Hazlo, pienso, y deja de hacerme sufrir. Sólo tengo dieciséis años y ya estoy cansada de vivir.
Te quiero, pero tu no comprendes. ¡Vamos hazlo!
Sé que me quieres, que odias tanto como yo esta despedida. Pero termina ya o seré yo quién me vaya.
No soporto un momento más tu presencia, pues quiero gritarte todo lo que pienso. No lo haré, no me creas tan estúpida, si lo hago se que te irás enfadado, molesto, y no podremos volver a mirarnos a la cara. Si lo hago, no te dejaré marchar.
Por eso no te me acerques, no me toques, no me acaricies.
No, Draco, no.
Ya es tarde, es demasiado tarde para nosotros.
Tengo un secreto escondido en mis entrañas, algo que tu nunca verás, que tú nunca sabrás.
Ya elegiste, ahora no me vengas con lágrimas. Entre ellos y yo, los elegiste.
Cobarde, eres un cobarde.
Y aún así, aún así Draco, aún te amo.
Soy tan estúpida. Con una sola palabra, un solo grito, podría hacer que mi pesadilla de verte convertido de mortífago desapareciera.
Pero yo también soy cobarde, y te amo.
No te muevas de dónde estás, necesito una distancia mínima para controlar mis impulsos. Vete ya, pronto vendrá mi madre y me despertará, o con un poco de mala suerte, mi hermano Ron.
No quiero que te vean. Si te das prisa, podrás coger el último traslador para tu casa y fingir que esta noche no viniste a verme para comunicarme tu decisión. Ya has elegido, y ahora un nuevo muro de odio y razón nos separa. Ahora no des marcha atrás, que yo no lo haré.
Es increíble que, aún sabiendo todo esto, te haya dejado dormir conmigo. Rezaré por ti en la noche, amor mío, pero por la mañana te buscaré para matarte.
Sé que Voldemort me tiene en su punto de mira, que soy importante para él. Y eso ahora no me preocupa, porque pienso que hay miles de cosas más preocupantes en este momento, aunque tú no pienses lo mismo.
Te acercas y tiemblo como una hoja a punto de caer. No des un paso más, no, por favor, no. No me beses.
No, no cojas mi cintura y acaricies mis muslos.
-Sabes que te quiero-me dices.
Sí, lo sé, y ahora vete.
Pero las palabras no salen de mi boca.
Oigo a Harry tocar a mi puerta. Me miras celoso mientras el muchacho ojiverde me pide permiso para entrar. Te vas por la ventana, tal y como entraste esta noche, tal y como yo quisiera que entraras todas las noches de mi vida. Tal y como sé que nunca volverás a entrar.
Harry vuelve a tocar, noto preocupación en su voz. Me apresuro a ponerme el camisón y dejo que pase. Al entrar mira hacia todos lados.
-Escuché que alguien te hablaba-susurró acercándose a mí. Tiene los ojos más bonitos que nunca haya visto.
-Estoy sola-respondí.
Sí, Harry, estoy completamente sola.
Sola, sola, sola. Amargamente sola.
Él me sonríe enigmáticamente.
-Ahora estoy yo-
Se acerca y me besa, sin que yo ponga resistencia. No puedo ponerla.
-Vamos a desayunar-
Coge mi mano, extrañamente fría, y me acaricia la mejilla. Me trago las lágrimas que derramaré más tarde por ti. Este no es el momento. Quizá, el momento bueno para llorarte nunca llegue.
Instintivamente miro hacia la ventana. No estás. Te has ido de mi vida y se me hace tan difícil. Aún te huelo, aún siento tu presencia infernal en el Edén de mi cama, aún veo tus huellas de besos y uñas en mi cuerpo.
Todo acabó.
Ya no eres Draco, eres un maldito mortífago. Sólo necesito dos segundos para pensar todo esto.
Con un sobreesfuerzo sonrío a Harry.
-Desayunemos-
Y aprieto su mano.
Ya no hay vuelta atrás.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Porque no siempre todo termina bien.
Un Draco/ Ginny diferente a los que había escrito antes.
Gracias por leerlo y...¡REVIEWS!
