Cuando era pequeña, creía que las nubes las hacían esas avionetas que surcaban los cielos todas las mañanas. Me quedaba fascinada viendo su trayecto dejando aquella estela blanca, que con el paso de los segundos, se difuminaba en el cielo dando esa impresión del nacimiento de una nube.
Todo era increíble, los sueños lo eran.
Pero cuando creces te das cuenta que sólo es producto de la imaginación. Es cuando descubres que Santa no existe y que las nubes son sólo cristales de nieve o agua suspendidas en la atmósfera. Y esa es la vida de un adulto. Enterarte de que tu imaginación es sólo eso, tu imaginación.
Los sueños y la vida son distintas, ¿pero a costa de qué? O más bien ¿Quién dijo tal estupidez?
Todos somos tan patéticamente rudimentarios y conformistas que ya no vemos más allá de lo que hay, aun si no queremos estar con la persona que estamos o en el trabajo que andemos, por no levantar la voz preferimos estar en nuestra estúpida zona de confort con el pretexto de que es mejor estar así que luchar y sufrir.
..
Cuando se fue nuestro mejor amigo sólo lo dejamos ir y ambos nos arrepentimos de eso. Ahora quiero seguir mi sueño pero me he dado cuenta que decir adiós también es parte de la vida de un adulto, ya veo porque todo mundo prefiere estar en su zona de confort, pero de eso ya me había dado cuanta desde que nuestro amigo se marchó y nuestro lazo se hizo más fuerte.
Capitulo 1
Hacia un espantoso calor de verano.
Eran las tres de la tarde, hace media hora que habíamos salido de la preparatoria y como era costumbre, Sasuke y yo nos dirigimos al estanque que estaba a más de un kilómetro de la escuela. El camino era como todos los días, silencioso pero entretenido.
Sasuke un chico un poco más alto que yo por… bueno no voy a mentir, me ganaba por casi seis centímetros y lo que le faltaba. Era bastante serio, tanto que podría asegurar que aquella mirada ónix era peor que vivir en el polo norte. A pesar del calor infernal de Tokyo, su piel nunca estaba bronceada, era pálida y sin duda hacia resaltar sus rasgos y que se diga de aquel cabello negro azabache.
Aunque íbamos caminando, él llevaba su bicicleta, yo iba siguiéndolo para observar más el paisaje, quería grabarme todo y no perder ni un detalle si fuese posible.
Cuando llegamos al estanque, él recargó su bici en el árbol de siempre, yo en cambio me adelanté y me senté a la orilla viendo el reflejo del cielo en el estanque.
–Estas muy callada – dijo al fin – ¿te pasó algo?
–No aun – disimulé una sonrisa melancolía mientras aun observaba el estanque.
–Eso no es normal en ti – me acusó
–Lo mismo digo – ataqué – por lo general el hablador era Naruto.
–Lo sé
El silencio se hizo de nuevo…
Y no era de esperarse, hacía dos años que nuestro amigo se marchó con su padre a Sapporo, en la región de Hokkaido, después de la muerte de su madre. Su padre, Minato, un señor que por donde lo mirase, era tan jovial y sobre todo educado, no soportó el sufrimiento y decidió marcharse arrastrando a su hijo. Claro, a nuestro rubio amigo de ojos azules y sonrisa zorruna le afectó de igual forma pero no del mismo modo que a su padre, pues cuando se enteró que se iría a vivir a la punta más remota de Japón, pegó el grito al cielo.
–Tienes que irte – le había dicho Sasuke a Naruto.
–Yo no…
–Vamos – lo animé – tu padre sufre mucho y debes estar con él, te necesita.
Una semana después de eso, Sasuke y yo nos arrepentimos por animarle cuando lo vimos partir. Pero la familia es la familia y a veces tienes que sacrificarte.
Para llenar ese vacío, cuando salíamos de la escuela, nos dirigíamos al estanque. A veces nos desahogábamos ahí o simplemente dejábamos pasar el tiempo como en muchas ocasiones. No había duda, nos habíamos vuelto muy unidos, a tal grado de contar nuestras intimidades, nuestros sueños y deseos. Yo sabía todo de Sasuke y él sabía todo de mí.
Escribíamos a Naruto seguido, a veces hablábamos por teléfono con él, sus platicas siempre eran las mismas diciendo que extrañaba el ramen de Ichiraku, un restaurant ambulante al que íbamos seguido. Las últimas conversaciones cambiaron diciendo que tenía novia, una chica llamada Hinata, la describía como una diosa y si viera a Naruto, seguramente el muy imbécil estaría babeando en el teléfono.
A si era, todo estaba bien, Naruto lejos pero feliz, Sasuke con su novia y yo con un futuro prometedor.
Yo seguía contemplando el estanque, el chillido de las luciérnagas me hizo entrar en un estado de total paz. No me di cuenta cuando Sasuke decidió tumbarse al suelo y usar sus manos como almohada improvisada. Estaba ensimismada con mis pensamientos, el día de hoy había recibido grandes noticias que para muchos hubiera sida la oportunidad de sus vidas pero para mí era como dar un resumen de todas las decisiones drásticas, ridículas y absurdas que hasta el momento había tomado. Pero ya no había vuela atrás, lo hecho, hecho estaba. Ahora el problema se hallaba de lado derecho mío.
– ¿Sasuke?
–Hmp – respondió
– ¿Qué harás cuando termines la preparatoria? – pregunta estúpida pues ya había escuchado muchas veces la respuesta.
–Estudiar la universidad – soltó con ironía.
–Eso lo sé tonto – me acerqué, le pegué en la frente y este reaccionó al dolor dándome una mirada furibunda – pero ¿Qué harás?
– ¿A qué viene eso? Molestia – se volvió acomodar en el suelo y cerró los ojos – sabes que estudiaré administración de empresas para seguir con el negocio familiar.
– ¿Y eso es lo que quieres?
– ¿A qué viene eso? – abrió los ojos y me miró de una forma acusadora.
– ¿Realmente quieres estudiar eso? ¿O sólo es capricho de tu familia?
–Ya habíamos hablado de eso Sakura – dijo volviendo a cerrar los ojos de forma cansina.
– ¿Qué hay de malo con que quieras ser músico? Después de todo, tocas y cantas muy bien, tendrás éxito sin duda.
–Pero sabes que mi padre se opone totalmente.
– ¿Y?
–Cómo que ¿y? Mi padre va a costear la universidad, para él es más remunerable pagar algo que en algún futuro le va servir, ¿ser músico? Tu misma te has dado cuenta que a mi padre no le hace mucha gracia y que se diga de los comentarios despectivos, "la música te matara de hambre" – imitó a su padre.
–Pero es tu sueño, podrías conseguir una beca, para ti seria sencillo y así tu padre no te recriminarían…
–Sakura… – se incorporó sobre su brazo mientras flexionaba una rodilla, aquí va el sermón – ya te lo dije, no lo haré, claro sería fácil para mí –me miró de forma arrogante – pero es mejor dejarlo así, no quiero que luego mi padre me corra de casa o a saber que pueda pasar por esa cabeza suya, sabes que mi hermano me ha dicho exactamente lo mismo que tu pero sé que lo mejor es hacer caso a mi padre.
–Lo ves de la forma fácil – dije haciendo un puchero – como si tuvieras el futuro asegurado.
–Tal vez – y volvió a su posición original, echado en el suelo con las manos tras la cabeza – ahora, me puedes decir ¿Qué te pasa?
–Nada – mentí.
–Y yo soy el tonto.
Quise golpearlo en la frente nuevamente, pero el sonido de su móvil me interrumpió. Con absoluta irritación, lo sacó del bolsillo, no se molestó ni en ver la pantalla, sólo oprimió el botón de responder y se lo pegó al oído, pero así como llego al oído lo despegó, su látigo ya lo buscaba.
–Más despacio quieres – dijo irritado – estoy con Sakura.
Cada que respondía a su novia se irritaba más y como no, se había encontrado con la horma de su zapato. Me preguntó a dónde se fue el amor que una vez me dijo le tenía.
Cuando me enteré que a Sasuke le gustaba Karin, una pelirroja muy bonita que usaba lentes, me alegré por él, desde que su mejor amigo casi hermano se fue había estado algo deprimido, no lo admitía, su estúpido orgullo siempre se interponía a decir lo que sentía. Así que, como buena amiga, me acerque a Karin para presentarlo a mi amigo, jamás lo había visto tan nervioso. Hasta ahora llevan cinco meses, de los cuales tres, han sido un infierno para Sasuke.
–Te he dicho que iré más tarde – ya estaba al límite – si, si, adiós – colgó –. ¡Mujeres!
–Si tanto te desquicia corta con ella y búscate otra.
–Hmp – soltó irritado.
Si, también ya sabía esa respuesta. Decía que la quería pero parece ser que su cariño se había transformado, ya no la veía con los mismos ojos y aunque lo negara, a veces juraba que se escapaba de ella. Lo bueno es que nunca se le ha pasado a Karin por la cabeza preguntarme a donde nos vamos, aunque seguramente ya me tiene un su lista de personas no gratas al pasar demasiado tiempo con su novio.
Sasuke se levantó del suelo, se sacudió el pantalón y la camisa del uniforme, me miró y extendió su mano.
–Te llevo a casa.
–Así déjalo – volví a mirar el estanque – tengo en mucho que pensar.
–Como digas – se encaminó hacia su bicicleta – nos vemos mañana en la graduación.
–Si…
Se marchó. Di un suspiró que seguro él hubiera escuchado. Yo también me tumbé al suelo, tomé un mechón de mi largo cabello rosado y miré al cielo.
–En la graduación…
Ya no había vuelta atrás, observe el cielo detenidamente, veía el pasar de las nubes, como se formaban y como desaparecían de la nada, pasado un tiempo saqué mi móvil y marqué el número de Naruto.
– ¡Sakura! –Chilló del otro lado de la línea – que bueno que marcas, ¡te quería dar la noticia!
– ¿Qué? ¿Te vas a casar? – dije con burla, esta distracción me venía como anillo al dedo.
– ¡No! – Seguro estaría rojo como un tomate – ¡Eso todavía no está planeado!
– ¡Oh! Entonces vas en serio con Hinata, vaya pues felicidades.
–Saku – su voz era como la de un niño chiquito pidiendo piedad para que le dirán su juguete, Naruto sólo me llamaba así cuando ya lo había molestado lo suficiente – no es eso – se aclaró la voz – ¡Hinata y yo nos iremos a Tokyo a estudiar! – Gritó – ¿no es genial?
Perpleja de lo que acaba de decir, me llevé una mano a la cara tapando mi ojos evitando llorar, el día de hoy era como una montaña rusa de pura emoción, sin duda con la llegada de Naruto, ahora no había nada de qué preocuparme.
– ¿Estás ahí? ¿Hola? – insistió.
–Lo siento es la emoción – dije lo más alegre posible.
–Volveremos a ser los tres mosqueteros, claro Hinata ahora se incluirá, te caerá muy bien Sakura, se harán muy buenas amigas.
–No lo creo Naruto – era mejor avisar de una vez.
– ¿Qué quieres decir? ¡Oh, vamos Sakura! ¿No me digas que el ogro de Sasuke te cambio?
–No, para nada y no me refiero a eso, Naruto, tengo algo que decirte, aun no se lo digo a Sasuke así que por favor no vayas de bocón, ya después yo se lo diré.
– ¿Qué pasó? – se alarmó, pero era inevitable.
–De pasar, nada aun pero…
–Sakura, ya suéltalo.
–Me iré de Tokyo dentro de dos días.
Silencio.
– ¿Naruto?
– ¿Qué? ¿Cómo que te vas? ¿A dónde? ¡No puedes! – Gritó – ¡no puedes hacerlo! ¿Por qué? ¿Qué va pasar con Sasuke?
–Con Sasuke no va pasar nada – dije con burla pero sabía por dónde iba – a donde me voy tampoco te diré y el porqué me voy es porque me ofrecieron una beca completa para estudiar repostería, seré una chef pastelera profesional.
–Sakura… – comenzó con tristeza.
–Ya está tomada la decisión, no hay vuelta atrás, a ti es el primero que se lo digo, cuando mis padres se enteren es porque ya estaré en el aeropuerto despidiéndome de ellos desde una cabina telefónica, tuve que hacer mis tramites a escondidas, si se llegan a enterar seguramente me harán cancelar todo y no puedo permitir que destruyan mi sueño.
–Pero…
–Es bueno que regreses a Tokyo, en verdad que te echábamos de menos y mas Sasuke, pero descuida, cuando lleguen podrán tener citas dobles y tu y él estarán como en los viejos tiempos.
– ¿Qué dices? No será lo mismo – volvió a gritar – Además Sasuke, él te…
–Naruto, se cómo te sientes, imagínate yo –evadí – por lo que más quieras te pido que me apoyes en esto y no le digas a él ni una sola palabra.
–Pero…
–Promételo.
–Está bien – dijo después de un buen rato.
–No me haré responsable después de lo que pase.
–No va pasar nada, no seas exagerado.
–Me hubiera gustado volverte a ver… pero ahora.
–No sé cuando volveré – amenacé – pero ten por seguro que nos veremos nuevamente.
–Te voy a echar de menos hermana.
–Yo también, prometo escribir.
– ¿Estás segura? – preguntó queriendo que dudara de mi decisión.
–Si
–Sabes que puedes regresar cuando quieras…
–Gracias… tengo que irme.
–Cuídate Sakura…
Colgamos. No me di cuenta hasta ahora, que el sol ya se estaba ocultando. Miré la hora en mi móvil y eran las seis treinta de la tarde. Seguramente mamá me estaría esperando furiosa para hacer la cena. Di un último vistazo al estanque, lo único que pedía es que cuando volviera siguiera exactamente igual. Me levanté del suelo y acomodé bien mi morral, vi el árbol en el que Sasuke siempre ponía su bici y sonreí. Si él hubiera aceptado mi oferta, seguramente no estaría solo en el camino, pero la vida da muchas vueltas en las que solamente tú eres dueño del control, sólo tú decides que puedes hacer y qué es lo mejor para ti.
Ahora sólo faltaba Sasuke, y aun no queriéndolo admitir, agradecía que Karin cortara nuestra charla, Dios sabe que es verdad. No tenía el valor de decirle que me marchaba, yo soy su mejor amiga, sólo eso y jamás cambiara, pero eso era lo que dolía y por mucho me dijera Naruto que era mentira que él no sentía nada por mí, todo se fue a la borda cuando le dije que Sasuke había encontrado en Karin el amor, cosa que Naruto siempre dudo. Sea lo que sea, ya no me afecta o al menos parece que no, sólo quiero recuerde que de mí tendrá una amiga para siempre y que hiciera lo que hiciera yo siempre lo apoyaría. Pero una cosa es decir te apoyo a decir adiós.
–Te extrañaré.
Antes de marcharme toqué el árbol por última vez, deseando regresar el tiempo atrás.
Bueno he aquí una historia más...
Es una historia ya concluida, así que solo tenganme paciencia con la publicación ^^
Este fic esta lleno de cliches, pero espero les deje algo en su vida... yo cuando hice este fic, atravesaba por una etapa algo dura, pero bueno todo tiene solución!
Espero les guste y nos veremos en la continuación :)
Nos vemos
Buscame en FB como Seirit TP
