Recuerdo nuestra niñez, Diesel fue siempre el elegido por mi madre el fue el valioso, el inteligente el que nunca hacia nada mal. Y no era todo una mentira.

Diesel es un diamante, una persona magnifica. A quien yo protejo de si mismo y de mi. El es mi hermano gemelo, compartimos cosas que otras personas no hacen. Es mayor que yo por tres minutos, y su sabiduría sobrepasa la mía.

Pero a veces siento que mi vida siempre tuvo un objetivo. Sacrificarme para su felicidad.

El es un jugador de beisbol americano tan famoso como the Beatles, pero nadie sabe que todo su éxito es debido a mi. Nos parecemos demasiado, y pocas personas saben que el tiene una hermana gemela.

Corte mi cabello a su estilo, también modifico mi voz muy parecida a la de el, me visto como el.

¿Saben que es incomodo? Usar protectores donde debería tener un pene.

El único que sabe nuestro secreto es mi madre y nuestro amigo en común Garrett. Mi madre y yo no nos mantenemos muy cercanas, ella siempre demostró su amor por diesel, y no es que la culpe pero siempre me sentí a un lado.

Soy de las que dicen palabrotas y hacen lo que quieren cuando quieren y como quieren. Odio tener jefes, soy una jugadora de béisbol maravillosa, pero mi crédito se lo lleva mi hermanito, si el beisbol fuera para mujeres seria la leyenda de este puto mundo.

Pero no le culpo, es mi hermano cuando lo necesito esta, cuando nadie me entiende el si.

Sin embargo cuando intentan cambiarme, las cosas se ponen calientes por estos lados y quiero asesinarlo, y solo esperamos que las cosas mejoren, para los dos.


Corrí con mi vida intentando anotar en carrera pensando que lo lograría. Llegue a home pero antes sentí el guante de ese louer en mi pierna izquierda.

-¡Quieto! – grite con mi voz de macho afeminado.

-Out. – grito el principal haciendo las señas correspondientes.

-¿Qué? – grite de vuelta acercándome a el. – Bastardo, eso fue quieto.

El principal hizo las señas de expulsión del partido mis compañeros o los de mi hermano me jalaban por el brazo hacia nuestra casa. Me detuve, plante mis pies y sin pensarlo le grite al principal.

- Besame el culo maldito bastardo.

Se formo la grande, los jugadores comenzaron a pelear, yo estaba expulsada del juego y quizá de la temporada, el estadio cayo en un gran problema por mis palabras, mi cara salio en la pantalla grande y les saque el dedo grosero intentando ser lo mas macho posible.

Ese día hubieron mas de seis expulsados y yo fui noticia del día siguiente.

"¿Swan esta tomando drogas"?

-¿Ves lo que has hecho? – Hablo diésel, ¿Quién te pone de nombre diésel?

-Te hacia un favor. – me encogí de hombros. – y eso era quieto.

-Bella… - regaño el. – No importa si piensas que eras quieto o no, el principal manda y si el dice que fue out en home lo fue. Lo que hiciste fue…

-Sorprendente lo se. – mi cabello era bastante corto para que nadie sospechara de nuestro juego. – Si no te gusto arregla tu puta pierna, levanta tu culo del sofá y entra al juego.

-No puedo.

-¿Qué?

-Me han expulsado por tu culpa.

-Es cierto. – me levante del sofá cuando Garrett el mejor amigo de mi hermano entro.- ¿Te has enterado de la nueva?

El no miro el periódico, solo me sonrió.

-Siempre tan femenina. – Se sentó al lado de mi hermano gemelo. – Tan femenina y tan tu. Siento que se intercambiaron los papeles, en el útero. Tu tuviste que ser la niña. – señalo a mi hermano diésel. – y tu el niño.

-Es extraño. – sonreí. – Tu propio mejor amigo te ha llamado niña. – fui a la nevera tome una cerveza un trago y erute. – Niña.

-No le des alas Garrett. – hablo diésel en un susurro. – Solo quiero arreglarme.

-Supongo que tener una hermana gemela que sea idéntica a ti no es tan genial.

-No me parezco a esta bazofia caminante. – solté yo sonriente. – Soy un bombón americano.

-Bella…

Levante las manos dándome por vencida.

-Sabes lo que tienes que hacer, hermanito. No enviarme mas a esos estúpidos juegos. Se que soy una gran jugadora y que lo hago mejor que tu. Pero los arbritos se venden.

-No siempre funciona mandarle a chuparte el culo. – se carcajeo Garrett. – Ella tiene razón, no la envíes a jugar mas por ti.

-Que mama me perdone si le digo que tenerte como hermana es tener mucho dolor de cabeza.

-Y soy la mayor. – me regodee. –y hermosa.

-También muy marimacho. – silbo Garrett. – y grosera.

-¿Quién ha llamado a este espécimen al encuentro?

-Relájate, este espécimen solo vino a vigilar que tu hermano no sufriera un paro cardíaco. – toco su pecho. - ¿Cómo te sientes?

-Bien, necesitando de un psiquiatra ya mismo o ella amanecerá muerta muy pronto.

-Yo cargo con el cuerpo. – se levanto Garrett y me subió a su espalda con facilidad. – No entiendo como las personas no se enteran que esta es tu hermana y no tu. – toco su trasero juguetonamente. – tienen distintos de estos.

-Solo bájame idiota. – gruñí. –Ademas uso almohadillas.

-¿Cómo puedes correr con eso?

-Las mujeres podemos hacer muchas cosas. – el me coloco en el sofá yo espere a que respondiera. – Diesel, lo lamento. – el se encogió de hombros.

-No es la primera vez que lo haces, pero lo haces. Y gracias por dar la cara cuando yo no puedo.

-No es la primera ni la ultima. Esos principales deberían aprender.

-Es cierto. – asintió Garrett. – patea su trasero a la próxima.

-Es una excelente idea.

-Solo para soñarla. – corto diésel. – ni se te ocurra hacerlo bella.

-Tranquilo. – levante mis brazos derrotada. – estoy expulsada, ¿Recuerdas?

-Oh si, eso. – lo pensó un minuto. - ¿Qué te dijo el manager del equipo?

Lo pensé un instante y sonreí.

-Que estaba bien eso de mandarlos a besar mi trasero pero que necesitaban mi bate y que era injusto para todos.

-Y tienen razón. – intervino Garrett.

-¿Quién te ha preguntado? – me cruce de piernas y sorbí de la cerveza. – El manager te ama en secreto, porque no dijo nada mas.

-En realidad vi el partido por Internet y fue bastante injusto lo que le hicieron a mis compañeros en muchas ocasiones y que el principal lo permitió.

-Además que ese dedito tuyo fue colosal.

-Una mosca a hablado. – sonreí. – Ese es mi dedo, dedo sexy.

-Dedo por el cual te expulsaron.

-Tengo problemas de carácter, ¿Qué querían que los abrazara a todos y les besara?

-El principal si.

-¿Otra vez la mosca?

Garrett se rió fuerte.

-Tengo que irme.

Aleluya. – susurre. – Espero cuando salgas te partas una pierna y no puedas curarla.

-Púdrete swan.

Sonreí y me levante del sofá.

-Creo que ire a dormir también.

-No tan rápido.

-¿Qué he hecho?

-Que no. – suspiro diésel. – cuando tengas que ir al campo y tengas ese tipo de problemas solo dime que no, puedo llamar al manager y decirle que sufri una caída.

-Sabes que no puedo hacerlo. – lo mire de soslayo. – No dejaría que algo así pasara. Somos gemelos eso hacemos.

-Yo no hago lo que tu haces. – dijo el. – nunca saco dedos ni digo malas palabras.

-¿Y? – pregunte cruzándome de brazos. – me robaron esa carrera. Y lo sabes

-Mejor vete, bella. Feliz noche.

-Ciau hermanito.

Eramos hermanos gemelos, no teníamos ninguna diferencia, solo que el tenia pene y yo vulva, pero de resto todo era muy parecido nuestros ojos, nuestro cabello nuestra sonrisa y yo era unos centímetros mas alta que el pero nadie lo notaba.

Muchas veces me juzgaron por ser como soy, pero nadie nota los sacrificios. Corte mi cabello como el para poder jugar cuando el estuviera en cama soy una gran jugadora de béisbol pero estemos claros, esa carrera me la robaron.

Y yo tenia que hacer las cosas que hice sino no viviría en paz. En fin, daba siempre la cara por el. Aunque era extraño, el se mostraba muy pasivo a diferencia de mi y cuando siempre explotaba y el publico veía la diferencia preguntaban si diésel estaba en drogas.

Su droga era yo.

Mi madre o nuestra madre no me caía muy bien, pues ella era reconocida por estar a la moda por ser hermosa, yo no. Y ella pretendía que yo como mujer fuera como ella.

Pero a la mierda.

-¿Alice? – pregunte cuando en mi celular apareció una llamada de mi mejor amiga. - ¿Qué hay?

-¿Diesel no te mato?

Bufe bajo mi aliento.

-El es un blandengue. – sonreí. – Pero no me confió. ¿Me has llamado para darme un pequeño sermón también?

-¿Quién mas lo ha hecho antes de mi?

-Garrett. – suspire. – aunque también me inspiro a patear al principal.

-Isabella… - hizo un sonido con la garganta. – Queria ir a verte hoy.

-Welcome but estoy cansada alice. La prensa me ha seguido a todos lados y he tenido que fingir todo el tiempo.

-Asi son las cosas, te dije – que no aceptara este acuerdo con diésel. – repetí con ella. – Exactamente, esto te atraería cosas asi.

-Lo se, pero es mi hermano. ¿Qué puedo hacer?

-Solo esperame en casa, ire por ti. Te invito a un café.

-Quiero dormir…

-Pero como no siempre se tiene lo que se quiere ire por ti. – colgó sin esperar a que yo pudiera decirle algo.

Me coloque unos vaqueros y una camiseta del equipo de béisbol de mi hermano y baje para esperar a alice.

-¿A dónde vas?

-Pensé que te habías ido a dormir ya. – me encogí de hombros mirándole. - ¿sabes que existe una manera mas fácil de espiar a tus hermanas gemelas? Tranquilo, no haré nada que te averguense hoy.

-Bells. No esperaba eso, pero es extraño que salgas a estas horas y me interesa saber con quien por si tengo que salir a buscarte o esperar a que regreses.

-Alice vendrá por mi, quiere semonearme.

-Quiero escucharlo.

-En realidad no quieres. – Le dije de mala gana. – iremos a un café.

-No vuelvas tarde.

-Pero si lo hago no te preocupes, esa enana maléfica nunca hace nada lo suficiente divertido. Si veo a la prensa, ¿Puedo decirle que la marihuana esta dentro de tu organismo?

El se levanto con cuidado y sonriente coloco una mano en mi hombro.

-Buen intento, solo avisa cuando llegues.

Hice un puchero.

-¿Traeras a alguien a casa?

-Nop. – se asomo por la puerta y me miro extrañado. - ¿Por qué debería?

-Porque eres un jugador adinerado y muy famoso.

-Soy famoso por ti, a ti te debo ese merito. – entro a su habitación. – Enviale muchos saludos a alice.

-Alice te odia.

-Y no entiendo porque. – se cruzo de brazos. Yo levante mi mano inocentemente. – Si, ese odio tiene nombre. Isabella Marie.

-Solo quise que fuera mi cuñada, tu lo arruinaste todo.

-Ella es muy… brincona.

-¿Cómo me has dicho? – una vocecilla se escucho en el pasillo. Diesel me miro con sorpresa y se encerró en su habitación.

-Ha dicho que eres brincona.

-Bella. – se escucho del otro lado de la habitación. - ¿eres mi hermana o solo llevas mi sangre por placer?

-Ehm. – sonreí. – las dos cosas supongo. Te hago bullying. ¿No es lo que hacen los hermanos?

-¡Diesel! – grito alice. - ¡Sal cobarde!

El se asomo de nuevo mirándome con rabia.

-Primero, no soy cobarde y segundo relaja un poco la vena mujer. – suspiro. – bella solo intenta fastidiar.

-Te escuche decirme brincona.

Yo mire a alice como daba pequeño brinquitos.

-Creo que tiene razón.

-¡Calla swan! – me miro con rabia. – Eres igual a el.

-Yo no soy tan grosero.

-Yo soy un bombon americano.

Minuto de silencio.

-Brincona es una persona para mi que sea muy extrovertida y divertida. ¿tiene algo de malo eso?

-No. – alice se cruzo de brazos y lo miro con benevolencia.- no vuelvas a llamarme asi hombre insignificante.

-¿alice te acostaste alguna vez con mi hermano?

-Si. – chillo. – y no lo hace bien.

-¿Disculpa? – salto al ataque el. - ¿Qué has dicho?

-No lo haces bien, no llenas a nadie. – el la tomo del brazo y le dio un beso que ella jamas olvidaría supongo, porque podían incendiar media casa con solo ese pequeño beso. Luego se la llevo a la habitación.

-¿Espero?

-¡Largate swan! – me grito ella. Noche divertida, sola.

-Dame las llaves de tu auto. – grite desde la puerta. Ella se levanto y con molestia me las lanzo.

-Cierra la puerta idiota.

Sonreí y la cerré, todas mis groserías tenían un fin. Unir a las personas que quería, excepto al principal, quería que de verdad me besara el trasero.

Maneje a una taberna donde me conocían bien, conocían a mi hermano y en su tiempo a mi madre. Pedi dos tequilas para mi y me las sampe de un trago.

-¿Qué tal tu dia? – pregunto james del otro lado del bar. El era realmente sexy, pero estaba casado y era una gran lastima.

-Mi hermano y mi mejor amiga me ignoraron y ellos se fueron a una habitación.

-Imagino lo trágico que es eso. – hizo una mueca. - ¿otra mas?

-Sipi. – le sonreí añorando un toque de el. Pero era casado me recordé. Alguien se poso a mi lado y me dio una pequeña sonrisa. Yo se la devolví con cuidado.

-¿Qué tal? – pregunto.

-Todo bien. – me encogí de hombros, llegaron mis tequilas, me las tome de un tiro.

-Whoa.

-¿Qué?

Eres una mujer valiente al hacer eso.

Me encogí de hombros.

-No es gran cosa, inténtalo.

Dos horas después, el me pidió que lo llevara a su departamento donde vivía solo. Dos minutos después de eso mi ropa estaba en el piso de la cocina el ya me asotaba contra el mesón de esta y yo solo podía gritar de placer.

Dos horas después el me abrazaba en el suelo y era hora del ataque.

Tome su billetera y su identificación, sus tarjetas de créditos y comencé a indagar.

Edward cullen 25 años soltero reportero local.

Genial si se enteraba de quien era yo, me difundiría como la puta del vecindario.

Tome los dólares que tenia en su billetera, los metí en mi sostén el estaba medio muerto en el suelo tome mi ropa me coloque el bikini y la camisa y subí al auto de alice.

Llegue a mi casa con dinero y viva.

Alice estaba semidesnuda en la cocina de mi casa, cuando entre pegándole un susto de muerte casi me mata.

-He llenado el tanque de gasolina, y… es raro verte acostándote con mi hermano.

Ella suspiro de placer.

-El es magnifico.

-No mas que yo. – sonreí. – solo no me metan en sus líos amorosos.

-¿Qué hiciste?

-¿De que?

-Te conozco bella. – se cruzo de brazos. – oh….

-No me des esa mirada alice.

-¿Cuál mirada?

-Esa.-señale. – dice que me he robado algo, cosa que hice pero no tiene que ser tan obvio.

-¿Qué te has robado? – se acerco a mi sigilosamente.

-Un puñado de dólares de un tipo que me azoto contra el mezon.

-Eso es asqueroso. – se acerco a alice diésel mirándome con fingido asco. - ¿Andas así por la vida?

-¿Cómo crees tu que pago mi parte de esta casa? – sonreí. – No me acuesto con los mejores amigos de tu hermana.

-¿te has acostado con rosalie? – pregunto alice con molestia. Diésel me regaño con la mirada.

-Ella hablaba de ti. – beso su frente. – ya sabes como es.

-Si, y es por eso que te acostaste con rosalie.

-¿Qué? – grito alice. - ¿En serio diésel?

-¿En serio bella?

-Es hora de que se arreglen a besitos de enamorados, esta que esta aquí dormirá. – lance un bostezo fingido y subí a mi habitación ignorando la pelea de abajo.

Intente descansar al otro día era el siguiente juego al que tendría que ir, ya paso la nota de mi expulsión, me tocaba jugar.

Me levante con la llamada del entrenador.

-¿Diesel?

-¿Si? – modifique mi voz de inmediato. - ¿Qué pasa querido entrenador?

-Es hora del entrenamiento, ¿Qué no pensabas venir?

-En realidad no. – me levante y corrí al baño. – no es cierto, si tengo que ir. Espéreme en unos minutos.

El colgó la llamada, no queria dejar a mi hermanito sin trabajo, pero nunca me gusto tener jefes.

Baje cuando ya estuve lista y tome las llaves de su hermoso auto.

-¿Vas a alguna parte? – pregunto diésel desde el sofá.

-Si, tengo que ir a entrenar por ti. El entrenador me ha llamado.

-¿Llevas todo?

-Todo esta en la parte trasera del auto. – le sonreí. - ¿Dónde esta alice?

-¿Después de que le dijeras una gran mentira? – se encogió de hombros. – duerme en mi habitación.

Entre al refrigerador tome un vaso que llene con agua fría y me fui a la habitación.

-¡Bella! – me regaño diésel.

-¿Qué? – sonreí. – detenme si puedes chico cojo.

Lo vi levantarse del sofá, pero era tarde, muy tarde.

Llene la cara de alice en agua fría. Cosa que la hizo levantarse de un tirón gritando obscenidades y mirándome con odio.

-¡te detesto tanto diésel!

-Estoy aquí. – dijo el desde el fondo de la habitación. – Ella es Bella.

-Oh… - comprendió todo. – Eres mi mejor amiga pero en estos momentos te detesto swan.

-Es hora de mover ese trasero. Te llevare a las practicas.

-Quería quedarme.

-Vale, sin hacerlo en mi cama. ¿eh?

Tome el auto de diésel y arranque por la primera avenida, me coloque una gorra un poco desgastada y unos lentes bastante bonitos pero demasiado varoniles para mi.

Mi uniforme era bastante bonito, unos pantalones un poco ajustados con una camiseta y el logo del equipo.

Nuestro equipo había sido campeón por dos temporadas y yo había sido una de esas cosas afortunadas que habían llegado a el.

Estacione frente al estadio y tomando una respiración profunda camine dentro de el presente mi carnet y le di una sonrisa de machos al vigilante que me dejo pasar sin problemas.

La única diferencia entre mi hermano y yo, era que el tenia una cicatriz por encima de nuestra frente, casi tocando en cuero cabelludo. La tapábamos con nuestro cabello. El lo tenia largo para ser chico y yo corto para ser chica, de resto una buena actuación y pasaríamos sin problemas.

-Diésel. – alguien dijo a mis espaldas. - ¿Cómo esta tu cabeza hoy?

-Pensando en patearte las bolas cabrón. – le di la mano a Tim un amigo cercano de diésel que se había convertido en mi amigo ahora. - ¿Qué tal la practica?

-Te esperábamos. – dijo el entrenador saludándome con la mirada. - ¿Listo?

-Perfectamente listo. – deje los utensilios de juego en la banca y me uní a los chicos que bateaban y practicaban como si nada.

Todos por supuesto subieron la vista cuando yo entre, habían cosas que debería manejar.

Mi tono de voz y mi manera de andar. Aunque lo hacia bien, muchas personas pensaba que diésel podía ser gay.

Comencé con los ejercicios de estiramiento, trote mucho. Le di tres vueltas seguidas al estadio, y luego con la ayuda de tim estire mis músculos.

Comenzaron a pasarme la pelota mientras yo la devolvía, me encantaba soltar mi brazo. Desde muy pequeña lo hacia cuando practicaba con diésel, pero nunca me imagine estar en lo profesional.

-Diesel. – me llamo el entrenador y yo recordé que yo no estaba en lo profesional. Diésel si.

-¿Qué tal? – sonreí. - ¿Algo mas para mi?

Me extendió un bate que yo tome con seguridad y me fui a la caja de bateo donde di unos cuantos inatrapables y me ponche dos veces.

-Solo necesitas mover un poco mas tu pecho, hacer ese giro. – me indico el manager de bateo. – si lo haces como es quizá la saques.

-Es lo que mas deseo. – dije con sarcasmo. - ¿así? – gire mi espalda haciendo que los huesos tronaran un instante. - ¿Sabes que podría ir al doctor de inmediato?

-Garrett dice que estarás bien. – soltó el entrenador. - ¿El es tu doctor no?

Asentí, estúpido.

-¿Me dejaras jugar hoy? – pregunte ilusionada. No quería estar sentada.

-Solo si te controlas.

-Imposible. – escupi. – esa vez no robaron esa carrera, fue quieto.

-Tienes que controlarte. Sino, no jugaras en toda la temporada y no te pago para que hagas eso. ¿O si?

Negué con la cabeza y me fui a la banca.

-¿Por qué entonces me trajiste a practicar? – le dije. – eso es patético.

-Necesito mantenerte caliente. – se sentó a mi lado. – Podrías entrar como emergente.

-¿Te estas escuchando? – exclame.- hermano, soy grande liga.

-Y yo tu entrenador y si te indico que muevas tu sucio trasero para ser emergente lo seras. – suspiro calmándose. – No habrá discusión tu solo harás lo que diga yo. Porque gasto mi maldito dinero en ti.

Levante mis manos exhausta de la discusión.

-Esta bien, entrare en lo que tu quieras. – Me encogí de hombros. - ¿Puedo irme a casa?

-No, estoy esperando a alguien para que te conozca. – miro detrás de nosotros y asintió. – aquí esta. Ven diésel, quiero presentarte a mi hijo.

Me levante con cuidado de mantener la compostura, masajee mi cabello y lo seguí. Su hijo era un poco alto y de cabello claro, ojos verdes y bastante guapo.

El se acerco a nosotros mientras hablaba por teléfono, luego poso su vista en mi y se paro en seco. Colgó la llamada y me miro de arriba abajo.

-Te conozco. – respiro profundo. – me robaste anoche.

-¿Qué? – pregunto Carlisle. - ¿Diesel?

-Estuve con una chica toda la noche, puede usar mi celular y llamarla.

-¿ahora eres hombre?

-¿frecuentas con hombres chico? – pregunte incomoda. – Eso es raro.

-No… quiero decir. Te vi anoche y tu…

-¿Edward? – pregunto mi entrenador Carlisle. - ¿Eres gay? – me miro yo me reí negando con la cabeza

- Mi nombre es Diesel, Diesel swan. - Extendi mi mano con seguridad. - Lamento el tropezon que te has dado amigo.

-Papa. – lo llamo el. - ¿Puedo hablar un instante con swan?

-Vale. – Carlisle, tan bueno siempre se alejo silenciosamente de nosotros.

-Se quien eres. – me miro con rabia el. – Me robaste, me has dejado sin dinero.

-No se de lo que estas hablando. – murmure. Le pase por el lado y camine hacia mi auto. Sentí un tirón en mi hombro un poco fuerte que me detuvo cuando casi lo abría para entrar en el. – No vuelvas a tocarme, cullen.

Mi voz femenina salio a la luz haciendo que el sonriera.

-¿O que?

-O te partire las bolas. – señale. – Puedo ser mujer, eso no significa que no tengo la fuerza para partirte la cara. ¿Me has visto jugar?

-Si, y eso se acabara porque daré tu noticia al mundo.

-¿estas seguro de eso? – levante mi mentón de forma arrogante. - ¿Le dirás a los demás que eres gay? A mi no me importaría, soy mujer.

-No soy gay, tu tienes vulva pude sentirlo la noche pasada.

-Y te ha encantado. – me reí. – Queda de tu parte llamarte gay. – me encogí de hombros. – tu padre y las mujeres con la que te acuestas a diario estarían muy impresionadas.

-¿crees que me importa?

-¿En serio? – me acerque a el, demasiado sentía su respiración. - ¿Crees que no siento tu miedo cullen? Tus padres son católicos, tu madre es casi santa. ¿Crees que no les dolería que la gente se enterara que te has acostado con diésel swan?

-Eso es despiadado…

-Lo se. Es tan swan. – suspire riéndome. – Entonces, ¿Qué me dices?

Me tomo del brazo me volteo y me recostó sobre el auto presionándome en el, su parte contra la mi trasero haciendo que se creara un escalofrió que erizo mi piel.

-Estas jodida. – murmuro en mi oído. – Muy jodida.

-No mas que tu.

-¿Edward? – grito alguien a lo lejano. Disolví la llave y le di una patada bastante varonil en las bolas. Edward cayo en el suelo un poco sorprendido y un poco adolorido.

-Amigo, si quieres acostarte con un chico como yo tienes que llamar antes. No intentar violarme sobre mi auto. – negué con la cabeza. – y ya te he dicho, soy demasiado heterosexual. Aunque lo comprendo, soy también irresistible y ni los hombres ni las mujeres pueden contra eso.

-¿Qué esta pasando?

-Carlisle, tu hijo tiene problemas. – le di una palmada en el hombro. – Quiere hacer cosas que yo preferiría no contar conmigo, y pretende que mi orientación sexual sea removida por algo que el no acepta completamente.

-¿Qué?

-Papa… - susurro Edward. – Es, no es cierto lo que el dice.

-Nos vemos después Carlisle. – le guiñe un ojo disimuladamente a Edward y entre al auto manejando a casa con cuidado y con mi pulso disparado a millón.


Holaa! Espero les guste!

¡Gracias por leer!