Era un día soleado, aunque, por la hora que era, el sol ya se estaba escondiendo. Aún se mantenía la luz del día, aunque esta fuera más débil de lo que había sido hace un par de horas.
Habían terminado mis clases por el día de hoy.
Quise llamar a mi novio, para saber cómo había estado su día y poder decirle lo mucho que lo extrañaba. Lo llame dos veces a su teléfono, pero este no contesto. No me extrañe, ya que seguramente estaría entrenando con sus compañeros.
Decidí ordenar algunos libros que habían desordenados en mi habitación y luego me acostaría a descansar.
Las chicas aún estaban en clases, a excepción de Stella y Bloom, quienes habían ido de compras a Magix.
Puse mis libros sobre la mesa, ordenándolos uno sobre el otro. En ese momento, golpes fuertes llamaron a la puerta de mi habitación, asustándome y haciendo caer la torre de libros que había formado segundos antes.
Me enfurecí.
- ¿Quién es? –pregunté abriendo la puerta.
- Musa, tenemos que hablar.
- Helio –dije sorprendida- ¿paso algo?
Me sorprendí al verlo tan desesperado por hablar conmigo. Una sensación de miedo recorrió mi cuerpo.
¿Le paso algo a Flora? –pregunté asustada.
- Es peor de lo que te imaginas –me dijo de forma seria- acompañame.
Corrimos por los pasillos de Alfea hasta que llegamos al patio, en donde estaba estacionada su moto. Helio se subió a la moto y me pasó un casco para que me subiera con él.
- ¿A dónde vamos? –dije con miedo.
No contesto. Simplemente espero que yo me subiera y partió a toda prisa.
Note que se dirigía al bosque, en dirección al lago.
Nos mantuvimos en silencio durante el viaje. La incertidumbre me estaba matando.
Finalmente, detuvo la moto en mitad del bosque. Me baje y lo mire extrañada, él se mantuvo en silencio y apunto hacia un camino.
Con miedo, seguí el camino que Helio me había indicado. Hasta que escuche voces.
Me quede quieta, intentando escuchar la conversación. Pero esta no siguió. Seguí caminando entre los árboles, intentando no hacer ruido.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, me asome a mirar a las dos personas que antes habían estado conversando.
Me quede con la boca abierta al ver la escena que frente a mí se desarrollaba.
Riven se estaba besando con una hechicera.
- Riven –grite sin pensar mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
La chica y mi novio se separaron rápidamente al escucharme.
- Musa –susurro Riven sorprendido.
Cuando quise dar pasos hacia atrás para irme del lugar, choque con Helio.
- Helio –dijo Riven sorprendido- ¿Tú la trajiste?
- Eres un asco –dije mirándolo con odio.
- Musa, por favor –dijo Riven acercándose a mí.
No aguante más las lágrimas y me abrace a Helio fuertemente. Este, me envolvió con sus brazos y acaricio mi espalda.
- Vámonos –me susurro dirigiéndome a la moto.
No escuche a Riven o a la chica decir algo, solo se escuchaba el viento mover los árboles suavemente.
- Aléjate de mí –escuche que gritaba Riven.
Me detuve en seco cuando escuche eso. Mire a Helio por unos segundos y este entendió que quería devolverme a ver qué pasaba.
Me oculte detrás de un árbol para ver que estaba pasando.
Vi a Riven gritándole a la hechicera, mientras esta lloraba e intentaba abrazarlo.
No quise seguir averiguando que pasaba, no quería volver a verlo.
Me subí a la moto, detrás de Helio.
- ¿Te llevo a Alfea? –me preguntó Helio.
Lo pensé por un momento.
- ¿Puedo ir contigo a Fontana Roja? –le pregunté algo tímida- no quiero llegar a Alfea y tener que hablar con las chicas. Prometo que no molestaré.
Helio sonrió.
- No hay problema.
Puso en marcha la moto y nos dirigimos a Fontana Roja.
Durante el camino, la imagen de Riven besándose con esa chica me daba vueltas en la cabeza.
Un par de veces, imagine que todo era un mal sueño y despertaría, pero por más que lo intente, no logre despertar. Era real.
Las lágrimas corrieron por mis ojos todo el camino.
Estaciono la moto en Fontana Roja y nos dirigimos a su habitación.
- ¿Está todo bien? –preguntó Brandon al verme con los ojos llenos de lágrimas.
Ninguno de los dos respondió, solo nos dirigimos a la habitación de Helio, en donde me senté en la orilla de su cama y este cerró la puerta para que nadie pudiera interrogarnos.
- Tal vez es mala idea que haya venido –le dije.
- No te preocupes –me dijo sentándose a mi lado- un poco de compañía no me hará mal, los chicos no se molestarán.
Sonreí.
- Tal vez no debí contarte –dijo Helio con tristeza.
- Está bien que lo hicieras –le dije- es lo correcto. ¿Puedo saber cómo lo has descubierto?
- He notado a Riven muy extraño estos últimos días –me respondió- dijo que iría a Magix hoy. El nunca falta a sus clases, así que, decidí seguirlo, y cuando llegue al lago, estaba la chica a la que viste, esperándolo.
Escuchar eso me dolió. Me quede en silencio.
- ¿Por qué me contaste? Se supone que Riven es tu amigo.
- Si, Riven es mi amigo –me dijo- incluso, podría decir que somos mejores amigos. Le tengo mucha confianza a Riven y sé que él la tiene conmigo. Pero, lo que él hizo no tiene nombre, es un mal para él porque estoy seguro de que te ama, así como tú lo amas a él.
Me quede en silencio. ¿Riven me amaba? Claro, y lo demostraba engañándome con otras chicas.
- ¿Sabes que Riven llegará a dormir verdad?
- Lo sé, pero no quiero pensarlo.
En ese momento, un portazo interrumpió nuestra conversación.
- ¿Dónde esta Helio? –se escuchó la voz de Riven.
- En su habitación –dijo Brandon- con Musa. ¿Puede alguien decirme que pasó?
- ¿Con Musa? –preguntó Riven enfadado.
Mire a Helio completamente nerviosa.
- Tranquila –me dijo tocándome el hombro- estoy aquí. Si no quieres hablar con él, no te dejare sola.
Sonreí.
Riven entro en la habitación. Estaba furioso.
- ¿Qué haces con mi novia? –le preguntó a Helio.
Nadie respondió.
- Quiero hablar con ella –dijo.
- Ella no quiere hablar contigo –dijo Helio.
- ¿Y tú quién eres? ¿Su novio? –preguntó Riven.
- ¿Y tú quién eres? –grite molesta- ¿El novio de esa hechicera?
Un silencio incómodo rodeó la habitación.
- Vete de aquí –dije rompiendo el silencio- no quiero verte.
Riven solo me miró fijamente, con ojos de súplica.
Las lágrimas corrieron por mi rostro nuevamente.
Riven se dio media vuelta y cerró la puerta detrás de él.
No pude contenerme más y caí de rodillas al suelo. El golpe fue fuerte, pero la herida que Riven había causado en mi era más dolorosa. Escondí mi rostro entre mis manos y deje que las lágrimas fluyeran, ya no podía ocultarlas, bastante había sido parecer dura con Riven.
Senti que Helio se arrodillaba a mi lado y me envolvía en un abrazo.
Perdí la noción del tiempo, no sé cuánto tiempo estuve llorando. Solo sentí que Helio me tomaba en brazos y me recostaba en su cama. Llore por un par de horas con Helio intentando tranquilizarme.
Finalmente, me quede dormida.
