Bueno, admito que robe el promt de un reto (reto: Noviembre de ridiculeces del foro Cannon Island, tengo el link del foro en mi perfil), la 12, "Please put me down, it's just a sprained ankle." / "Por favor, bájame. Es solo un tobillo esguinzado.", porque era demasiado apto para algo fluffy y no resistí, últimamente el Gruvia me llama —y quería redimir mi error en el drabble del otro reto donde olvide la tercera persona en el dialogo de Juvs—.

Ya saben la chachara del disclaimer, solo me pertenece el drabble y no gano nada con el. El titulo tampoco me pertenece, gracias Banana asesina de fics por eso.


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Sintió sus mejillas arder y dejó caer su cabeza, reposándola en el hombro del moreno. El tobillo ya no le dolía hacia un rato, pero él se había rehusado a dejarla caminar.

—Gray-sama —renegó por lo que sería la octava vez, alzando la cabeza—, debería bajar a Juvia.

—¿Por qué?

—Juvia pesa.

—No realmente.

La muchacha soltó un quejido descontento, resignada, acomodándose en la espalda de Fullbuster.

—Juvia no quiere ser una molestia…

Gray detuvo su andar en seco, y solo entonces ella noto que lo había dicho en voz alta. Había sido solo un murmullo, pero él la había escuchado.

—No eres una molestia —dijo, su tono dulce esfumándose en el aire, frío como el hielo que algunas veces lo había visto comer, casi brusco—. No vuelvas a decir eso.

Los brazos de ella se movieron, abrazándolo, y tras la sorpresa, una sonrisa acompaño el cálido sentimiento en su pecho.

—Juvia se lo agradece.

Una risita se le escapo cuando lo vio mirar hacia el costado opuesto, como si eso escondiese el rosa de sus mejillas antes de echar a andar nuevamente. El silencio fue todo lo que necesitaron durante un rato, pasando por las calles de Magnolia.

—Gray-sama —intento llamarle la atención tras girar en una calle, con un rumbo diferente al que ella pensaba, y la respuesta le llego sin necesidad de preguntar

—Vamos a casa —su casa, no la de Juvia—. No voy a dejarte sola en tu casa para que vuelvas a lastimarte.

Y esta vez fue su turno de reír del rojo en el rostro ajeno.