Los personajes de Rick & Morty pertenecen a Dan Harmon y Justin Roiland; los de Kaleido Star pertenecen a Junichi Sato. La historia es propiedad del autor y está hecha con el único objetivo de entretener. Sobre aviso no hay engaño.
1. UN PROCEDIMIENTO DE RUTINA ANORMAL
En algún lugar de Broadway, Nueva York, la vida transcurría tranquilamente para la gente que vivía y trabajaba en esa avenida, repleta principalmente de los mejores teatros que existen en el mundo. La actividad en esa avenida siempre es intensa, incluso por las noches.
Layla Hamilton, ex estrella del escenario Kaleido en California, se hallaba ensayando para una obra importante. Había sido una legendaria acróbata circense que, lamentablemente, dejó para siempre el escenario debido a una lesión en su brazo provocada por ejecutar la "Técnica Fantástica" junto a su coestrella, la nueva estrella Sora Naegino. Por ello, decidió retomar una de sus viejas ambiciones: ser actriz, lo cual no requería hacer mucho esfuerzo físico. En los últimos meses estuvo ensayando para un importante musical, lo que requería que tomara lecciones de canto casi todos los días.
Un día fue al hospital a hacerse un seguimiento de rutina por su lesión en el brazo, e incluso se hizo una prueba de sangre para ver que no hubiera nada raro en ella. Cuando recibió los resultados notó algo raro, por lo que pidió a un doctor que le interpretara los resultados para salir de dudas.
El doctor que la recibió era de estatura baja, calvo, entrado en años, robusto y usaba unas gafas de fondo de botella. Usaba un bigote y barba poblados.
- Buenas tardes, señorita Layla –se presentó el galeno con voz como de ardilla –soy el doctor Hans Masters.
- Un placer, doctor –ella lo saludó cordialmente.
- Señorita Layla –dijo el doctor un poco vacilante –usted pidió unas pruebas de sangre, ¿verdad?
- Sí, así es –afirmó ella –la verdad no soy una experta en pruebas sanguíneas, pero creo que hay algo raro en mi grupo sanguíneo.
- Es verdad –confirmó el doctor viendo cuidadosamente los resultados de la muestra de sangre –al parecer los resultados de su muestra de sangre indican que…
- ¿Qué, doctor? –preguntó Layla nerviosa.
- Indican –dijo él resignado –que su padre… no es su verdadero padre.
- ¡¿QUÉ ESTÁ DICIENDO?! –exclamó ella sin comprender.
- Su madre sí es su madre biológica –explicó detenidamente el doctor –pero su padre, en realidad no lo es. No posee el mismo tipo sanguíneo que él.
- ¡No puede estar hablando en serio! –exclamó ella consternada -¡Quiero que haga ese examen otra vez para ver que no haya habido algún error!
- Hemos hecho el examen tres veces –explicó el doctor pacientemente –Y definitivamente, su padre no es su padre biológico.
La cabeza de Layla comenzaba a dar vueltas sin parar. ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Cómo puede ser que su padre no sea su verdadero padre? ¿Por qué le mintió todo este tiempo? ¿Y quién es realmente su verdadero padre? ¿Acaso se trataba de un mal sueño o de una mala broma?
- ¡¿Y entonces quién rayos es mi verdadero padre?! –preguntó ella sin salir de su asombro.
- No lo sabemos aún –se excusó el doctor –pero si quiere revisaremos mediante una prueba de ADN. Aunque tardará unas tres semanas.
- Lo que sea –dijo ella sin pensarlo –No me importa, con tal de conocer quién es mi verdadero padre.
- Lo haremos, señorita Layla –la tranquilizó el doctor –en cuanto tengamos el resultado, yo mismo le informaré de los resultados. Por lo pronto, le pido que tenga paciencia, ¿De acuerdo?
- Gracias, doctor –se despidió Layla y, al salir de la clínica, pidió un taxi mientras iba asimilando lo ocurrido en la oficina del doctor.
Muchas preguntas rondaban su cabeza: ¿Por qué su padre no le había dicho nada? ¿Si él no era su verdadero padre, entonces quién lo era? ¿Acaso toda su vida era una mentira? Todo esto hizo que olvidara por completo ir a los ensayos de la obra que se estrenaría pronto.
Regresó a su cuarto de hotel y de inmediato se metió a la regadera para ducharse, tratando de no pensar en eso por el momento y enfocarse en el ensayo de la obra, aunque aún sentía que esta incertidumbre le carcomía por dentro. No podía esperar para saber quién era realmente su padre biológico, a pesar de que el doctor le recomendó que fuera paciente.
No obstante, decidió hablar del tema con su padre, a pesar de que sería un tema algo delicado para él. Prendió la laptop y, afortunadamente, él estaba conectado desde su computadora.
- Hola, papá –saludó ella a su "padre".
- ¡Layla! –él saludo gustoso -¿Cómo has estado?
- Bien, gracias –respondió ella -¿Y tú cómo has estado?
- Bien, gracias por preguntar –luego él noto el rostro de su hija que denotaba preocupación -¿Sucede algo, hija?
Ella estuvo a punto de decir que todo estaba bien, pero se armó de valor y le explicó a su padre lo ocurrido en la clínica durante el seguimiento de rutina de la lesión de su brazo. El rostro del señor Hamilton denotó preocupación y tristeza porque Layla finalmente se dio cuenta de la verdad.
- Cielos –él lanzó un suspiro y le explicó a su hija –Tenía pensado explicártelo cuando cumplieras la mayoría de edad, aunque nunca pensé que este momento llegara tan rápido.
- ¡¿Entonces es verdad?! –exclamó ella consternada -¡¿Tú no eres mi verdadero padre?!
- Layla, deja que te lo explique –resignado, comenzó a relatar –Tu madre y yo estábamos deseosos por tener hijos, pero desafortunadamente algo andaba mal con mi esperma, por lo que fui hacerme el examen de conteo de esperma y lamentablemente los doctores descubrieron un raro padecimiento el cual nos impediría poder procrear. Quedamos devastados al saber de la noticia. Pensamos en la idea de adoptar a un niño, pero en el centro de adopción nos topamos con un interminable trámite burocrático que fue un verdadero drama. Estuvimos decepcionados hasta que nos sugirieron que realizáramos el proceso de inseminación artificial mediante una donación de esperma. Sabría que, ya fuera niño o niña, no sería biológicamente mío, pero de todos modos quisimos intentar este proceso y tan sólo unas semanas después ella quedó embarazada de ti y fue maravilloso, aún más el día en que naciste.
Layla se quedó sin palabras. Entonces ella resultó ser un producto de inseminación artificial, pero aún así quería saber entonces quién era el donante de la esperma que le dio vida.
- Y dime, ¿Supieron de quién era el donante de esperma? –preguntó ella.
- Ojalá pudiera decírtelo, Layla –respondió su padre apesadumbrado –pero la verdad tu madre y yo nunca nos interesamos por saber de dónde provenía esa esperma.
- Ya veo –respondió ella –De todos modos, pedí que me hicieran un examen de ADN para saber sobre mi padre "biológico".
- Layla –añadió el señor Hamilton –Quiero que sepas que, a pesar de no ser mi hija biológica, tú siempre serás mi hija y, cuando sepas la verdad, quisiera también poder saberlo, ¿de acuerdo?
- Lo haré, papá –luego ella recordó que tenía el ensayo de la obra –Hasta luego. Seguimos en contacto.
- Cuídate, hija –se despidió él de su hija y apagó su computadora.
De inmediato ella se dirigió a los ensayos de la obra, aun tratando de digerir todo este asunto sobre su verdadero origen.
Transcurrieron las tres semanas y Layla estuvo esperando impacientemente sobre los resultados de ADN para poder conocer la identidad de su verdadero padre. De inmediato sonó su celular.
- ¿Hola? –ella respondió la llamada.
- ¿Señorita Layla Hamilton? –preguntó una voz masculina al otro lado del teléfono.
- ¿Sí? –respondió ella con timidez.
- Soy el doctor Masters –respondió la voz –le prometí hace tres semanas que le avisaría en cuanto tuviera los resultados. Ya acaban de salir y quisiera que viniera al consultorio para tratar este asunto de manera personal, ¿está usted de acuerdo?
- Por supuesto, doctor –dijo ella tratando de contener la emoción –Iré de inmediato –luego ella colgó el celular y de inmediato se dirigió hacia la clínica.
El doctor la recibió en su consultorio y le pidió que se sentara, pues el asunto de la paternidad de Layla se volvió un asunto un tanto… extraño.
- Señorita Layla –comenzó a explicar el doctor –acabo de recibir los resultados de ADN y los estuve confirmando para que no quedara lugar a dudas de su padre biológico y bueno…
- ¿Qué, doctor? –preguntó Layla impaciente.
- Este es su verdadero padre –dijo él mostrándole la foto a Layla.
El rostro de su padre no era algo que ella esperaba. Era un hombre alto, delgado, de unos 70 años de edad, cabello estrafalario color celeste claro, tenía una sola ceja, vestía con bata de laboratorio, camisa celeste, pantalones marrones y zapatos negros. Ella vio el nombre de su padre "biológico".
- ¿Richard Sánchez? –preguntó ella confundida.
- O mejor conocido como Rick Sánchez –explicó el doctor con tono sombrío –Uno de los científicos más inteligentes de este Universo, pero también uno de los más excéntricos, el único que ha sido capaz de viajar por múltiples universos, junto a su nieto –le entregó a Layla un expediente con la foto de un adolescente de mediana estatura, cabello castaño, camisa amarilla, jeans azules y tenis blancos.
- ¿Mortimer Smith? –preguntó ella extrañada.
- Tanto Rick Sánchez como este chico han llevado a cabo viajes a través de múltiples universos. También son responsables de haber traído a extrañas criaturas a la Tierra bajo el nombre de "La Federación Galáctica".
Layla se quedó absorta por la explicación del doctor. Todo esto le resultó bastante absurdo y difícil de creer, pues todo ello parecía salido de una novela de ciencia ficción.
- Y sí –se apresuró a responder él al ver la cara de incredulidad de Layla –Ya sé que todo esto le parecerá una fantasía que yo inventé, pero yo conozco a Rick Sánchez demasiado bien. Él y yo fuimos amigos hace muchos años, él estaba más enfocado en la física y yo en la medicina, pero a ambos nos atraía la ridícula posibilidad de poder explorar otros espacios además del nuestro, creyendo que había vida más allá del planeta Tierra. Poco a poco nuestros caminos se separaron hasta que finalmente le perdí el paso. Hasta hace poco fui a visitarlo a su residencia y vi que, finalmente, lo había logrado; el hijo de perra logró hacer lo imposible de viajar por múltiples universos con una pistola de portales. Sin embargo, él se volvió muy distinto al Rick que conocí en aquellos años: ahora se ha vuelto un nihilista, amargado, egoísta y alcohólico.
Layla se sintió confundida y desorientada ante tal historia. ¿Su padre un científico capaz de viajar por el espacio?
- Le daré la dirección donde vive él y su teléfono –dijo el doctor escribiendo la dirección al reverso de una de sus tarjetas de presentación –Si le pregunta quién le dio la dirección, no mencione mi nombre, él nunca me lo perdonaría. Bueno, la verdad es que ya dejamos de ser amigos. Aquí tiene.
- Gracias, doctor –ella tomó la tarjeta.
- También dudo que quiera hablar con usted –añadió el doctor –él es muy reservado y desconfiado, por lo que puede enviar a alguno de sus familiares en su lugar, como su nieto Morty, por ejemplo.
- Comprendo, doctor –dijo ella decidida –voy a tratar de llamar y, si no me contestan, iré personalmente.
- Es usted una persona muy fuerte y decidida, señorita Layla –añadió el doctor –de todos modos ya le advertí sobre el carácter de este tipo. Le deseo la mejor de las suertes.
- Gracias, doctor –ella se levantó del asiento, se despidió de él y se alejó. El doctor comenzó a reflexionar sobre lo sucedido y se dijo a sí mismo.
- Rick… ojalá no hagas una locura.
Layla regresó al hotel, comenzó a buscar en internet la ubicación de la residencia donde vivía su padre "biológico", el cual se hallaba en Seattle, Washington; de inmediato se comunicó con su padre y le platicó sobre la verdadera identidad de su padre "biológico" y que tenía pensado ir en persona a visitarlo y conocerlo.
- ¿Estás completamente segura de esto, hija? –dijo él preocupado.
- Por supuesto, papá –dijo ella con firmeza –además, me conoces mejor que nadie sobre llevar a cabo mis metas.
- Lo sé, Lyla –dijo el señor Hamilton aún preocupado –pero esto es muy diferente a realizar una obra de teatro o la Técnica Fantástica. Tienes que planear bien qué es lo que les dirás a esas personas.
El señor Hamilton había dado en el clavo. Hablar con esa gente sobre el parentesco entre Layla y ese científico sería un asunto muy delicado, por lo que debería pensar muy bien qué les diría a los Smith.
- De acuerdo, papá –dijo ella resignada –voy a ver qué les diré a esas personas. Te llamaré en cuanto esté allá.
- Cuídate, hija. Nos vemos –se despidió su padre y se cortó la señal.
Layla estaba muy preocupada, pues no sabía exactamente qué decirle a esa gente, cómo dirigirse a ellos. Para despejar un poco su mente, decidió contactarse con la otra persona en quien más confiaba en este mundo: su coestrella Sora Naegino. Habló por teléfono con ella, pero lo único que obtuvo de respuesta fue el contestador del teléfono de ella.
Decidió ponerse en contacto con algún miembro de la familia Smith: los buscó a través de Facebook y encontró la cuenta de Morty Smith, miró sus fotos y algunas eran realmente escabrosas, en donde él y su abuelo Rick tenían aventuras peligrosas juntos. Vio que la cuenta de Morty estaba activa, por lo que decidió armarse de valor y contactarse con él.
- ¿Mortimer Smith? –mensajeó Layla a Morty. De repente, recibió un mensaje.
- Disculpe, ¿Quién es usted? –preguntó Morty con un mensaje.
- Perdone –repsondió Layla –usted no me conoce. Mi nombre es Layla Hamilton y soy artista circense. Me dirijo a usted para ver si podemos vernos en persona sobre un asunto muy importante y muy delicado.
- Oh, cielos –respondió Morty asustado -¿Acaso es usted del servicio secreto, del F.B.I., de la Ciudadela de Ricks o de la Federación Galáctica?
- ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! –respondió ella enfática -¡Tengo una prueba de A.D.N. que confirma que su abuelo, el señor Rick Sánchez, es mi padre biológico!
Morty se quedó helado ante esta información. No podía creer que existiera alguien que estuviera emparentado con su loco abuelo.
- Escuche, señorita Hamilton –respondió él al fin -¿Podríamos hablar de esto en persona en secreto?
- Claro –respondió ella –Tengo planeado ir en persona para allá.
- De acuerdo –respondió Morty –Necesito que me diga exactamente el día en que llegará a Seattle para ir en persona, ¿está bien?
- No hay problema –dijo ella -¿Cómo quieres que me dirija a ti?
- Sólo llámeme Morty, a secas –respondió el adolescente –que esto se mantenga entre nos, ya que no sé qué pudiera pensar Rick al respecto.
- ¿Acaso te diriges a tu abuelo por su nombre? –preguntó ella interesada.
- Siempre lo hago –dijo él secamente.
- De acuerdo –añadió ella –iré a comprar los boletos de avión y te informaré qué día llegaré allá.
- ¿Sabe qué? –respondió el muchacho –Mejor déjeme a mí el transporte, iré yo personalmente y estaré con usted en unos segundos.
- ¡Pero si tú vives en Seattle y yo en Nueva York! –exclamó ella perpleja -¿Cómo vas a llegar acá en cuestión de segundos?
- Sencillo –respondió el muchacho –con la pistola de portales de Rick, el cual me permite ir a cualquier lugar.
- ¿Es en serio? –preguntó ella dudosa.
De repente, sintió una mano en la espalda, haciendo que ella se sobresaltara y se alejara hacia la pared asustada. Lo que vio se escapaba completamente de su lógica. Era el muchacho con el que había hablado hace unos momentos y que encajaba con la descripción del doctor Masters.
- ¡¿Cómo…?! –preguntó ella aterrada -¡¿Cómo fue que llegaste…?!
- Se lo dije –él le mostró la pistola de portales de su abuelo y luego ella vio el portal color verde atrás de él.
Pero, para su sorpresa, no estaba solo. Lo acompañaba una muchacha pelirroja con cola de caballo, blusa rosada sin mangas y pantalones blancos.
- ¡Summer! –exclamó el muchacho -¡¿Qué rayos haces aquí?!
- ¡Era exactamente lo que quería preguntarte, pequeño idiota! –exclamó ella.
- Señorita Hamilton –Morty le presentó a Layla a la muchacha –esta es mi hermana mayor Summer.
- Eh… es un placer –ella saludó nerviosamente. La joven le devolvió el saludo.
- Oye, Morty –dijo Summer -¿El abuelo Rick sabe que estás usando su pistola de portales? ¿Y quién es ella? ¿Acaso tu nueva novia? -preguntó ella en tono burlón.
- Rick se encuentra dormido y borracho en la cochera –repuso el joven –Así que no creo que le importe, y no -repuso él enfadado -ella no es mi novia –comenzó a explicar Morty – Esta señorita dice que tiene pruebas de que Rick es su padre "biológico".
- ¿Es en serio? –preguntó ella con curiosidad.
- Así es –Lyla se levantó, recuperó la compostura y les entregó a los hermanos la prueba de ADN que obtuvo del laboratorio. Ellos, obviamente, no sabían cómo descifrar la prueba, así que le hicieron una propuesta a la rubia.
- Señorita Hamilton –dijo Summer –si quiere, puede venir con nosotros para que usted le diga a nuestro abuelo sobre la prueba y a ver qué dice al respecto.
- ¿Están seguros? –preguntó Layla dudosa.
- Summer –dijo Morty con escepticismo –no sé qué es lo que pensará Rick sobre estas pruebas.
- ¿Puedes calmarte, pequeño idiota? –repuso ella molesta –Además, el abuelo Rick tiene mejores herramientas para ver si esto es de verdad.
- Oh, cielos –dijo Morty sin estar muy convencido –De acuerdo, señorita Hamilton ¿está lista?
- ¿Qué? –preguntó ella extrañada -¿Ya nos vamos?
- Ya vio que es posible hacerlo con la pistola de portales –afirmó Summer – Si quiere puede empacar para poder irnos.
- Si, por favor –dijo la rubia –Nada más déjenme empacar lo necesario.
Ella comenzó a empacar sus cosas en una maleta y ya estaba lista para irse con los hermanos Smith.
- ¿Está lista, señorita? –preguntó el muchacho.
- Cuando ustedes quieran –dijo ella decidido pero ansiosa.
Summer usó la pistola de portales de su abuelo e hizo aparecer un portal en color verde que les permitiría viajar hacia la casa de los Smith. Los tres entraron a ella: Morty y Summer ya estaban acostumbrados a viajar por los múltiples universos por los incontables viajes que hicieron con su abuelo. Pero para Layla, esta era una experiencia completamente diferente, que escapaba a toda lógica y razonamiento, pues nunca creyó en lo paranormal o en la ciencia ficción, por lo que se convertiría en un viaje que ella nunca olvidaría.
Y así, Layla Hamilton se embarcará en una aventura para saber más sobre su padre biológico. ¿Qué sorpresas le deparará a la ex artista del escenario Kaleido? Sigan en sintonía para el próximo capítulo. Chau.
