Ha pasado tiempo desde los juegos de la amistad, una semana para ser exactos. No es como si se tratase del primer acontecimiento mágico que acaba con la palabra 'normal' que desprendía de la escuela Canterlot, pero si uno compartido en el que se podía juzgar incluso a ciegas a aquella escuela.

Las cosas han cambiado considerablemente, como si una semana hubiese tomado el transcurso de un año, los cambios eran notorio en Sunset Shimmer y sus amigas quienes ahora hacían un papel muy importante en aquel mundo, previamente se vio como una responsabilidad el salvarlo de cada cosa mágica que lo corrompía pero luego se trató de simple carisma y afecto de parte de todas, en especial de Shimmer.

La semana pasada había sido un mal trago para los estudiantes de Canterlot High, no por los juegos sino por la destrucción del portal al que ellos conocían mejor como la estatua del caballo situada enfrente de la escuela, le habían tomado demasiado afecto a aquella construcción, de ese portal provenía lo bueno tanto como lo malo.

Era miércoles y el día había volado para cualquiera que lo vivió, nada mejor que el fin de semana para mostrar el lujo de que pronto acabaría la semana y con ella muchas preocupaciones que la habían acompañado desde el inicio, ¿semana de exámenes? Una muy buena dedución pero no la correcta, simplemente ya no era nuevo el que su escuela fuese el 'punto de vista' para cada criatura mágica manipulada por el poder de Equestria.

Fluttershy fue una de las primeras en abandonar su clase debido a un pequeño retraso de su nuevo profesor, casi media hora por lo tanto la directora Celestia dedujo que era imposible que se tomará las molestias de llegar a un horario inaceptable, y envío a sus alumnos fuera de clase pero no del instituto puesto que aún permanecían un par de clases antes de la liberación como lo llamaban los estudiantes.

Ella siempre tímida, muy distante de los demás, las chicas eran la excepción. Después de clase estuvo paseando por todo el patio de la escuela, analizando demasiado, pensando en un posible futuro plagado de verdaderos retos y no simples juegos como los anteriores. Tenía mucho en que pensar, pero no sólo veía por ella sino que también trataba de ver por el futuro de las demás, quizás egoísta era al pensar en un tiempo mayor pero dado el semestre no podía pensar en una mejor palabra.

Se instaló tarde, la campana sonó un par de veces indicando el receso en el cual se encontraria con sus amigas, extrañada ya que en el primer tiempo libre no cruzó palabra con ninguna, quizás sólo una sonrisa que era más un 'hola' o 'hasta luego', sabía que ahora debían demasiado y que sus participaciones las hacían especiales y populares, todas rodeadas de nuevas amistades, inclusive se le habían presentado a ella pero no podia aceptar tener otra persona por la cual preocuparse.

¿Para qué tener amigos? Ya tengo demasiados.

Y en teoría era cierto. Fluttershy siempre notó que era muy querida por sus amiguitos de cuatro patas, una joven despreocupante y muy atenta a la vez, merecedora del elemento que poseía en ella.

No esperó demasiado y volvió a su lugar tan sólo para devolver a los animalitos que llevaba con ella en su mochila, no le gustaba hacerse la idea de que mientras ella respiraba aire ellos debían arreglarse para permanecer en el siguiente receso o después de clase.

Una vez en su mochila, la tomó con cuidado y se dirigió nuevamente hacía dentro, cruzando los enormes pasillos en donde estaban situados los casilleros de cada uno. Una pequeña parada se cruzó con ella y quedó perdiendo segundos en su propio casillero, haciendo espacio para sus amigos al sacar materiales innecesarios como libros entre otros, todo hiba con normalidad hasta que sintió como detrás de ella había una presencia para nada familiar y el hecho de voltear la aterrorizaba, aunque la campana sonó hace un par de minutos los pasillos aún se encontraban totalmente vacíos y eso no era normal, solía llenarse tan solo en cuestión de segundos.

Con mucho esfuerzo y decisión giró en si para chocar miradas con unos ojos azules zafiros, idénticos a los de Rarity pero en aquella ocasión no era ella.

Una chica muy tímida al igual que ella al parecer ya que con la simple acción de mirarla esta se ponía nerviosa y hacia un juego con sus dedos, podría jurar que eran idénticas, como dos gotas de agua pero solo en actitud ya que su apariencia era distinta llevando consigo un largo y sedoso cabello color azul claro, unas facciones que Fluttershy jamás olvidaría, unos perfectos y delgados labios, y sobre sus ojos unas finas pero a la vez largas pestañas adornando sus ojos. En otras palabras era muy linda para la vista de muchos, incluso para la de Fluttershy.

-¿Yo puedo ayudarte...? -Preguntó de manera suave e inmediata, no es como si la joven se hubiese intimidado ante la presencia de Fluttershy, estaba allí por un mandado y eso haría.

-Sólo vive a dejarte esto. -Finalmente habló en el mismo tono que recibió, se tomó su tiempo para observar de una manera penetrante a la chica de cabello rosa, una manera a la que no estaba acostumbrada para nada, y era que solo trataba de convencerse de que se trataba de ella y no un error. Cuando se vio decidida balanceó la pequeña mochila de sus hombros, lo suficiente como para tener comodidad al buscar entre sus cosas.

-¿Dejarme que?. -Interrogó nuevamente pero esta vez un poco más avergonzada ya que los ojos de la otra estudiante aún no dejaban de ver se una manera incómoda a Fluttershy.

-Ten. -Fue lo único que pronunció al sacar un sobre blanco de su mochila. -Creo que sabes de quien es. - Continuó.

Y no, ella no lo sabia. Misteriosamente había estado recibiendo cartas anónimas desde la semana pasada, cartas que despertaba interés en saber de donde o de quien provenían y era extraño que ella fuese el destinatario de aquellas cartas, aún seguía convencida de que se trataba de una confusión. Tanto así que no había hablado con sus amigas al respecto, no quería sacar ese tipo de tema de conversación hasta estar segura de quien era el escritor de dichas cartas.

Al recibir el sobre que le ofrecía pudo sentir como su pecho se contraía, cada una de ellas, desde la primera las había leído en total soledad y era un sentimiento que Fluttershy conocía pero tan solo por boca de otros, nunca tuvo la oportunidad de vivir en carne propia esa experiencia.

Con dedos temblorosos comenzó a trazar el contorno del sobre, aunque se hacía la idea de que no eran para ella siempre se mantuvo al corriente de sus oraciones. Recibía una cada día, incluso los fines de semana.

Una vez completada su labor, la peliazul decidió marcharse, no tenia que estar allí ya que podría traerle problemas a la emisora.

-¡Espera!. -Anunció la tímida muchacha a la par que miraba casi en forma de súplica a la mensajera. -¿Quien es? ¿Por qué no puedes decírmelo? ¿Cómo saber si son en realidad para mi?. -Y es que toda la semana había estado enviando a diferentes alumnos, como si espiara la vida de Fluttershy, escogiendo a los estudiantes con los que la tímida chica no había cruzado nunca una palabra.

-No tengo permiso para dar esa clase de información. -Habló con una voz gruesa y decidida al no revelar más de lo necesario. -Sí tu eres Fluttershy, entonces si, las cartas son para ti. -Y sin más, se retiró dejando sumergida a la aludida en sus propios pensamientos, pensamientos de miedo pero a la vez alegría, emoción de tener a un 'admirador secreto' quien preguntaba por ella y la hacia sentir especial, una manera de trato cariñosa y comprensible.

-Yo soy Fluttershy, pero tu...¿quien eres?. -Se preguntó así misma mientras guardaba el sobre, por lo general solía leerlo unos minutos antes de pegar sus párpados para aventurarse en un sueño en donde existía el pretendiente perfecto para ella. No es como si el amor fuese algo que centraba la atención de Fluttershy, había estado enamorada como cualquier joven de su edad pero nunca tuvo valor para confesar que ella misma veía ese sentimiento disiparse al poco tiempo.

Pero la vida está llena de sorpresas. Algunas de las cuales se pueden prever pero otras a las cuales no son buenas dejarse impresionar y para Fluttershy, su vida estaba apunto de cambiar de manera rápida y sin rodeos, una vida en la que se toparía con sentimientos lindos y dolorosos, con amor y un posible rencor, algo que le había sido arrebatado de la manos, algo que simplemente volvió a ella y lo más importante, algo que le tomaría demasiado recordar para vivir de manera feliz con esa 'persona especial'.

...

-¿Qué dices? Ha sido demasiada la presión que recibió la escuela, aceptar una invitación haci sería la mejor decisión, hermana. -Luna trataba de convencer a su hermana mayor de pensar y aceptar la tentadora invitación de un lugar de mucho afecto para ellas.

-No lo sé, han sido demasiados conflictos mágicos y no les vendría mal un descanso a los alumnos pero estamos a medio año, el invierno viene avivando el lugar y no quiero hacer que pierdan el centro de todo. -

-Pero es una oportunidad única. -Respondió la menor, se notaba desesperación en su voz. -Nosotras lo vivimos, dejemos la oportunidad para ellos. -

-Celestia. -

-Mira, hay demasiado en que pensar y no creo que a Twilight le agrade crear una nueva experiencia cuando aún no puede olvidar la anterior. -

Y fue cuando Luna siguió con la mirada a su hermana quien se despegó de su despacho y se posicionó enfrente de la ventana que daba una vista clara al campo de fútbol donde se supone, ahora estaría entrenando Rainbow y su equipo.

-Ella esta en buenas manos, no olvides que esas chicas se encargaron de cambiar la actitud caracterizada de Sunset Shimmer, ayudar a Twilight será más sencillo. -

-No creo que sea lo mejor ahora. -

-¿Y qué tal en una semana?. -

-Sí lo que quieres es liberarte del papeleo entonces yo lo haré, pienso que tengo la edad suficiente como para decidir en la que también es mi escuela. -

-Pero no pasando en alto por mis órdenes. -

-Supongo entonces que esta conversación se acabo. -Recalcó Luna.

-Supones bien. -

Las hermanas no se habían llevado bien últimamente, con tantos revuelos mágicos trataban de emprender más energía en sus alumnos pero había momentos en los cuales chocaban en sus indiferencias.

Siempre había tenido envidia de Celestia, y no por ser la mayor sino que la hacia sentir inferior a tal punto de tratarla como a una niña, en ocasiones olvidaba que no era su madre, solo era su hermana.

Frustrada, Luna salió de la oficina de la directora buscando encerrarse en su propia oficina, no comprendía la actitud de su hermana, no comprendía el porque del rechazo, tampoco el porque había momentos en los cuales sentía placer de hacer sentir menos a Luna.

Se supone que ahora es donde debían estar unidas y afrontar la situación como hermanas pero en vez de eso se encontraban perdiendo en tiempo en una rivalidad que ninguna ganaría.

...

Aún desesperada por no recibir una respuesta positiva, la chica de cabello color frambuesa caminaba por la oficina de un lado a otro, con distintas acciones y expresiones faciales.

-Relájate, ¿donde esta aquella chica optimista?. -Y justo sentada frente del escritorio de madera, una joven de cabello color carmesí, unos profundos ojos violeta oscuro, labios finos pero que podían saciar el apetito de cualquiera, su vestimenta un poco formal ya que lucia una camisa de mangas un tanto cortas color blanco, un chaleco abotonado de color negro y una falda color fucsia, accesorios un tanto carecientes pues sólo llevaba un especie de dije en su cuello y quizás algunos brazaletes.

-No quiero halagos, quiero acciones. -Repitió una y otra vez como si hablase con ella misma pero no lo hacía.

-Gloriosa, por favor. -

-No estoy loca, el quiere quitarme lo que es mío. -

-¿El?. -

-¡Filthy Rich!. -

-Habló de esas cosas. -Y la misteriosa joven se puso de pie en el viejo y un poco descuidado piso de madera, tan solo para señalar con su dedo lo que parecían ser piedras inofensivas que decoraban un collar manual. -Te harás daño, no sigas con esto, si vez en como pueda ayudarte...-

-Shh... -Interrumpió descaradamente ubicando su dedo en sus propios labios, ofendiendo de tal manera a la chica. -Eres igual que Timber, siempre en mi contra sin importar lo que haga. -

-El solo quiere protegerte y evitar que cometas una locura, no hagas lo que yo cometí una vez. -

-Tus acciones en el pasado claro están, pero quizás yo pueda entenderlos de una manera que ni tú pudiste. -

¿Y eso cómo podría ser posible? No lo era, solo estaba buscando alguna excusa sin sentido para calmar la sed que había en ella por poner en pie su lugar, o hogar más bien dicho.

Permaneció inmune desde entonces.

Estaba atrasada con sus pagos, era imposible mantener a flote un lugar que estaba destinado a hundirse. El campamento Everfree había perdido campistas en último año debido a bajos presupuestos y cosas totalmente necesarias que hacían falta en el campamento. Timber había tratado de convencer a su hermana que la mejor solución a sus problemas era vender el campamento al adinerado de la ciudad pero ella se negó rotundamente y aclaró que con o sin su ayuda lucharía por ese lugar.

-No me veas como tu enemigo, trato de ayudarte pero no puedo hacerlo si no me dejas. -

-¿Dejarte? Lo único en lo que piensas es en ti misma. -

El silencio se hizo presente de manera abrumadora, era cierto, la joven de cabello carmesí era muy egoísta pero a la vez afectuosa, su vida pasada le daba razones para estar allí apoyando a los demás que caían en el mismo pozo que ella.

Y eso Gloriosa lo sabia, no pretendió ofenderla ni hacerla sentir menos por su pasado, por alguna razón había tenido confianza en ella desde el primer día que llegó al mundo humano, se trataba de una compañía para su lado consumido de poder y una ayuda para evitar futuros errores inreemplazables.

-Quizás tengas razón, por lo general no pienso en nadie que no sea en mi, pero es un precio que debo pagar, una deuda de la que no podre liberarme con facilidad. -Realizó una leve pausa seguido de un suspiro, liberó tanta angustia que Gloriosa podía sentirla. -Y aunque no quieras, mi deber es estar aquí y asegurarme que no llevaras este mundo a la destrucción. -

-Ya veo, pero yo no quiero nada de eso, solo quiero mantener en mi poder lo que por derecho es mío. -Su voz desprendía total egoísmo y firmeza. Estaba dispuesta a jugarse todo por conservar su lugar.

-Sí lo que dices es verdad entonces te lo agradezco. -No sabia si estaba mintiendo en el momento pero era cuestión de tiempo para que lo descubriese, un simple choque de energía era lo que necesitaba para deshacerse de lo que fuera la contención de magia de Equestria y tachar un trabajo más a su mandato especial y seguir evitar otro desastre mágico en el mundo humano. -Haces más fácil mi labor. -Prosiguió después de un silencioso momento tan solo para caminar a paso lento hacia la puerta y juraba haber puesto su mano en la perilla decidida a girarla cuando el contacto ajeno sobre su hombro la hizo voltear y mantener fija la mirada en la directora del campamento.

-Es mi campamento y seguiré con esto con o sin tu aprobación. -

Y como si una brisa hubiese disipado sus palabras, esta sólo la ignoró y siguió en su objetivo, no hiba a negar que todas las criaturas fueron así, Sunset Shimmer y las Dazzlings, Twilight fue la excepción pero sabía cómo lidiar con Gloriosa.

Al salir se dio cuenta de que era casi medio día, desde la madrugada estaba tratando de cambiar la mentalidad de la joven cabello frambuesa pero no obtuvo éxito, y eso fue una repetición como hace tres días.

Estaba muy dañada y lo único que la mantenía en ese mundo era su condena, después de que toda Equestria se alzó en su contra Celestia no tuvo opción más que hacerla pagar por sus faltas, sin embargo la princesa cambió de decisión de un día para otro que la conllevó a cuidar el mundo humano y evitar que entrará en contacto con magia. Y no estaba haciendo un gran trabajo.

-¿Cómo está ella?. -La voz masculina despertó a Sunlight de sus pensamientos, o más bien recuerdos que la pudrían cada vez más.

-Creo que deberías hablar con ella, hacerla entrar en razón. -

-Eso no responde a mi pregunta. -

Permaneció en silencio unos minutos, no fue un silencio común y corriente sino que fue uno que favoreció a ambos, Timber se preocupaba por su hermana pero no había mucho que hacer por ella.

Sus miradas se cruzaron debido a la preocupación, y fue cuando las mejillas de Timber ardieron a más no poder. La mirada fría pero a la vez llameante de Sunlight le dio la sensación de estarse quemando por dentro, como si su pecho se presionará y sus músculos padecíeran un dolor que nunca había experimentado. El muchacho de cabello verde sentía que fue sometido a una especie de tortura planeada por criaturas sin escrúpulos. Hace un par de semanas conocía a Sunlight pero no a fondo, la chica no sentía la necesidad de hablar con Timber, no quería nuevos amigos, solo quería resolver lo que ella había provocado.

-Tienes que ver por ella mañana, no podre venir, tengo cosas que resolver. -

-Pero ella no me escuchara, nunca lo ha hecho. -

-No tiene porqué ser de esa manera, dale su espacio, créeme que esta confundida por el hecho de que su hermano no quiere apoyar su decisión. -

-La apoyaría si no estuviese tomando las cosas por si misma. -

Nisiquiera se molestó en mirarle, ¿para que? Estaba demandando algo que era su deber cumplir, no estaba allí para luchar sino para hacerla recapacitar pero todos, uno tras otro hacían más difícil su nueva forma de vida, cuando no era el consumido era el que se encargaba de corromper la vida y el juicio al reformado.

Cuando se dio cuenta ya estaba fuera del campamento, paso por paso a buscar algo que la ayudase a olvidar que estaba allí por obligación, a recordar que aún tenía motivos para no perder toda posibilidad de volver.

Ninguna siguió sus consejos, a ninguna les importó lo que sucedería ni los conflictos que se presentarían más tarde.

...

El agua comenzó a descender de la ducha que al estrellarse con el cuerpo de la chica de cabello rosa se transformaba en vapor que adornaba el cuarto de baño, ese día había sido uno más que añadir a su lista, uno de esos días que merecían un relajante baño y un sueño comprometedor.

En cuanto abrió la puerta de aquella habitación el vapor comenzó a exparsirse por todos lados debido a la acumulación de hace segundos. De ésta salió Fluttershy con una toalla que envolvía su cuerpo, trataba de no pensar en lo sucedido hace algunas horas y que desde entonces estuvo preocupando a sus amigas.

No era algo de lo que quisiera presumir tanto, ella prefería esconderlo y es que si cabeza no podía aceptar que eran pequeñas dedicatorias para ella.

En cuanto pisó su habitación no tardó mucho en vestirse, tomando un pijama, era algo temprano pero sabía que no existía la posibilidad de hacer algo diferente a lo que siempre hacia hasta que llegase su hora de sueño.

-Olvide alimentarte ¿verdad?. -Los mimos de la pequeña mascota le hicieron percatarse de lo descuidada que había sido últimamente. -Es que, ¿cual es la posibilidad que sea yo? Es decir, no soy material para estás cosas ¿que tal si descubro que soy un completo fracaso?. -Y permaneció así, preguntándose así misma en voz alta hasta que su pequeña charla consigo misma término.

Acabó en la cocina preparando lo que se convertiría en la cena de Angel.

Al saciar el apetito del conejo, éste se acurrucó junto a Fluttershy quien aún demostraba en cada una de sus expresiones mucha confusión.

En sus manos tenía la carta que le fue cedida en la mañana, aún intacta y a su lado tenía la navaja que usaba para abrir la correspondencia. Había conservado cada uno de los mensajes recibidos, cada uno en perfecto estado, atesorando cada verso, cada palabra de dedicación, cada oración fundida en relatos sentimentales. No esperó, su curiosidad de saber cual sería la frase de hoy no lo permitió y cuidadosamente abrió el sobre, desgarrando el borde con agilidad de no destruir toda la carta. Nisiquiera se molestó en usar la navaja, sus temblorosos dedos hicieron el trabajo.

Y es que aún no quería admitirlo pero...

¿Es posible enamorarse de alguien que es un total desconocido para mí? Pensó para sus adentros mientras plegaba la carta con la intención de mantener cada palabra en su mente y el pedazo de papel en la mesa de luz situada a un costado de su cama.

Estaba cautivada por su misterioso 'admirador'.

Continuará...