By Messel.


01

Un trágico suceso.

¿Qué es la vida?

¿Es verdad que no nos pertenece del todo?

¿A dónde vamos una vez nos llega la muerte?

¿Hay otra vida tal vez?

Un ambiente lúgubre se situaba a altas horas de la noche en las frías calles de Tokio. Un silencio abismal reclamó territorio, era tanto el mutismo, que se podía escuchar claramente el silbido del viento. Desde cierta distancia, se encontraba una mujer totalmente devastada, sollozando frente una fría lápida, en donde se daba cuenta y afirmaba una vez más, lo que había perdido, lo que tanto amaba: Su familia.

—¿Estoy sola ahora? —musitó la joven mientras caían un par de lágrimas por sus mejillas.

La vida le parecía tan jodidamente injusta, apenas la realidad le había caído como un balde de agua fría indicándole de una cruel manera que debía despertar de su retunda negación. Todo había sucedido tan rápido, no era consciente de su pérdida hasta que finalmente los habían sepultado, se puso histérica al darse cuenta de lo que había ocurrido, lloró, pataleó, golpeó el suelo con fuerza, pero era en vano, ellos se habían ido.

Su pecho se oprimía ante los gritos abrumadores que ella soltaba, su respiración era agitada y sus pulmones empezaban a doler ante la forzada manera de respirar que forjaba. Llevó la mano a su corazón, el choque emocional era tan fuerte, que creyó no poder soportarlo. Los recuerdos de su familia retumbaban en su mente causándole más tortura.

«—Sakura, estamos de vuelta.

Una mujer de estatura mediana, delgada, con ciertos rasgos que definían su edad, había atravesado la puerta de la habitación de su hija junto con su esposo, un hombre alto, algo robusto y con una amplia sonrisa en el rostro. La mujer un tanto entusiasmada miró a Sakura, en donde le dedicó una dulce sonrisa.

¿Cómo les ha ido?preguntó la joven Haruno mientras se acercaba hacia sus padres.

Lo mismo de siempreLa mujer dio un corto suspiro mientras alzaba una bolsa que tenía en su mano. Al menos conseguimos algo de dinero para la cena de esta noche.

Lo siento, hija...añadió el carismático padre con cierto deje de tristeza. Por no haber podido darte una vida mejor.

Sus ojos se explayaron de sorpresa ante la repentina disculpa de su padre, negó con la cabeza y en sus labios apareció una cálida sonrisa. Miró a Kisashi, su padre. Tomó su mano haciendo que la mirara a los ojos, ella estaba un tanto triste ante lo que él había dicho. Porque no era cierto, nunca se quejó de su vida, era tan agradecida con lo que tenía.

Papá, no digas esorefutó, estaba conmovida por sus palabras, le dio un pequeño apretón a su mano mientras esbozaba otra cálida sonrisa. A pesar de que no tengamos tanto dinero, yo soy feliz por el simple hecho de tener unos padres tan humildes y maravillosos como ustedes.

Aquellas palabras tuvieron un gran impacto en sus padres, se podía notar en sus facciones lo sorprendidos, orgullosos y sobre todo la felicidad que sentían por lo que habían escuchado. Sabían con certeza que Sakura era su gran preciado tesoro. Lo mejor que les había pasado en la vida. Estaban tan felices de tenerla a su lado y que los ame a pesar de todos los problemas que se presentaban.

Sakura...pronunció su nombre. Kisashi trató de disipar el nudo en la garganta que se le había formado, tragó saliva y prosiguió orgulloso. Eres la hija que cualquier padre quisiera tenersuspiró y la miró fijamente a los ojos. Gracias.

Tu padre tiene razón, Sakurale dijo la madre mientras plantaba una amplia sonrisa en su rostro. Eres maravillosa.

Sakura sentía una inmensa felicidad en esos momentos. Sus padres eran su adoración entera, ella apreciaba todo el esfuerzo que ellos hacían por mantener la familia unida y sobre todo las ganas para poder avanzar con la intención de forjar un mejor futuro, el optimismo y la esperanza era lo que menos les faltaba. Las ganas de salir adelante eran inmensas y todos aportaban a su manera, ella se sentía orgullosa y bendecida por tener una familia tan unida y única.

La joven muchacha, muy feliz, se abalanzó a los brazos de sus padres dándoles un fuerte abrazo, demostrando lo importante que son ellos en su vida. Los padres sorprendidos y contentos, le devolvieron el cálido abrazo correspondiendo con mucho más amor.

¡Los quiero mucho a ambos!confesó la joven, mientras se aferraba más a los brazos de Mebuki y Kisashi. ¡Son los mejores padres del mundo!

Cariño, nos sentimos tan orgullosos de timusitó el hombre, colocó sus manos en los hombros de Sakura, alejándola un poco y sin soltarla, la miró a los ojos. Siempre estaremos juntos, como una familiaconcluyó orgulloso.»

Mordió su labio inferior a causa de la frustración, dolor e impotencia que su cuerpo abrigaba.

—¿Juntos... cómo una familia? —escupió con remordimiento, se arrodilló apoyando sus manos al suelo mientras clavaba las uñas en el frío césped, haciendo que este se desprendiese ante la fuerza de sus manos.

—Y pensar que esas palabras duraron tan poco... —pensó Sakura, atormentada.

Su corazón estaba envuelto de remordimiento y dolencia, situó la mano en su pecho una vez más, sentía que se le oprimía el corazón, parecía que se quebraría en cualquier momento, aunque, ella ya está rota. Se sentía sumida en la miseria, en la desgracia. Estaba ahí, con una apariencia que cualquiera pensaría que es una desdichada, sólo trataba de aguantar la impotencia que sentía, sus lágrimas no cesaban, era una amargura incomprensible.

En el fondo de su corazón, aun se negaba a aceptar lo ocurrido, era un sentimiento plenamente amargo.

¿Por qué su familia? Es lo único que se preguntaba.

Dos días antes de su graduación, dos maleantes se dispusieron a asaltar un pequeño puesto en donde los padres de Sakura disponían para ganar algo de dinero, hacían lo que podían debido a la escasa economía en la cual se encontraban actualmente.

No había muchas personas cerca, lo cual fue un blanco fácil para esta pareja de trabajadores que solo querían lo mejor para su familia. No era mucho lo que tenían, pero todo lo obtuvieron con esfuerzo y dedicación, les tomó mucho tiempo conseguir algo de dinero para poder pagar la media beca de su estimada hija. Aquellos hombres, apuntaron con un arma a la pareja sin una pizca de temor, obligándolos violentamente a que les den todo lo que tenían, como era de esperarse, los padres se negaron rotundamente haciendo que uno de los maleantes no dude en disparar.

El impacto fue directamente al estómago de Kisashi, en donde su mujer lo miró horrorizada. Kisashi cayó en los brazos de su esposa, este le pidió que escapase, pero la mujer estaba tan perturbada ante lo que acababa de ver, que no podía mover un solo músculo. La mujer comenzó a gritar buscando a alguien que pueda ayudarla, empezó a llorar desconsoladamente al ver sus manos cubiertas de sangre, empezó a temblar, abrazó a su esposo y suplicó.

«¡Por favor! ¡Deténganse! Les daremos todo lo que quieran, pero váyanse, por favor... »

El hombre que había disparado a Kisashi, esbozó una amplia y tétrica sonrisa, entreabrió su boca y dijo unas palabras. Mebuki, se quedó atónita ante lo que el hombre acababa de articular, no podía procesar lo que acababa de escuchar; estaba helada, asustada, era difícil explicar la expresión que llevaba en su rostro. Era tanto el impacto, que no se había dado cuenta que el hombre posó el arma en su corazón, ella solo lo miraba estupefacta, el hombre sonrió por última vez y justo antes de que su voz se sellara en el olvido, el rostro de su hija pasó por su mente en un momento fugaz y solo pudo decir: «Lo siento, Sakura... » El hombre apretó el gatillo y silenció su voz por siempre junto a la de su esposo.

Cuando pasó este trágico suceso, Sakura se encontraba regresando a casa después del colegio, al llegar se encontró con algo desgarrador, había un par de ambulancias y policías por todo lado haciendo preguntas a las personas que pasaban por el lugar. Temerosa, se acercó sigilosamente, no sabía que lo que iba a ver, iba a destrozarle el alma por completo. Nunca se supo muy bien que pasó, pero la policía, lo justificó como un asalto y que los fallecidos se negaron a cooperar con los bandidos.

Era algo que Sakura nunca pudo aceptar.

—¡No es justo! ¡¿Por qué tenía que pasar esto?! ¡¿Por qué?! —cuestionó reciamente. Estaba tan cansada de llorar, pero realmente le dolía, pero sabía en sus adentros que no podía seguir así.

Se levantó débilmente del suelo, con su mano trató de limpiar las lágrimas que caían por su rostro. Miró la lápida fijamente, quería llorar de nuevo, los sollozos eran difíciles de controlar. Mordió sus labios con mucha fuerza haciéndose un poco de daño, pero necesario para aguantar el dolor. Llevó una de sus manos a la lápida y cerró los ojos, en sus adentros hizo una promesa, la cual perduraría por siempre.

«No me dejaré caer, cumpliré sus sueños, me convertiré en el médico que tanto deseaban, después de todo, siempre formó parte de mi sueño, no los defraudaré, mamá, papá, descansen en paz.» —prometió en su mente, decidida a cumplir ese deseo.

Después de aquello, sintió una determinación inquebrantable. Decidida a aceptar la realidad, dio media vuelta y se marchó, aún sentía dolor, pero sabía muy bien que tenía que afrontarlo.

Caminó por las oscuras calles, aún muy triste por la pérdida que había tenido. Su graduación sería en dos días y el pensar en eso le daba unas inmensas ganas de llorar, debido a que sus padres estaban tan entusiasmados por la graduación y por la media beca que le otorgaron. Se sentía culpable, pensaba que sí no fuese por ella, sus padres no se hubieran negado a dar el dinero que guardaban para el pago de la media beca de aquella universidad. Cruzó los brazos en su pecho y con las manos apretó sus hombros, tratando de alejar esos pensamientos sombríos que asumía.

Estaba a pocos pasos de casa, alzó la mirada perdiéndose en un punto del lugar, recordó las ambulancias y policías que se encontraban en ese lugar cuando sucedió el hecho. Algo totalmente desgarrador. Cerró los ojos con fuerza y entró a la casa, una vez en su habitación, los recuerdos se hicieron presentes reiteradamente. Dolida, aguantó el nudo en la garganta que se le había formado, fue hacia la cama y se escondió bajo una manta, quería sentirse débil un poco más, se contemplaba un infinito silencio, pero aquello solamente empeoraba la situación porque se sentía sola, muy vacía...

El resignarse era un paso muy duro, cualquiera que haya perdido todo en cuestión de segundos sería incapaz de seguir adelante. Ella era fuerte, pero no lo necesario como para aceptar la muerte de sus padres y quedarse desamparada en aquella penosa vida. El mundo era cruel, las personas lo eran.

El tiempo había sido efímero, pero aun así no dejaba de ser duro. Habían pasado algunos días desde aquel asesinato, las cosas empezaban a tomar su lugar, las personas poco a poco dejaban de murmurar tras lo sucedido, para Sakura fue difícil, pero tenía que aceptar la realidad y no vivir en la oscura negación.

En su mente se encontraba repasando las palabras más difíciles que le había costado asimilar en su vida, sus padres jamás volverán, estaba sola y no podía permanecer toda su vida lamentándose por ello. Sabía muy bien que sus padres lo menos que hubiesen querido, era verla derrumbarse, saber eso solamente le brindaba más fuerza para seguir.

La ceremonia de graduación había concluido, todos los estudiantes estaban muy contentos de que por fin hayan podido graduarse y finalmente podrían disfrutar de muchos días libres, teniendo en mente en qué universidad podrán ejercer sus carreras. Pero la joven Haruno estuvo distante y metida en sus pensamientos durante toda la ceremonia. Era un día «especial» o eso se suponía. Todos se habían marchado ya, después de todo el evento había terminado hace un par de horas.

Se dirigió directo al casillero que le correspondía, empezó a colocar todos los libros y los documentos que le habían entregado en una caja que traía en sus manos. Recordó lo miserable que fue su estadía en el instituto, su casillero estaba repleto de insultos que varios de sus compañeros habían escrito con marcador permanente. Sin dejar de lado las cartas en donde la insultaban y humillaban solo por el hecho de ser una persona de bajos recursos. Pese a eso, se esforzó mucho para conseguir una beca, lo cual hizo inmensamente feliz a sus padres.

Se formó de nuevo un nudo en su garganta, mordió sus labios para evitar llorar al recordarlos una vez más. Terminó de guardar todas las cosas y se marchó dejando atrás una etapa penosa de su vida, pero llevando siempre el optimismo que la representaba, ansiosa por comenzar a estudiar la carrera que tanto deseaba en su vida.

—Sé fuerte Sakura, no puedes dejarte vencer —se animó a sí misma mientras caminaba por el instituto dirigiéndose a la salida. Debía enfrentarse a las nuevas dificultades que la vida le otorgaba.

—¡Hola, Sakura! —saludó una mujer mientras se acercaba. Era muy hermosa, su cabello era tan brillante y lo tenía sujetado en una coleta alta. Sus orbes eran semejantes al cielo escondido tras una hilera de grandes pestañas.

—¿Eh? Hola, Ino... —respondió un poco sorprendida ya que no la había visto acercarse.

—Estaba un poco preocupada —musitó mientras observaba la caja que Sakura llevaba en sus manos—. La ceremonia ha terminado hace algunas horas ¿te encuentras bien? Si quieres...

—No te preocupes —la interrumpió—, estoy bien.

Ino la observó inquieta, sabía perfectamente que su amiga estaba pasando por el momento más difícil de su vida, pero la observaba tan perdida, tan distante. El rastro de la antigua Sakura había desaparecido, dolor se reflejaba en aquellos orbes esmeraldas, esperando suplicantes el deseo de regresar el tiempo atrás y despertar del infierno que la estaba acechando.

—¿Estás segura? Soy tu mejor amiga, sabes muy bien que puedes confiar en mí aseguró. Observó cómo Sakura se encogía levemente, su vista se posó en el suelo y mordió su labio con suavidad mostrando duda por un momento.

—Me gustaría... —Dirigió la mirada hacia Ino con cierto deje de tristeza—. Que ellos estuviesen aquí...

—Sakura... —Se acercó a su amiga y le dio un cálido abrazo, puso sus manos en los hombros de la muchacha y se alejó un poco, haciendo que la vea a los ojos—. Ellos siempre estarán contigo, apoyándote, cuidándote. En donde quiera que estén, deben estar muy orgullosos de ti —la animó.

Sus pupilas esmeraldas arrojaban pizca de ilusión, la más mínima cosa la reconfortaba, como también podía deprimirla.

—¿Tú crees? —preguntó Sakura un tanto esperanzada ante las recientes palabras de su amiga.

—¡Claro que sí! —Le da un leve codazo—. Ellos saben que eres una persona fuerte y que no te rendirás, además no son los únicos que pensaron eso, porque yo también sé que eres una persona admirable —contestó con una amplia sonrisa en el rostro.

—Gracias Ino, me siento mejor ahora...

—Para eso estamos las amigas ¿no? —le dijo e inmediatamente esbozó otra amplia sonrisa. Sakura se limitó a asentir mientras una cálida sonrisa se formaba en sus labios.

Intercambiaron un poco de palabras más hasta que se dieron cuenta de que se hacía demasiado tarde, ambas se despidieron y cada una se fue por su camino. Estaba más animada gracias a su amiga, sentía que era el momento de demostrar que podía hacer lo que se proponía, sentía que podía superarlo.

Entró a la estación del tren, como era de esperarse, este estaba repleto de personas. Esperó pacientemente hasta que finalmente pudo subir a uno, era frustrante ya que la mayoría estaban llenos y no había en donde poner un pie. Logró subir con las justas, no podía moverse mucho, era realmente incómodo y más aún cuando en las paradas se bajaba uno y entraban cuatro.

«Hemos llegado a la estación Fugisawa, cuidado con las puertas» —escuchó decir por los parlantes del tren.

—¡Oh! Es mi parada —balbuceó un tanto incómoda. Trató de apartar a la multitud para poder dirigirse a la salida. Había empujones por todos lados y justo cuando se estaba cerrando la puerta, logró pasar gracias a un tipo que le había empujado inconscientemente, haciendo que casi caiga al piso—. Menudo tío —se quejó.

Un poco abrumada, se quedó viendo la hora del reloj que se encontraba en la estación, no quería llegar a casa, sabía muy bien que no había nadie esperándola en ese lugar; únicamente volvería a sentirse sola y eso era lo que más le dolía.

Habían pasado varios minutos observando cómo las manijas del reloj marcaban las 8 en punto. Se dio cuenta de que se hacía mucho más tarde, así que decidió ir a casa finalmente, dio un suspiro y se puso en marcha. Caminó por unos segundos, su vista se paseaba a ambos lados por si alguien se acercase, después de todo ningún lugar era seguro y eso lo tenía muy claro desde aquella vez. Siguió caminando con paso tranquilo, cada vez había menos personas en ese lugar, después de todo ya eran altas horas de la noche. Aunque en cierta parte ¿qué más le daba? No es cómo si tuviera algo importante que perder en ese momento, no le quedaba nada.

Su paso era ligero, estaba algo cansada debido a que la caja que llevaba en las manos no era nada liviana. Fijó la mirada en el latoso cartón, un tanto molesta por tener que llevarla. Levantó la mirada cuando de repente chocó con un hombre haciendo que se desplomase junto con las cosas que llevaba encima.

—¡Hey, fíjese por dónde camina! —exclamó la joven. Estaba molesta por lo que acababa de ocurrir. Estaba fastidiada, siempre tenía que pasarle algo, qué coraje.

—¿Disculpa? —dijo el hombre con el que había chocado. Su voz captó su atención, era grave y melodiosa, pero gélida.

Dirigió la mirada a la persona con la que había chocado y simplemente se heló por completo. No podía pronunciar palabra alguna, estaba tan concentrada en esos ojos, que de alguna manera, le resultaba intimidantes. Aquellos ojos negros la apresaron. De repente era como si se hubiera transportado en un lugar donde el mundo se tornaba inexistente, rodeado de oscuridad, eterno y opresivo. Tenía una presencia imponente. Sus miradas coincidieron en un choque profundo buscando en sus miradas un toque de sensatez.

Sakura no sabía, que desde ese momento, su vida cambiaría por completo.

Era el comienzo de una gran historia, sin duda, ella nunca lo habría imaginado.


¡Hola!

Quizá haya unas cuantas chica/os que me conozcan aquí por mi canal de Youtube. Con todo os dejo el link de mi cuenta de youtube ya que estaré avisando allí cuando suba un capítulo.

Link: channel /UC3EuKzgSv _ AOTxHc1xSizxA (Les dejo con espacios, ya que no sé si se permita publicar estas cosas, soy novata en esta página)

Sé que muchos les resultará extraño el cambio que hice, debido a que antes me dedicaba a hacer videos con las historias que tenía en mente. Pero debido al tiempo, el hecho de editar se me complicaba, así que he decidido publicar mis historias mediante este medio, claramente se puede notar que es muy diferente el leerlo sin música e imágenes, pero estoy esperanzada en que aun así les guste.

Recuerdo que llegué hasta el tercer capítulo de esta historia en youtube, pero déjenme informales, que cambié muchas cosas en esta historia y cuando lo lean se podrán dar cuenta. Me siento más cómoda mediante este medio, debido a que tengo más facilidad de describir y narrar sucesos, ya que buscar imágenes se me complicaba.

Espero de corazón les agrade, se les agradecería que me den su opinión y cuando no, una crítica constructiva no vendría mal. :3 Gracias por su atención.

¡Los quiero mucho! Besos.