Pareja: PruUk. Arthur Kirkland / Gilbert Beilschmidt.

Datos históricos relevantes: Me baso en la disolución de Prusia por decisión de los Aliados (1947). Y su mencionada alianza se refiere a la Guerra de los Siete Años (1756 – 1763).

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, sino a Himaruya.

Sin más que agregar, adelante.


Un simple aprecio iniciado junto a su alianza,

Pasó a ser admiración nacida en el campo de batalla,

Y amor concebido con la victoria.

¿Cuándo es que había comenzado exactamente todo?

¿Noviembre de 1757…?

Las fechas poco importaban en ese momento.

¿Septiembre de 1759…?

Lo único que llenaba su mente era esa visión frente a si. Esa que jamás imaginó, pero que por las crueles y dolorosamente ineludibles vueltas del destino ahora temía más de lo que podía controlar.

¿Cómo podía ser que luego de casi dos siglos después, debiera tomar semejante decisión y separar tan brutalmente el pragmatismo de sus sentimientos?

20 de mayo de 1947, el fatídico día en que esa difícil pero apasionada relación en las sombras llegó, forzadamente, a su fin.

El día en que un cuerpo inerte de opacados cabellos plateados anunciaba el trágico desenlace que adoptarían todas esas cómplices sonrisas… Porque lo sabe bien, sabe que jamás volverá a contemplar esas brillantes sonrisas que conseguían volver a la vida fragmentos de su alma herida.

"Gilbert…"

Su rostro durmiente, como si en cualquier momento un gemido pudiese escapar de sus labios, y recuperar así el aliento, y abrir así sus ojos. Sus ojos que puede jurar, en esos últimos segundos de consciencia, perdieron ese resplandor audaz, vivaz, y carmesí...

¿Es que acaso se había rendido? ¿El dolor era tanto, que decidió escapar de él, huir de él... dejándolo de esa forma, solo, y desamparado?

"Por favor, despierta... Dime alguna de tus bobadas, recuérdame lo asombroso que eres, dime lo que sea… pero dime que sigues vivo…"

Palabras quebradas y a cada segundo más carentes de convicción. Rogarle es una fantasía sin sentido, un sueño sin final, una esperanza rota.

"Abre los ojos, Gilbert... ábrelos y mírame, al menos una última vez..."

Tan rota como su corazón, como sus palabras que escapan cada vez más furiosas y ahogadas de su garganta, anudadas en un agarre que se va intensificando a medida que los sollozos sacuden sin piedad sus hombros.

Y es que la imagen ante si es tan irreal, y a la vez, tan duramente, crudamente... y tan cruelmente real...

¿Volverían a compartir sueños de eternidad…?