NOTAS DEL AUTOR: Hola, soy Tarmo Flake y este es mi primer fanfiction de Monster Musume no Iru Nichijou. Siempre pensé que las arachnes de piernas largas necesitaban más atención y he aquí el resultado. Espero lo disfruten.

Monster Musume no Iru Nichijou es propiedad de Okayado. Este es un fanfic hecho con el simple propósito de entretener y creado sin fines de lucro.


NO ES FÁCIL SER UNA ARACHNE

CAPÍTULO 1


- "¿¡Qué!?

- "Como mencioné antes, no tenemos vacantes disponibles para alguien en tu condición…"

- "¿Pero porqué?"

- "En términos simples, no esperábamos tan súbita alza en inmigración de ciertas especies, especialmente la tuya."

- "¿¡Qué qué!?"

Ugh, la humanidad… ¡Oh! Lo siento, supongo están confusos por todo lo anterior; No puedo culparlos, este predicamento no me lo esperaba, así que comencemos desde el principio.

Mi nombre es Aria Jaëgersturm, soy una Arachnoidea Sparassidae, mejor conocida como Arachne de piernas largas, aunque nosotras preferimos el término "Cazadoras".

Poseo un largo cabello rubio, complementado por 6 ojos rojo brillante y un exoesqueleto color marrón claro y líneas más oscuras que le dan un aspecto atigrado. La marca de nacimiento en mi abdomen es color rojo y tiene el patrón de una flama.

Como nuestras pequeñas parientes animales, el alcance de mis miembros inferiores me permite recorrer largas distancias a gran velocidad y escalar terreno vertical sin problema; No produzco tela alguna como las otras especies de arachnes, ya que nuestra rapidez y agudos sentidos son más que suficientes.

También poseemos un fuerte instinto de caza, el cual debo admitir, suele desbordarse en ocasiones y tratamos de perseguir nuevas presas aunque hayamos capturado una con anterioridad.

Con excepción de las especies grandes, mi tamaño me hace más alta y enorme que el resto de las arachnes, aunque mi figura es más delgada.

Esto nunca supuso problema en mi tierra natal, pero los humanos nunca planearon convivir con nosotras en sus ciudades y el reducido tamaño (desde mi punto de vista) de sus "comodidades" son… Bueno, poco cómodas.

Simplemente deber esperar transportes especiales para liminales es suficiente fastidio, ya que no hay muchos, así que mi primera decisión después de llegar a este país fue caminar a mi destino, después de todo soy veloz, no debo preocuparme por tráfico y tampoco contamino.

Parecía una buena idea al principio, pero los humanos aún no confían en una araña antropomorfa gigante paseándose sola por la ciudad a pesar de que poseo permiso de inmigrante, así que fui escoltada por un par de hombres de negro a la oficina de relaciones públicas liminal-humano más cercana. Ese era mi destino desde el principio, pero preferiría hacerlo por mí cuenta y no sentirme como prisionera, gracias.

Ahora deben estar pensando – "¿Por qué viniste a una ciudad humana en primer lugar?" – Y yo les contestaré que… sinceramente ni yo lo sé con exactitud.

Supongo deseaba experimentar algo nuevo después de meses en mi antiguo trabajo. Eso, o simplemente soy una idiota.

Oh, cierto, no he comentado sobre mi pasado, aunque no hay mucho que contar en sí.

Provengo de la aldea Weidmann, una de las tantas que existen en la isla austral-asiática de Sparassus, al sur de Japón.

La isla es cosmopolita en naturaleza y varias arachnes de diversas partes del mundo la han hecho su hogar, de ahí la gran diversidad en cultura. Mi familia emigró a la isla generaciones atrás y está entre las más antiguas.

Compartí mi infancia con varias especies diferentes de arachnes aunque mis preferidas solían ser las especies pequeñas ("Saltarinas"), me encantaban sus colores brillantes y la forma en que movían sus patitas en la misma dirección que sus brazos cuando apuntaban. También era sumamente divertido tratar de sorprenderlas y verlas saltar casi tres metros en el aire de la impresión.

Las arachnes comunes ("Tejedoras") nos presumían sus habilidades con la seda todo el tiempo, aunque eran muy adeptas en su trabajo y su tela es de la mejor calidad, debo admitir; Y, aunque algo escasas en nuestra comunidad, las especies grandes ("Tarántulas", eso son después de todo, aunque ellas prefieren el término "Peluditas") se destacaban en trabajos manuales, a pesar de que su temperamento era famoso por su volatilidad.

Dada la tradición casi militar en la cultura de Weidmann, mi trabajo al llegar a la adultez fue el cuerpo local de policía de Sparassus. Aunque los problemas de mi aldea no iban más allá de peleas caseras de pareja (Nunca le sean infieles a las especies grandes, una tarántula gigante celosa puede causar mucho, mucho dolor) y otros malentendidos cotidianos, el saber que era parte del orden social era prestigioso para nuestra familia.

Las cosas transcurrían de manera normal hasta que la existencia de los liminales fue revelada al mundo entero. Cuesta creer que los humanos estuvieran tan distraídos para nunca notarnos, pero así es el mundo.

Tampoco era que fuéramos completamente desconocidas, varios aventureros a lo largo de la historia habían contactado con nosotras, compartiendo conocimientos e incluso romance interespecies, la cultura germánica de mi familia siendo evidencia suficiente, así que tal revelación no fue tan reveladora que digamos.

Aunque es de esperar que a tales personas las catalogaran de locos en sus tierras natales al oírlos hablar de arañas parlantes y demás.

Tiempo después, la famosa "Acta de Intercambio Cultural Interespecies" vio la luz y las noticias de las ciudades humanas aceptando con brazos abiertos a sus nuevos vecinos inundaron mi aldea, muchas arachnes aburridas de la vida tan poco interesante se alistaron para viajar y experimentar algo nuevo.

Mi familia y yo no compartíamos tal punto de vista, Weidmann y Sparassus eran nuestro hogar y eso era más importante que cualquier nimiedad que los asentamientos del hombre pudieran ofrecer.

Eso era lo que me decía a mí misma, pero en el fondo también deseaba escapar de tanta cotidianidad. Es irónico, la vida en Weidmann era tan común que simplemente me parecía letárgica.

No era extraño que pensara de esa manera, desde niña las demás Cazadoras me consideraban introvertida y hasta rebelde para alguien proveniente de una familia cuya historia se basa en obediencia y honor absoluto. Era en cierto modo, la oveja negra.

Cuando los diplomáticos humanos contactaron a la gobernadora de Sparassus (¡Hey, la democracia viene de Grecia al igual que el mito de Arachne, quien es nuestra deidad principal, no actúen tan incrédulos!), prometieron techo, comida y oportunidad de grandes trabajos en las ciudades humanas; Naturalmente, las mujeres más viejas y leales decidieron ignorar tal ofrecimiento pero las jóvenes no pudieron resistir y pronto los barcos de transporte se llenaron de arañas buscando un futuro más atrayente.

Tal acontecimiento sucedió meses antes de que yo fuera adulta y para ese entonces no hubiera podido hacer nada si quisiera. Al llegar a la edad legal, decidí que el trabajo me quitaría las ganas de recorrer el mundo, en un último intento de convencerme de que mi actitud cambiaría.

Estaba equivocada.

Sabía que mi familia no me apoyaría, mi madre y abuela habían servido fielmente en la milicia de Sparassus y era natural que yo continuara la tradición.

Continué trabajando hasta que logré ahorrar lo suficiente para el viaje y, aunque traicionando los deseos de mi madre, me alisté en el programa como "estudiante de intercambio" y me embarqué en un transporte tan pronto estuviera disponible, dejando mi vida y mundo atrás.

Sé que actué por impulso, y no es que no aprecie mi nación, pero no tiene nada de malo en querer algo más, ¿cierto?

No traje mucho, aunque entre mis objetos de valor se halla una gorra militar negra con una araña dorada, el emblema de las fuerzas de Sparassus. Fue un regalo de mi madre cuando cumplí 8 años y siempre lo mantuve en buenas condiciones. En ese entonces era enorme para mi infante cabeza, y aún hoy la siento algo agrandada.

Mi abuela me contó que su belicoso estilo se basa en las costumbres de las arachnes que emigraron de tierras germanas y de donde provienen mis ancestros familiares. Eso también explica mi costumbre de usar expresiones en alemán, Das ist gut!

Mi ropa, consistente en una camisa blanca con un vestido negro también deja ver influencia militar a pesar de ser ropa común.

¿Lo ven? Les dije que no había mucho que contar, ahora retomemos la historia.

Arribé a Okayado, una mediana ciudad costera y la más cercana a mi isla. Mi aldea era desarrollada, pero incluso aunque no estuviera en la metrópolis más impresionante y bulliciosa de Japón, la vista de los enormes edificios y cantidad de anuncios que abarrotaban el panorama me robó el aliento. Lo más similar en mi tierra era su ciudad capital, Opistholium, y aún así causaba impacto.

Como dije antes, preferí caminar a mi destino para ahorrar tiempo, pero principalmente quería explorar este "nuevo mundo", por así decirlo.

Después de ser escoltada a la oficina de asuntos liminal-humano, me informaron que a pesar de poseer un permiso como inmigrante, aún debía obtener uno especial como aplicante para el programa de intercambio cultural.

Supuse no sería mucho problema esperar un poco más, solo unas cuantas preguntas y listo, ¿Cierto?

¡Ja! ¡Buena broma, Aria!

El encargado de organizar tal cosa era todo menos organizado.

Una enorme pila de papeles se posaba en su escritorio y junto a mí se encontraban una arpía, una melusina y lo que supongo era una especie de mujer demonio, todas impacientes ante el ineficiente trabajo del hombre al escritorio.

- "A este ritmo podría empollar un huevo de tanto estar sentada…" – Se quejó la arpía a mi izquierda. Era una mujer de largo cabello castaño complementado con rubio platino en el frente y unos ojos ávidos, alerta, mientras sus talones mostraban fuertes y agudas garras, denotándola como una arpía de presa, una cazadora. Su ropa era ligera, con diseños de lo que supuse eran de su tribu. Como toda ave de presa, su figura era más agraciada que las arpías normales.

- "¿Cuánto tiempo has estado esperando?" – Le pregunté, tratando de entablar conversación. Sé que su estirpe en particular es soberbia, pero supongo el que fuera una depredadora como yo me hizo sentir algo más de confianza.

- "Cuatro horas mínimo…" – Contestó sin apartar la vista del tipo.

- "Scheisse… Yo era guardia en mi tierra, así que conozco la frustración de esperar tanto…"

- "Estoy a pocos momentos de arrancarle las entrañas…" – Dijo con un muy poco sutil gruñido. No la culpo.

- "Te deportarían y tu viaje sería en vano."

- "Valdría la pena."

- "Es verdad. ¿Quieres ayuda?" – Conteste con algo de sinceridad, la ineficiencia es intolerable para una Cazadora, así que compartía el sentimiento de mi compañera.

Sin mover la cabeza, sus ojos me miraron y yo hice lo mismo, tras unos segundos una ligera sonrisa se formó en nuestros labios y soltamos una pequeña risa.

- "Nunca entendí estas costumbres humanas, es tan, restrictivo." – Habló en un tono más relajado.

- "Se que las arpías adoran la libertad, no sé como soportaste estar aquí sin salir volando… O desgarrar a este sujeto."

- "He estado pensándolo todo este tiempo. Otro minuto más aquí y deberán llamar a seguridad para detenerme."

- "Tomamos las armas, yo los distraigo en tierra mientras tú les atacas desde el cielo." – Dije con una sonrisa cómplice.

- "Primero juntamos rehenes."

- "Pedimos rescate y nos volvemos ricas"

- "¿Y cuando nos busquen como prófugas?"

- "Nos refugiamos en nuestras bases ultra-secretas."

- "¿Y cuando asedien nuestras bases?"

- "Soltamos nuestros tiburones voladores con rashos láser"

- "¿Y cuando los tiburones sean derrotados?"

- "Escapamos en nuestras naves espaciales."

- "¿Eres así todo el tiempo o solo hoy?"

- "Solo de lunes a sábado, los domingos no trabajo. Las arpías entran gratis. Come frutas y verduras."

- "…"

- "…"

Nos reímos a carcajadas como tontas, lo necesitábamos. La melusina y la demonio nos miraron como si fuéramos un par de locas. Incluso el hombre del escritorio se detuvo a mirar.

- "Soy Aria, arachne cazadora." – Dije ofreciendo mi mano.

- "Cetania, arpía de presa." – Contestó ofreciendo su ala.

- "Hablando en serio, debes tener una gran fuerza de voluntad para soportar tanta espera."

- "Vengo a ver a mi hermana y aparentemente no puedo visitarla sin un permiso."

- "Pudiste simplemente volar hacia su residencia."

- "Ignoro donde vive, decidí que sería menos problemático obtener información de esta manera y evitar más retrasos. Todo lo contrario."

- "Bueno, al menos tu razón es válida. Yo emigré para experimentar algo nuevo. Hermosa experiencia esta es."

- "Bienvenida al club de las decepciones."

- "Me sirve de escarmiento."

- "¿Era tu vida tan aburrida como para abandonarla con una excusa tan simple?"

- "Nah, solo soy estúpida. Ya extraño lo monótonamente cotidiano de mi hogar."

- "¿De dónde vienes, arañita?"

- "Sparassus, una isla al sur."

- "Ah, ¿esa isla con forma de araña? Volé por ahí en mi camino aquí, supuse que las arachnes la habitaban."

- "Eso es lo que comentan todas las arpías que suelen visitarla. Muchas no se quedan por miedo a ser devoradas."

- "¿Deberían tenerlo?"

- "Nein, nuestra dieta no incluye aves humanoides. Hacen mucho ruido al cocinarlas." – Respondí bromeando. No comemos arpías, por supuesto.

- "Las de corral son deliciosas."

- "Ja ja, ¿Hablas de sus huevos, cierto?" – Dije, aún en tono bromista.

Ella simplemente sonrió, mostrando sus afilados dientes y una mirada inquietante, haciendo que mi sonrisa se desvaneciera lentamente. Piensa en cosas bonitas, Aria, cosas bonitas.

- "Señorita Cetania, su permiso está listo." – Habló de repente aquel tipo, su mano mostraba una pequeña identificación con la foto de la chica.

- "¡Ya era hora!" – Dijo ella sin ocultar su enfado. Tomó la identificación con gran destreza a pesar de no tener manos.

- "Lamento el retraso, pero el trabajo es abrumador y cada día hay mas aplicantes y nuestro jefe no nos da descan..."

- "Ahórrame la historia de tu vida. Con esto ya puedo obtener información sobre mi hermana y buscarla sin problemas, ¿Cierto?" – Interrumpió ella, su tono desafiante.

- "C-Claro. Le recuerdo que trate con respeto a los trabajadores sociales, no deseamos malentendidos…"

- "¿Cuál malentendido?" – Respondió la chica mostrando los agudos dientes y haciendo lucir su plumaje más grande y amenazador.

- "N-ninguno, solo comentaba. P-por favor diríjase a la siguiente oficina y le darán t-toda la información que desee, señorita."

- "Bien. Y espero no tarden… Me está dando mucha hambre." – Dijo esto enfatizando lo último con una mirada intimidante, como un depredador a punto de caer sobre su presa.

- "¡No!... D-digo, n-no se preocupe, es una oficina muy eficiente… T-tenga buenos días…" – Contestó el hombre, claramente aterrado. Normalmente me reiría, pero aún no me quito esa tenebrosa sonrisa carnívora.

- "Bien, si eres la viva imagen de tu hermana, Cetania." – Habló una mujer en traje oscuro complementado con gafas de sol. Al contrario de los agentes que me escoltaron aquí, ella parecía de un rango más alto o al menos eso inspiraba su apariencia.

- "Oh… Si nos conocimos antes, lo olvidé…" – Mencionó Cetania.

- "De hecho no, pero conozco a tu hermana, Atseelia, ¿cierto?"

- "Correcto. Vine a visitarla. ¿Cómo sabe de ella?"

- "Soy su coordinadora, yo le busqué el hogar huésped en donde vive. Ven conmigo y le diré a uno de mis compañeros que te lleve a verla. ¿Te parece bien?"

- "¿Eh? Claro. Es un alivio ver a alguien que hace bien su trabajo. No como otros…" – Dijo esto último lanzando una mirada acusadora al ya intranquilo sujeto a su lado.

- "No te enfades con Takashi, es casi un novato. Ven, sígueme."

- "Como sea…"

- "Auf wiedersehen, Cetania. Buena suerte." – Me despedí.

- "Adios, arañita. Ven a visitarme algún día, prepararé pollo al estilo familiar." – Respondió saludando con su ala.

- "Llevaré la salsa, receta secreta de la abuela." – Contesté, tratando de disimular que sus comentarios sobre comer otras liminales todavía sonaban verdaderos.

La chica siguió a la mujer de traje y volví a sentarme. No pensé en hablar con las otras liminales a mi lado, la mujer demonio estaba ocupada con su teléfono y las melusinas son soberbias y reservadas por naturaleza, definitivamente no del tipo ideal para conversar.

El tiempo corría tan lento que a veces pensaba que estaba en mi contra, las mujeres a mi lado obtuvieron atención una hora después de Cetania, siendo mi turno otros treinta minutos después.

- "Usted debe ser la señorita Jaëgersturm, ¿cierto?" – Preguntó el hombre conocido como Takashi.

- "¡Jawohl!" – Dije, saludando a usanza militar instintivamente. Viejas costumbres de Weidmann nunca mueren.

- "Lamento la demora, usted debe comprender que en esta oficina estamos sobrecargados de trabajo."

- "Entiendo, entiendo. ¿Poco personal?"

- "Mas bien, poca motivación…" – El hizo gesto de acercarme – "Nuestro jefe es, digamos, algo avaro con nuestros pagos…" – Mencionó susurrando.

- "También en mi hogar. Muchos no trabajábamos para vivir; Vivíamos para trabajar."

- "Precisamente, además que la preparación es escasa y simplemente nos dan el puesto sin decirnos la carga que conlleva."

- "Debe ser agotador."

- "De hecho. Lo peor es que tengo poco tiempo para ver a mi familia; Mi esposa tuvo una bebé hace unas semanas y aún no la conozco."

Su expresión fue melancólica, y admito que en un instante la idea que tenía sobre el hombre frente a mí cambió casi por completo. Aún cuando somos especies diferentes de naciones diferentes, nuestros problemas y sentimientos son tan idénticos. El mundo es realmente pequeño.

- "Pero bueno…" – Dijo él, tratando de sonar menos triste – "Usted no es mi buzón de quejas personal, perdone el ponerme tan sentimental."

- "No hay problema."– Conteste con sinceridad.

- "Gracias. En cualquier caso, su permiso está completo. Deje lo inserto en la máquina enmicadora y quedará listo."

Dicho esto, Takashi metió el pedazo de papel en el aparato de plastificado y entregó mi nuevo permiso en mis manos. Un momento, ¿Es la foto o en verdad siempre luzco tan seria?

- "A nombre de la Oficina de Asuntos Liminal-Humano de Okayado, le doy la bienvenida, señorita Jaëgersturm." – Dijo él haciendo una reverencia.

- "Danke schön, Takashi. Felicidades por ser papá." – Contesté dándole la mano. El sonrió.

- "Gracias, de todo corazón."

- "Debería grabar esto, es perfecto para nuestro material publicitario." – Habló de repente la misma mujer con gafas de sol de antes.

- "Ah, agente Smith, solo le daba la correspondiente bienvenida a nuestra visitante." – Contestó nervioso el chico.

- "Pero es tan perfecto, tal dedicación al trabajo hará que te asciendan rápido."

- "Je, no bromee, agente."

- "No lo hago. Y gusto en conocerla, señorita..."

- "Jaëgersturm. Aria Jaëgersturm" - Respondí ofreciendo mi mano.

- "Bond, James Bo… Digo, Smith. Kuroko Smith." – Dijo, estrechando la mía. – "Sígame por favor, ahora buscaremos un buen hogar huésped para usted."

Procedimos a su oficina, que honestamente era algo simple para alguien quien vestía de manera tan formal; Un estante para libros, un ordenador, unas placas, banderas de la organización, una cafetera ya muy usada y demás cosas de poco interés.

- "¿Quieres un poco de café?" – Preguntó mientras se servía.

- "No gracias, no bebo."

- "Cierto, para ustedes el café es como el alcohol. Pero no hay problema conmigo, no le diré a nadie si deseas aceptar."

Junto a su escritorio posaba una foto de ella junto a un grupo de mujeres con los mismos trajes oscuros. Pude distinguir al menos dos no humanas; Una ogro y una cíclope.

Las otras dos eran una chica con puntadas (¿Estará herida?) y otra de piel oscura y largo cabello blanco. Ignoro si serán liminales también.

- "Ah, esas son mis compañeras de trabajo. Ahora están ocupadas con un asunto en otro lugar, quizás puedes conocerlas algún día." – Mencionó Smith mientras escribía algo en su ordenador con una mano, la otra sostenía su bebida.

- "Veo que dos de ellas son liminales."

- "De hecho las cuatro lo son."

- "Oh. Solo distingo a dos."

- "Si, Tionishia la ogro y Manako, nuestra linda cíclope, son bastante obvias, aunque esperaba que notaras que Zombina…" – Dijo apuntando a la imagen de la pelirroja – "…y Doppel no son muy comunes que digamos."

- "¿Zombina? Suena parecido a…"

- "Estás en lo correcto, ella es una zombie."

- "¿Una muerta viviente? ¿Realmente? Había oído de experimentos sobre ello, pero siempre creí que eran ficción, como las películas…"

- "¿No te parece algo irónico que lo mencione una mujer con el abdomen de una araña?"

- "Ah, cierto. Solo no esperaba que, usted sabe, los muertos caminantes fueran una posibilidad. Incluso para una arachne es algo difícil de creer."

- "Bueno, ahora sabes que es real. Aunque ella es difícilmente una muerta, si algo le sobra a Zombina, es vida."

- "Y Doppel es…"

- "Una doppelganger." – Respondió mientras se servía otra taza. Ella bebe rápido.

- "Ah, una imitadora. Sí, he leído sobre ellas. Nadie conoce su forma real y de donde proceden."

- "Te sorprendes por una zombie pero las habilidades de una doppelganger no te inmutan. No entiendo tu lógica, Aria." – Mencionó ella mientras hacía una mueca de incredulidad.

- "Cambiar de forma es más factible que regresar de la muerte, a mi parecer. Las arachnes cambiamos la piel de nuestro exoesqueleto varias veces, imagino que una doppelganger debe controlar alguna especie de metamorfosis o similar."

- "Interesante punto de vista. Aunque deberías ser un poco más abierta de mente, aún no sabemos que hay ahí afuera." – Dijo, regresando a su trabajo en la computadora.

- "¿Extraterrestres? ¿Pokemones?" – Bromeé.

- "Y Pokemones extraterrestres." – Respondió, ambas nos reímos del mal chiste.

- "En fin, me alegra el saber que al menos aquí los liminales son tan aceptados; Cuando llegué aquí, me sentí tan excluida por la forma en que las personas me miraban, una araña gigante debe ser increíblemente terrorífica para las personas."

- "Todos los liminales han pasado por lo mismo, Aria. Para eso estamos aquí, para asegurarnos que las tensiones entre humanos y liminales desaparezcan y evitar esta clase de problemas."

- "Eso espero." – Dije mostrando una pequeña mueca de simpatía. No es bonito ser la rara en un mundo ya extraño.

- "Y si por alguna razón no lográramos nuestro cometido, al menos habrás disfrutado el viaje."

Ugh, gracias por los ánimos.

- "De todas formas, ya introduje los datos de tu expediente en la computadora y pronto me debería llegar la aprobación y ubicación de lo que será tu nuevo hogar huésped."

- "¿T-Tan rápido? Solo escribí mis datos como lo pidieron cuando me apunté en el programa de intercambio. Esperaba al menos una entrevista."

- "No te preocupes, somos muy eficientes. Contamos con el apoyo de Google y Facebook para asegurar la experiencia adecuada para nuestros participantes." – Mencionó al servirse otra taza.

O más bien son increíblemente apáticos. Cada vez siento menos confianza en Smith. ¿Y cuanta cafeína planea ingerir?

- "Oh, ya tenemos resultados."

Smith se acercó a la pantalla y pareció leer detenidamente el mensaje en su monitor, asintió con seriedad un par de veces, como si la información fuera importante. Bueno, lo era para mí.

- "Ya veo, ya veo... Aria, te tengo dos noticias, una buena y la otra mala. ¿Cuál quieres saber primero?

- "¿Eh? La buena, supongo."

- "¡La buena es que me aumentarán el sueldo la próxima semana!" – Exclamó haciendo la señal de la victoria y sonriendo. Un "¡PLOP!" imaginario cruzó por mi mente en ese momento.

- "Wunderbar…" – Dije sarcásticamente - "¿Y la mala?"

- "¡No hay hogares disponibles en este momento, deberás regresar a tu tierra natal!" – Contestó ella, aún con la misma expresión.

- "…"

- "…"

- "¿¡QUE!?"


NOTAS DEL AUTOR: ¡Muchas gracias por leer!

Por favor, si les agradó o tienen sugerencias, dejen un review, su opinión es siempre bienvenida. Hay muchos detalles sobre la vida de Aria que puliré en los siguientes capítulos, no se preocupen si algunas cosas quedan no tan claras. Sin nada más que decir, me despido.

Auf wiedersehen!