El potterverso pertenece a Rowling.
Y bueno, este fic está dedicado a lunitadiciembre, porque le gusta este OC y sin ella no me habría animado a escribirlo.
Alain llegaba triste del colegio cada día.
Salía de clase con sus ojos azules brillando por culpa de las lágrimas y con los labios formando un puchero.
Se acercaba a ti nada más verte y te abrazaba. Tú correspondías, porque era tu deber como hermana mayor cuidarle, y porque no querías verle triste.
Y cuando se soltaba de tu abrazo te pedía por favor que no se lo contases a papá y a mamá. Y, como no, tú le hacías caso, porque no querías que ellos estuviesen tristes también.
Ni tampoco querías que esos niños muggles hicieran daño a Alain.
O-o-O
Pese a todo les diste otra oportunidad.
Porque te lo pedía a gritos. Por su cara cubierta por esa galaxia de pecas, por sus ojos grises y su sonrisa pícara. Porque se lo merecía. O al menos eso creías.
Pero él era mayor y una adolescente de quince años es fácil de engañar, además te tenía tan encandilada que eras como una simple y manejable marioneta.
Estabas tan ciega…
Y é parecía tan perfecto. Era palabras bonitas y risas aseguradas, era halagos que te hacían enrojecer y susurros que te dejaban con una sonrisa tonta durante horas. Era perfección, era un sueño.
Y más allá del sueño tan solo eras un juguete, algo que le entretuvo durante y tiempo y que después tiró al suelo. Una pieza completamente manejable que no era consciente de serlo. Te cambió, como si fueras un cromo, por una chica más mayor y con más diversión que darle.
Todo se desmoronó de repente y entre los múltiples pedazos pudiste ver la mentira. Su mentira.
El engaño de ese maldito muggle.
O-o-O
Ya no hubo más oportunidades.
Tan solo una nota que cayó demasiado cerca de tu pupitre, quizá por casualidad, o puede que intencionadamente. Solo la curiosidad que te llevó a acudir a la cita en la biblioteca a altas horas de la noche.
Solo eráis un puñado de adolescentes con un plan que os venía grande. Pero había tiempo de sobra para encontrar medios y ponerlo en práctica.
Además erais más listos de lo que parecíais. Sabíais guardar las apariencias, sabíais cuando debíais hablar y cuando no. Lo teníais todo, inteligencia, coordinación, esfuerzo y ganas; por eso no os rendisteis.
Por eso todavía sigue en marcha.
Aunque de vez en cuando aún te preguntas si estás haciendo lo correcto; imaginas lo que dirían tus padres si llegasen a enterarse. Y entonces te entra el pánico.
Porque todo tiene que ser perfecto, os tiene que salir bien. Si ganáis acabarán por reconocer vuestro mérito. Si ganáis por fin habrá justicia.
Pero si ganáis es posible que tu familia reniegue de ti. Una serpiente criada entre leones, todos demasiado correctos y valientes. Tú eres diferente a ellos, pero aun así les quieres.
Y tienes miedo de que te rechacen.
