Capítulo 1.-Secretos

No hacía mucho que la maldición de Regina había sido rota. La ciudad aún estaba en un tremendo caos, no sabíamos qué podíamos esperar. En ese momento estaba en el restaurante de la abuelita, tomando un cacao y observándolo todo a mi alrededor. Todos estaban nerviosos y el ambiente era bastante tenso. Entonces, de repente, entraron Emma y el pequeño Henry, directos hacia la barra. Casi sin pensarlo me levanté de un salto y fui en su encuentro. Desde que la Salvadora llegó a Storybrooke no había cruzado palabra alguna con ella. En cuanto a Henry, tan sólo lo veía de vez en cuando en el colegio.

-Hola-empecé al acercarme. Henry me reconoció, Emma tan sólo quedó algo extrañada y se limitó a decir un "hola" un tanto tímido.

-Ella es Wendy, Emma. Aunque aquí la llaman Lily, iba al colegio-explicó Henry.

-¿Qué edad tienes?-fue lo único que ella fue capaz de preguntar.

-Dieciocho-sonreí y me decidí a continuar la conversación por los derroteros que yo quería-Emma, ¿cómo va la búsqueda de los desaparecidos?

-Bueno, de momento no hemos avanzado mucho, pero trabajaremos duro...-era evidente que no quería hablar mucho de ese tema conmigo, quería tenerlo en confidencialidad. Cuando estaba a punto de marcharme, al ver lo reservada que Emma estaba siendo conmigo, Henry me detuvo y me preguntó:

-Wendy...quiero decir...

-Wendy está bien, es más bonito que Lily...-le interrumpí.

-Wendy-empezó de nuevo Henry, sonriendo-¿sabes si Peter o alguno de los niños perdidos están aquí?-Emma, que en todo momento había estado observando a Henry, me miró repentinamente, como interesada en mi respuesta.

-Pues, lo cierto es que no lo sé. No lo creo, el hechizo no afectó a Nunca Jamás.

-Y entonces, ¿cómo es que estás aquí? ¿Dónde estabas tú cuando Regina lanzó el hechizo?-me interrogó Emma cual policía. Estaba realmente intrigada.

-Ahm...yo, no estaba en Nunca Jamás...sino en Londres...-contesté, tartamudeando, insegura.

-¿¡Londres?!-exclamó Emma, escandalizada-¡Eso es imposible! Londres no es una ciudad mágica.

-Piensa, que no es tu Londres Emma-respondí ahora, más serena-No es el Londres real, es el Londres de los cuentos...por así decirlo-sonreí al final, intentando Dios sabe qué.

-¿Eso existe?-preguntaron Emma y Henry a la vez.

-Claro que sí-dije, volviendo a sonreír. Sabía que Emma no me creía, después de todo, había escuchado que ella sabía perfectamente si alguien mentía, y yo lo estaba haciendo y no muy sutilmente que digamos. Por suerte, David y Mary Margaret llegaron en ese momento e increparon a Emma, con lo que yo pude escabullirme.

Salí del restaurante con muchos pensamientos sobrevolando mi mente, pero quizás, el más vivo, era sobre los secretos de todos los que en ese momento estábamos allí, en Storybrooke. Todos teníamos cosas qué esconder, algunas quizás más importantes que otras, pero secretos al fin y al cabo. ¿De veras podía confiar en aquella gente? ¿De veras podían confiar ellos en mí?

Espero que les haya gustado este primer capítulo, intentaré seguir escribiendo pronto. ¡Gracias!