Declaimer: Inuyasha y sus personajes no son de mi autoría. Si así fuera este chico tonto se hubiera decidido desde hace mucho tiempo.
Nota: Fic editado el 21/8/12 . Eso no implica cambios en la historia sino en los guiones de dialogo, separación de escenas y alguna que otra tilde por ahí.
Siete pecados
Primer pecado: Avaricia
Las sombras en el techo de su cuarto le parecían casi tétricas. El respirar acompasado de la mujer que dormía a su lado le hizo meditar sobre el tiempo que él estaba perdiendo. Ya tendría que haberse rendido ante los brazos del dios griego del sueño, y acompañar de esa forma a la mujer con la cual había pasado la noche.
Cerró por un momento los ojos sintiendo como ella se movía un poco en su lugar y giraba sobre sí para terminar pasando uno de sus brazos sobre su pecho. La sintió acomodarse un poco más cerca de él, pegando su desnudo y frío cuerpo al de él para seguir durmiendo plácidamente.
Él no hizo ningún movimiento para no despertarla, simplemente siguió permaneciendo inmóvil con los ojos cerrados para lograr esta vez por fin conciliar el sueño de una buena vez.
En su mente la inocente mujer de cabellera azabache le regaló una disimulada sonrisa y él se la devolvió, mientras casi podía sentir el aroma de ella rodeándolo hasta marearlo.
Con aquella cálida sonrisa aún en su mente, su cuerpo poco a poco se relajó y se brindó plenamente ante el sueño que hacia tiempo estaba llamándolo.
Desde aquella vez en la que ella sin ni siquiera conocerlo le sonrió, todas las noches revivía su rostro sonrosado y su sonrisa única como una droga para poder dormirse.
«Kagome»
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Bostezó sin molestarse por cubrir su boca para que nadie a su alrededor o el propio profesor que estaba en este momento dando cátedra sobre derecho lo mirara de mala forma.
Que poco le importara lo que pensara ese cretino, que al parecer tenía algo contra él. Pero él no era el culpable de que la hija menor del profesor, una rubia de ojos esmeralda y demasiado encantadora para él, lo estuviera acosando por toda la universidad.
Él no tenía la culpa de ser atractivo.
Lo único bueno es que la desquiciada hija de su profesor de derecho no asistía a la misma universidad. Por suerte la rubia, a su parecer, no tenía tantas luces como para ser abogada.
Era hermosa, seguro que por parte de su madre, pero simple. No se podía tener una conversación que aceptara más de dos palabras. ¡Ya con dos jodidas letras tartamudeaba!
Aunque para ser sincero con él mismo, lo que menos quería era mantener una conversación con ella, y era lo que menos habían hecho; y por supuesto esa partecita del relato el querido padre de ésta no lo sabía.
Sino en estos momentos estaría castrado.
El profesor pusó los ojos sobre los de él retándolo secretamente, pero él era muy conciente de esa mirada que le prohibía estrictamente volver a acercarse a su hija. Si solo el hombre supiera la clase de hija que tenía podía jurar que lo pensaría más de dos veces antes de mirarlo de aquella forma.
«Keh, como si la hubiera pervertido»
La pequeña hija de papá era todo lo contrario a como se presentaba. No era ninguna estúpida. Claro, para lo que le importara, porque para lo demás lamentablemente no hacia sacado el coeficiente intelectual del padre.
Se rió entre dientes poniendo su mejor cara y aparentando estar con todos los sentidos en cada gesto y palabra del profesor que cada vez mezclaba más los temas como si todos sus alumnos entendieran desde hacia siglos lo que él explicaba.
Era el endemoniado profesor de derecho, como todos lo habían apodado.
El profesor tuvo que tragarse sus palabras cuando la puerta de madera del salón se abrió de forma estrepitosa y de la misma manera una chica con el cabello alborotado y la ropa algo arrugada entraba a paso apresurado con un centenar de libros de textos en sus manos que sujetaba con una fuerza que jamás pensó que ella podía poseer.
Pudo observar como algunos de sus compañeros negaban, otros aprovechaban para murmurarse cosas en el oídos, y otros simplemente reían y no apartaban por nada del mundo la mirada burlona y acusadora sobre el pequeño cuerpo que intentaba; con el sube y baja de su pecho acelerado, recuperar el ritmo.
Una de las mujeres que miraba de aquella forma a la joven recién llegada era la misma con la que había compartido la cama hace dos noches.
—Tarde como siempre —escuchó como casi grito el profesor de manera autoritaria, mirando de mala forma a la joven que rápidamente volvió a sonrojarse haciéndola ver como pariente de un tomate.
Siempre ella tenía problemas con los horarios, casi siempre llegaba tarde a todas las clases; pero como era una de las mejores alumnas, los profesores tenían cierta consideración para con ella. Pero en este caso, el endemoniado profesor frustrado era todo lo contrario, a pesar de que también en esta asignatura ella tuviera siempre en los parciales una de las mejores notas.
—Lo…lo siento, pro-profesor —la vio y escuchó tartamudear mientras intentaba inspirar la mayor parte del aire del salón como queriendo no desmayarse—, el…el...
—Siéntese de una vez, Higurashi —la interrumpió el profesor frunciendo el ceño y logrando que la muchacha se avergüence más de lo que de por si ya se encontraba. La vio morder de forma desesperada su labio inferior mientras sus brazos cruzados sobre su pecho mantenían los libros de texto sujetos y los utilizaba como una pequeña tabla o escudo para refugiarse—. No quiero escuchar más sus excusas. Se lo tengo advertido: A la próxima vez no le permitiré que entre
Se mantuvo quieto en el lugar, aunque lo que menos quería era aquello. Simplemente quería bajar y poder centrar en su lugar al cretino que tenía como profesor ¿Es que acaso ella no se defendía?
Y la respuesta llego rápido, cuando ella conteniendo el aire que logro tomar avanzó con la cabeza semi gacha y pasos torpes a su lugar de siempre en una de las primeras filas y asientos en ese salón en forma de coliseo romano.
No entendía como ella podía dejarse tratarse así, estaba bien que ellos por ser alumnos le debieran cierto respeto a los profesores; pero ésto superaba los límites totalmente.
Ahora era él quien juraba que la próxima vez lo mataría con sus propias manos aunque tuvieran que expulsarlo por su comportamiento.
La observó de reojo, ignorando por completo como nuevamente las palabras del profesor se hacían presentes. Ella parecía tan inocente, tan pequeña, tan frágil y vulnerable. Era tan diferente a muchas de las mujeres que cursaban junto con ambos.
Desde ese encuentro casual donde ambos habían chocado en uno de los pasillos de la universidad, él huyendo prácticamente y ella yendo al lado contrario a donde él quería llegar; les fue imposible chocar uno contra el otro cuando doblaron en la esquina de aquel pasillo.
Era una persona de reflejos rápidos, así que le fue demasiado fácil rodear con uno de sus brazos la pequeña cintura de ella para evitar que cayera estrepitosamente contra el duro suelo de cerámica marfileña. Su pequeño cuerpo quedo junto el suyo y lo primero que sintió fue el magnifico y embriagador aroma de sus cabellos. Nunca se había sentido en tanta paz teniendo a una mujer en sus brazos.
A regañadientes la alejó de él, observando el notorio sonrojo que poseían las mejillas de ella. No supo por qué motivo, pero ella le sonrió mientras se apresuraba en levantar del suelo los libros esparcidos cerca de los pies de ambos. Y lo que menos entendió fue el extraño nudo en su estomago que se había formado y lo dejó sin poder responder a su sonrisa tan sincera. Cuando ella terminó de recoger del suelo los libros, reparó en el rostro angelical de pura inocencia y aquellos ojos brillosos tan vivaces que poseía la mujer. Ella le murmuro un "gracias" antes de alejarse terminando de doblar la esquina.
Cuanto estuvo parado en ese mismo lugar como un tonto no lo supo con exactitud, solamente recordando su sonrisa, ojos, aroma y calidez del cuerpo de ella. No sabia en qué curso estaba hasta que a la mañana siguiente le sorprendió de sobre manera que ella cursaba el mismo año que él. Es decir que hacia dos años que era su compañera y ¡él nunca se había dado cuenta de aquel detalle!
¿Podía haber estado tan ciego?
Sí, claro que podía.
Él no había reparado en ella por muchas razonas. Una de ellas era porque no era una chica que llamara la atención por tener un cuerpo exuberante; pero a pesar de ese efímero contacto pudo sentir casi por completo las armónicas formas de su cuerpo que siempre ocultaba la mayor parte de las veces bajo alguna remera holgada. Tampoco mostraba sus piernas, siempre las tenía cubierta por diferentes pantalones, de todo tipo y color.
Pero la mayor razón por la que nunca había reparado en ella era porque era un avaro. Sí, un avaro.
Él no codiciaba la avaricia por tener dinero, el codiciaba otro tipo de avaricia que también iba de la mano con otro pecado, como le decía su madre, al cual él era muy frecuente.
Él era avaro en el sentido completamente ajeno a lo negocios, se consideraba un avaro porque quería a las mujeres más hermosas que él, o sus amigos conocían, sólo para él.
Cada vez que tenía entre sus manos a algunas de ellas, a alguna de esas mujeres que podía quitar la respiración a cualquier hombre, quería automáticamente a la otra que le seguía en la lista.
Era avaro y egoísta porque las quería para él y nada más que para él, como él dinero. Para él las mujeres era el dinero de un negociante segado por el pecado de la avaricia.
La avaricia siempre se presentaba en diferentes y trilladas formas, y en este caso; en él se había presentado así.
Era un círculo vicioso, un círculo que jamás se cansaría de saciar.
Llevó por unos segundos su mirada al hombre que se encontraba detrás de ella observándola con cara de enamorado.
Sonrió dejando entrever casi toda su blanca dentadura.
Aquel idiota jamás podría tenerla, porque desde el día que ambos habían chocado juró que ella sería de él y nada más que de él.
¿Por qué?
«Porque soy endemoniadamente un avaro»
Holis, estábamos otra vez dejando un nuevo fic de universo alterno; creo que tengo algo con el universo alterno, solamente los oneshot se salvan, bueno salgo "Apologize". Ahora vlviendo el tema, me encanto esta idea de los siete pecados capitales, la idea de la saque de una novela brasileña (aunque la trama de la novela no tiene que ver con el fic). Solamente me gusto el tema. Aprovecho y agradezco los reviews por "Destino".
El fic no esta terminado, pero tengo algunos capis ya listos. Igual va a tener solamente un total de ocho para que sepan. Es un fic extremadamente corto. Es un capitulo por pecado y el ultimo que encierra todo.
Sin nada mas que decir, espero de verdad que se encuentren muy bien y este pequeño ficsea de su agrado. Como siempre siéntanse libres de comentar
Saludos a todos y nos vemos en la próxima xD
Lis
