Hola a todos! Primero que nada gracias por parar a leer este fanfic, estoy muy emocionada con él, hace muchísimo tiempo que no escribía uno.

Naruto pertenece a Masashi Kishimoto

1.- Refrescante

La gran guerra por fin había terminado, y por el momento la paz reinaba en Konoha. Todo había vuelto a funcionar de la misma manera en que lo hacía antes. Los niños iban a la escuela, los ninjas salían a cumplir misiones y la gente común se preocupaba de los quehaceres de la vida diaria.

Pero a pesar de que todo parecía ser igual que antes bajo el siempre azul y despejado cielo de la aldea, había algo que había cambiado.

Naruto se encontraba acostado de espaldas en su cama, mirando el techo de su habitación distraídamente. Y eso es lo que había estado haciendo por una hora más o menos, tampoco es que tuviera nada específico que hacer ese día. Pero había algo que lo había estado molestando desde hacía un tiempo. Y no es que el tema le molestara, es que él mismo se sentía como un tonto y eso lo molestaba. Era, como lo diría su buen amigo Shikamaru, algo problemático. Y se trataba sobre Hinata y su confesión.

El tema ya le hacía sentir algo raro, pues de alguna forma sentía que le creaba muchos problemas que tenía que resolver, pero cuando se ponía a pensar sobre ello, no había nada que resolver en realidad. Estaba todo en su mente.

Primero que nada se sentía un tonto porque se había olvidado completamente de ello. Con todos los trámites que hubo que hacer después de vencer a Madara y a Obito no tenía tiempo para pensar en esas cosas, pero ya había pasado un mes desde que todo había vuelto a la normalidad y lo único en lo que él pensó fue en entrenar, comer ramen, salir a misiones, molestar a Tsunade, hacer estupideces con Konohamaru y otro tipo de cosas, la mayoría de ellas en compañía de Sasuke y Sakura, principalmente, pues ellos ocupaban el centro de su mente después de todo lo acontecido.

¡Y es que se sentía tan estúpido! ¿¡Cómo se le había podido olvidar Hinata?!

No es como si ella estuviera esperando su respuesta o se sintiera en deuda con ella de alguna forma. Es solo que para él de alguna forma, de un día para otro, se volvió algo importante.

Y eso fue el día anterior. Estaba acompañando a Sakura al mercado a comprar algunas cosas que ella necesitaba para una cena especial para Sasuke o algo así, cuando su mirada se cruza con unos ojos blancos que conocía muy bien.

-¡Hinata!-La llamó sin pensar, sonriendo como usualmente lo hace, pero luego de un segundo recordó todo lo que habían compartido en la gran batalla. Y ahora que pensaba sobre ello no sabe cómo nunca hablaron sobre el tema, pues él sentía que eran muy buenos amigos, por todas las cosas por las que habían pasado juntos. Quizá era que nunca se había dado la ocasión, o quizá él era un idiota insensible y debió a acercarse a hablarle a ella, o ella pensaba que no debía molestarlo con cosas así…

-Naruto…-Hinata sonrió levemente al verlo en compañía de su hermosa amiga.-… Sakura, hola…

-¡Qué tal, Hinata! ¿Haciendo las compras?-La saludó amigablemente la pelirrosa.

Sakura y Hinata comenzaron una pequeña conversación mientras Naruto se quedaba pensativo mirando a la ojiblanca. Se dio cuenta que hace mucho tiempo que no la veía con ropa normal, y pensó que se veía linda, con esa blusa blanca y esa falda celeste. Era… refrescante.

-Y tú… N-naruto… ¿Cómo estás?-Naruto reaccionó al escuchar su nombre, y se dio cuenta que Hinata se había sonrojado igual que siempre, desviando la mirada hacia un lado.

-¡Muy bien! He estado entrenando con Sasuke y eso me mantiene muy ocupado, además de las misiones en que nos manda la vieja, pero bien de todas formas.-Le respondió animadamente, sintiéndose feliz de hablar con Hinata.- ¿Y tú?

-M-muy bien, gracias… -Hinata miró a Naruto a los ojos, y por un momento sintió que se perdía en su mirada azul. Después de todo, Naruto era su persona más amada, y hacía tiempo que no lo veía. Se sentía muy contenta de poder hablar con él, a pesar de no ser correspondida y verlo junto a Sakura.

Luego Sakura mencionó que iba a oscurecer y que era mejor que se apuraran o se atrasarían con la cena, por lo que se despidieron de Hinata y regresaron a su casa.

Y ahí estaba Naruto, tirado en su cama, mirando el techo, pensando en lo linda que se veía con esa ropa.

Y es que Naruto era muy simple. Para él, Hinata simplemente se veía linda, más linda que antes. Eso era todo. Pero a pesar de lo simple que Naruto pudiera ser, sentía que tenía que ir más allá de eso. Además, Hinata le había dicho que lo amaba.

Este recuerdo hizo que su corazón diera un pequeño salto, nada muy extraño, pues Naruto no era muy popular entre las chicas. O no solía serlo, ahora lo era un poco más con todo el tema de ser un héroe y esas cosas, pero cuando descubrió que las chicas eran más complicadas de lo que esperaba se alejó un poco. No al principio, pues Naruto ya era un hombre, y como todo hombre le gustaban mucho las mujeres, así que había adquirido un poco de experiencia aquí y allá, pero después de un tiempo se aburrió un poco. Además, todas esas chicas lo buscaban solo por su popularidad en el pueblo, no por como él realmente era.

Así que la confesión de Hinata era algo distinto para él. Y no era nada como cuando Sakura se le confesó, pues él sabía que era mentira. Sabía que Sakura lo amaba como un amigo, un compañero, como a un hermano. Y él no estaba muy seguro ya de cuáles eran sus sentimientos hacia ella. Sólo sabía que la quería mucho, pero no de qué forma.

Pero Hinata lo amaba. Y él le creía. Hinata es una buena persona. Honesta, esforzada, amable. Ella nunca le diría una mentira así. Ella daría su vida por él. Ella siempre lo apoyó.

Naruto recordó como había sido su confesión, como sacada de una película. Fue genial. O al menos eso pensaba él. Recordó a Hinata en el momento de su confesión y la comparó con la Hinata del día anterior. Las dos eran lindas. No había mucha diferencia. Lo único que a Naruto le había llamado la atención era ese sentimiento refrescante que había tenido al ver a Hinata en el mercado.

Y no tenía nada que ver con que fuera verano e hiciera calor. O quizá sí, un poco. Era como un alivio refrescante. El verla con su blusa blanca y su falda. Se veía linda. Su corazón volvió a dar un brinco.

Ok, entonces tendría que ir por ella o se volvería loco pensando y pensando en su pieza, pues él no era del tipo de persona que se queda a pensar en su cama, sino de los que salen a hacer cosas.

Y la única solución en la que pudo pensar era en buscar a Hinata. Además sentía un poco como si quisiera verla.