Disclaimer: Disclaimer: Lo único mío es mi imaginación y los futuros problemas mentales que pueda generarme. Shingeki no Kyojin / Attack on Titan pertenece a Isayama Hajime.
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Prologo:
Familia
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Érase una vez tres amigos que vivían en el pequeño pueblo de Shiganshina, Eren, Armin y Mikasa; aunque no era hermanos, siempre se consideraron una familia. Eren era un joven independiente, obstinado, con metas muy claras, y aunque amaba a sus amigos, no tenía problemas en alejarse de ellos. Armin, era dulce, inteligente y perceptivo; no solo era quien los mantenía juntos, sus planes e ideas los ayudaron, durante el paso de los años, a salir adelante. La tercera, la ilustre protagonista de esta historia, era Mikasa; una joven callada, decidida, terca, hermosa y demasiado brillante para su propio bien.
Eren y Armin se conocían de toda la vida; Mikasa, llegó a sus vidas tiempo después. Cuando era una niña, sus padres fueron asesinados y el Dr. Jaeger, que había sido amigo de su familia, la tomó bajo su tutela. Fue entonces que conoció a Eren.
El cambio en su vida fue muy difícil para la pequeña Mikasa. Las primeras noches en casa de los Jaeger, lloró en silencio junto al fuego de la chimenea, y cuando dormía, la imagen de sus padres asesinados la atormentaba. Se volvió normal que no durmiera; permanecía siempre calladita, sentada junto al fuego. Carla, la esposa del Dr. Jaeger, se encariñó con la pequeña desde que llegó a su casa; sin importar cuanto lo intentaba, no conseguía acercarse a Mikasa y romper el muro que la niña había construido a su alrededor. EL Dr. Jaeger se preocupó por su salud y ante el fracaso que también él tuvo en sus intentos por hablar con ella, decidió medicarla para que lograra dormir. El resultado fue mucho peor de lo que hubiera imaginado. Mikasa dormía, pero era evidente que las pesadillas no disminuían, y siempre terminaba despertando asustada y gritando.
Y regresaba junto a la chimenea, abrazando sus rodillas y con los ojos en blanco.
Fue Eren quien logró que Mikasa rompiera su silencio y se adaptara poco a poco a su nueva vida. Una noche, de las peores que tuvo la niña desde la muerte de sus padres, Eren se sentó a su lado y tomó con cariño sus manos; fue entonces que se dio cuenta que estaba helada. A pesar del calor de la hoguera en la que se refugiaba, sus manos parecían témpanos de hielo; ya fuera por el frío, por el miedo, o por la soledad que sentía. Eren la envolvió con su bufanda favorita y se quedó a su lado, tomando su mano, hasta que la niña cerró los ojos y logró dormir en calma.
Muchas noches se repitió la escena, creándose un lazo muy fuerte entre ambos. A donde iba Eren lo seguía la niña y él nunca se quejó. Los padres de Eren estaban sorprendidos, su hijo era todo menos un niño sociable o fácil de tratar, pero con Mikasa era diferente; a ella la esperaba y aunque no le gustaba que ella le ganara en sus juegos, siempre la trataba con un enorme cariño y consideración. Claro que desde ese entonces las diferencias en sus caracteres los enfrentaban y no era raro que discutieran por pequeñeces; pero al terminar el día, Eren se aseguraba que Mikasa nunca tuviera frío. El rostro de la niña se iluminaba cuando Eren estaba cerca y a pesar de ser reservada y evitar los peligros, todo cambiaba si Eren estaba de por medio. Mikasa se volvía impulsiva y lo protegía con tanto esmero, que incluso el testarudo Eren, se daba cuenta.
A Armin lo conoció poco después, si a Eren lo seguía por todas partes, con Armin se quedaba quieta escuchándolo hablar con absoluta admiración. Al rubio y más pequeño niño, al principio lo cohibía la presencia de Mikasa, pero era fácil hablar con ella. Además, Mikasa, sabía defenderse y no solo era muy fuerte, sino que tenía una naturaleza protectora que la hacía pelear con los niños que solían molestar o maltratar a Armin. Eren y Mikasa eran sus defensores oficiales y en más de una ocasión terminaron con el rostro lleno de moretones.
En muy poco tiempo, los tres, se volvieron inseparables.
Durante poco más de un año Mikasa vivió con los Jaeger, sintiéndose, otra vez, parte de una familia; pero la tragedia volvió a golpear a su puerta.
Una noche, al regresar de un viaje a la playa, un conductor ebrio chocó de frente contra el carro en que viajaban. El Dr. Jaeger murió en el lugar y durante un par de días, Carla luchó por su vida en el hospital. Sus últimas palabras fueron para la pequeña Mikasa, a quien le pidió que cuidara de Eren, sin importar lo testarudo que pudiera ser, y que siempre estuvieran juntos. Esa noche fue Mikasa quien abrazó a Eren para quitarle el frío; las palabras de Carla se habían grabado en el corazón de la niña y mientras acariciaba el cabello de Eren y lo veía dormir, le prometió cuidar de él y nunca dejarlo solo. Ella estaba tan asustada como Eren, pero a diferencia de él, ella no estaba enojada, no podía; fue la segunda vez que perdió a su familia y todo lo que le quedaba era el terco niño que dormía recostado en su falda.
Todo dolía menos, si Eren estaba con ella.
Cuando levantó la vista, se encontró con la figura de Armin, tímido y con los ojos llorosos no se animaba a acercarse a ellos. Mikasa extendió su mano y lo llamó a su lado; esa fue la primera noche que ambos velaron el sueño de Eren. Él también era huérfano y parecía entender mejor que ellos dos lo que ocurría. Ella se recostó despacio en los hombros de Armin y se dio cuenta que también lo tenía a él y que aunque era más pequeño y débil, la hacía sentir segura.
Poco después Eren y Mikasa fueron a vivir con el abuelo de Armin y nunca más habrían de separarse.
A Eren la muerte de sus padres lo volvió aún más irascible, perdía la paciencia por cualquier detalle y solía enfadarse con Armin y Mikasa. Armin sacaba alguno de los libros de su abuelo y le mostraba imágenes del mundo y poco a poco el pequeño se tranquilizaba, por lo menos en el exterior. La vida con el abuelo de Armin era apacible, a pesar de los problemas propios de educar a tres adolescentes. Mikasa era más callada de lo necesario, Eren en cambio parecía un torbellino, y Armin siempre estaba leyendo. Mikasa, se volcó por completo en Eren, velar por su seguridad y asegurarse que no se metiera en problemas parecía ser la única motivación de su vida. Dos veces perdió a su familia y se aferraba con uñas y dientes a las personas que le quedaban.
A los dieciséis años Eren se obsesionó con averiguar más sobre la muerte de sus padres y cuando supo que el hombre que había causado el accidente nunca estuvo en prisión, tomó la decisión de hacer algo para que ninguna otra familia pasara por lo que pasó la suya. Ninguno tuvo tan claro su futuro como él, sabía que iba a ser abogado y que iba a trabajar en la fiscalía.
La educación de Eren y Mikasa estuvo asegurada por un fideicomiso que heredaron los Ackerman a su hija y por un seguro que dejaron los padres de Eren. En el caso de Armin y Mikasa, ingresar a la universidad no representó ningún problema; ambos tenían las mejores calificaciones de su escuela. Eren, en cambio tuvo que esforzarse mucho ese último año, pero no solo lo logró, sino que lo hizo con excelencia.
A nadie sorprendió que, aun cuando Mikasa hubiera podido asistir a la universidad más prestigiosa con una beca que lo incluía todo, se decidiera a asistir a la misma que eligió Eren. Tampoco fue extraño que Armin hiciera lo mismo, o que al graduarse, los tres decidieran ingresar a la escuela de derecho. Para Eren era el único camino a seguir, mientras que Armin se dejó seducir por los sueños de Eren y los hizo suyos. Mikasa, pudo elegir cualquier carrera, pero su empeño en mantenerse al lado de Eren fue lo que la hizo decidirse. No era que no le gustara, podría decirse que Mikasa era buena en todo lo que hacía, pero su motivación y la de sus amigos era diferente; para ella lo más importante era su familia y estar siempre junto a Eren y Armin.
Su vida adulta no era fácil, tuvieron que afrontar momentos muy complicados, como cuando ingresaron al abuelo de Armin a una residencia para adultos mayores. Por fortuna, encontraron en la ciudad, una que se ajustaba a sus necesidades y eso los mantenía cerca de él. En un inicio Armin insinuó que quizá debería regresar a Shiganshina a cuidar de su abuelo, pero en cuanto vio que Eren y Mikasa comenzaron a hacer planes para abandonar sus estudios y regresar con él, consideró otras opciones. Con lo delicado de la salud del Sr. Arlert, y tomando en cuenta que ya fuera en el pueblo o en la ciudad necesitaban trabajar y estudiar, la residencia fue la mejor opción posible. Además, el anciano los visitaba con frecuencia y ellos pasaban sus ratos libres en su compañía.
A pesar que tanto Mikasa como Armin tenían beca, y que tenían el dinero del fideicomiso y del seguro, las cuentas por pagar se acumulaban. Las becas cubrían el pago de la universidad y nada más, y la ciudad resultaba un reto para sus finanzas, las que como cosa usual, estaban a punto de la crisis. Los tres, además de estudiar tenía un trabajo de medio tiempo o empleos ocasionales. Trabajaron como meseros, baristas, niñeros, recepcionistas, cajeros y acomodadores en un cine; Mikasa incluso fue instructora de defensa personal en un gimnasio.
No solo la economía era complicada, la convivencia no siempre era ideal. Eren tenía un temperamento volátil, parecía que estaba siempre molesto, en particular con Mikasa. No era raro escucharlo decir que ella ni era su madre, ni él un niño pequeño. Mikasa se aferraba a él y su testarudez llegaba a cegarla, eso lo empeoraba todo. Por suerte estaba Armin. Aunque para todos Eren podía considerarse lo más importante para la joven, quien mejor la conocía y con quien compartía sus miedos, sueños y pensamientos era Armin.
Por fortuna, y pesar de lo poco sociables que eran los tres, en la universidad hicieron nuevas amistades; eso ayudó a equilibrar la balanza. Desde el primer día Sasha se hizo inseparable a Mikasa, aun y cuando la callada joven pareció no darse cuenta. La energética y sonriente joven, siempre estaba a su lado y la reclamaba en todos los trabajos en equipo que hacían; incluso acomodaba sus clases para tener las mismas que Mikasa. Annie, era la novia de Eren; ellos tenían una relación por demás complicada y Mikasa no ocultaba lo poco que le agradaba su presencia. Su noviazgo fue una sorpresa y causó muchos problemas entre los tres, aunque de algunos, Eren, no llegó a enterarse.
También estaba Connie, que siempre estaba gastándoles bromas; Jean, cuyo interés romántico en Mikasa era tan notorio como la Muralla China; Historia, la joven y dulce chiquilla por quien todos parecían tener cierta debilidad; e Ymir, de carácter un tanto peculiar, pero por quien Mikasa sentía especial afecto. Su grupo de amigos no era el más amplio, pero resultaba suficiente; además, todos estudiaban derecho y se graduarían en la misma generación.
Ese semestre, todos tomaban Derecho Bursátil y sería gracias a la clase del Dr. Smith que todo habría de cambiar en el pequeño mundo de Mikasa Ackerman.
Erwin Smith era un exitoso abogado, socio fundador de una de las más prestigiosas firmas de abogados en la ciudad, Smith&Zoe, una firma privada que tomaba los casos menos tradicionales que pudieran haber; se decía que era necesario estar medio loco para trabajar con ellos. La clase del profesor Smith era un reto, y para muchos uno de los filtros de la carrera; todos pasaban por su clase, pero pocos aprobaban.
El profesor Smith, organizaba un pequeño juego en su clase; para él todos sus alumnos eran peones en un juego que muy pocos lograban comprender. Quienes obtenían las mejores calificaciones en el primer período tenían la oportunidad de convertirse en practicantes en su firma, lo que implicaba participar en casos importantes, y les daba la oportunidad de poner algo interesante en sus CV. Además, la paga era mayor a la que podían aspirar en cualquier otra parte sin haberse graduado. También estaba la posibilidad de ser seleccionado como un asociado de primer año y trabajar en Smith&Zoe una vez que se graduaban. Mikasa estaba muy consciente de la oportunidad que tenía, y con el aumento en la renta del departamento que compartían, se tomaba aun más en serio su clase.
No es que ella no lo hiciera de costumbre; por lo general Mikasa se enfocaría en lo que tenía que hacer y lo haría parecer como la cosa más natural del mundo. Por lo general Mikasa era la primera de su grupo. Sus profesores siempre reconocían su trabajo y sus compañeros admitían sin problema que era la mejor de su generación. Quizá la joven no lo admitía abiertamente, pero estaba acostumbrada al reconocimiento y lo veía como algo natural. Nunca lo vio como un problema, porque nada de lo que tenía era gratis. Mikasa siempre se esforzaba en sus clases y trabajos, así que el reconocimiento que recibía resultaba natural, y hasta justo; por lo mismo no le sorprendió el interés que mostró en ella Erwin Smith. Como todos, ella había escuchado los rumores sobre su profesor, pero a pesar que Mikasa tenía sobrada confianza en sus habilidades intelectuales y físicas, nunca reparaba en sus atractivos físicos y no creía que fuera particularmente bonita, a pesar de la atención que solía recibir de sus compañeros. Además, a diferencia de Sasha, no estaba infatuada con el atractivo profesor, su interés era ser la mejor y obtener la pasantía.
Eren, en cambio no tenía un verdadero interés en esa clase, más allá de aprobar. A él no le interesaba la práctica privada, él quería ser fiscal y cualquier cosa no relacionada con el derecho penal le fastidiaba. Ese semestre todo su dedicación estaba en otra clase. Tenían una clase de derecho penal con Dott Pixis, un fiscal general retirado que cada año enviaba a los mejores estudiantes como practicantes a la fiscalía. Ese era el verdadero interés de Eren, entrar por fin a la práctica que necesitaba y acercarse a su meta.
Todo debería haber funcionado según lo esperado, Mikasa y Armin tendrían ofertas de ambos profesores. Eren, era más que probable que iniciaría prácticas en la fiscalía; o eso es lo que suponían todos, Smith y Pixis incluidos. Desde el primer día de clases fue obvio quienes destacaban y cuáles eran sus cualidades, pero la vida tiene su propia forma de imponerse y nadie podía imaginar todo lo que habría de ocurrir por una simple discusión durante la asignación de una tarea de la clase del profesor Smith.
