¡Hola! Primero que nada debo decir que este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black". Hecho. Ahora, ya puedo escribir.
Desafío: Palabras al azar.
Palabra 1: Mar.
Palabras totales (descontando notas de autor): 337. Supongo que queda como drabble.
Personaje 1: Tom Riddle Jr.
Disclaimer: Harry Potter no me pertenece. Es todo obra de Jotaká. Yo sólo los uso para mi diversión, etcétera, etcétera.
¡Sean bienvenidos!
El niño y el mar.
Tom simplemente miraba. El niño gritaba.
—¡Suéltame! ¡Demonio! —y lloraba, y las lágrimas caían oscuras por sus mejillas embarradas.
Tom simplemente sonreía.
—Y de todas formas —decía, con la voz baja, con un murmullo que no era más alto que el golpear de las olas contra las piedras—, de todas formas seguís llamándome así. Tú y esa niña Amy... Me llamáis monstruo, bestia, diablo, cuando los verdaderos diablos sois vosotros.
Tom no decía la verdad: no solo Amy y él le llamaban así. Pero no tenía tiempo para enumerar. No quería hacerlo, tampoco.
—Maldito —gritaba a voz estrangulada el niño—. ¡Maldito!
Tom se arrodilló. Poco le importaba ensuciar esa ropa vieja y muggle —hacia dos años que había aprendido esa palabra, y lo que significaba— ya que sus túnicas y uniformes estaban pulcramente guardados en su baúl.
Había aprendido, además, la forma de hacer magia fuera del colegio sin llamar la atención. El radar lo tenían las varitas. Mientras no moviera la varita, podría seguir haciendo lo que siempre hizo, sin llamar la atención de nadie.
—Malditos seráis vosotros —le dijo Tom, mirándolo atentamente: el rostro arrugado, el cabello en el rostro, los churrones de manchas—. ¿Sabéis qué? Soy un mago. Un brujo. Y seré el brujo más grande de todos los tiempos. Todos vosotros, muggles asquerosos, deberáis arrodillaros ante mí.
El niño gritó más fuerte, y su grito hizo caer algunas piedras desde el techo. La caverna estaba en mal estado, y los ruidos más fuertes, o solamente un poco de magia de parte de Tom, y todo caería.
—¡Estás loco! —gritó el niño. Gritaba, gritaba como si sus gritos significaran algo, como si él significara algo—. ¡Loco! ¡Enfermo!
Enfermo. Tom frunció el ceño, el primer gesto de contradicción en su rostro. Alzó la cabeza, orgulloso, y comenzó a irse. El camino estaba húmedo y resbaladizo, pero eso no impedía que se fuera, dejando al niño bajo varias piedras, atrapado, hasta que la marea subiera y el mar se lo tragara.
Primer palabra arriba. Faltan cuatro. ;)
Grillow Z.
