Prologo.

La batalla final se había librado, habiendo muchas muertes en ambos bandos. Tal vez lo que más sorprendió a las personas fue la muerte de Harry Potter, y su consecuente regreso a la vida pasados cinco minutos para después matar a los mortífagos y a Voldemort en un despliegue de magia increíble. Lo cierto es que incluso después de varios días las personas aun no podían creer que finalmente la guerra hubiera acabado de una vez por todas. Sin embargo había personas que no estaban tan contentas con el resultado. Una de ellas era el ministro de magia, ya que ¿Cómo era posible dejar a alguien tan poderoso como Harry Potter con vida? Otro de ellos era Dumbledore, al parecer el viejo loco jamás se murió sino que simplemente fingió su muerte, eso no quería decir que la varita de sauco no le perteneciera a Harry. Debido a su ascendencia él era el heredero legítimo de las reliquias de la muerte por parte de su padre.

Y así después de tantos peligros, aventuras y mas penurias nuestro héroe se encontraba en la mansión Malfoy junto con uno de sus mejores amigos: Blaise Zabini. Durante la guerra pueden ocurrir muchas cosas y eso incluyo la trágica traición de una Hermione Granger. Al parecer ella fue la que más manipulada aparte de Neville y Harry, ya que Dumbledore hizo como quiso la mente de Hermione hasta que lo único que quedo fue una marioneta con mucha culpa. Al final Hermione acepto una misión suicida para salvar a Harry de las maquinaciones del viejo director. No solo brindándole su libertad sino también su herencia y su vida.

Puede que eso no quitara todo lo malo que había hecho Hermione, pero al menos era un comienzo.─ pensaba Blaise sin ningún tipo de remordimiento. Hermione había lastimado mucho a Harry y si algo no soportaba Blaise era ver a Harry llorar.

-Al menos hizo algo bien.─ murmuro Blaise mirando a Harry fijamente mientras que el platicaba con un muy animado Draco.

Ellos hicieron las paces después de lo de Hermione, lo cual coincidio cuando salió a la luz que los Weasley no eran lo que parecían ser. Al menos la madre y la hija menor. Ron se volvió loco después del incidente y aunque no culpo a Harry si culpo al viejo director. Así que ahora se encontraba en siendo vigilado todas las horas del día…para su protección claro está.

-Ya sé que lo odias Draco, pero era mi amigo antes de que se volviera loco y su madre lo condenara al loquero. Se lo debo a él. Así que con o sin tu ayuda lo sacare de ahí y lo llevare a Francia donde puede estar sano y salvo de las maquinaciones de ese viejo loco y su desquiciada madre.─ Comento un Harry muy apasionado

-¿Y qué harás tu cuando te quieran atrapar? Sabes que solo es cuestión de tiempo antes de que te metan a Askaban, o te metan al departamento de Misterios como experimento.

-Estaba pensando, dejamos a Ron en Francia y nosotros nos escapamos en donde no nos puedan encontrar. He estado investigando y en Japón hay una escuela para la elite.─ Al ver la cara de incredulidad en su audiencia Harry explico más a fondo─ Muggle elite. Nadie creerá que nosotros nos fuimos a juntar con muggles. Especialmente no ustedes dos. Estaremos a salvo entre un montón de niños y niñas ricos que no saben nada del mundo. Y con los muggles es fácil que los ricos se vuelvan excéntricos, por lo que nadie sospechara nada.

Hubo un silencio sepulcral mientras que Blaise y Draco miraban todos los ángulos posibles de esa solución. Si era verdad que no les gustaba estar entre muggles. Ambos sabían que no se podían quedar en Inglaterra sin sufrir las consecuencias. Y quien sufriría más seria Harry.

-Si aceptamos esto, lo haremos bajo nuestras condiciones Harry.─ Empezó Draco a explicarle a Harry.

-¿Eso qué quiere decir?─ pregunto Harry sabiendo que no podría pelear con sus amigos. Ellos sabían más de política que él. Y también sabía que lo protegerían con todo lo que tenían.

-No viviremos en un departamento o en una casita. Somos Lords de antiguas y muy respetadas casas. Somos de la nobleza. Sería contraproducente si lo hiciéramos─ explico Blaise sabiendo la aberración que tenia Harry por llamar la atención.

-Tendremos que tener choferes y coches para que nos trasportemos como ellos. Tendremos que camuflarnos─ siguió Draco sorprendiendo a Harry─ ¿Qué? Se de lo que hablo, mi padre no le habrá gustado eso, pero sabía lo necesario para camuflarse con ellos y escapar si era necesario.

-También tendremos que cambiar tu nombre, Harry no es más que un diminutivo y no algo que alguien de noble casta le pondría a sus hijos.

Por más que Harry quiso repelar, sabía la verdad. Y la verdad era que Harry no era su verdadero nombre. Sino algo que había sido apropiado para el "niño que vivió". Muy probablemente ni siquiera era su nombre verdadero, pero eso no lo sabría hasta que no fuera a Gringotts.

Así que con un plan más o menos trazado decidieron contactar a los hermanos de Ron. Nadie podría saber que estaban detrás del "secuestro" de Ron. Con eso en mente le mandaron una carta a Bill. El cual les respondió por Floo al día siguiente.

-Déjenme entender, van a sacar a Ron del manicomio en que lo tiene mi madre y Dumbledore─ comento Bill como comentando el clima.

-Si, y necesitamos tu ayuda─ respondió Harry con un poco de aprehensión. No sabía como un Weasley reaccionaria ante una rebelión como esta.

-Ok, le daré un portkey en mi próxima visita que le haga. ¿Dónde será el destino?─ pregunto un pensativo Bill Weasley.

-El banco de Gringotts en Francia.─ fue la rápida respuesta por parte de todos los que estaban en la sala.

-Te avisare como salió la rebelión Harry, y cuídate.─ fue lo único que respondió Bill después de desaparecer entre las llamas.

-Eso…fue raro─ comento Harry

-Mucho, ahora ven acá pequeño muerte. Es hora de desaparecer a Francia.─ dijo Blaise ofreciendo confort a Harry, una vez que Harry estuvo en sus brazos lo guio hasta su cuarto.

-Ok─ contesto un dócil Harry dejándose guiar por su más alto y fuerte amigo.

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Bill fue guiado por los pasillos de por un medimago muy apresurado. Lo que nadie se percato fue que Bill tenia uno de los inventos de los gemelos. El cual le permitía espiar en cualquier lugar, con o sin encantamientos para prevenir tales cosas. Lo que aprendió una vez cerca del cuarto de su hermano pequeño le asqueo tanto como le causo temor por Harry.

-Es una lástima que Ginerva no se case con Harry. Una vez casados y con ella cargando al heredero de la fortuna Potter sería muy fácil organizar una muerte y que tu familia se quedara con la herencia.─ comento Dumbledore como si matar a sus ex alumnos fuera algo que se hace cada fin de semana.

-Lo sé Director, y más por mi pobre Ron. Es una lástima que él haya creído las mentiras de ese niño. Si no fuera por Harry mi pequeño no estaría aquí.─ comento una muy afligida Molly Weasley.

-Bueno, no importa dentro de algunos días la fortuna de Harry pasara a nuestras manos con ayuda del ministro de magia. Harry será encarcelado, sus amigos procesados y Ron será libre para hacer con su vida lo que desee. Como Hermione.─ fue la respuesta del anciano Director de la más prestigiosa escuela de Magia en Inglaterra, olvidando convenientemente el hecho de que Hermione estaba muerta y Ron estaba practicamente catatónico, provocado muy probablemente por un trauma severo.

Pero esos eran hechos que no le importaban al viejo mago. Siempre y cuando el obtuviera su cometido todas sus piezas de ajedrez podían estar rotas o muertas. Eso le tenía sin cuidado.

Bill, haciendo uso de los hechizos y encantamientos que los goblins le confiaron, se oculto de la vista y percepción mágica de todo aquel que se cruzara en su camino. Una vez que estuvo claro que nadie lo iba a atrapar se escabullo al cuarto de su hermano, dejo el portkey y lo activo. Para después escabullirse y encontrarse a su madre camino al cuarto de Ron. No sin antes encargarse del medimago que lo condujo hasta ahí. Nadie podía saber lo que se tramaba. En especial no ese viejo decrepito que jugaba con las vidas de todos ellos.

En el transcurso del día él también desaparecería de Inglaterra, junto con su esposa y los hermanos que aún le quedaban. No era sabido por nadie, pero Harry revivió a varias personas el día de la última batalla. Severus Snape, y Fred fueron unos de ellos. Dios sabe que hubiera revivido también a Tonks y a Remus pero ellos no querían ser revividos. Ni por su hijo, ni por nadie más. Estaban felices con todos los demás muertos. Así que Andromeda y Teddy fueron los primeros en desaparecer de las garras del viejo Director. Muy pronto les seguirían familias enteras y todo gracias a la codicia de sus representantes. Pero eso no era importante ahora. Lo importante era interceptar a su madre y al director antes que el portkey fuera registrado para tener una coartada. Y así lo hizo.

En cuanto las protecciones del hospital registraron un portkey Bill ya había entablado conversación son su madre y Dumbledore.

-Disculpe director, pero se ha registrado un portkey en la habitación 233. Habitación en la cual se encuentra Ronald Weasley.─ dijo fríamente un medimago. Era obvio que no era fan de Dumbledore, pero estaba haciendo su trabajo.

-Gracias, mi niño─ fue la respuesta condescendiente que le envió Dumbledore antes de salir corriendo a la habitación, seguido por una desesperada Molly y un Bill que no quería terminar en interrogación

Después de varias vueltas, gritos y demás peripecias, llegaron al cuarto donde antes estaba Ron. Lo único que encontraron fue un cuarto con paredes y pisos acolchonados de un blanco enceguecedor la cual contenía una cama, dos mesas y una ventana, pero nada que diera evidencia a donde había sido transportado el menor de los Weasley. Y como Bill estaba con ellos nadie sabía a quien dirigir las preguntas. Es más Bill actuó su papel tan bien que hasta se lo creyó el mismo.

Horas más tarde Bill junto con su familia desaparecieron de Inglaterra. No sin antes decirle a su madre que los goblins lo solicitaban en Egipto para una excavación a gran escala y que antes pasarían a Francia a visitar a la familia de su esposa. Eso disgusto en sobremanera a Molly que aun odiaba a esa Vella con todo su ser. Sin embargo no era algo que podía evitar. Ya todo estaba bien en Inglaterra por lo que no había razón por la cual su hijo se quedara. Charlie desde hace meses ya andaba en Rumania. A su adorado Percy le habían ofrecido un puesto muy bueno en Paris en el ministerio de Magia y George estaba de luto por su gemelo en sabe Dios donde. Su familia se estaba desmoronando. Y culpaba a Harry de todo eso.

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Draco, Blaise y Harry habían viajado en un jet privado hacia Paris, Francia la noche anterior. Ahora se encontraban en una de las mansiones que les pertenecía a los Malfoy. Después de la guerra, su padre y su madre decidieron que debían regresarle algo a la comunidad y si con eso su buen nombre era reivindicado, que mejor. Claro está que eso le dejaba a Draco más libertades, pero también decidieron que era hora de que aprendiera lo que significaba ser el heredero de la fortuna Malfoy. Es por eso que Draco no tuvo problemas al convencer a sus padres de dejarlo inscribir en una de las escuelas elite en el planeta. Si bien estaba lleno de Muggles también tenía una que otra familia mágica y muy buenos contactos. Seria buen lugar para expandir sus horizontes. Además estaban con él dos herederos de familias prominentes y poderosas. No podía estar en mejores manos.

Por su parte, la madre de Blaise estaba en la búsqueda del esposo número ocho y Blaise siempre tuvo libertad sobre su futuro. Conjuntado con un ultimátum por parte de Blaise y el era libre de hacer lo que le plazca con quien le pazca. Ah, la libertad.

Así que sin más los tres herederos de casi la mitad del mundo mágico estaban juntos y se disponían a averiguar la verdad sobre la familia de Harry. Su nombre y sus bóvedas. Todo. En alguna parte de Inglaterra Dumbledore estaba temblando en sus bizarras ropas.

Gringotts se alzaba imponente en mármol, su usual advertencia en la pared de enfrente y en varias partes de adentro. Al entrar los goblins miraban con desdén a todo aquel que se dignara en dirigirles la palabra. Pero ese día algo cambiaria. Sangre impregnaría el lugar. Y ellos lo podían oler desde el momento en que tres figuras muy distintas entraron al precinto.

La primera alta, con piel de color bronce, ojos azul cielo, pelo negro como la obsidiana, y un humor tan filoso como la misma. Facciones nobles, hombros fuertes, espalda ancha. Sus 1.90 enmarcados en finas ropas de colores oscuros y zapatos caros. La segunda, un joven un poco más bajo que el primero, piel blanca como el mármol, pelo rubio platinado, ojos como plata liquida, fríos como el hielo. Facciones igualmente nobles y hermosas ocultaban una disposición fría y calculadora para todos menos amigos, con una altura de 1.85 estaba vestido de las más finas ropas que el dinero podría comprar. Pantalones de cuero negro realzaban su figura, botas de piel de dragón adornaban sus pies, camisa azul hielo con una gabardina negra que ondulaba dramáticamente a su alrededor con cada paso que tomaba. El último de los tres era el más frágil, pero no por eso el menos hermoso. Ojos del color de las esmeraldas escondidas detrás de gafas, piel blanca como la nieve, labios rojos como la sangre, pelo negro como el cielo a media noche. Y no era Balncanieves. Sus ropas eran menos ostentosas que sus otros dos compañeros pero eso era porque eran las ropas de su obeso "primo". Media 1.60, apenas. Se podía notar que estaba malnutrido, maltratado y por la extraña cicatriz en forma de rayo todos sabían quién era.

Sin más pompa se aceraron a un goblin y con voz fría Blaise pidió una habitación con todas las protecciones que podían proporcionar, al gerente del banco y a los responsables de la fortuna Black y Potter y los quería para ayer. También a alguien que revisara a Harry porque estaba seguro que ese viejo decrepito le había hecho algo a su amigo.

Es como si hubiera dicho palabras mágicas, ya que después de eso Harry fue guiado hacia una sección del banco donde después de varias vueltas se encontró con la versión del hospital de los goblins. O al menos eso es lo que quería pensar. Una orden más tarde estaba desvestido con un montón de goblins escaneándolo con magia y sin ella. Lo que parecieron horas para Harry fueron minutos. Pero no imagino los gritos de horror y furia que después se convertirían en sus gritos cuando empezaron a cantar y meterle pociones hasta por donde no. Y finalmente para Harry, la vendita inconsciencia.

Mientras esto le estaba pasando a Harry, Draco y Blaise eran dirigidos hacia una sala en donde tuvieron que sangrar, más la sangre de Harry, más runas mágicas y piedras de poder. Cuando finalmente todas las protecciones estuvieron listas, salieron los goblins con varias carpetas todas rellenas de las transacciones hechas en los últimos años por todo aquel que tuviera la llave de las bóvedas o un papel firmado por Harry. Cuando el gerente de ese banco estuvo sentado, que casualmente era el príncipe de la nación goblin, más los encargados de la fortuna Black y Potter. Ambos goblins bastante enojados. Empezaron los procedimientos para ver todas las incongruencias. Basta decir que mientras más avanzaban más se ponían a la defensiva ambos goblins. Hasta que las runas se activaron y los dos no pudieron decir otra cosa que no fuera la verdad. La más triste verdad. Dumbledore se estaba apoderando de todos los artefactos, propiedades, y dinero de los Black y Potter con ayuda de ciertos goblins. Cuando el reporte del daño causado al salvador del mundo mágico llego, el príncipe ordeno la ejecución de todo aquel que sabía- por lo menos a los de su raza- de la negligencia hacia un niño inocente. Basta decir que ese día la sangre corrió. Draco y Blaise estaban agradecidos que su amigo y hermano estuviera inconsciente para eso.

-Lo lamento mucho, pero debido a recientes descubrimientos debemos estar seguros que ustedes dos no actuaran en contra de mi cliente y lo que es beneficioso para el.─ les reclamo Thunderclaw a Draco y a Blaise.

-Yo Blaise Sergeit Zabini juro por mi magia y mi vida que jamás haría algo para dañar física, mental, psicológica, o financieramente a Harrison James Potter-Black. Que así sea─ juro Blaise sin siquiera mirar a Draco para confirmación alguna, sin vacilación o duda.

-Yo Draconis Abraxas Malfoy juro por mi magia y mi vida que jamás haría algo para dañar física, mental, psicológica, o financieramente a Harrison James Potter-Black. Que así sea─ juro Draco después de Blaise. No era necesario que mirara a Blaise después de todo los Malfoy y Zabini eran iguales en cuanto a lealtad se refería.

Una vez hechos los juramentos una luz los rodeo y como no cayeron muertos y, gracias a que llamaron hacia si los reportes de la salud de Harry, tampoco perdieron su magia pudo proseguir sin más miramientos.

-Señores ¿qué es lo que desean hacer contra estas personas?─ pregunto Thunderclaw refiriéndose a la larga lista que se había tomado provecho del corazón de Harry.

-Arruinarlos─ fue la simple respuesta de Draco.

-Hacerles desear jamás haber nacido y hacerles rogar por una muerte que llegara muy lentamente─ continuo Blaise sus ojos brillando malévolamente.

Al escuchar esto el príncipe goblin solo pudo sonreír. Y las sonrisas de los goblins nunca son buenas. Al menos para las personas a las cuales van a hacer la vida imposible.

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Se tuvieron que quedar más tiempo en Gringotts gracias a que Harry aun no salía de su coma. En realidad lo tuvieron que poner en coma para que pudiera sanar de toda la desnutrición, huesos rotos, bloqueo de capacidad mágica, y demás cosas que tenía en su pequeño cuerpo. Nunca crecería más de 1.65 que era lo más que lo pudieron hacerle crecer con pociones y magia. Pero era mejor de lo que estaba antes. Ya no necesitara lentes, debido a que eso fue un efecto secundario de toda la magia de Dumbledore, ya sin ella podía volver a ver y mejor que antes.

Sus huesos fueron desapareciendo poco a poco y volviendo a crecer y sus cicatrices desaparecieron gracias a que él quería que desaparecieran. No quería volver a tener los recuerdos de su estancia con los Dursley. Las únicas que no desaparecieron fueron las de la guerra, esas las portaría con honor y gracia. Para recordarse a sí mismo en lo que no debía de convertirse. Su recuperación parece fácil pero no lo fue, Draco y Blaise se quedaron a resguardo de Gringotts mientras todo el mundo los buscaba por más de dos meses. Todo fue recuperado, las protecciones cambiadas, y la seguridad de las bóvedas incrementada. Lo cual despertó la ira en casi todo mundo que se estaba beneficiando a costa de Harry. Abogados fueron llamados, demandas ganadas, y la fama y prestigio de Dumbledore fue puesta a prueba cada vez mas. Draco y Blaise estaban detrás de su sangre.

Desgraciadamente no podían mover a Harry, aun estaba frágil. Así que sin poder hacer gran cosa empezaron el papeleo que se necesitaba para mudarse a Japón y entrar los tres a Ouran. Los tres entrarían a 2-A por sus edades al igual que por su dinero. Nadie sabía esto pero los tres eran prodigios en cuanto a magia se refería. Harry más que Draco y Blaise. En realidad ellos dos estaban impactados como es que Harry pudo sobresalir como lo hizo con tantos bloques en su mente y magia, con una amiga como Hermione y alguien como Ron junto con las constantes aventuras en las que era forzado y por si fuera poco tener a un loco en tu cabeza. El respeto que le tenían acababa de subir…y bastante.

Empezando la marca de los tres meses y cuando ambos amigos empezaban a perder esperanza Harry despertó. Sin embargo su recuperación tardo tiempo. No fue como en las películas que se paraba inmediatamente, tardo tiempo en recordar lo que había pasado y aun así no le comentaron lo que descubrieron. No querían abrumarlo. Aunque sabían que no le podían ocultar la verdad, decidieron que sería mejor el que Harry descubriera la verdad en forma del papeleo que tendría que hacer para finalmente largarse a Japón.

Después de semanas de entrenamiento, de maldiciones, lagrimas, desesperación por parte de Harry. Y lágrimas, juramentos de venganza y apoyo por parte de Blaise y Draco. Harry finalmente podía caminar un poco y estaba en condiciones de checar todo el papeleo con Thunderclaw.

-¿Todo esto es lo que paso?─ pregunto un muy aturdido Harry, que la única razón por la cual no había hecho explotar algo era por que tomaba pociones para mantenerse calmado como parte de su terapia. Después de todo no serviría nada si lo perdían gracias a presión elevada.

-Hay más Thanatos─ respondió Blaise usando el apodo que le había dando a Harry en la guerra.

Harry solo pudo tragar saliva, tomar aire, centrarse y develar los papeles que revelaban todas las maquinaciones que Dumbledore y las personas más cercanas a él habían planeado con su vida, y la de sus amigos. Solo esperaba que Neville hubiera escapado a tiempo. Ya cuando fuera prudente le enviaría una carta para cerciorarse que lo hubieran tratado para cualquier bloque.

Después de horas de revelaciones, una hora para asimilar todo mientras tomaban un receso, más papeleo y firmas Harry termino con una mano acalambrada y con mucho sueño. Aun no se recuperaba por completo.

-Una cosa más antes de que se vaya a dormir Lord Potter-Black─ comento Thunderclaw sacando una poción color plata.

-¿Qué es eso?─ pregunto Harry entre bostezos.

-Esto nos dirá su herencia, y su verdadero nombre, solo una gota de sangre si es tan amable─ contesto el príncipe goblin al adorable mago.

Harry sobándose los ojos para intentar quitarse el sueño con una mano y con ayuda de Blaise con la otra dejo caer una gota de sangre a la poción gracias a la daga ceremonial.

Una vez hecho eso, remojaron el papel con la poción y después de unos cuantos minutos la verdad estaba ante sus ojos.

Harri Thanatos Peverell-Black.

Heredero de la fortuna Potter por sangre.

Heredero de la fortuna Peverell por sangre.

Heredero de la fortuna Black por magia.

Heredero de la fortuna de Slytherin por conquista.

Heredero de la fortuna Gryfindor por sangre.

Heredero de la fortuna Prince por sangre.

Madre: Lilith Potter-Prince (Muerta).

Padre: James Charlus Potter (Muerto).

Padre: Severus Tobias Snape-Prince.

Padrino: Sirius Orión Black (Muerto).

Madrina: Narcisa Malfoy.

Abuelo paterno: Charlus Harold Potter (Muerto).

Abuela paterna: Dorea Black (Muerta).

Abuelo materno: Gellert Grindelwald (Muerto).

Abuela materna: Desconocida (Desaparecida).

Abuela paterna: Madame Prince (Muerta).

Abuelo paterno: Tobias Snape (Muerto).

Ante tales revelaciones todos se quedaron con la boca abierta, al arecer su madre nunca fue una Evans, jamás debió de quedarse con los Dursley. Una cosa era saberlo otra era la confirmación en papel y magia, pero dolía…dolía mucho. Sin embargo y a pesar del dolor había preguntas que debían de ser respondidas.

-¿Qué no soy un Potter? ¿Porqué mi apellido es Peverell?─pregunto un muy perplejo Harry.

-Al parecer usted tiene lo que se necesita para reclamar el nombre Peverell, escrito en el testamento de Ignotus.

A Harry se le pusieron los ojos como platos, sabía a qué se refería. Pero había destrozado la varita…o al menos eso creía. Y había abandonado la piedra en el bosque prohibido. No podía ser el Maestro de la muerte ¿O sí?

Como respondiendo una plegaría, apareció Fawkes. En una garra la varita de sauco en la otra un basilisco bebe ciego, naturalmente, y en su cola la piedra de resurrección. Las tres reliquias de la muerte estaban juntas otra vez, bajo un mismo amo. Harri Thanatos Potter.

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Perdón por todo lo que les he hecho pasar y por no actualizar cuando debía. Ha habido cosas en mi vida que me lo prohíben. Sufro de epilepsia. Y a veces se me olvida tomar mis medicinas. Lo que ocurre es que no me conecto con el mundo. No voy a la escuela y hay veces que me deprimo tanto que nada me puede sacar del hoyo xD.

Sé que debo de actualizar mis otras historias y lo hare…lo juro, pero no ahora. Esta historia la tengo desde hace años y apenas acabo el primer capítulo. Si es muy apurado el ritmo lo siento, es la única razón por la cual pude explicar tanto en tan pocas páginas. Empiezo a creer que necesito un beta. Así que si alguien se ofrece lo agradeceré muuucho.

Como sea, este será un Mori/Harri…y creo que tmb incluiré a Kyouya…pero solo porque amo al maldito desgraciado xD. Si no les gusta la pareja entonces dejen de leer no les están apuntando con un arma…espero. Flames no son bienvenidas, ideas por supuesto que sí.

Respecto al nombre, se supone que el nombre de Harry es Harold que quiere decir "líder de la armada" Thanatos quiere decir"muerte" y es el dios de la muerte. Siendo Harry el maestro de la muerte….pues…"líder de la armada de la muerte". Suena un tanto pretencioso. Pero conquisto a la muerte, nada es más pretencioso que eso.

Peticiones, tomatazos, amenazas de muerte ya sabes manden un review y ya veré que hago con ellos.

Sayonara.

Evegner.