Chocolate.

Una lágrima bajó por su mejilla.

Con catorce años cualquiera es pequeño para comprender que el corazón, a veces, se rinde. Pareciese que fue ayer que vio su cara por última vez; aquel rostro casi andrógino que la volvía loca con tan sólo mirarlo un segundo. Tanto tiempo después aún seguía esperando tener una segunda oportunidad para reparar cualquier daño causado.

El día después de aquella extraña despedida en que fue deleitada con los movimientos torpes pero delicados de Ciel al mecer sus cuerpos al compás de la música; después de recibir esa caja negra de pandora con elegante presentación, pensaba que en que era el primer día en que él no estaba en el mundo y todo le pareció tan absurdamente extraño, ajeno de otros.

Y al contrario de lo que todos pensaban, ella no eligió en ningún momento el querer a su primo, ni que él fuese la única razón de su existencia. Nunca eligió el temblar y sonrojarse cada vez que mencionaban aquel nombre, corto pero melodioso, ni que cada suspiro lo diera sólo por y para él. No eligió el necesitar sus, aunque forzados, abrazos. No eligió el sentirse plena por el simple hecho de que existiera, ni tampoco ser la envidia de las personas que soñaban con encontrar a alguien como él, tampoco eligió el mes ni el día en que volvió a aparecer en su vida. No eligió ni siquiera el pensar en él en cada instante.

Pero de haber podido elegirlo, sin vacilaciones hubiera pedido todo eso.

Y precisamente, eso es lo que hacía ahora: Mendigar por un minuto más junto a Ciel.

"Cuando llegue el momento, yo le voy a sacar de ahí. De esa tristeza que tendrá. Y le volveré a hacer feliz todas las veces que sea necesario."

Si ella pudiese lo sujetaría entre sus brazos, curaría su dolor, deseando hacer lo que fuera necesario para poder volver a escuchar su voz. Pedirle perdón por no haber hecho lo que debía, por culparlo de todo cuanto le dolía en su presencia. Poder agradecerle tanta paciencia hacia todos sus caprichos, o mirarle a los ojos por última vez a pesar de que la belleza de uno desaparecía tras aquel distintivo parche suyo. Tener la esperada despedida o sostener una charla en silencio, un silencio que comprendía las lágrimas que ella derramó.

Todavía recuerda como desde la distancia lo observaba, lo buscaba, lo leía imaginando que algún día entendería el código indescifrable… Al final nunca lo hiso. Mientras tanto ella se conforma con saber que sin descanso no hay recuerdos porque ya no los necesitará, puesto que los guardó en la caja que le dio, esa donde el único sabor dulce era el sabor del chocolate.


Queridas y queridos lectores míos y mías...
¿Qué les traigo a ofrecer?... Realmente no tengo idea si es Drabble o Viñeta... La clasificación nunca va conmigo :$
¿Les ha parecido esta historia? Interpretación libre.
Aviso: Continuación de "Punto débil" en progreso. Si te gustó, espérala. Si no la has leído, ¿Qué esperas? :33
Sin nada más que decir y con los ojos a punto de cerrarse... Me voy yendo.

Se despide:
YCnia ;D

Comentarios, críticas, recomendaciones, felicitaciones, tomatazos o algún consejo son bien recibidos :D