Prólogo

Disclaimer:Las tortugas ninja no me pertenecen, pertenecen a Nickelodeon y a sus creadores Kevin Eastman y Peter Lair. Solo escribo por diversión y sin ánimo de lucro.

Casi diez años... casi diez años habían pasado de la noche que cambió la vida de Hamato Yoshi, la noche en lo que perdió lo que más amaba.

Tokio, por la noche, hace 9 años y 243 días:

Era una nocha tranquila en Tokio...

En uno los últimos dojo de Ninjutsu de Japón, estaba una pequeña familia; Yoshi, Shen y su pequeña hija; Miwa.

Yoshi acaba de hacer las paces con su esposa Shen, habían discutido porque Yoshi hacía semanas que no dedicaba tiempo a su familia, y no hacía otra cosa que entrenar. Pero tras momento tan romántico, apareció Saki, retó a Yoshi, este dijo a Shen que se fuera con su hija. Tras una pequeña sonrisa, diciendo "todo saldrá bien", empieza la batalla.

Saki lanza un ataque, peleaba con ira y rencor, pues su padre, le había revelado esa misma noche antes de su muerte, que no era realmente su padre, en realidad, era descendiente del antiguo clan Oroku, él lo había rescatado cuando era un bebé antes de que se destruyera lo que fuera el dojo Oroku. Saki se tomó esta revelación como una traición a su verdadero nombre, y supuso la llama final para el odio que tenía contra su clan y hermano adoptivo.

Yoshi atacaba y defendía, intentaba persuadir a Saki de seguir atacando, pero, era inútil. En un ataque mal calculado, Saki rompe unas velas y empieza un incendio en el dojo.

Mientras, Shen, no se había ido, seguía la pelea de cerca, temiendo por Yoshi, pues, no quería perder a Yoshi, pero tampoco a Saki, así que, decide entrar en las llamas, deja a Miwa en el suelo, no sin antes darle un beso y decirle "te quiero mi vida".

Al entrar al dojo, le costaba respirar y ver lo que había a su alrededor, consigue encuentrar donde estaban Yoshi y Saki, y, rápidamente se pone en medio de Saki quién iba a lanzar un golpe que podría haber matado a Yoshi, pues, estaba en el suelo tirado por un ataque de Saki a sus piernas, y ese golpe que podría haber matado a Yoshi, mata a Shen…

-¡POR FAVOR, PARAD! – grita Shen pero el golpe le llega y cae al suelo sin vida.

-¡ NOOOOO! – grita Saki horrorizado por lo que había hecho, había matado a su único amor.

-¡SHEN! – otro grito se oye, pero este más desgarrador, posiblemente el más triste y lleno de angustia que podría y podrá decir Yoshi en su vida.

Parecía que el Sol, la Luna, la Tierra y el Tiempo se hubieran detenido tras escuchar tanta angustia, parecía que el Sol no se volvería atrever a salir tras esa noche, parecía que las furiosas llamas de la casa se hubieran detenido por compasión a ese grito de auxilio… Pero no era así…. No lo era… Nada se había detenido... Todo había continuado… Pero quizás esas furiosas llamas si tuvieran compasión por el reciente viduo y lo separaran a él y a quién era ahora su peor enemigo….

Una viga había caído entre medio de Saki y Yoshi, quién estaba llorando pidiendo que solo fuera una pesadilla…

La viga caída estaba en llamas y quemó cruelmente la mitad de la cara de Saki, este sale del dojo gritando de dolor, y en el suelo se encuentra una pequeña criatura que estaba llorando inconsoladamente, era Miwa.

- A partir de ahora serás mía pequeña, te llamaré, Karai. - dijo Saki cogiendo con cuidado del suelo a la pequeña Miwa, y con estas palabras cambiarían su vida y la de Miwa.

Mientras, Yoshi, estaba suplicando a Shen que volviera a la vida, sabía que no había vida en el cuerpo de su amada, pero a la vez no creía que fuera así, solo quería que le volviera a mirar de esa forma tan mágica como ella lo hacía y que volvieran juntos a casa.

Cada vez había más humo, Yoshi comprendió que debía salir de allí.

Cogió el cuerpo sin vida de Shen, aún suplicando que se levantará para que pudieran salir juntos, Yoshi recorre como puede los escombros y consigue llegar a una salida, pero, de repente se oye un crujido, era el dojo.

Rápidamente deja a Shen junto al pequeño hueco de salida para que pudiera sacarla después de él, pero ese momento no llegó, justo después de salir él, el dojo se derrumba...

- ¡SHEN! ¡NO! ¡POR FAVOR VUELVE! - lloraba sin cesar Yoshi.

No había nada que hacer, no sería posible sacar su cuerpo, Yoshi, comprendió esto pero gritaba inconsoladamente. Ahora debía buscar a Miwa, era lo único que le quedaba...

- ¡MIWA! ¡MIWA! ¡MIWA! ¡MIWA! - gritaba más fuerte sin oír ningún llanto de su pequeña.

Pasaron las horas y amaneció... El Sol se atrevió a salir tras tan fatídica noche...

Yoshi ya daba por pérdido todo lo que quería, no podía hacer nada... Pero tampoco se vengaría de Saki, lo que aprendió esa noche fue que la venganza solo engendra más dolor...

Decidió que escaparía de Tokio, a una pequeña isla donde pasaría desapercibido, era Matsushige, donde Shen se crió.

Después de tal pelea Saki lo daría por muerto...

Tras dar la búsqueda de su familia por imposible, fue a su casa, cogió todo lo que necesitaría para su nueva vida, dinero, ropa, documentos y... Una foto de cuando Miwa había nacido, hacía seis meses, estaban Shen, Miwa y él, no pudo evitar llorar al ver esa foto, solo cogió ese recuerdo, no podría llevar mucho más, haría todo desde su futuro hogar, pero por ahora ni siquiera sabía que iba a hacer cuando llegará.

Fue al aeropuerto y pidió un billete para Matsushige, le dijeron que tardaría más de 3 horas en haber un vuelo disponible, solo espero, recordando la anterior noche una y otra vez. Al final por fin le consiguieron un vuelo.

- Señor le hemos encontrado un pasaje disponible a Matsushige - la corresponsal de vuelo ve la cara de Yoshi, está desencajada y tiene los ojos hinchados de tanto llorar. - ¿Está bien? ¿Necesita ayuda?

- No, gracias, estoy bien, gracias por conseguir el billete. - dice Yoshi cogiendo el billete.

Embarcaría en 2 horas, así que se dirigió al control de su vuelo y 2 horas después estaba en Matsushige.

Matsushige, hace 9 años y 333 días...

Yoshi estaba en una profunda depresión, había encontrado trabajo en un pequeño dojo de ninjutsu, solo se olvidaba de su dolor allí, en cuanto a su anterior vida, en cuanto llegó se inventó una historia para poner fin a su anterior vida, dió parte a la policía de que no encontraba a su hija y a su mujer, según su historia había viajado a Matsushige porque estaban enfadados y a lo mejor estaban allí, pues Shen era de esta pequeña ciudad, desde Tokio le confirmaron que el cuerpo de su mujer estaba en su antiguo dojo derrumbado por un incendio. Yoshi decidió que, nadie, nunca, en ningún caso, sabría lo que pasó esa noche.

Desde el tiempo más reciente de la pelea hasta, justo seis meses después de esta, su nueva vida comenzó así:

Miwa estaba desaparecida, el cuerpo de Shen fue llevado a Matsushige y Yoshi hizo su entierro allí.

Vendió el dojo derrumbado y su casa de Tokio a una agencia inmobiliaria que quería el terreno del dojo y la casa porque estaba en una calle importante de Tokio.

Cuando acabo esto, había pasado una semana desde la pelea.

Después de todas las operaciones legales en Tokio, empezó más trámites legales para cambiar su nombre, cambiaría su nombre de pila de Yoshi a Splinter, y si Saki lo buscaba solo encontraría a Hamato Splinter y no daría importancia ni a su nombre ni apellido, pues Splinter parecía el nombre de alguien sin importancia, en cuanto a su apellido, había muchos Hamato en Japón, no levantaría sospechas.

La segunda semana después de la pelea, cuando estaba cambiando su nombre, con el dinero que había conseguido con la venta del dojo y de su casa, compró una casa a las afueras de Matsushige. Hasta entonces había dormido en la calle.

Un mes después consiguió su empleo en el dojo.

Lo que cambió su vida de verdad ocurrió, justo seis meses después de la pelea.

Había ido al supermercado a comprar, al salir en uno de los contenedores que había enfrente de este, oyó un llanto, más bien varios.

Abrió rápidamente el contenedor para ver de donde venían, encontró una bolsa de deporte de donde procedían los incansables lloros, la abrió y había cuatro bebés que parecían no tener más de un mes de vida, posiblemente ni siquiera unas horas, pues estaban llenos de sangre.

Entró al supermercado y habló con el cajero que siempre le atendía, le pidió ayuda.

Y 10 minutos después estaba la policía, interrogó a todos y cogió a los pequeños para llevarlos al hospital, Yoshi, ahora Splinter, se ofreció a ir con ellos.

Le preocupaban esos bebés.

Se quedó hasta la mañana siguiente en el hospital, hasta que le llamaron.

- Hamato Splinter, pase por la consulta 23. - le llamaron por megafonía y entra a la consulta.

- ¡Buenos días señor Hamato!- le saludó el doctor.

- ¡Buenos días!- saluda Splinter y rápidamente busca a los bebés que estaban en una sola cuna pero grande. Entonces respira aliviado al saber que los pequeños están bien.

- Me gustaría agradecerle lo que ha hecho, me dijeron todos los enfermeros y enfermeras que no se fue de la sala ni un momento y no paraba de preguntar por los bebés. - dijo el doctor en forma de felicitación.

- Sólo he hecho lo que debía, además me preocupaban mucho los pequeños. - respondió Splinter.

- Bueno, les hicimos pruebas, y nacieron ayer, aún tienen el cordón umbilical y cuando los encontraron aún tenían sangre del parto, pero están correctos de salud, les hicimos pruebas y son hermanos biológicos, yo diría más que eso incluso, están en una sola cuna porque comprobamos que al separarlos, no paran de llorar hasta que están juntos. ¿Interesante, cierto?

- Sí. - a Splinter esto le pareció muy tierno. - Y, ¿qué será de ellos?

- Serán dados en adopción, pero dudo que sean adoptados todos juntos. Si un bebé es difícil de cuidar, ¿quién querrá a cuatro criaturas a la vez? - concluyó el doctor y Splinter no podía parar de pensar que sería de los pobres cuatrillizos separados.

- Y si, y si... ¿los adopto a todos yo? Así no serían separados, ¿verdad?

- Cierto, pero, ¿está dispuesto a asumir tal responsabilidad?

- Sí, lo estoy. - contesta con seguridad Splinter. -

- Hemos citado al asistente social aquí a las 13:00, mientras tanto quedese por aquí y le avisaremos cuando llegue. - dice el doctor mientras abre la puerta a Splinter. - Y por cierto me parece usted un buen hombre.

- Gracias. - contesta Splinter y sale de la consulta.

Splinter esperaba ansioso al asistente social, iba a ser padre otra vez, hacía meses que no era feliz de verdad, al mirar a los cuatrillizos, sentía una conexión especial hacia ellos y a la vez una gran emoción de ser padre, que sólo le pasaba al mirar a Miwa, echaba de menos sentir eso...

Splinter, espero, espero y espero...

Pensaba como iba a vivir ahora, en los primeros meses de vida de Miwa, fue muy duro atenderla, y estaba con Shen para cuidarla, lo que falicitaba la tarea de cuidar a un neonato, eran dos personas para una, pero esta vez estaría el sólo y criando 4 pequeños a la vez.

Dió la una de la tarde, y le llamaron otra vez a la consulta.

- Hola otra vez señor Hamato. - dice el doctor que le había atendido antes.- Este es el asistente que se ocupará del proceso de adopción de los cuatrillizos y de la supervisión de su entorno para evaluar si es posible la adopción-

- Buenas tardes. - saluda a los dos Splinter.- Espero que la adopción sea lo antes posible.

- Buenas tardes. La adopción implica una gran responsabilidad, es tener un hijo, significa cuidarlo 24 horas al día; cuidar su alimentación y educación, pero sobre todo la relación, y en su caso implica mucho más, pues serán cuatro hijos los que usted tendrá.

- Lo sé. - responde Splinter sin ni siquiera titubear.

- Puede empezar los trámites ahora mismo, pero que sepa que debera pasar un control en su trabajo y una evaluación del hogar. - explica el asistente con ciertos aires de superioridad.

- Lo que sea para poder ser el padre de esos pequeños. - concluyó Splinter.

- Bien, pase mañana por el juzgado y todo empezará legalmente, mientras los bebés se quedarán en el hospital y posteriormente a un orfanato. Que tenga un buen día señor Hamato. - dice el asistente para que Splinter se fuera.

Y así Splinter sale de la consulta.

A partir de ese día empieza un largo mes de asuntos burocráticos; documentos, inspecciones a la casa de Splinter y a su trabajo, y al día siguiente más documentos y revisiones...

Pero eso era lo de menos, Splinter gracias al médico que vió en el hospital consiguió seguir viendo a los pequeños. Primero en el hospital y luego en el orfanato. Sólo los veía unos minutos al día, pero si estaban llorando justo cuanto Splinter les visitaba, bastaba que los cogiera para que pararán de llorar. Splinter antes de irse, siempre les cantaba la nana que hacía dormir a Miwa, y al hacerlo, como con Miwa, conseguía que se durmieran plácidamente. La nana decía así:

"Yurikago no uta o
Kanariya ga utau yo
Nenneko Nenneko
Nenneko yo

Yurikago no ue ni
Biwa no mi ga yureru yo
Nenneko Nenneko
Nenneko yo

Yurikago no tsuna o
Kinezumi ga yusuru
Nenneko Nenneko
Nenneko yo

Yurikago no yume ni
Kiiroi tsuki ga kakaru yo
Nenneko Nenneko
Nenneko yo"

Paso el mes, y Splinter consiguió pasar todos los controles de adopción, por fin los cuatrillizos eran sus hijos oficialmente, pero en su corazón lo eran desde hacía mucho más tiempo.

Cuando los cogió, por fin, como sus hijos oficialmente, no pudo evitar llorar de alegría, habían sido su Renacimiento, pues tras la terrible muerte de Shen y la desaparición de Miwa, sentía que no tenía nada, pero con ellos, sentía la misma alegría que con su anterior familia.

Era muy feliz, así que decidió llamar a sus pequeños como artistas del Renacimiento italiano, para que él siempre recordara su Renacimiento...

Los llamó, Leonardo, Raphael, Donatello y Michelangelo.

Cuando llegó a casa los llevó a su cuarto donde tenía cuatro preciosas cunas preparadas, pero por mucho que quisiera poner a cada uno en una cuna diferente, al separarlos lloraban, así que decidió ponerlos en un futón que tenía para que durmieran juntos sin problemas de espacio.

La primera noche con ellos, fue muy dura, pues tenía que cambiar de pañal, dar el biberón y dormir a cuatro bebés. Sólo funcionaba para dormirlos a la vez su nana.

Cuando llegó al amanecer, Splinter pasó una horrible, pero a la vez bonita noche, echaba de menos levantarse en mitad de la noche para cuidar a un bebé. Habían sido 7 meses muy duros, pero por fin volvía a ser feliz...

Este era su Renacimiento, su vuelta a ser feliz y este fue el comienzo de la vida de los Hamato...

Esto fue todo el origen de la familia Hamato, hace 9 años y 363 días, y actualmente solo faltaban dos días para que los cuatrillizos cumplieran 10 años...

Splinter no podía recordar sin dolor la pérdida de lo que más amaba hace casi 10 años, pero, tenía un motivo que le era más grande que su dolor, sus 4 pequeños, que ya no lo eran tanto, pero para él si...

Primer capítulo de mi primer fanfic, :)

Realmente en Japón hay una ciudad que se llama Matsushige, está en Tokushima.

Aquí esta la nana traducida del japonés:

"Un canario canta
Una canción de cuna,
¡Duerme, duerme,
Duerme, niño!

Arriba de la cuna,
Los nísperos balancean,
¡Duerme, duerme,
Duerme, niño!

Una ardilla mece la cuna
Por su cuerda,
¡Duerme, duerme,
Duerme, niño!

Sueños en una cuna,
Con la luna amarilla brillando desde arriba,
¡Duerme, duerme,
Duerme, niño!"

Y este el link de donde saqué la nana:

mamalisa ?t=ss&p=2887

Gracias por leer y espero que os haya gustado.

Hasta la próxima ;)