¡Hola! Sé que os preguntareis que hago escribiendo otro fan-fic si tengo otra sin acabar. Pero lo cierto es que me vino a la idea esta historia y la empecé a escribir y aquí está el primer capítulo. A diferencia de las historias de Glee que he escrito hasta ahora, esta historia no es RATED M al menos no de momento, quizá más adelante puede que eso cambie (si os gusta y queréis que la continúe, claro)

Me gusta poder cambiar un poco de registro, ya que siempre he escrito historias más parecidas a esta y así volver un poquito a mi 'origen'. Lol. Advierto, que hay un poco de drama y es que en el fondo me gusta un poco (quizá mucho xD) el drama, así que…

Por favor, me gustaría que me dierais vuestra opinión porque realmente no sé si os gusta o no. No pido mucho, solo un comentario sobre lo horrendo que es o si os gusta un poco. Se agrade mucho.

Muchas, muchas gracias a quien me lea y os espero en el próximo. Si queréis.

Capitulo 1 -La Sorpresa

'No puedo llegar tarde. No puedo llegar tarde'. Se repetía una y otra vez, al mismo tiempo que aceleraba el paso esquivando al gentío de Nueva York. Era hora punta y las calles de Broadway estaban abarrotadas de fanáticos de musicales. Pero ella llegaba tarde. Muy tarde. La función empezaba en menos de media hora y todavía estaba sin maquillar, sin su peluca y sin la ropa. Aquel día era su penúltima actuación y no podía llegar tarde. Echo a correr entre la gente intentando no chocarse con la señora de pelo blanco y desarreglada que caminaba a paso lento delante suyo y que parecía moverse expresamente para obstaculizarle el paso.

Casi sin aliento, llego al teatro entrando directamente hacia su camerino, no sin antes saludar con un gesto rápido a Nerd, el guardia de seguridad. En otras circunstancias, habría entablado una conversación con él, discutiendo sobre musicales y series de televisión o preguntarle por su hijo Robert, quien era un gran admirador suyo. Pero aquel día no había tiempo para hablar de nada. Nerd sonrío al verla y le advirtió que Marcus, el director de obra, estaba fuera de sus casillas por su tardanza. No supo cómo, pero en menos de diez minutos estaba preparada para interpretar el papel de sus sueños: Fanny Brice.

Llevaba casi dos años interpretando esta obra, dos años subida en los escenarios de diferentes teatros de todo el país: Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, etc… Y tras hacer un tour por todo el país, Funny Girl volvía a Nueva York, a Broadway, donde años atrás había sido todo un éxito y donde gracias al musical, el nombre de Rachel Berry empezó a sonar con fuerza. Tanto había triunfado el musical y su actuación que le propusieron ser la actriz principal del musical en la gira por todo Estados Unidos.

Había estado un año de gira por todo el país, y ahora que el musical volvía a donde había nacido, el musical volvía a triunfar. Como decía Nerd "Los clásicos nunca mueren" Pero a pesar de todo, cuando le propusieron alargar el musical durante un año más en Nueva york, debido a su gran éxito, Rachel declino la oferta. La joven empezaba a tener la necesidad de cambiar y probar nuevos horizontes en su vida profesional. Tras pensárselo muy bien y con dolor tuvo decidir no continuar en la obra que había cambiado su vida. A partir de entonces su sustituta, Stevie una gran actriz y cantante de 22 años, tomaría el relevo.

'Eres una gran estrella, Rachel' Se repitió una vez más mirándose a través del espejo. Suspiro y mostro una sonrisa hacia sí misma. Respiro hondo, se acomodó el vestuario de nuevo y se giró de camino hacia el escenario. Las mariposas de los nervios se formaron en ese instante. A pesar de los años, los nervios seguían presente en cada una de las actuaciones, manteniendo viva su amor por la profesión. Suspiro al escuchar el murmullo de la gente que esperaba ansiosamente al otro lado del escenario a que Rachel les deleitara con su grandioso talento. Cuando las primeras notas empezaron a sonar, Rachel miro al frente, levanto la barbilla y sonrió adentrándose en el papel de Fanny mientras se abría el telón seguido por una oleada de aplausos enfurecidos. Era su momento y lo iba a disfrutar.


- Una actuación estupenda, Rachel – aclamo John dando unas palmadas, con su habitual sonrisa de oreja a oreja entrando en su camerino – aunque como siempre, esplendida – se acercó a ella poniendo las manos en los hombros dándole un suave masaje.

- Muchas gracias John – le agradeció Rachel llevando su mano a la suya apretándosela cariñosamente.

- Te vamos a echar de menos – puso un mohín mostrando tristeza que Rachel le correspondió a través del espejo.

- Lo sé, y yo a vosotros, pero, ya sabes… adoro Funny Girl, adoro Broadway, pero necesito cambiar – Su tono se volvió más pausado antes de volver a hablar - Soy una actriz y cantante, necesito probar cosas nuevas. Desde que salí de NYADA solo he estado interpretando aquí y aunque siempre ha sido mi sueño interpretar a Fanny, necesito crecer profesionalmente – John se inclinó dándole un suave beso en la cabeza.

- Te ira genial, lo sabes ¿no? Con tu talento, conseguirás el cielo si lo quieres.

- ¡Gracias John! Eres un gran amigo.

- ¿Preparada para mañana?

- Creo que no – se rio nerviosamente – no puedo creer que mañana vaya a actuar por última vez.

- ¿Vendrán a verte tus amigos? ¿Kurt? ¿Mercedes? – Pregunto curioso John, mientras ayudaba a Rachel a quitarse la peluca.

- No creo. Ya sabes, Kurt está metido en su nuevo guion, Mercedes tiene actuación en Los Ángeles, con los demás no he hablado pero dudo que puedan venir – miro el móvil distraída, como si lo que estaba diciendo no le afectaba demasiado, pero John le conocía demasiado.

- Oh lo siento mucho, cielo.

- No pasa nada – Murmuro con voz tenue, mientras John le miro con una media sonrisa.

- Estoy seguro que aunque no puedan venir, estarán muy orgullosos de ti – Le respondió casi en su oreja haciendo sonreír ampliamente a Rachel - ¿Y qué vas a hacer cuando termines? – La joven se encogió de hombros.

- Lo primero que haré es volver a Lima hace mucho que no voy. Estaré unos días con mis padres, y así pasare Acción de Gracias con ellos. Y quizá pueda acudir a la reunión que hacen los del Glee Club cada año. Nunca he podido ir. – La sonrisa de Rachel se amplió mientras arrugo la nariz – Los echo de menos.

- Buena elección, Berry.

Volvió a sonreírle al espejo, al mismo tiempo que empezaba a desvestirse mientras John le explicaba lo horrible que había sido su cita de la noche anterior con un chico que había conocido por internet. Sin duda, iba a echar de menos esas pequeñas cosas de estar en el teatro. Y sobretodo iba a echar de menos a John.


El día de la despedida fue un día agotador: las entrevistas se sucedieron desde primera hora de la mañana donde las preguntas de '¿Veremos a Rachel subida en un escenario de Broadway próximamente? ¿O en televisión? ¿O en el cine?' se repetían entrevista tras entrevista. Rachel se cansó de repetir la misma respuesta 'Tengo propuestas que quiero valorar tranquilamente, pero no puedo hablar sobre ellas' pero era algo que una gran estrella de Broadway tenía que soportar. Todos parecían interesados en cuales iban a ser el futuro de la joven que había vuelto a revivir un mítico como Funny Girl y que había conseguido ganar un Tony con apenas 23 años. Sí, había ganado un Tony y se había convertido en una leyenda de Broadway.

Los fans se agolpaban en la puerta del teatro para que Rachel les firmara los autógrafos, día tras día. Era una locura, pero era un sueño hecho realidad. Pero había tomado una decisión. Dejar ese mundo para tomar otro rumbo. Todavía no sabía muy bien cual y ni siquiera sabía si volvería a Broadway. Pero era una decisión que el tiempo y las circunstancias tomarían por ella.

Respiro hondo, entono las últimas notas, miro hacia el público por última vez y mientras cantaba las últimas notas, las lágrimas resbalaron por las mejillas. No eran las lágrimas de Fanny Brice, eran las de Rachel Berry.

No era la primera vez que esto ocurría: había habido días en los que las lágrimas habían sido de verdad. Aun recordaba las lágrimas de su primera actuación. Lágrimas de orgullo, de ver que lo había conseguido por fin. Lagrimas por ver a sus padres, a sus amigos, en las filas del teatro, viéndola a ella interpretando a Fanny como tantas veces había soñado. Solo había habido una ausencia, que casualmente fue la ausencia más dolorosa para ella y la que había deseado que estuviera allí viéndola. Fueron lágrimas entre dulces y amargas. Agradeció la presencia de sus amigos: Puck, Quinn, Santana, Brittany, Mercedes, Sam, Artie, Tina, Mike, Kurt y Blaine, junto al señor Shue y la señora Pillsbury, presenciando el momento más importante de su vida profesional. Era algo que les agradecería siempre.

Pero hoy, el día de la despedida de los escenarios, al menos por el momento, ninguno había podido venir. Rachel no podía reprocharles nada a ninguno de ellos. Estaban repartidos por todo Estados Unidos, trabajando o acabando de estudiar y todos estaban demasiado ocupados como para poder viajar. Aunque estaba segura que la gran mayoría los vería en Ohio tres días más tarde en la víspera de acción de gracias.

Aquella noche fue un mar de lágrimas. Hubo homenajes por parte de sus compañeros, gran parte de ellos se habían convertido en amigos y algunos en algo más que eso. Le regalaron tres cajas de bombones y cuando llego a su camerino habían casi una veintena de ramos de flores: de sus padres, de Kurt y Blaine, del señor Shue, de Puck, de Quinn y de un largo etcétera de amigos del Glee Club y de amigos de NYADA.

Había vivido grandes momentos encima de los escenarios y detrás de ellos. Pero sin duda, uno que jamás olvidaría es que le había permitido conocer a Barbra en persona. Fue en el único momento en toda su vida que Rachel se había quedado sin habla. Cosa que era impensable en ella. Aquel día lo recordaba como uno de los mejores de su vida. De hecho, tenía la foto que se hicieron juntas pegada en el espejo del camerino, junto al autógrafo de Barbra. Y tampoco olvidaría las palabras de orgullo que pronunció Barbra sobre ella y sobre su talento.

Y ahora todo eso se acababa.

Pero tenía propuestas que estaba valorando. De hecho, tenía muchas propuestas: y es que ser Rachel Berry, ganadora de un Tony te da cierta ventaja. Quería probar cosas nuevas y eso haría. En pocos días, tendría una reunión con su publicista Ryder donde hablarían de ello.


Dos días después, aun con la resaca de su emotiva despedida, Rachel llego a su ciudad natal, Ohio. Por primera vez en años, pasaría unos días en casa con sus padres, antes de volver a Nueva York para tomar las decisiones oportunas sobre su futuro. Y por primera vez en años, podría asistir a la reunión que se hacía anualmente en Acción de Gracias del Glee Club.

Sus padres la recibieron en la estación del tren con la gran sonrisa y ese amor que tanto le caracterizaban. No paro de hablar explicándoles el homenaje, las flores, las lágrimas, todo lo que le había dicho su amigo John. Todo. Hasta la última palabra. Rachel sin duda estaba contenta de poder volver a Ohio. Y lo mejor de todo es que podría ir a la reunión del Glee Club. Los echaba de menos, a pesar de que con algunos seguía manteniendo el contacto, no era tan frecuente como en el fondo le hubiera gustado. Eran su segunda familia.

Rachel miro el email donde ponía la hora y el lugar donde habían quedado para hacer la reunión del Glee Club sonriendo, mientras mentalmente pensaba en que se iba a poner de ropa. Estaba en duda: si ponerse un vestido negro por encima de la rodilla, o un vestido azul eléctrico también por encima de la rodilla con un escote bastante pronunciado. Tenía que admitir que su gusto por la ropa había variado un poco respecto a la secundaria, pero seguía manteniendo algunos toques que le hacían única. De vez en cuando seguía llevando calcetines hasta la rodilla o faldas a cuadros o ropa de punto, seguía siendo muy ella en la manera de vestir.

Finalmente se decidió por el vestido azul eléctrico y algo de escote, con unos zapatos de tacón y un recogido de pelo bastante favorecedor.

Nadie sabía que ella estaba en Ohio de vuelta, ni siquiera Kurt, su intención era sorprenderles, como la gran diva que era. Y es por ello, que en esta ocasión llego tarde a propósito. Si quería sorprenderles y hacer una entrada triunfal debía hacerlo bien. Espero un poco, hasta que supuso que ya estarían todos sus compañeros en el restaurante. Se miró en el espejo del coche retocándose el maquillaje al mismo tiempo que susurro 'Eres una gran estrella, Rachel' y salió del coche.

Entro decidida en el restaurante, aunque había pensado entrar cantando 'I'm The Greatest Start' se arrepiento casi al instante dándose cuenta que quizá hubiera sido demasiado excesivo incluso para ella. Aunque en su mente seguía imaginando esa posibilidad, habría sido una gran entrada triunfal como lo había hecho en las primeras regionales con el Glee Club cantando 'Don't Rain on my Parade'.

Buscó con la mirada mesa por mesa desde una pareja de ancianos hasta que vio una mesa de gente joven y los vio. Un grupo de 8 personas sentadas en unos sillones alargados. De su perspectiva, solo podía ver a Mercedes y a Britany de frente, pero pudo intuir a Blaine y Kurt, de espaldas seguidas de otra cabeza que no lo reconocía en ese momento seguido de una melena rubia y otra morena. No se lo pensó dos veces y avanzo hacia ellos.

-¡SORPRESA! Rachel Berry está aquí para alegraros – Rachel pudo ver el sobresalto de sus compañeros quienes no esperaban esa entrada, en especial Kurt que soltó un 'Oh, Dios Mio' seguido de unas carcajadas. Pero de repente, todo se transformó en silencio, un silencio incómodo. Rachel alzo las cejas sorprendida por ese recibimiento y miro uno por uno. Quinn se reía por lo bajo, Santana se echo para atrás virando los ojos al cielo de incredulidad.

Y entonces lo vio. Sus ojos de color ámbar estaban puestos en ella mirándole entre curioso y sorprendido.

No era la única sorpresa de la noche.

Finn Hudson estaba también allí.