¡Nuevo proyecto!

Aun que mas breve, y como todos saben, se acerca navidad y con ella un sin fin de nuevas ideas para explotarlas y hacer historias como las que les vengo a presentar ahora. Les explico como es la metodologia:

-Sera 3 capitulos, el primero con Kames, segundo con Cargan y el ultimo y tercero es un "desenlace" de como nuestras parejas pasan navidad, las 3 ocurren la misma noche y es una sucesion de eventos. ¿Capicce? (la verdad no se como se escribe ._.)

Sin mas les presento la primera parte, "Little Wish" con nuestros sensualones altos, Kames (KendallXJames)

Advertencia: Big Time Rush no me pertenece, nunca me pertenecio y nunca lo hara ;_;.


POV James

El reloj, ese maldito reloj que está poniendo a prueba mis nervios y mi ritmo cardíaco, oh estúpido reloj sobre la pared ¡marca de una vez las 5!

Me sobresalte al oír a estruendosa campana sonar, sin tardar, tome mis cosas y salí, casi explotando de felicidad. Oficialmente había comenzado el receso de Navidad y eso significaba una semana sin escuela. Solo mis amigos y yo.

Voltee mi rostro al sentir un peso sobre mis hombros, una sonrisa me recibió y sus ojos verdes se iluminaron de inmediato. Era Kendall Knight, mi mejor amigo o mejor dicho, uno de mis mejores amigos. Ahora habíamos compartido química y lo único que hicimos toda la clase fue mandarnos papeles con chistes malos y dibujos estúpidos, pero no me importaba porque me daba la oportunidad de disfrutar de él.

Salimos al pasillo y nos dirigimos a nuestros casilleros, que estaban contiguos, hablando de nuestros próximos planes durante esa semana libre. Al llegar a nuestro destino nos encontramos al resto del grupo, Logan Mitchell y Carlos Garcia, mis otros mejores amigos. Siento que son como mis hermanos ya que nos conocemos de toda la vida.

-¿Cómo estuvo historia?-pregunta Kendall al abrir su casillero y meter sus libros.

-Hubiera sido bueno si no nos hubieran llamando la atención gracias a alguien que conozco –señalo molesto a Carlos.

-¡Pero me aburro en historia! –se defendió el haciéndonos reír a todos.

Ellos guardaban sus cosas en sus casilleros, que curiosamente están al lado de los nuestros. Está predestinado, debemos estar juntos todo el tiempo.

Ya a la vuelta a casa, continuamos hablando de cualquier cosa que se nos venga a la cabeza, realmente estaba disfrutando del paseo pero Kendall y Carlos se tuvieron que ir, así que finalmente me quede con Logan ya que su casa queda de camino a la mía, prácticamente somos vecinos.

-Sabes, estoy solo, ¿quieres venir? –le ofrezco al recordar lo que mi madre me dijo esta mañana.

-Claro, no creo que mis padres tengan problemas en eso –respondió Logan con un sonrisa.

Y así nos fuimos a mi casa, a prisa porque el frio de Minnesota estaba haciendo honor a ese nombre. Lo primero que hice al llegar fue encender la calefacción y preparar chocolate caliente.

-Oye, ¿ya arreglaste eso? –de repente me pregunta Logan, mientras preparábamos nuestras bebidas.

-¿Arreglar qué? –pregunte confundido.

-No te hagas, Diamond. Sé que no eres muy listo pero…-

-¿Pero qué? Haber dime –demande mirándolo a la cara.

-James, amigo –apremio él, dándome unas palmadas en el hombro –me refiero de ese asunto llamado "Kendall".

-No se dé que estás hablando – de inmediato me negué, tenso y rígido, dibujando una falsa sonrisa.

-¿Con que no sabes, eh?

Logan se fue a la sala y trajo su mochila consigo, saco un libro de la misma y me mostro una de las paginas. En la esquina superior estaba un corazón dibujado y en el centro estaba escrito "James+Kendall" con mi inconfundible letra. Me maldije al recordar la vez que le pedí prestado un libro de historia antigua a Logan para la escuela y, mientras estaba distraído, dibujo aquello y olvide de borrarlo.

Así es, me gusta Kendall. Mucho. Ahora Logan lo sabe. Demonios.

-Vamos James –me dice calmado apenas salgo de la cocina y voy directo al sofá –no es para que te pongas de esta manera.

-¡Y cómo quieres que reaccione! –respondí alterado, levantando las manos con tensión.

-No sé, tal vez que comiences a sinterizarte conmigo y me cuentes de una vez que te gusta Kendall-sugirió Logan.

Se sentó a mi lado y toco mi hombro, en una señal de confianza.

-Tienes razón –dije más calmado –me gusta Kendall desde el quinto grado.

-¿Tanto? –levanto las cejas sorprendido –yo comencé a tener mis sospechas a principios de año, para serte sincero.

-¿Este ultimo año me volví tan obvio? –pregunte, volviendo a él, avergonzado.

-Bueno, creo que en realidad fui el único que noto ciertos…detalles en tu trato con él, Carlos es muy inocente como para haberse dado cuenta por sí mismo.

Aliviado por su respuesta suspire, pensé que mi plan de parecer "amigos" con Kendall se había estropeado. Pero lo pensé bien, no me sorprende que Logan lo haya notado, es el más observador de nosotros. No por algo es el cerebrito.

-Por favor, Logan, no debes decirle a nadie –pedí.

-James, ocultar lo que sientes no te hará bien, solo te haces más daño.

-Lo sé, pero ¿Qué más puedo hacer? –Retorcí mis manos por mi propia ansiedad –no quiero perder a Kendall, es mi mejor amigo.

-Y la persona que te gusta –añadió mi amigo.

-Por eso no debe saberlo –insistí una vez más, ahora tomando a Logan por los hombros –Kendall no debe saber que me gusta, que para mi él es la persona más perfecta del mundo y haría lo que fuese para verlo feliz, aun si eso me afecta.

-James…-

-Por favor –suplique.

Logan me miro con empatía y suspiro.

-Bien, prometo no decirle.

Luego comenzamos de nuevo a preparar nuestros chocolates calientes y a hablar de otras cosas, pero aun estaba rondando por mi cabeza mi dilema y el consejo de Logan. No puedo decirle lo que siento, como ya dije, Kendall es muy importante para mí; siempre lo fue y cuando tenía 12 me di cuenta que lo que sentía por él era más que un sentimiento de amistad, lo negué por un tiempo pero no funciono, tarde o temprano debía aceptar que estaba enamorado de Kendall Knight, mi mejor amigo desde el jardín de niños.

Logan no volvió a mencionar el tema, gracias a Dios. Ya estaba bastante paranoico con haberle contado mi secreto, ahora se le sumaba algo más.

Ahora era martes y estábamos en la calle, frente a la casa de Logan, jugando hockey ya que la nieve estaba más que perfecta para ello. Estaba haciendo equipo con Carlos e íbamos ganando hasta que en un momento Kendall decide terminar el partido.

-¡Carlos! –exclama alarmado y toma del brazo a nuestro amigo pequeño –mira la hora que es.

Dijo entre dientes, como si intentara ocultar algo. Antes de que Logan y yo pudiéramos decir algo, ambos se marcharon disculpándose por arruinar el partido pero tenían ciertas "diligencias" que hacer.

En ese momento experimente los peores celos que jamás eh sentido en mi vida. Me costaba pensar con claridad porque solo tenía una cosa en mente: a Kendall le gusta Carlos y Carlos, Kendall.

¿Estúpido? ¡Claro que no!

-Ehm, James, tal vez no es lo que piensas –oigo a Logan decir esto algo nervioso.

-Sí, claro que si, tienes razón. No tengo de que preocuparme, solo son mis mejores amigos escabulléndose misteriosamente para hacer "diligencias" de la nada, y esto no tiene nada que ver con que este enamorado de Kendall.

Son pocas las veces en que soy sarcástico y esta es una conmemoración especial.

-Si no supiera que te gusta Kendall, pensaría ahora que estás loco –comento este, torciendo un gesto en su cara.

Me volví hacia él y vi que tenía el ceño fruncido, como si no estuviera convencido de algo. Como si estuviera disgustado y tratara de disimularlo. No es para menos, tengo la ligera sospecha de que a Logan le gusta Carlos.

Somos un grupo pintoresco.

-Creo que aquí no soy el único celoso –murmure.

-¿Q-que estas insinuando?

-Pues como a mí me gusta Kendall, lo lógico sería que a ti…-

-¡No te escucho! –grito interrumpiendo y tapándose los oídos.

-A ti te guste Carlos –dije despacio y con voz fuerte para que me oyera a pesar de estar actuando como un niño.

-¡No es cierto! –aseguro sacudiendo la cabeza y siguió gritando como loco.

-Y soy yo el que reacciono mal –me dije a mi mismo, irónico.

Una vez más nos olvidamos del tema, más tarde recibí una confesión por teléfono del mismo Logan que confirmaba mis sospechas: le gusta Carlos, casi tanto como a mi Kendall.

Los días fueron pasando como así también las actitudes extrañas de Kendall y Carlos que cada dos por tres desaparecían o cuchicheaban entre ellos, tanto que Logan dejo salir a flote sus celos, eran muchos peores que los míos.

Un ejemplo fue el día siguiente de que ellos desaparecieran por primera vez, estábamos en casa de Kendall en esta ocasión y estábamos por ver una película, entre los arreglos Logan vio a estos dos hablar alejados de nosotros y le molesto así que más tarde cuando llevábamos las sodas "accidentalmente" se las lanzo a Kendall.

-Fue un accidente.

Dijo él con una sonrisa en el rostro. El se sentía despechado y se vengaba, en cambio a mí, me dolía y sabia que no detendría mi dolor vengándome. Kendall no tenía la culpa de que yo me enamorara de él, el único culpable aquí soy yo.

Cada noche me quedaba en cama pensando en cómo sería si confesara y el correspondiera mis sentimientos, pensaba en lo maravilloso que sería tenerlo conmigo, abrazarlo, besarlo, mirarlo sin tener que ocultar que lo amo con locura. Pero luego mi cabeza me decía que también estaba la otra parte en donde él me odiaba y se apartaba de mí, decidí hacerle caso a este ultimo porque era más realista.

Me dormía con lágrimas cayendo por mis mejillas.

Esa mañana de nevada me levante con los ojos rojos e hinchados, fui al baño y me lave la cara para quitarme los indicios de mi llanto de la última noche. Entonces me vestí y vi la fecha en el calendario pegado en mi armario. Era 24 de diciembre, víspera de Navidad.

Una parte de mi no estaba tan entusiasmado por eso. En la noche cenaríamos en casa de los Knight como todos los años a celebrar navidad y yo no estaba en condiciones de querer ir pero no podía decir nada. No quería levantar sospechas.

Logan supo disimular mejor que yo, aun que no tanto, porque me obligo ir con él al centro comercial a buscar el regalo perfecto para Carlos. Me da gracia porque desde que confesó que le gusta se siente más relajado sobre el tema, incluso me cuenta las pequeñas cosas que más le gusta de nuestro amigo latino. Es más abierto respecto a lo que siente.

Es estúpido lo que diré pero muchos dicen que la navidad es esa época del año donde los anhelos más profundos y sueños de las personas se cumplen. Tengo la sensación de que se cumplirá la de Logan por alguna razón. Ojala pudiera decir lo mismo de mi. Aun así, pesimista a más no poder, decidí comprar un buen regalo a Kendall, y a mis amigos.

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La puerta se abrió y Jennifer Knight nos recibió con una sonrisa y una cálida bienvenida. Ella es como una segunda madre para mí.

-Vengan, entren o se congelaran.

Mi mama y yo entramos, nos quitamos los abrigos y fuimos a reunirnos con los demás: la familia de Carlos y Logan ya estaban allí, la casa estaba tan llena de vida. Los adultos estaban en la cocina preparando los últimos detalles de la cena, en la sala estábamos nosotros los jóvenes, incluidos el hermano pequeño de Carlos y Katie, la hermana menor de Kendall.

-Te ves bien James –me halago ella guiñándome un ojo.

La verdad, la celebración ameritaba haberme puesto casi elegante, camisa blanca, pantalones oscuros y zapatillas negras. Un pequeño broche en forma de muérdago estaba prendido en el bolsillo de mi camisa, regalo de mi madre.

-Pero aun te falta esto.

Ella se acerco y me puso un gorro blanco y rojo en la cabeza, con un pompón blanco al final. Sonaba si lo sacudías. Mire a mis amigos y ellos también llevaban uno similar.

-Gracias, Katie –acaricie su cabeza –también te eh traído un regalo pero lo abrirás mas tarde, si te comportas como una niña buena.

Katie rodo los ojos, la conozco bien, es muy maliciosa y astuta para su edad.

-¡Feliz navidad James! –dice Carlos al abrazarme.

-Feliz navidad para ti también, Carlitos.

-¡Hey, no comiencen la fiesta sin mí! –oímos una voz detrás de nosotros.

Casi se me cae la boca al ver quién era, Kendall bajaba de las escaleras y llevaba puesto una camisa roja con las mangas arremangadas, chaleco gris, jeans oscuros, y sus vans negras. Para complementar llevaba un gorro de navidad igual al mío. Pero claro, no sería un look navideño sin el verde ¿En dónde? Se preguntaran, pues simple, con el simple destello de sus ojos esmeralda es más que suficiente. Se veía increíble.

Mis ojos recorrieron de pies a cabeza su cuerpo, mi corazón comenzó a latir y un cosquilleo agradable ataco mi pecho. Y creo que mis mejillas están sonrojadas porque las siento arder como brazas. Bien, James, tranquilo, relájate y contrólate si no quieres quedar humillado y al descubierto. Es lo que menos necesito en este momento.

-James, ¿tienes fiebre? –La palma de la mano de Kendall en mi frente casi me da un respingo –estas rojo.

-S-si, estoy bien, es s-solo el ca-lor de aquí adentro –me excuso, nervioso, alejándome sutilmente de su cercanía hacia los chicos en el sofá.

-Bien, si tú dices –lo oí, poco convencido pero se nos unió en la ronda -¡Feliz Navidad a todos!

No mucho después, todos estábamos en la mesa, cenando. Risas, gritos y anécdotas pasaban de una punta a la otra, me sentía en familia porque todos ellos son parte de la mía. Miro a mis amigos ya agradezco de tenerlo, miro discretamente a Kendall que ahora está riendo por una de las ocurrencias de Carlos y sonrió con tristeza, porque justamente Carlos logro sacarle una sonrisa, una de las que tanto me gustan.

Aquí va otro año en que sigo enamorado secretamente de Kendall Knight. ¿Más patético podría ser?

Necesito aire fresco. Salgo al patio trasero luego de que terminamos de cenar, aguardando a que sea medianoche, ni siquiera me moleste en buscar mi chaqueta, necesito que el frio entumezca mis músculos por un rato, sin duda hará efecto en mis pensamientos y los enfriara. Me senté en el porche, más bien en las escaleras que conducían hacia el jardín y me quede allí, mirando al cielo y las estrellas, viendo los pequeños copos de nieve filtrarse por las luces de las farolas.

Las voces y risas de otras casas llegaban a mis oídos, eran tan lejanos pero podías percibir su alegría a kilómetros de distancia. Eso me desanimo, no obtendría lo que más quería, ni ahora, ni nunca. Una punzada dio en mi corazón y quería llorar, solo llorar pero las lágrimas no aparecían.

Junte mis manos en un pequeño cuenco y la acerque a mis labios para calentarlas, vaya que hace frio pero puedo soportarlo. Sin embargo mis pensamientos no se calman, al contrario, se alborotan más.

¿Qué pasa si no puedo soportarlo más y confieso lo que siento a Kendall? ¿Qué hare cuando él me rechace, se aleje de mí y me odie por el resto de su vida? No podría manejarlo, eso sería mucho dolor, como ahora. Quiero gritar, quitarme este dolor pero eso no ocurrirá hasta que me olvide de Kendall y eso jamás pasara.

De pronto sentí algo de peso sobre mis hombros, mire sobre ellos y era una manta sostenidas por las manos de alguien conocido, esa persona que tiene ahora mis pensamientos bajo su poder sin saberlo. Le dedique una sonrisa a medias, solo para evitar responder preguntas incomodas.

-Gracias –agradecí y el se deslizo bajo la manta, uniéndonos con ella, pegado cerca de mi cuerpo. Hombro a hombro.

No dijo nada, solo sonrió y eso basto. Nos sumimos en un silencio sepulcral, yo mire al suelo, el miraba las estrellas, podía verlo por el rabillo de mi ojo. Era maravilloso. Me quedaría todo el día mirándolo sin cansarme, pero debo disimular y ser fuerte, por mí. Creo que paso una eternidad, no lo sé.

-James –su voz molesto al silencio –has estado raro estos últimos días.

Me está mirando, puedo sentir su intensa mirada sobre mí, decido no devolverle el gesto o me perderé en esos bellos ojos que muchas veces tengo la desgracia de mirar.

-¿Yo, raro? –Solté una risita –eres tu el que estuvo raro este último tiempo.

-Claro que no.

-Lo que tú digas, Kendall.

Prefiero terminar esta discusión estúpida, siento celos de solo recordar la última semana. Kendall y Carlos prácticamente pegados todo el tiempo.

Siento un remolino sacudir mi estomago.

-Jamie, detesto que estés así conmigo.

A mí también me molesta.

-Sinceramente no se que hice para que estés molesto conmi…- se calla y es porque mis ojos cortan sus palabras.

Atravieso su alma con mi mirada, quiero que sienta lo que yo siento, que me duele y es por su culpa. No James, el no tiene la culpa, tú te enamoraste de él, no el de ti.

-N-no estoy enojado contigo –aparto la mirada antes de que haga una locura.

-Entonces, ¿Qué pasa? –dice angustiado y gana mi atención de nuevo.

Pero no sé qué decir. Demonios, no debí mirarlo, ahora estoy perdido en la inmensidad de esos ojos que brillan bajo las sombras y la tenue luz, su cabello dorado como la luz misma, es como un ángel caído del cielo. Mi ángel.

-N-nada.

Una vez más que lo mire y estaré rendido a sus pies. Volví a mirar el suelo, mi cuerpo ahora está caliente por el contacto de nuestros cuerpos, el frio de antes ya no existe, solo esa agradable sensación a compañía.

-¿Es porque pase más tiempo con Carlos que con ustedes? –insistió y me colmo la paciencia.

-¡Porque no pasaste tiempo conmigo! –exclamo molesto, sus ojos y los míos chocaron.

-James, yo…l-lo siento.

-Un "lo siento" no lo arregla, esperaba con ansias esta semana para disfrutarla con mis mejores amigos y no con la mitad, pero sobretodo contigo porque...porque tu…-sacudí mi cabeza, sabía que estaba por decir algo que no debía, tengo que detenerme o lo arruinare –eres mi mejor amigo.

El peso de mis sentimientos esta matándome, estoy en la cuerda floja, quiero saltar y caer en una red segura. No pasara, caeré y golpeare contra el suelo así que debo seguir con la cabeza en alta, como si nada hubiese pasado. Duele, no tienen idea, pero me mantiene vivo por un rato más.

Debo ser fuerte, por él y por mí. Borrare todo el amor que siento por Kendall en cada parte de mi cuerpo, mis manos que desean tocarlo, mi cabeza que desea descansar sobre su pecho y mis labios que se mueren por probar los suyos. Mis ojos, mis ojos que arden por observarlo.

Veo un halo de duda en su rostro, pero sus cejas se relajan y sus labios se tensan. Su silencio es mucho más peligroso que sus palabras.

-Entiendo –Kendall asiente y algo brilla en sus ojos –eso necesitaba oír.

Yo no entendí. Mis ojos alcanzaron a ver como sus manos se levantaban y movían hacia un lugar, los lados de mi rostro, todo en cámara lenta. Mis parpados se separaron antes de poder sentir algo rozar con fuerza mis labios pero luego los cerré y empuje mis labios contra los de Kendall. Era lo que siempre había anhelado y ahora ocurría ¿o era un sueño? ¿Los sueños pueden ser tan reales como si fuese en realidad?

No pensé mucho, mis manos se deslizaron a sus caderas y frotamos nuestros labios en un suave movimiento, siento el sabor a pavo ahumado y dulces inundar mi boca, atrapo su labio inferior, no nos movemos, solo estamos así. Unidos.

Pero mi maravilloso sueño se tiene que acabar cuando siento que él se aleja, ahora debo enfrentarme a las consecuencias, con una pequeña sonrisa en mi rostro.

-Me gustas James, y mucho.

Eso fue lo único que necesitaba oír.

-También me gustas, mucho.

Deposite mi más grande confesión en sus labios. Jamás se sintió tan bien decir la verdad. Creo que me equivoque sobre mi predicción de este año, si se cumplió mi deseo de navidad.