Este fic responde al reto Sueña de el Foro Weird Sisters. Como homenaje a la muerte de xx. dreamer7 .xx
Como siempre ningún personaje es mío. Solo las divagaciones.
Hay veces en que la vida te sorprende, que cuando todo parece estar a punto de caer por un precipicio gigantesco, de esos de los que no se ve el fondo, oscuro y que da mucho miedo, que todo da un giro y ese precipicio se convierte en un pequeño terraplén, que nos devuelve a la claridad y nos hace sentirnos bien. Algunos lo llaman el destino, otros simplemente el ciclo de la vida.
Yo soy de los últimos, optimista en algunos momentos, depresiva en otros.
La historia que quiero contar es de esas, dura y difícil como todas las existencias, pero con segundos, minutos, en definitiva momentos maravillosos que todo lo compensan.
No podemos elegir la familia en la que nacemos, a este niño, por lo menos, no le dieron esa opción, y así fue como nació en el seno de una familia desgarrada y sangrante, donde se desayunaba vino aderezado con bofetones e insultos.
¿Qué hacer cuando vives en una casa donde la única ley es la del más fuerte? La respuesta es simple. Ser el más fuerte. Lucha con uñas y dientes, porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que no tiene. Y así pasan los días, así se crece, con miedo a volver a casa.
Por otra parte, más a menudo de lo que parece, nacen personas con estrella son esos que aunque no lo parezcan, luchan y sobreviven, y después, ayudan a otros a hacer lo mismo. No es suerte, no señor, hay que saber distinguir, y desde luego Severus Snape no tenía suerte. Pero tenía estrella, y eso es mucho mejor.
Uno de los mejores momentos de su infancia, y de seguir vivo el podría asegurarlo, fue cuando descubrió que el mundo no era esa pequeña casa semi-derruida, oscura y con un olor permanente a alcohol, si no que más allá había un mundo mágico, literalmente, lleno de luces, color, calidez y cariño. Y lo mejor de todo, el pertenecía a ese mundo, ya no estaba solo.
Poco después llegó la carta, grande y pesada, con un suave olor a madera quemada, menta y chocolate, anunciándole que sería bienvenido, ¡bienvenido!, en el colegio el próximo Septiembre.
Muchos fueron los impedimentos puestos por Tobias, mucho lloró Eileen, pero al final, Severus subió a la roja locomotora; vestido de segunda mano y los libros gastados, ya que las joyas familiares no daban para más. Pero allí estaba él, dispuesto a empezar una nueva vida, brillante y luminosa, no más oscuridad, ni violencia, no más negro en su alma.
Pasó el viaje leyendo y conociendo algunos de los detalles más insospechados sobre su nuevo mundo, magos célebres de la historia, plantas desconocidas que creyó le recordaban a algunos hierbajos de su jardín, y sobre todo viendo a sus compañeros, niños y niñas de su edad, todos nerviosos como él, todos iguales a él. Observando sus sonrisas de felicidad, sus nervios incontrolables, pensando en como serían sus vidas y sus familias. ¿Cuántos tendrían a un padre como él? Ya daba igual, no debía pensar en aquello nunca más.
Y al girar el último recodo, Hogwarts apareció de la nada, con miles de luces iluminando el castillo y reflejándose a su vez en el agua, rodeado de árboles negros, infinitos. Y en el cielo, brillando con fuerza, una Luna llena, perfecta.
Su nueva vida comenzaba.
Espero haber transmitido todo aquello que deseba.
...LunA...
