La herencia.

Capítulo 1. El funeral y la lectura

Tenía la mitad del día encerrada en mi habitación, apenas dejaba que los rayos del sol penetraran por las gruesas y pesadas cortinas , aunque los días eran cálidos, para mí, era invierno en mi corazón , y por mas abrigo que sobreponía en mi piel el frio de mi corazón no podía parar , la noticia que me habían dado horas antes me helo el alma y es que había perdido a la única persona en el mundo que se había preocupado por mi alguna vez a lo largo de mis 19 años cumplidos.

El lejos de parecer mi padre (adoptivo) seria del tipo de un amigo pues tan solo era un par de años mayor que yo, como es posible que la vida se le escape a alguien así de fácil? En un suspiro y adiós!, mi depresión era tan fría e inminente que me era imposible levantarme de la cama pero lo tuve que hacer al escuchar un coche estacionarse afuera del departamento donde actualmente vivía.

Di un largo suspiro y quite las cobijas que cubría mi cuerpo débil y tembloroso y seque dos gotas de agua salada que escurrían por mi mejillas, por increíble que pareciera ya se me había hecho costumbre en tan solo un par de horas llorar, camine hacia el espejo y mire mi semblante , no había sido el mejor lo supuse , pero la ocasión lo ameritaba enormemente., me dirigí a la ventana , sentí mis piernas tan pesadas que en vez de levantarlas las llevaba casi a rastras, al hacer a un lado la pesada cortina los rayos del sol penetraron por mis pupilas causándome una ligera molestia , me talle los ojos y vi una figura varonil aproximándose a mi puerta su porte alto y delgado siempre vestido tan formal era inconfundible sin agregar el color de tez tan blanca como la nieve que hacia un contraste perfecto con la negrura de su cabello él era inconfundible, era George.

Antes que pudiera dar el primer toquido a la puerta me apresure a abrir a duras penas

-señorita Candice ¡ - exclamo sorprendido al ver mi semblante –está usted bien?-

George se dio cuenta pronto de la torpeza de su pregunta.

- Lo siento señorita Candice quien podría estar bien con una noticia así?, soy un torpe!- George se disculpó y seguido de su palabras su voz se quebró por el dolor tan profundo que le había causado la noticia, se echó a llorar, verlo llorar a el me contagio la tristeza y ambos lloramos abrazados la perdida de mi gran amigo, hermano y padre adoptivo… Albert

Después de los recuerdos gratos y los sollozos , y lágrimas George recupero su compostura y entrego en mis manos un sobre tan blanco como la nieve que asistía en mi corazón, mis manos temblorosas rasgaron el papel mientras George me miraba complacido , mi corazón palpitaba con mucha fuerza y poco a poco sentí que los nervios se apoderaron de mí , que pudiera ser esto? Me pregunte en mi conciencia y nuevamente le dirigí una mirada a George quien asintió con la cabeza invitándome a leer el papel que estaba entre mis manos, desdoble la hoja de papel y comencé a leer…

"Mi dulce Candy"

Pequeña hoy me encuentro triste, jamás hubiese querido esto para ti Yo siempre quise darte todo pero solo una cosa en especial, algo muy valioso y difícil de conseguir "felicidad" y hoy estoy triste porque si estás leyendo esto significa que ya no estoy más contigo y la felicidad que tenía para ti no te la podré obsequiar, mi linda Candy por favor se feliz y guárdame en tu corazón , sonríe cada mañana hazme ese favor y una cosa más por favor no llores pecosa intenta alcanzar la felicidad que te corresponde y para eso yo te daré las bases , no creas que te eh dejado desamparada "hija mía" quiero que recibas tu lugar y que tú lo tomes en la lectura de mi testamento cuando mi fiel amigo y administrador George te lo indique.

Sin más por el momento Candy te digo a dios deseando que alcances tu felicidad un día no muy lejano, recuerda ser feliz por ti y también por mí que mi hogar ahora es tu corazón.

Te quiere "Albert William Andrew".

Termine de leer las pocas líneas que Albert me había dejado plasmadas en aquella hoja de papel saberlo muerto dolía pero más dolía que un ser tan magnifico y extraordinario como el faltara en este mundo no pude evitar derramar más lágrimas en sollozos ahogados por mi tratando de mantener la compostura

-señorita Candice, ahora ya entiende de que se trata?-pregunto George nervioso por mi reacción

-sí, lo sé bien!, pero no lo quiero!, no quiero su dinero , no quiero sus propiedades , lo único que quiero es a él , lo quiero de vuelta y todo ese dinero me lo podrá devolver?-pregunte a George dejando caer toda mi furia e impotencia en él.

-no, señorita Candice- respondió George bajando la cabeza

Me estaba dejando llevar por mi furia mi impotencia pero también sabía que George solo trataba de ayudarme y él no era el culpable de esta lamentable perdida a él le dolía tanto como a mi

-Lo... lo siento George, perdón!-y me eche a sus brazos a llorar nuevamente y despues de un rato de consuelo

-señorita Candice, yo la ayudare en todo es lo que él habría querido, jamás la dejare , sé que no soy el pero créame que lo conocía también , yo lo vi crecer, prácticamente era un hijo para mí, él siempre estuvo solo., solo tenía una tía abuela que falleció años atrás la Sra. Elroy, tenía dos sobrinos pero lejanos a los que nuca frecuentaba por cuestiones de negocios , él siempre estaba solo , fue por eso que cuando la conoció en ese orfanato y conoció su soledad quiso que usted llenara ese hueco en su vida y el en la de usted, él tenía grandes planes, él tenía muchas ilusiones pero todas se fueron en ese accidente automovilístico no contaba con amistades salvo el , pero usted era todo para el permítame ayudarla , porque si usted me niega eso sería como si me pidiera que olvidara a quien prácticamente fue un hijo para mí- explico George con lágrimas en los ojos , no cabía duda que Albert era querido aunque fuesen pocas personas pero aquellas que lo conocieron lo amaban profundamente.

-está bien George, aceptare ir a la lectura del testamento, pero solo si tú estás conmigo- respondí a George buscando encontrar una ligera o pequeña señal de una sonrisa, pero fue inútil ni yo era capaz de sonreír como podría pedírselo a el quien fue quien lo miro crecer.

-gracias por este honor señorita Candice, mire la lectura se dará en chicago el jueves del presente mes y año, antes que lo pregunte déjeme decirle que se hará en chicago porque así lo solicitaron sus sobrinos, tengo que advertirle que el los aún no saben de su existencia y no sabremos como lo tomaran, una cosa más que tengo que mencionar es que el sr. Grandchester igual fue solicitado para la lectura esperando que esto no nos traiga más contratiempos- explico George un tanto preocupado pero ya había sido bastante lo que había tenido que pasar en las últimas horas que no me importo lo que tuviera que pasar .

- no te preocupes-George estaré bien con lo que tenga que enfrentar te veré en chicago- respondí a George al mismo tiempo que lo obligue a despedirse de mi concluyendo la conversación

-bien señorita, nos veremos en chicago – se despidió al mismo tiempo que se encaminaba a la puerta para abandonar el departamento.

Puse el cerrojo a la puerta y escuché el auto arrancar, me sentí incapaz de poder aceptar la realidad mi Albert se encontraba inerte en el funeral, mis deseos no eran verlo así, así que decidí no asistir, no quise dar el último adiós porque me negaba a perderlo, porque decir adiós no sería igual que hasta luego, porque simple y sencillamente me negaba a aceptar que me encontraba sola y que tenía la tarea más difícil en mi vida "alcanzar mi felicidad"

Jamás había estado sola desde que el había llegado a mi vida , la luz solar se apagaba lentamente como mis deseos de seguir recorrí el departamento lentamente, cada rincón en el que Albert hubiese estado, la sala, el comedor , la cocina, su habitación., me pare frente a la gran puerta de madera y mi mano tembló al posarse en la manija suspire y parecía que mis lágrimas hacían sincronía perfecta con cada suspiro lanzado desde lo más profundo de mi entristecida alma, abrí la puerta de golpe y el aire que produjo trajo a mí la esencia de Albert, era como si estuviera ahí, camine hacia adentro y descubrí que la botella de su colonia estaba derramada sobre la alfombra me desilusioné al ver que mis esperanzas de verlo ahí fueran vanas., me puse en cuclillas y levante la botella y pensé para mí " si Albert viera este desastre estaría furioso, era su perfume favorito", luego de quedarme unos cuanto segundos pensando me puse de pie para dejarla sobre el tocador junto con el resto de sus cosas mire hacia su cama y camine hacia ella y me senté en el borde y alcance hasta mi su almohada la estreche tan fuerte y aspire su aroma queriendo encontrar a Albert entre sus cosas, pero todo era en vano el ya no regresaría , me recosté a llorar mi impotencia en su cama y el silencio invadió a mi alrededor , un silencio aterrador donde no se podía escuchar nada, excepto mi respiración .

El jueves menos esperado en mi vida llego, yo estaba camino a Chicago a enfrentar lo que la vida y el destino me deparaba apenas y había sobrevivido los últimos días pero no importaba tenia que ser lo suficientemente fuerte para demostrar a Albert que no se había equivocado conmigo al elegirme como su amiga, hija, y compañera.

-señorita Candy!, por aquí!- escuche a George lo lejos y me dirigí a el rápidamente mientras él seguía haciéndome señas con la mano-

-bienvenida señorita, espero se encuentre bien, ya estamos retrasados tenemos que irnos ya-dijo rápidamente George mientras me dirigía a la salida del aeropuerto., un auto ya nos esperaba y yo aunque pareciera tranquila moría de nervios en mi interior, y solo podía escuchar a George hablar una y otra vez dando explicaciones sobre la familia de Albert, una familia que jamás conocí.

- espero que no se ponga nerviosa el señor William no era muy unido a sus sobrinos, como le comenté antes tenía una tía que falleció y y si acaso la familia política que son los Leagan a quienes jamás conoció en su vida y el sr. Grandchester quien fue uno de sus mejores amigos

-amigos?, como es que nunca le conocí?- pregunte extrañada

-pues mire srita. No quisiera ser indiscreto, pero el señor William la quería demasiado, recuerdo que él decía que prefería dejarla lejos de todo lo que la pudiera dañar que él siempre quería estar ahí para protegerla de cualquier cosa o cualquier situación y eso incluía al sr. Grandchester y su propia familia –explico George tranquilamente.

Al fin el auto se detuvo y los nervios que la plática sobre Albert me había hecho olvidar me invadieron nuevamente, jale aire a mis pulmones y exhalé y abrí la puerta el auto y baje para entrar a una casona enorme, George me escolto desde la entrada de la casona hasta el estudio donde se daría lectura al testamento, George abrió ambas puerta que resguardaban el lugar y mis nervios crecieron a un más pues podía escuchar mi corazón latir con tanta fuerza, mire a un grupo de gente mirar hacia la puerta sorprendidos como si no esperaran a nadie más, lo supuse dentro de mi recordé que Albert no tenía más familia , era más que obvio que no esperarían a nadie más, me quede parada por inercia , nervios que se yo, en el umbral de la puerta y vi desde donde estaba yo a un chico como de la edad de Albert pero de cabellos castaños y lentes ponerse de pie

-George!, bienvenido, mira George tu comprenderás que no es momento para visitas que hace esta chica aquí? -Pregunto el chico de cabellos castaños

La demás gente me miraba con desconfianza y desprecio, George se limitó a responder solamente

-disculpe sr. Alistear, la señorita fue nombrada a la lectura del testamento, en verdad no entiendo por qué hay tanta gente reunida si solo fueron 4 personas las que fueron llamadas- dijo George refiriéndose a la Sra. Leagan y su hijo e hija quienes me miraban con mucho desprecio.

-es lo mismo que eh dicho yo George, no tiene por qué haber más gente aquí pero haz entender a mi hermano mayor! Que yo no puedo, y dinos George quien es la chica que te acompaña?- pregunto un chico de cabello claro y bien parecido, era tan elegante y distinguido que podía verse sobresalir de entre todos los presentes.

-les informare cuando los que no han sido llamados abandonen el estudio- respondió George haciendo que los integrantes de la familia Leagan mostraran su inconformidad, la señora Leagan se puso de pie y camino a paso firme con la elegancia de un cisne seguida por su mal encarada hija e hijo.

-George creo que alguien aquí presente no ha entendido la indirecta!, porque no haces salir a este aristócrata malcriado de este estudio?- el chico elegante se dirigió a George

-Archie!, por favor compórtate! Estas frente a una señorita!- respondió el chico de cabellos castaños llamado Alistear.

-no hace falta que me defiendas Alistear , yo puedo hacerlo solo- respondió una voz sumamente arrogante que provenía desde un sofá elegante, era un chico extraño para ser amigo de Albert pensé a mi adentros , pero lo observe muy bien , parecía que él no viviera conforme a las reglas pues su ropa parecía desarreglada y se encontraba sentado con las piernas cruzadas y un periódico en las manos que cubría su rostro al parecer fingía leer pero la verdad es que estaba al pendiente como todos los demás

- bien, pase señorita Candice, que ya es tiempo de comenzar la lectura- sugirió George con una amable sonrisa que me trasmitió confianza, realmente Archie y Alistear me trasmitían confianza pero ese tipo misterioso no.

La lectura del testamento transcurrió sin contratiempo o al menos por un momento pensé, a los hermanos Cornwell les fue entregado una mansión en Nueva York donde yo residía y ni siquiera sabía que existía, Albert había hecho un gran trabajo al mantenerme alejada de su familia, me pregunte una y otra vez que tenía de malo su familia como para mantenerme alejada de ellos si sus sobrinos que sorprendentemente eran casi de su misma edad eran agradables y desinteresados yo no veía peligro alguno para mi .

El abogado continuo con la lectura, a George le dejo una suma de dinero muy grande, pero yo sabía dentro de mi corazón que George hubiese cambiado todo el oro del mundo por volver a tener a Albert entre nosotros, yo misma lo hubiera hecho, Albert no tenía precio y George había trabajado con él una gran parte de su vida.

Entonces llegó el turno mío… y para mi sorpresa de el al abogado nos pidió que nos pusiéramos de pie y si lo hicimos, y comenzó a dar lectura

- sr. Terruce Greum Grandchester y Señorita Candice White Andrew escuchen con atención: se ha dejado en su poder la mansión donde el sr. Andrew paso toda su niñez, lejos de tener un valor monetario tiene más bien un valor sentimental, un enorme valor que se entrega a ambos propietarios con la confianza de que jamás se desharán de la mansión de Lakewood, el sr. William los escogió como propietarios por que confiaba sumamente en que ustedes defenderían su recuerdos y si uno quisiese venderla el otro no lo consentiría. Existe una pequeña cláusula que deberán cumplir, para tomar posesión de ella definitivamente tendrán que habitarla durante un año… ambos y de ser el caso que uno si lo dese y el otro no, no podrán tomar poder de ella ni habitarla en este caso es decir si no lo hacen los dos, nadie lo puede hacer.- explico el abogado, antes de que el sr. "Grandchester" hiciera un pregunta estúpida, que hizo que se me revolvieran las entrañas de coraje

-y que pasaría con la mansión si no deseo habitarla?-pregunto estúpidamente el sr. Grandchester

-la mansión pasaría a manos de los Leagan-respondió el abogado, cosa que hizo palidecer a Alistear y Archie y por supuesto que a mí y George

-que es lo que estás pensando hacer?, tiene que aceptar la casa, no podemos perderla asi con los Leagan-replico Alistear

-si puedo, quieres ver?-respondió Terry arrogante a Stear

Sentí que mi corazón se paralizo en seco al escuchar su frialdad, se suponía que ese tipo malcriado era amigo de Albert, porque se comportaba así,

-maldito aristócrata, que pretendes?, acepta!-grito Archie a Terry pero este lo ignoro

Y yo en momento de desesperación corrí hacia él y le suplique que por favor no lo hiciera, que aceptar el acuerdo que jamás lo molestaría, que de seguro era una casa enorme cayendo lentamente a sus pies, era la casa de Albert, sonde el paso su infancia, quería estar en cada rincón de ese lugar imaginando los días de Albert así que no me importo suplicar un par de veces todos miraron la escena sorprendidos y disgustados con Terry pero el solo me miro sobre el hombro y me tendió la mano para que me levantara sin decir una sola palabra hasta que estuve de pie

-quiero hablar a solas con ella, puedo sr. Abogado?-pregunto mientras miraba a los hermanos Cronwell y a George

-adelante –respondió el abogado mientras miraba a los hermanos y a George y haciendo señas con la mano para que salieran.

Los tres salieron junto con el abogado resignados y una vez que se cerró la puerta Terry me miro de pies a bajo con la soberbia más impresionante que yo haya visto en mi vida-

-quién eres?_ pregunto, su voz dura hizo sobresaltarme cosa que le dio gracia-ja ja ja ja

Su actitud me hizo enfurecer no lo negare

-ya terminaste de reírte?- pregunte molesta

-perdón pecosa-respondió riéndose aún más mientras apuntaba directo a las pecas de mi nariz

-Mi pregunta es quién eres?, que eras tú para Albert para que te dejara su más grande tesoro, no eras simplemente una amiga cierto?-pregunto en tono burlón sugiriendo mil cosas en mi cabeza que me hicieron rabiar hasta ponerme roja

-nunca te hablo de mí?... no quiero imaginar por qué pero es evidente, yo soy su hija adoptiva –respondí orgullosa

-Que has dicho? Ahh ahora veo que si lo hizo, y a espaldas mías, y eso no es todo , se le ocurre morir y dejarme como niñera!-respondió en tono molesto

-no sabías de mí? -Pregunte tímidamente

-sí, si sabía, pero no pensé que fueras una adulta, pensé que eras una niña de escasos 6 años, yo insistí en no y el en sí y pues ya vez que pudo más el sí y aquí estas… en que problemas me ha metido, definitivamente no puedo tomarla herencia-respondió Terry muy convencido de su palabras.

-noooooo por favor, acéptala, te juro que no te molestare, hago lo que quieras, te juro que hare lo que quieras, por favor- y nuevamente suplique.

Terry se quedó pensando un largo rato y levanto las cejas, me miro detenidamente y después de un largo pero largo silencio y minutos interminables de observarme hablo:

-pues… pudiera haber una opción, pero eres tan fea! Que esa no la puedo tomar-me hizo enfurecer y aborrecerlo aún más, quien se creía el para decirme fea!

- tranquila! Pero existe otra!-explico animado, al parecer disfrutaba hacerme enfurecer

- pudiera tenerte como sirvienta! Si esa seria perfecta ¡la casa es grande y necesitaremos alguien que la limpie y yo no quiero extraños merodeando por la casa, además ya habrá pretexto del por qué estarías viviendo ahí- mi expresión lo dijo todo claro que no me gustó la idea pero no tuve más remedio

-pero tranquila te prometeré una cosa, al finalizar el año que debemos cumplir, prometo que mi parte te la entregare para que seas la única dueña de la propiedad de Lakewood, a mí no me interesa!- concluyo Terry y eso me dio una esperanza de que tal vez el no fuera tan malo que realmente tenía un por que Albert lo había escogido como amigo y tal vez algún día llegaría a ser también mi amigo y saber el porqué Albert lo estimaba tanto aunque aún era muy pronto para eso. En ese mismo instante el abrió la puerta mientras yo aún estaba sumida y lejos en mis pensamientos mientras lo miraba sorprendida tratando de descifrar el misterio del por qué el, porque Albert había sido amigo de un completo imbécil patán, algo bueno debía tener y yo quería descubrirlo de una manera u otra, y claro lo iba hacer pues estaría un año compartiendo el mismo techo con el.

-Sita. Candice firme aquí para tomar posesión del inmueble- pidió el abogado y mientras plasmaba mi firma en documento

-bien yo ya termine aquí ahora dígame viejo decrepito cuando es qué tengo que venir a vivir con la pecas?- hablo Terry en un tono burlón y molestan al abogado

-perdón?- pregunto el abogado , al escuchar la falta de respeto de Terry

-cuando es que tengo que venir a vivir con ella?- pregunto nuevamente apuntándome

-pero que falta de respeto, no cabe duda que eres un grandísimo imbécil!- hablo un a voz desde el umbral de la puerta, era Archie quien yacía recargado y había escuchado la mitad de la conversación de Terry con el abogado.

-más cuidado niño lindo!, que estos puños que tu vez aquí podrían estropearte tu carita de niña linda!-hablo Terry con una mirada retadora a Archie.

-jóvenes por favor! , Sr. Terruce le suplico que firme el día que usted tendrá que habitar la casa será el último viernes del presente mes.

-bien pues entonces ya está dicho, nos veremos por allá pecas, y no olvides tu promesa!- y diciendo esto Terry Salió de la habitación y para abandonar la casa.

Todos me miraron por unos segundos sorprendidos e intrigados preguntándose cual había sido mi promesa ante un tipejo como el.

A penas se fue y las lágrimas salieron en silencio aun no terminaba de conocerlo pero presentía que me esperaba un gran infierno.

-srita. Candy está usted bien?-pregunto George realmente preocupado

Eso fue lo último que escuché pues la impresión, los días de desvelos combinados con mi mal hábito alimenticio terminaron con mis fuerzas e hicieron desvanecerme en ese instante.

Cuando desperté estaba en una recamara preciosa de tonos rosados y sobre una amplia y cómoda cama. Que parecía sacada de un cuento de hadas, en ese instante entro George con tono de preocupación y me cuestiono sobre la promesa a Terry

-señorita Candice no quisiera entrometerme en sus asuntos, pero podría decirme que tipo de promesa hizo al joven Terruce?-

- no te preocupes George lo sabré manejar lo prometo!- respondí un tanto hermética, pues no quería que nadie se enterara que yo sería la sirvienta de un tipo aristócrata , malcriado como lo había llamado Archie

Los días transcurrieron rápido, pero en el trascurso de ellos Alistear y Archie me ofrecieron posada y no me pude negar, realmente quería conocer a los dos chicos que eran de mi edad, y cuando los días pasaban y me convencían que eran de gran corazón (todo lo contrario de Terry) me preguntaba más y más porque Albert nunca los presento pero eso ya no importaba porque de ahora en adelante yo los frecuentaría , fueron pocos días los que estuve con ellos pero llegamos a ser grandes amigos, me platicaron varias anécdotas que vivieron al lado de Albert cuando eran niños en la casona de Lakewood y entre más historias narraba yo deseaba más estar ahí, no sabía que era lo que me depararía con Terry pero fuera lo que fuera lo soportaría por Albert y todo lo que hiciera lo soportaría para revivir sus historias su momentos su días en aquella casona.

Viernes.

Al fin estaba frente a la gran casa de Lakewood cuando Stear y Archie la describieron no exageraron ni un segundo ellos decidieron acompañarme y yo acepte gustosa George y el abogado también estaba n presentes para supervisar que las instrucciones del testamento se siguieran al pie de la letra.

Y paso la primera hora Terry no apareció, una hora más y de Terry aun nada hasta que de pronto escuche a lo lejos los rechinidos de un auto que se estaciono con mucha habilidad en la acera afuera de la casa.

-al fin has llegado!, por que llegas tarde?-pregunte molesta

Y me ignoró! Si, Terry me ignoro como si nada le hubiera hablado y después del silencio me tomo de la mano y me llevo hasta la entrada de la casa y…

-bien vamos a entrar juntos y estamos cansado así que lo siento hoy no recibiremos invitados! Asi que pueden marcharse por donde vinieron!- dijo Terry

Y cuando estaba a punto de oponerme a su decisión junto su cabeza en mis mejillas pegando su labios y me dijo muy cerca del oído.

-recuerda tu promesa pecosa!- note que tenía un aliento a alcohol , de cierta manera no sería lo ideal que Stear y Archie se quedaran , no se toleraban del todo y lo que quería evitar era una pelea entre ellos así que no tuve más remedio y apoye sus palabras dejando un Stear y Archie completamente desconcertados, George ya sabía más o menos cual era mi caso ahora.

MIL GRACIAS A TODOS LOS QUE ME REGALARON UN POCO DE SU TIEMPO LEYENDO, GRACIAS POR SU VALIOSO TIEMPO, ESPERO SU OPINION Y COMENTARIOS SEAN BUENOS O MALOS JEJEJE TODO SE VALE. SI TE GUSTO LA HISTORIA NOS LEEMOS LA SIGUIENTE SEMANA...

ATTE. LA AUTORA