Nada perteneciente a la historia de Harry Potter o de Los Locos Addams son de mi propiedad.

Siempre son bienvenidas las críticas constructivas y que me digan qué les gustaría leer, que personajes quieren que aparezca, si quieren saber más sobre algunas relaciones en particular, etc.

Los gritos de su madre y su hermano menor resonaban en toda la casa. Ella estaba en el jardín, sentada en el amarillento pasto, mirando el único árbol que había en el patio, el único árbol de la cuadra que no florecía ni daba hojas. Morticia se acomodó el gran sombrero negro que protegía su sensible piel blanca del sol y luego se puso a rememorar si equipaje. Ya había empacado sus libros, su ropa, su horrendo uniforme azul. Pronto estaría volando a Beauxbatons, su elegante y respingado colegio francés, con pomposos alumnos.

Suspiró.

Aquel lugar no era su favorito, la alejaba de sus seres queridos, de su comodidad, de su hermosos vestido negro, de su querida Inglaterra. Sus compañeras siempre la habían dejado sola y sus compañeros se dedicaban a invitarla a salir sin éxito alguno. Y aunque hablaba un perfecto francés, en sus seis años de estudiante en Francia no había encontrado alguien encantador con quien hablar. Pero aquel año toda aquella tortura sin sentido terminaría, este sería su último año de escuela, de aburrimiento. Aquel año se graduaría. Aquella maldición impuesta por su apellido, se terminaría.

Miró con melancolía la cerca que separaba su patio del de los vecinos y anhelo haber sido alumna de Hogwarts, para ella todas las personas interesantes acudían a aquel colegio: su vecina Lily, su querido Lucius y su hermano, Severus, cuyos gritos no cesaban. Pero una Frump no podía ir a cualquier colegio, debía ir a Beauxbatons, su padre la había sentenciado antes de morir.

Ella y su hermana mayor, Ophelia, eran las únicas herederas del apellido Frump, gran familia francesa de sangres pura, dueña de una herencia descomunal, que solo llegaría a manos de un Frump graduado con honores en el colegio Beauxbatons, al menos eso decía el testamento de su padre. Y su madre, Eileen Hester Prince, una gran maga, había guardado esperanza, tras la muerte de su primer marido, de que su hija mayor heredara todo aquel dinero. Pero este plan se hundió rápidamente, cuando llegado sus ocho años, Ophelia seguía sin dar ni un atisbo de magia, mientras ella, su hermana menor con solo dos años, ya hacia levitar a sus muñecas.

Pero su madre no podía esperar otros catorce años, necesitaba el dinero, y lo necesitaba pronto, ya había tenido que mudarse a un barrio muggle porque no podía seguir costeando la gran mansión que había comprado su difunto esposo al mudarse a Inglaterra. Por lo que se vio obligada a tomar una decisión desesperada. Movida por la necesidad y la ansiedad se casó con el primer muggle adinerado que se enamoró de ella, Tobías Snape, y al poco tiempo quedó embarazada con los fines de que su hijo heredara el dinero de la empresa que Tobías manejaba… lástima que la empresa quebrara… lástima que Tobías callera en una depresión que todas las noches se transformaba en ataques de violencia hacia su madre… lástima que una noche, frente a un Severus de nueve años y a una Morticia de once, Tobías intentara matar a su madre y terminara con un ataque al corazón que ni siquiera los médicos pudieran explicar.

Todavía hoy, después de tanto tiempo, algunas noches Ophelia le pregunta qué fue lo que pasó con Tobías, si fue ella o fue Severus, pero ni ella ni Severus saben que fue lo que pasó, ni siquiera su madre está segura de no haber sido la culpable.

Pero aquel había sido su pasado y frente a ellos estaba su futuro, del cual su madre quería protegerlos. El Señor Tenebroso ya era noticia y susurro en todo el mundo mágico y Eileen temía por sus hijos. Ophelia, una squib, alegre y vivas, seria ejecutada por sus seguidores sin lugar a duda, por lo que le debía buscar un marido lejos de Inglaterra que tuviera dinero para poder mantenerla. Morticia, una sangre pura heredera de un Frump, excéntrica y lúgubre, pronto estaría en la lista de oro del Innombrable, buscarían seducirla y hacerla parte de sus tropas, por lo cual tenía que encontrarle un lugar lejos y seguro que la mantuvieran viva y bondadosa para poder disponer de la herencia de su marido cuando ella se graduara. Y por último Severus, un mestizo, traumado desde el momento en que nació, reacio al contacto humano, él compartía los dos destinos de sus hermanas, por lo que debía darle cuidado y conocimientos mientras mantenía su mente limpia de cualquier pensamiento obscuro que lo pudieran llevar al mal camino.

Hacía tiempo que Morticia había notado estas redes que su madre armaba en caso de emergencias. Por lo que aquella tarde, no le sorprendió que luego de empacar y tomar el té, los reunido a los tres en el comedor de la casa para contarles su plan para después de las graduaciones.

-Cuando yo era joven –comenzó su madre, mientras ellos tres se sentaban en el único sofá de la casa– mi mejor amiga era Eudora, una joven enamorada de la magia, tenía grandes conocimientos en pociones y otras ciencias mágicas. Una mujer muy inteligente, tan inteligente que enamoró a un magnate millonario perteneciente a una familia sangre pura, los Addams, bien posicionados en España, el país de origen de Eudora. Esto le brindó dos cosas, protección y fortuna. Addams se comprometió con Eudora y en su casamientos fue cuando conocí a su padre –esto lo dijo mirando a Ophelia, que parecía la única sinceramente interesada en esta conversación- Él y Addams eran mejores amigos de viajes en los que se habían cruzado, ya que el marido de Eudora, aunque no era muy bueno haciendo magia, se había dedicado a recolectar la mayor cantidad de información sobre seres mágicos del mundo; y como ya saben aquella era la especialidad de su padre. Los Addams no tuvieron un solo hijo no mágico, sino que tuvieron dos. Por lo tanto cuando la situación comenzó a ser más difícil y las primeras persecuciones comenzaron Eudora y Addams se fueron a vivir a América, Addams falleció al poco tiempo, su deseo siempre fue que sus hijos se casaran y heredaran sus riquezas. Recientemente me contacte con Eudora y estaría encantada de que Ophelia y su hijo menor se comprometieran. Ellos comprenden la situación que estamos viviendo y es un muchacho encantador de una familia tradicional, será un buen marido.

Ophelia aplaudió y dio un pequeño saltito en su lugar, provocando que Severus le lanzara una odiosa mirada.

-Pero tranquilos, los Addams también tienen integrantes magos – continuó Eileen sonriendo -, entre ellos está el codiciado Vlad Addams, primo del futuro prometido de Ophelia, quien está viviendo actualmente en Noruega, pero planea mudarse a Francia luego de graduarse este año, él es el candidato perfecto para ti, Morticia –en aquel momento entró en pánico; ya no tenía control sobre su vida, no había podido decidir a qué colegio ir y tampoco podría decidir si quería casarse o no, ni con quien lo haría, aquello ya no era vivir, era sobrevivir- y para ti mi querido Severus, esta la prima…. –antes de que pudiera terminar la frase Severus se levanto en un profundo pero no muy elevado grito.

-Yo no caeré nuevamente en uno de tus estúpidos planes, no soy una pieza de ajedrez –bufó y corrió a las escaleras-. Ya me trajiste al mundo para tener la herencia de un inútil ¿y ahora me quieres casar con alguien a quien no conozco?

Los ojos de Morticia se abrieron de par en par, evidentemente su madre acababa de tocar una zona muy delicada de su hermano que había provocado aquella explosión. Desde que tenía nueve años Severus había caído enamorado de su vecina, Lily. El año pasado cuando volvió del colegio, le confesó en lágrimas que habían sido seleccionados para casas diferentes y que aquello lo había descolocado. Lily provocaba los sentimientos más nobles en Severus y también los más extremos.

–Después de todo lo que hice por ustedes, eres un mal agradecido -y así había empezado todo.

-Ya no vas a tener que pensar más en mí, yo me voy, ya no quiero pertenecer a una familia como esta, yo soy un mortífagos y me iré a vivir como uno de ellos – mientras Severus gritaba esto como un perro rabioso, se había descubierto su brazo izquierdo dejando a la vista una calavera con lengua de serpiente.

Para Morticia ver aquello la llevó a su máximo de dolor, ni siquiera eran suficientes los insultos que su madre le aullaba a su hermano para sacar el dolor que aquello le había provocado. No supo qué hacer y ante esto se limitó a salir al patio a esperar a que todo terminara. Necesitaba poder hablar con su hermano, su pequeño hermano, pero no en aquellas condiciones. Antes de lo pensado él salió como una ráfaga mientras hacía volar su baúl hasta ella con su varita.- Tu vienes conmigo –le ordenó en el tono menos violento que pudo. Morticia, que adoraba a su hermano menor, no tuvo que hacerlo esperar mucho para tomar su equipaje y seguirle, sin saber qué era lo que se proponía. Lo único seguro era que no tenía planeado dejarlo sólo.

Salieron de la casa arrastrando sus equipajes, mientras Ophelia lloraba y su madre les gritaba. Caminaron y caminaron, sabían que su madre no iba a correrlos, debía de estar muy segura de que regresarían.

Eran dos sombras, vestidos de negro, con sus morochas cabelleras al viento, aferrados a sus varitas y sus escobas.

Cuando ya habían caminado lo suficiente como para no ver su casa, Severus habló:

- ¿Pensabas dejar que ella te casara con ese Addams? ¿Sin protestar? No me sorprende de Ophelia, pero de ti… pensé que tenias corazón.

-No sabía qué hacer, pensaba en huir pero no tenía sentido porque no quiero volver a Beauxbatons, aunque es mi último año. Después de lo que nos dijo madre parece que para mí la tortura no va a terminar nunca. Y no es este tipo de tortura de la que disfruto.

-Podrías haber huido a lo de Lucius. Siempre estuviste enamorada de él.

-Lucius… -suspiró- Lucius ha cambiado.

-Yo también he cambiado –cuando Severus dijo aquello escondió su mirada de la de su hermana, sabía que aquellos ojos lo destrozarían. Y casi de manera inconsciente se aseguro con un vistazo de que su marca no estuviera expuesta.

- ¿Qué fue lo que te hizo tomar esa decisión Severus?

Severus guardó silencio, pensó sus palabras y recordó todo el mal que había sufrido. Estaba a punto de responder cuando una bocina los interrumpió y frente a ellos apareció un autobús de dos pisos. La puerta trasera quedó frente a ellos y de ella salió un tipo gigantesco con un uniforme.

-Bienvenidos al Autobús Noctambulo, trasporte de emergencia para el brujo o mago extraviado, me llamo Sam Slow, estoy a su completa disposición esta noche –todo aquello lo leyó de un papelito con una voz sombría que les inspiró desconfianza. Luego tomó sus maletas y les ordenó que subieran. -¿A dónde van?

-A Kings Cross –respondió Severus tomando por sorpresa a su hermana.

El tenebroso hombre les dio dos boletos y luego los acompaño hasta el fondo del inmenso autobús poblado de camas. Los dos hermanos se sentaron en la más alejada y esperaron a que se les devolviera su equipaje para hablar.

- ¿A dónde estamos yendo? –Morticia, fue la primera en romper el hielo.

-A Hogwarts, este año es el torneo de los Tres Magos. ¿Sabes lo que quiere decir eso verdad?

-Sí, conozco el torneo, nos dijeron que nos enviarían una carta para informarnos si este año se realizaría. Pero madre no me ha dicho nada, no me lo ha mencionado.

-Por supuesto que no -Severus sacó de su bolsillo un pequeño papel azul con restos de perfume y se lo entregó a su hermana-, por la fecha esto debe de haber llegado hace unas cuantas semanas. Tu colegio tiene una forma muy extraña de manejarse, aparentemente si tú querías formar parte del torneo debías viajar a Hogwarts conmigo ya saben que vives aquí y tienen en sus informes que yo asistió al colegio, pero si querías rechazar la propuesta, no tenias que hacer más que ir directo a Francia.

Morticia leyó y releyó la carta y dio por sentado que lo que le decía su hermano era cierto, pero el porqué su madre le habría ocultado aquella carta le era una incertidumbre.

-Si mueres en el torneo no habrá ningún Frump que herede –le respondió su hermano como leyéndole los pensamientos-. Además tienes que graduarte con honores.

Morticia guardó silencio.

-Ante la posibilidad de que fueras al colegio, el director me envió una carta diciéndome que esperaba darte una cortesía especial ya que gran parte de nuestra familia fue estudiante de Hogwarts, después de todo, madre es mestiza –luego de aquello Severus largó una risotada-. Estoy más que seguro que el viejo Dumbledore conoce que eres un caso extraordinario y no se quería perder la posibilidad de conocerte.

Morticia lo miró aséptica. Ella no había tenido menos que extraordinarios en sus exámenes, pero aquello no era más que el resultado de la presión que causaba la herencia.

-Aparentemente quiere llevarte a recorrer el colegio, que uses el sombrero seleccionador, que conozcas las salas comunes, las clases…

El autobús frenó de golpe y la voz lúgubre de Sam gritó – Kings Cross.

Snape tomó su baúl y miró a su hermana.

- ¿Qué vas a hacer?

Morticia miró su equipaje y luego a su hermano.

- ¿Lucius?

-Este año trabajara como ayudante del profesor de Defensa contra las Artes Obscuras.

Morticia miró su baúl y lo tomó.