había tenido que corregir sus propios errores.
Cloud se puso en pie, sacudiendo la tierra de sus manos y rodillas. Revisó que First Tsurugi estuviera asegurada en su arnés, corrió sus dedos a través de la materia y revisó sus bolsillos para confirmar que tuviera su PHS y su equipo, materiales y pociones. Todo estaba en orden. Silbó al chocobo y el ave volvió a su lado en unos momentos, cantando alegremente y colocando su pico bajo su mano. Le dio una rápida palmada, subió nuevamente a su espalda y entonces se alejaron, dirigiéndose nuevamente a Kalm. Lejos de Midgar.
Si iba a cambiar las cosas, había una persona que necesitaba morir.
