Bueno, tengo una idea que escribo con mi amiga Mari y espero que les guste. Estoy muy emocionada por éste proyecto juntas y ella prometió ayudarme con mi secuela "Tres pequeños giros". Estamos tan llenas de ideas, que es increíble.
Fic: "Cuando la sangre fluye".
Resumen: Nadie lo soporta, pero tampoco nadie cuestiona las decisiones de Albus Dumbledore. Sólo Severus Snape, de hecho. En fin, Gilderoy Lockhart asume el puesto de defensa contra las artes oscuras en el segundo curso. Y en medio de una terrible amenaza, haciéndole sentir a Snape que nadie es mejor para ese puesto que sí mismo. Nada realmente nuevo, hasta que se descubre que están emparentados en descendientes muy muy muy lejanos. Y mucho peor cuando ambos, están tras la misma mujer.
Pairings: MM/SS (principal) cuasi RL/MM y cuasi AD/MM.
Capítulo 1: Entre querubines y cartitas de amor.
Dumbledore POV
Adoraba las fiestas y San Valentín era la perfecta excusa para organizar una reunión que pudiera unir tanto a sus profesores como a sus estudiantes. ¿Qué había de malo en ello? A excepción de Severus, el resto parecía muy entretenido con la fiesta en medio del salón de maestros. Nada podía salir mal con ponche rosa y burbujas de corazones, galletas en forma de querubines y flechas, canapés románticos. ¿Cómo podían discutir en uno de los días más lindos del año?
Además y hasta servía para conocerse mejor. Había contratado a un nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras y aunque ya era bastante reconocido por sus hazañas personales, nadie lo conocía en verdad. Una buena forma de romper el hielo.
- No podías caer más bajo, pues el suelo te lo impide... ¿cierto? - escuchó una voz entre las sombras y se dio la vuelta hacia un rincón pobremente iluminado en la sala de maestros. - San Valentín ya de por sí es incómodo con todos esos estudiantes de pronto sintiéndose hormonalmente activos, dándose regalos y desmostraciones de afecto en público, pero no... - Severus Snape salió de la oscuridad y su expresión hablaba por sí sola. El enojo trazado en cada pequeña arruga de su frente, con el ceño fruncido. - tú tienes que convertirlo en un evento...
Albus sonrió y sus antenas con corazones sobre su sombrero, brillaron en rojo y rosa. Severus Snape parpadeó y desvió la vista, aunque no por mucho. El anciano sacó un par de ellas de su bolsillo y aunque trató de resistirse, las colocó sobre su grasienta cabeza. Continuaron apagadas puesto que Snape jamás sonreía.
- ¿Estás molesto puesto que nadie te dejó una tarjeta en tu despacho? - preguntó y Snape parecía no querer responder la pregunta. Introdujo las manos en los bolsillos de su túnica y sustrajo un par de papeles arrugados. 5 o 6. Algunas tarjetas estaban ya rotas y ya no sonaban siquiera. Sonrió sarcásticamente y las antenas se iluminaron brevemente.
- ¿Te parece? Si una de ellas es tuya y tiene un gatito colgando de una rama que dice: "resiste allí". ¡Hasta Sinistra me envió una tarjeta!
El director rió y palmeó su espalda con mucha felicidad, en tanto que Snape creyó que le había descolocado uno de sus pulmones. El vaso de ese ridículo ponche rosa que sostenía, casi terminó en el suelo y un par de gotas se derramaron junto a los zapatos de Minerva y Sprout. Ambas mujeres lo miraron detalladamente y luego a las estúpidas antenas que Snape no tardó en quitarse y arrojar al suelo, abochornado, pisándolas con más fuerza de lo debido.
- Seguramente y hasta Minerva te dejó una tarjeta en tu despacho. - declaró Dumbledore, contento y ligeramente sonrojado ante la mirada analítica de la jefa de Gryffindor. Acomodaba sus gafas sobre su nariz y asentía como si le hubiesen preguntado si el emblema de su casa era un león.
- Por supuesto. - declaró, cruzándose de brazos con una expresión de absoluto compromiso. - dijiste que teníamos que mantener el espíritu y eso hice. Aunque me temo que no le veo mucho la gracia... a toda ésta celebración de un día y unas pocas horas. Pobre de Filch que tendrá que limpiar todo ese papelillo de colores y esas serpentinas mágicas que realmente serpentean aún después de arrojadas. ¿No es muy cruel, Albus? Aún para ti.
Severus no tardó en imitar a la mujer y se cruzó de brazos con una expresión de severidad. Pomona sin embargo, rodó la vista en otra dirección y tiró un brazo alrededor de su colega femenina, sonriendo y bebiendo un poco de su ponche.
- Lo que sucede es que quizá llevas mucho tiempo sin sentir amor por alguna cosa. Por ejemplo, yo pienso que quizá deberías charlar con alguien y dejarte llevar. No sé, olvida un poco los prejuicios. ¿Qué tal un amor joven? Yo por ejemplo... - comenzó a darle la vuelta y señaló a la otra mitad del profesorado, reunido alrededor de la nueva "promesa" Gilderoy Lockhart. - creo que un hombre como Gilderoy, tan famoso y apuesto, te haría más que bien. - suspiró risueña.
- Lo siento pero no creo que sea el amor, aquello que deba tocar a mi puerta en éste momento. - dijo la mujer, quitándose el brazo de Pomona de encima y sonriendo con una expresión muy característica de Snape. - y creo que Gilderoy ya tiene mucho de qué preocuparse. Como sólo le he oído hablar de sus hazañas durante las últimas dos horas...
- Tonterías... - dijo Sprout quitándole la copa de las manos y dándoselas a Snape que apenas y pudo balancear la suya. No tardó en halar uno de los brazos de Minerva quien continuaba resistiéndose. - ven... vamos a conocerlo y verás lo buen hombre que es.
No pudo escapar del fuerte agarre de la mujer y por un momento, Severus sintió lástima por ella y por tener el castigo de escuchar a ese idiota fanfarrón, mientras hablaba y hablaba sobre grandes hazañas que seguramente ni había hecho. Negó con la cabeza y Albus contempló la escena muy contento.
- Parece que es muy popular entre las mujeres...
- Regálales la luna y lo serás tú también. - contestó con su usual sarcasmo, colocando los vasos de ponche sobre la mesa de bocadillos y dándose la vuelta para contemplar la escena, tomando una de esas ridículas galletas de querubines. Apenas y le dio un mordisco, mientras miraba a las mujeres suspirar como si frente a ellas se encontrara el mismísimo Merlín. Excepto claro, Minerva quien parecía realmente aburrida y quién parecía tratar de huir de los brazos de Pomona, que la mantenían en esa tediosa conversación.
Gilderoy Lockhart, de pronto todos lo conocían y él jamás había oído algo de él. Tenía un sin fin de libros que seguramente estaban basados en puras mentiras y realmente lo detestaba. Trataba de evitar encontrarse en cualquier espacio cerrado donde él estuviera presente y trataba de huir de su club de fans o de sus reparticiones de fotos autografiadas. No llevaba ni cinco días en Hogwarts y ya quería patearle el trasero. Además... quién se creía como para encantar a todas las mujeres del staff de maestros.
Un momento... ¿qué? Y él seguramente había bebido demasiado ponche ya. ¿Acaso estaba celoso?
